El Album Larra y Rima II de Becquer PDF

Title El Album Larra y Rima II de Becquer
Author MARIA CRISTOBAL
Course Literatura Española de los Siglos XVIII y XIX
Institution UNED
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2ª PEC

Literatura española de los siglos XVIII-XIX 3º Grado en Lengua y Literatura Curso 2019-2020

Comentarios de texto de dos fragmentos de:

El álbum Mariano José de Larra

Rima II Gustavo Adolfo Bécquer

Realizada por la alumna

María Rosa Cristóbal Sánchez

2ª PEC Literatura Española de los siglos XVIII-XIX

María Rosa Cristóbal Sánchez

1ª Análisis literario del siguiente fragmento del artículo de Larra

EL ÁLBUM El escritor de costumbres no escribe exclusivamente para esta o aquella clase de la sociedad, y si le puede suceder el trabajo de no ser de ninguna de ellas leído, debe de figurarse al menos, mientras que su modestia o su desgracia no sean suficientes a hacerle dejar la pluma, que escribe imparcialmente para todos. Ni los colores que han de dar vida al cuadro de las costumbres de un pueblo o de una época pudieran por otra parte tomarse en un cálculo determinado y reducido; la mezcla atinada de todas las gradaciones diversas es la que puede únicamente formar el todo, y es forzoso ir a buscar en distintos puntos las tintas fuertes y las medias tintas, el claro y oscuro, sin los cuales no habría cuadro. La cuna, la riqueza, el talento, la educación, a veces obrando separadamente, obrando otras de consuno, han subdividido siempre a los hombres hasta lo infinito, y lo que se llama en general la sociedad es un amalgama de mil sociedades colocadas en escalón, que sólo se rozan en sus fronteras respectivas unas con otras, y las cuales no reúne en un todo compacto en cada país sino el vínculo de una lengua común, y de lo que se llama entre los hombres patriotismo o nacionalismo. Hay más puntos de contacto entre una reunión de buen tono de Madrid y otra de Londres o de París, que entre un habitante de un cuarto principal de la calle del Príncipe y otro de un cuarto bajo de Avapiés, sin embargo de ser éstos dos españoles y madrileños. Sabiendo esto el escritor de costumbres no desdeña muchas veces salir de un brillante rout, (1) o del más elegante sarao, y previa la conveniente transformación de traje, pasar en seguida a contemplar una escena animada de un mercado público o entrar en una simple horchatería a ser testigo del modesto refresco de la capa inferior del pueblo, cuyo carácter trata de escudriñar y bosquejar. ¡Qué de costumbres diversas establecidas en una atmósfera, que en otra inferior, ni aun sabiéndolas se comprenderían! Nota del editor: (1) “rout”. Hemos consultado diversos diccionarios ingleses, y en todos ellos la acepción más generalizada de esta palabra es la de "rota, huida, chusma, tumulto, poner en fuga, derrotar", que no parecen convenir al contexto, más bien referirse a un tipo de "fiesta popular", en contraste con "el más elegante sarao", al que la contrapone el autor. (Clásicos Castalia: Mariano José de Larra, Artículos varios. Edición de E.Calderón)

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María Rosa Cristóbal Sánchez

