El Capital Capítulo 24 PDF

Title El Capital Capítulo 24
Author Saul Aldana
Course Economía Política I
Institution Universidad Autónoma Chapingo
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA CHAPINGO DIVISIÓN DE CIENCIAS ECONÓMICO- ADMINISTRATIVAS TRONCO COMÚN

ECONOMIA POLITICA

Resumen de El Capital Capítulo XXIV Catedrático: Dr. Abel Pérez Zamorano

Presenta: Aldana Sida Saúl Grado: 4°

Grupo: “4” Chapingo, Texcoco, Edo. de México A 15 de junio de 2020

EL CAPITAL CAPÍTULO XXIV LA LLAMADA ACUMULACIÓN ORGINARIA En el capítulo anterior se habló sobre los medios de producción como capital constante y el proletariado como el capital variable. Pero no se habló de cómo se predispuso todos los acontecimientos que dieron origen como tal al capitalismo, como el empresario obtuvo su fortuna a través del trabajo de los demás ni como el hombre con medios de producción se convirtió de la noche a la mañana en asalariado; que es de lo que se va a tratar este tema. El capital y los medios de producción siempre han pertenecido a pocas manos, más sin embargo poseerlos no permite que este se reproduzca, por que dependen del trabajo agregado del proletariado para obtener más capital. Sin embargo, para llegar a poseer mano de obra a la disposición del capitalista, este debía asegurarse que el jornalero no poseyera ningún medio de producción propio que le permitiera subsistir, más que sus propias manos que se encargaría de vender como mercancía dentro del mercado industrializado. Inglaterra en los inicios del capitalismo se encontraba regida por el modelo económico del feudalismo, por lo que se inicia una guerra entre los dos modelos, donde el primero busca acabar con los privilegios del terrateniente feudal, acabar con los gremios que protegían al hombre trabajador y todas las posibles trabas que se interpusieran entre el nuevo modelo que tenía como fin generar un libre desarrollo de producción y una libre explotación de la mano de obra del hombre por el mismo hombre. Inglaterra estaba siendo restructurada a beneficio de los potentados capitalistas, donde vieron mayores beneficios al cambiar su producción agrícola por la cría de ovejas, ya que la lana obtenida se dirigía rápidamente a la industria textil. Este momento es clave en la vida del campesino, ya que este contaba con una

pequeña parte de tierra que se le había sido otorgada por el señor feudal para que trabajara y pudiera construir su casa para que habitara él y su familia. Al ver la nueva situación, el capitalista inicia medidas poco a poco de despojo de la propiedad al pequeño siervo, donde se le arrebataron sus tierras arables y se lanzaron a la calle a buscar donde vivir, para transformar el terreno en pastizales para sus ovejas. Incluso el capitalista se ensaño de los terrenos comunales de los campesinos, donde estos tenían a sus animales libres, y el capitalista se adueñó el solo tanto de las pequeñas parcelas del campesino tanto como de los terrenos comunales de los que estos gozaban, convirtiéndolo al paso del tiempo en propiedad privada por medio del cercado de estos. Pronto los campesinos fueron despojados en su mayoría si no es que, en su totalidad de sus bienes inmuebles, convirtiéndolos en mano de obra explotable para el mercado, ya que su única mercancía ahora sería le venta de su fuerza de trabajo. Más sin en cambio el crecimiento de la industria no creció al mismo pasó que la de los jornaleros que estaban en busca de trabajo, por lo que se estaba volviendo algo muy normal que se presentará el pauperismo dentro de Inglaterra. El despojo de la tierra al inicio trajo muchas quejas de los aún campesinos hacia el gobierno, donde este tuvo que actuar al principio en ayuda del campesino, estableciendo leyes que no permitieran la usurpación, y que se diera una indemnización a las familias afectadas por los hombres capitalistas. Sin embargo, estás acciones no tuvieron frutos para el campesino, ya que el creciente sistema capitalista exigía y reclamaba sin medida la toma de esas tierras, la transformación del hombre en una masa servil, la transformación de estos en mercancía, todo lo posible que le permitiera a este convertirlo en capital. Asimismo, las grandes extensiones de tierra que pertenecían a la iglesia también sufrieron las mismas consecuencias que la de los campesinos, ya que la iglesia perdió su poder feudal al igual que los grandes terratenientes, por lo que las