LOCALIZACIÓN HISTÓRICO - LITERARIA El texto es un fragmento del artículo «El álbum» escrito por Larra y publicado en la Revista Mensajero el 3 de mayo de 1835. Concretamente, el fragmento corresponde al comienzo de dicho artículo, en el que Larra nos habla de la moda que imperaba en ese momento entre las clases acomodadas de coleccionar versos y dedicatorias autobiógrafas de los autores más afamados de la época. Se trata de un artículo típicamente costumbrista. Este costumbrismo de Larra es peculiar, porque no se limita a reflejar tal o cual costumbre desde una óptica meramente descriptiva de lo que pudiera considerarse “lo típico”, sino que lo hace lanzando consideraciones sociales, filosóficas y políticas que le llevan a extraer toda una serie de conclusiones acerca del comportamiento y el carácter de la sociedad, entroncando con la tradición clásica francesa y con pensadores ilustrados que influyeron en él como Feijoo, Cadalso y Jovellanos. Mariano José de Larra nació en Madrid en 1809, cuando España estaba dominada por el ejército de Napoleón. Su padre era uno de los llamados “afrancesados”, por lo que, con la retirada de los franceses de España en 1913, su familia tuvo que huir a Francia, donde el joven Larra pasó cinco años de su infancia. El periodo histórico que le toco vivir fue muy convulso: desde la Guerra de la Independencia hasta los primeros años del reinado de Isabel II, pasando por el Sexenio Absolutista de Fernando VII, el Trienio Liberal y la Década Ominosa. Todo esto forja sus ideas, muy adelantadas a su época. Políticamente, fue un hombre liberal que combatió con su pluma las ideas conservadoras de absolutistas y cartistas, creía firmemente que la educación y la cultura eran imprescindibles para sacar a España de su letargo, describiendo al “mal español” como aquel caracterizado por “el atraso, la pereza y holgazanería, la falta de educación, la hipocresía, la vanidad y la ignorancia”. Para él, la solución a la decadencia de España pasaba por la europeización del país. A pesar de su corta vida, Larra tuvo tiempo de escribir teatro, novela y poesía, además de ser considerado el mejor periodista de su tiempo. Escribió más de trescientos artículos bajo los pseudónimos de Andrés Niporesas, El Pobrecito Hablador y el más popular: Fígaro, cuyos artículos constituyen el ideario precursor de la Generación del 98.

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Con tan solo 27 años, decepcionado en el amor y desilusionado con la realidad social en la que le había tocado vivir, se quitó la vida de un tiro en la sien. ANÁLISIS DEL TEMA Sin dejar de lado la visión general del artículo en su totalidad, cuyo tema es una crítica sobre la romántica moda de coleccionar versos y autógrafos de escritores, centraré mi análisis en el fragmento propuesto, en el que el autor presenta una declaración de intenciones como escritor de costumbres. ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA Los artículos de Larra suelen tener siempre dos partes diferenciadas: una primera parte en que nos sitúa en antecedentes sobre el asunto a tratar para, a continuación, exponer y desarrollar su análisis crítico sobre el tema. Este fragmento corresponde a esa primera parte, que a su vez y por su contenido presenta la siguiente estructura: -

En el primer párrafo el autor explica que un escritor de costumbres no debe dirigir sus escritos a una clase social concreta, sino a todas por igual, sin cuestionarse si le leerán o no, porque para escribir sobre el pueblo es necesario a todo el pueblo, igual que un pintor necesita mezclar los colores para pintar un cuadro.

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En el segundo párrafo, Larra hace una reflexión sobre las diferencias que hay entre los españoles según el estrato social al que pertenezcan; solo la lengua y en todo caso el sentimiento patriótico une a la población, teniendo más en común una persona de clase alta española con otra de otro país y de su misma clase social, que con otro español de posición humilde.

-

El tercer párrafo une las dos ideas expuestas en los párrafos anteriores, llegando a la conclusión de que el buen articulista debe frecuentar todo tipo de ambientes, nobles y humildes, para poder así dirigir sus artículos a todas las clases sociales.

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Finalmente, el fragmento termina con una exclamación donde el autor insinúa que la clase más desfavorecida es siempre la menos instruida, que se corresponde con los estratos inferiores de la sociedad, que no conocen las costumbres de las clases superiores pero que “…ni aun sabiéndolas, se comprenderían”.

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ASPÉCTOS ESTILÍSTICOS Y RECURSOS LITERARIOS En todos sus artículos se observa la preocupación de Larra por el buen uso del lenguaje, la correcta dicción de las palabras. Por otro lado, está de acuerdo con la necesidad de renovar la lengua, incluso del uso de neologismos si es preciso, pero no admite la presencia de préstamos de otros idiomas cuando son innecesarios y superfluos. Así ocurre con el vocablo álbum, como prueba este artículo, aceptándolo cuando la ocasión le obliga. Otro extranjerismo que encontramos es la palabra rout, palabra inglesa en boga en el siglo XVIII y principios del XIX utilizada para referirse a una gran fiesta o recepción nocturna, una reunión elegante. En cuanto al estilo, ya hemos dicho que se trata de un artículo periodístico, lo que hoy denominaríamos un artículo de opinión, e incluso podría considerarse un ensayo. El propio autor, a modo de narrador omnisciente, desarrolla su exposición en un tiempo verbal presente que nos indica que se está describiendo una realidad contemporánea al autor. No obstante, el autor no interviene como personaje, no utiliza la primera persona sino la tercera, por lo que el único personaje del fragmento es “el escritor de costumbres”, un periodista ficticio que es, a la vez, todos los que comparten el oficio, incluyendo al mismo Larra. Encontramos aquí una sinécdoque: el escritor de costumbres (parte) como representación de todos los escritores costumbristas. Hay también otras sinécdoques en el texto, como cuando cita el nombre de las ciudades (Madrid, Londres, París) o de los barrios y calles de Madrid (Avapiés, Príncipe) cuando en realidad está haciendo alusión a los ciudadanos que habitan en ellas, y cuando habla de cambiarse “de traje” cuando en realidad no se refiere sólo a la vestimenta sino al cambio de escenarios frecuentados por unos u otros según sea la clase social a la que pertenecen. En el primer párrafo, Larra hace un símil entre un cuadro y un artículo costumbristas, identificando la mezcla de colores necesaria para “dar vida al cuadro” con la necesidad de escribir para todas las clases sociales. Utilizando el campo semántico del color, el autor usa las bimembraciones de “tintas fuertes y medias tintas” o “claro y oscuro” simulando la calificación de “alta y baja” con la que nos referimos a los distintos estratos sociales.

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Las oraciones son extensas, con numerosas oraciones subordinadas, coordinadas y de relativo que aportan concreción a las numerosas descripciones e ideas expuestas en el artículo. Por otra parte, las palabras que Larra utiliza están elegidas con exquisita precisión, un ejemplo es el comienzo del segundo párrafo donde con una enumeración de cuatro sustantivos en yuxtaposición (“la cuna, la riqueza, el talento, la educación”) es capaz de condensar la esencia de lo que para Larra diferencia y separa a los hombres dentro de la sociedad de un país. El fragmento finaliza con una interjección retórica, un ejemplo de expresividad en la lengua que utiliza Larra, que llega al lector mediante un lenguaje directo, sencillo y sin rodeos.

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2º/ Análisis literario de la siguiente rima de Bécquer

Rima II Saeta que voladora cruza arrojada al azar, y que no se sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca arrebata el vendaval, sin que nadie acierte el surco donde al polvo volverá; gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa, y se ignora qué playa buscando va; luz que en cercos temblorosos brilla próxima a expirar y que no se sabe de ellos cuál el último será; eso soy yo que al acaso cruzo el mundo sin pensar de dónde vengo ni adónde mis pasos me llevarán.

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LOCALIZACIÓN HISTÓRICO – LITERARIA Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836 y murió en Madrid a la edad de 34 años. Hijo y hermano de pintores, siempre estuvo relacionado con el arte, incluso escribió libretos para zarzuelas, aunque su dedicación principal fue siempre el periodismo. Las Rimas fueron escritas entre 1859 y 1868, aunque en vida Bécquer sólo publicó 15 de ellas. Probablemente, para los lectores de 1860 Bécquer era simplemente un periodista. En 1868 reunió sus versos en un manuscrito que entregó al ministro González Bravo para que los prologara y editara, pero este manuscrito fue destruido en el saqueo de la casa del ministro durante la revolución de 1868. Tras este hecho funesto, un amigo y admirador suyo le entrega un cuaderno para que reúna allí sus trabajos y evitar que se extravíen. Bécquer, bajo el título de Libro de los gorriones, fue reconstruyendo allí de memoria sus poesías perdidas. Al día siguiente de su fallecimiento, los amigos de Bécquer recuperaron estos poemas, que finalmente fueron publicados en 1871. Pero los editores no respetan el orden en el que Bécquer había ido escribiendo sus poemas en aquel cuaderno (probablemente copiados según le venían a la memoria) sino que los agruparon siguiendo un criterio de verosimilitud temática. Este poema, la rima II, pertenece a la primera serie, que recoge las rimas I a XI, en la que se agrupan los poemas, primordialmente didácticos, en los que el poeta reflexiona sobre la poesía. ANÁLISIS DEL TEMA El tema principal del poema es la incertidumbre existencial sobre el propio destino del poeta. El poeta expresa su angustia ante el desconcierto en el que vive. Manifiesta sus dudas sobre su origen y su destino, la incertidumbre por cómo serán los años que le queden de vida y por lo que habrá después de la muerte. Las cuatro primeras estrofas tratan de captar la atención y centrarla en la última, donde se desvela el significado pleno del poema. El poeta es la saeta, la hoja, la ola y la luz que van a algún lugar indeterminado, desconocido. Bécquer se identifica con todas estas imágenes para concluir en los últimos cuatro versos en los que se hace dos preguntas trascendentales: ¿De dónde vengo? y ¿A dónde voy?