personas que habitaban los conventos tuvieron que ser desalojados como todos, y las tierras fueron entregadas al mejor postor. Las leyes establecidas por el gobierno ante los despojos nunca tuvieron acción en beneficio a los afectados, por lo que implementaron un tipo de impuestos al capitalista como ayuda al ahora indigente, sin embargo, pronto el Estado se dio cuenta que esto no funcionaba y al igual que el empresario vio la oportunidad de aprovechar tanta mano de obra disponible, por lo que se volvió al lado del usurpador permitiéndole realizar este tipo de acciones. Lo que realmente se buscaba con este proceso, era que el capitalismo se pudiera apoderar totalmente del campo, obligando rápidamente al antes campesino a desplazarse de las comunidades rurales a las grandes ciudades industrializadas para ingresar a sus filas de producción. Como antes mencioné la industria no creció proporcionalmente al proletario, por lo que muchas de las personas vivían vagando en pena, como desempleados o vagabundos, por lo que el Estado pronto instauró leyes contra esta nueva clase social que no le permitía ser un mendigo sin oficio a menos que cumpliera con los requisitos (ser mano de obra improductiva o sin capacidad de laborar) y obtuviera su licencia, de lado contrario este sufriría de castigos. El castigo por ser parte del pauperismo se dividía por tiempos o arrestos ante el individuo, el cual en la primera ocasión de arrestó este era azotado como primera advertencia si no conseguía trabajo, la segunda podía llegar hasta amputaciones de su cuerpo, y con la trasformación de las leyes sería sentenciado a muerte por ser juzgado como un criminal o enemigo de la sociedad. El cambio de gobernante trajo consigo también cambios en sus leyes contra el pauperismo, ya que si en ese momento un hombre era denunciado como un vagabundo o una persona sin oficio, el gobierno brindaba al vagabundo como un esclavo para propiedad del demandante, donde este tenía completo control del esclavo y podía tratarlo como este quisiera, otro cambio en la ley es que si el esclavo trataba de huir una vez, este sería condenado a una vida de esclavitud y

sería marcada con fuego su piel, con el símbolo S b que demostraría que es propiedad de un amo, si intentaba escapar otra vez sería condenado a muerte. La persona que se mantenía sin oficio durante tres días y era descubierto, era marcado con la letra V,c y era enviado a su pueblo natal a trabajar como dentro del sector público, y el vagabundo que llegará a mentir sobre el nombre del lugar del cual provenía era marcado con la letra S, y se convertía automáticamente en un esclavo del lugar en el que se encontraba en ese momento. Fue en un punto de la historia donde la clase trabajadora termino aceptando las leyes

que

este

modo

de

producción

capitalista

estaba

estableciendo,

reconociéndolas como unas leyes naturales. Una vez que el proceso capitalista llega a desarrollarse se encarga de romper cualquier resistencia que se le presente, donde la producción constante de un ejército de reserva mantiene un orden entre la ley de la demanda y la ley de la oferta de trabajo, y por tanto del salario que merece el trabajador, generando estratégicamente una dominación del capitalista sobre el trabajador. Con esto el creciente capitalista busca aumentar las horas de las jornadas laborales de sus empleados regulando sus salarios, esto para generar una producción en beneficio del empresario, una que le permita obtener una plusvalía, donde el empleado poco a poco ve la necesidad de crear una dependencia que relativamente la va observando como algo normal. A esto es a lo que denominamos claramente como la acumulación originaria. Antes de ser usurpado el campesino de su propiedad, este podía abastecer a su familia de alimento, vestimenta y demás necesidades básicas que surgieran con el fruto de su trabajo en campo, ya que era el costo de oportunidad al que renunciaban para poder subsistir, sin embargo con la llegada de los capitalistas esto fue cambiando, al momento de usurpar y dejar sin sus medios de producción al campesino, este se transformó en un jornalero asalariado, que antes podía obtener satisfacerse a sí mismo sin tener que realizar compras, y ahora no, este depende en su totalidad del salario que se le da por su trabajo dentro de la empresa, que con el obtendrá las mercancías que ofrece el capitalista en venta