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Podemos ver cierta actitud pesimista ante la incapacidad de Bécquer de conocer estas respuestas. El pesimismo es una de las características más notables del romanticismo. ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA Podemos dividir el poema en dos partes: I.

Las cuatro primeras estrofas, correspondientes a las cuatro imágenes metafóricas: a. Versos 1 a 4: Una saeta lanzada al aire que no se sabe dónde se clavará. b. Versos 5 a 8: Una hoja seca arrancada del árbol por el viento que no se sabe dónde caerá. c. Versos 9 a 12: Una ola en alta mar que no se sabe en qué playa romperá. d. Versos 13 a 16: Una luz brillando a punto de apagarse pero que no se sabe cuándo.

II.

La última estrofa es el término real de dichas metáforas, es decir, el propio poeta.

MÉTRICA La rima II está compuesta por cinco coplas de cuatro versos octosílabos cada una, con rima asonante en los versos pares y quedando libres los versos impares. Este tipo de composiciones es muy característico de la poesía popular. ASPECTOS ESTILÍSTICOS Y RECURSOS LITERARIOS El tópico literario del Ubi sunt está latente en todo el poema. El poeta hace referencia a la fugacidad de los elementos del mundo terrenal y sensorial, y enlaza con la concepción de la vida en la tierra como un simple tránsito hacia la muerte. Todo el poema es una metáfora continuada, una descripción poética de cuatro elementos: saeta, hoja, ola y luz; comparando cada imagen con el propio poeta. Las cuatro primeras coplas son metáforas que se identifican con la desorientación del propio poeta. Están construidas en torno a una imagen independiente, yendo de la concreción (saeta) a la abstracción (luz), siendo la quinta y última estrofa la que da significación plena al poema a modo de conclusión. Esta identificación con el propio poeta explica las personificaciones que encontramos en las dos primeras estrofas, donde se atribuye a la saeta la propiedad de temblar y al vendaval la posibilidad de arrebatar algo.

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En las cuatro primeras estrofas encontramos varios paralelismos: Cada estrofa comienza con una oración subordinada adjetiva introducida por que, cuyo sujeto es cada uno de los términos metafóricos ya comentados anteriormente. -

El segundo verso de cada estrofa comienza por un infinitivo que indica la acción que actualmente actúa sobre cada elemento.

-

Todas las estrofas acaban con un verbo en tiempo futuro (excepto en la tercera que es gerundio), que indica la incertidumbre del poeta sobre el final de cada elemento. Saeta que… cruza… se clavará. Hoja que… arrebata… volverá. Gigante ola que… riza y empuja… buscando va. Luz que… brilla… será. Eso soy yo que… cruzo… me llevarán. De esta forma se otorga al poema un ritmo especial y una musicalidad constante, más allá de la que pueda aportar la rima. Lo mismo ocurre con el polisíndeton de los versos diez y once, donde la repetición de la conjunción ‘y’ en la enumeración de una serie de verbos de movimiento agitan el ritmo del poema. riza y empuja en el mar y rueda y pasa y se ignora La mezcla de todas las acciones se fusiona en un dinamismo complejo, que se identifica con lo que el poeta siente en su alma y la incertidumbre que esto le provoca. La mayoría de los versos no siguen en su construcción el orden lógico de las oraciones, por lo que encontramos numerosos hipérbatos.

Como conclusión, cabe señalar que es esta una composición sencilla, propia del romanticismo intimista y sentimental de Bécquer. Bécquer sentía la poesía como una música que iluminaba el interior del alma, y la palabra es el instrumento con el que cuenta el poeta para expresarse. Pero la palabra es insuficiente para decir todo lo que el poeta quiere expresar, por lo que siente la necesidad de recurrir a otras artes que potencien el discurso verbal, principalmente a la pintura y la música. En ese poema vemos como cada estrofa trae a nuestra mente una imagen descrita de forma clara y concisa, tan nítida como si se nos estuviéramos contemplando un cuadro....


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