para su subsistencia, aumentando el capital constante el empresario. Entonces la usurpación tenía el objetivo final de destruir la industria casera o familiar en el campo, requisito que le permitió establecer un mercado interior que el sistema de producción capitalista requería. Ahora esta situación en nuestros tiempos ha ido cambiando o se observa como una transformación de todos estos acontecimientos. La situación del campo en México ha ido cambiando al paso de los años, ahora el agricultor de nuestra época puede contar con lo necesario de para producir dentro del campo como puede tener sus propios animales de cría para subsistir con su familia, o puede ingresar sus productos como mercancía al mercado, más sin embargo ser un agricultor en nuestros tiempos no te genera riquezas si no cuentas con grandes extensiones de tierra a tu dominio y posibilidades de vender sus mercancías a precios exorbitantes debido a la gran competencia que existe. Por lo que es muy normal que la gente abandone el campo, ya que en su mayoría la gente productora del medio rural se encuentra en el rango de 45 a 60 años, por lo que el joven ve la necesidad de desplazarse de sus comunidades a las ciudades en busca de una oportunidad de laborar que mejore sus condiciones. Y como lo vimos anteriormente es lo que buscaba el capitalista y es lo que sigue ocurriendo, la mano de obra explotable se está dirigiendo voluntariamente a las filas de producción de la industria. La situación sigue siendo igual que antes, el hombre sigue siendo explotado por el hombre, el joven vende su mano de trabajo por un salario insignificante que le permite generar plusvalía en grandes cantidades al empresario, donde este salario ni siquiera le permite condiciones más o menos decentes, el jornalero es explotado con grandes cantidades y horas dentro de la labor, y todo esto que hace lo mantiene aun así sumido en la miseria por lo que le remuneran. Sin embargo el pauperismo no es castigado como en la antigüedad, desgraciadamente ahora se castiga más fuerte y en mayor manera a mi parecer, debido a que antes eran convertidos en esclavos, claro algo duro, pero contaban

con el alimento y la bebida diaria por parte de su amo, y en la actualidad es totalmente lo contrario, el hombre, mujer o joven que se encuentra dentro de cualquier sector de la población sin algún tipo de trabajo que le permita mantenerse a él o ella y a su familia, los hace llegar hasta extremas condiciones de pobreza que ni con el alimento de cada día pueden llegar a tener en sus mesas. Sin duda alguna este es el castigo más fuerte que genera el modelo capitalista por el que estamos regidos en la actualidad. Desgraciadamente como hombres y como mexicanos es una situación que debemos aceptar como algo muy natural, el no contar con los medios de producción nos tendrá sumidos en la miseria toda la vida, depender solo de salarios miserables por trabajo excesivo hasta que seamos obsoletos y arrojados al montón, donde una persona más estará detrás de nosotros para tomar el lugar libre. Es triste observar como el hombre asalariado tiene un poco mejor condiciones de vida que el que se encuentra en el pauperismo, aunque si lo vemos desde el punto de vista del capitalista, ambos se encuentran sumidos en la miseria, y es algo cierto, porque el día en que pierdes tu forma de sustento, ese mismo día ingresas al grupo pauperista y sabe Dios cuanto tiempo te puedes encontrar aquí, al igual que pueden ser días al igual que pueden llegar a ser años.

Bibliografía

Marx, K., Roces, W., Campa, R., & Perrotini, I. (2014). El capital: crítica de la economía política, tomo I, libro I. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica....


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