Estrés y procesos cognitivos – Lazarus y Folkman PDF

Title Estrés y procesos cognitivos – Lazarus y Folkman
Author Gonzalo Erice
Course Métodos Y Técnicas Psicoterapéuticas I
Institution Universidad de Belgrano
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Estrés y procesos cognitivos – Lazarus y Folkman

El procesado de afrontamiento: una alternativa a las formulaciones tradicionales Definición de afrontamiento: definimos el afrontamiento como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo. En primer lugar, se trata de un planteamiento orientado hacia el afrontamiento como proceso en luar de cómo rasgo, lo cual se refleja en las palabras “constantemente cambiante” y demandas “específicas” y conflictos. En segundo lugar, esta definición implica una “diferenciación entre afrontamiento y conducta adaptativa automatizada”, al limitar el afrontamiento a aquellas demandas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo. En efecto, esto limita el afrontamiento a aquellas condiciones de estrés psicológico que requieren la movilización y excluyen a las conductas y pensamientos automatizados que no requieren esfuerzo. En tercer lugar, el problema de confundir el afrontamiento con el resultado obtenido, queda solventado al definir el afrontamiento como “los esfuerzos” para mantener las demandas, lo cual permite incluir en el proceso cualquier cosa que el individuo haga o piense, independientemente de los resultados que con ello obtenga. En cuarto y último lugar, podemos decir que al utilizar la palabra “manejar”, evitamos también equiparar el afrontamiento al dominio. Manejar puede significar minimizar, evitar, tolerar y aceptar las condiciones estresantes así como intentar dominar el entorno. El afrontamiento como proceso: el planteamiento del afrontamiento como proceso tiene 3 aspectos principales: primero, el que hace referencia a las observaciones y valoraciones relacionadas con lo que el individuo realmente piensa o hace, en contraposición con lo que éste generalmente hace, o haría en determinadas condiciones (lo cual pertenece al planteamiento de rasgo). Segundo, lo que el individuo realmente piensa o hace, es analizado dentro de un contexto específico. Los pensamientos y acciones de afrontamiento se hallan siempre dirigidos hacia condiciones particulares. Para entender el afrontamiento y evaluarlo, necesitamos conocer aquello que el individuo afronta. Tercero, hablar de un proceso de afrontamiento significa hablar de un cambio en los pensamientos y actos a medida que la interacción va desarrollándose. Por tanto, el afrontamiento es un proceso cambiante en el que el individuo, en determinados momentos, debe contar principalmente con estrategias, digamos defensivas, y en otros con aquellas que sirvan para resolver el problema, todo ello a medida que va cambiando su relación con el entorno. La dinámica que caracteriza el afrontamiento como proceso no es fruto del azar, los cambios acompañantes son consecuencia de las continuas evaluaciones y reevaluaciones de la cambiante relación individuo-entorno. El significado del afrontamiento como proceso puede observarse en la duración del duelo y de los cambios a largo plazo que tienen lugar desde el momento de la pérdida. Etapas en el proceso de afrontamiento: aquellos investigadores que consideran el proceso de afrontamiento en términos de etapas están utilizando un punto de vista de proceso explícito o implícitamente. El proceso de afrontamiento es más o menos una

cuestión de etapas, sin embargo, debemos tener en cuenta si tales etapas se consideran invariables en su secuencia, o simplemente representan una forma apropiada de descubrir ciertos modelos cognitivo-afectivo-conductuales que predominan en función del momento del proceso en que se observe el sujeto. Aunque determinados modelos pueden ser más frecuentes que otros por las formas de respuesta culturalmente compartidas, dudamos de la existencia de un modelo dominante de etapas de afrontamiento. Durante el período de impacto, muchos de los pensamientos y acciones importantes para el control pierden valor cuando el acontecimiento nocivo ya ha empezado o terminado. Como éste se manifiesta en su totalidad, el individuo empieza a comprobar si es igual o peor de lo que anticipaba, y en qué aspectos. En alunas situaciones estresantes la energía mental del sujeto quedan tan concentrada en la acción-reacción que tarda un tiempo considerable en darse cuenta de lo que ocurre y en valorar su importancia. Encontrar diferencias no esperadas en cuanto al control que puede ejercerse sobre el acontecimiento puede dar lugar a una nueva reevaluación de su importancia. Llamamos a estas cogniciones reevaluaciones; otros han utilizado el término “redefinición de la situación”. Estos procesos cognitivos que comienzan durante el período de impacto, muchas veces persisten hasta el período de pos impacto, en el que además emergen todo un conjunto de nuevas consideraciones. Aunque el acontecimiento estresante haya terminado, su final suscita todo un conjunto nuevo de procesos anticipatorios. Incluso el periodo de impacto o confrontacional contiene una serie de procesos de evaluación y de afrontamiento dirigidos no sólo al pasado y al presente, sino también al futuro. Los perjuicios y daños que ya han ocurrido contienen también elementos de amenaza en el sentido anticipatorio del término, y nunca es posible separar del todo, excepto para fines de análisis y comunicación, los procesos cognitivos y de afrontamiento asociados a cada etapa de un acontecimiento estresante. Durante la interacción, el individuo descubre la realidad de lo que está ocurriendo y lo que puede hacer al respecto, y esto afecta al afrontamiento. Recíprocamente, los cambios en la relación del individuo con el entorno, promovidos por la conducta llevada a cabo durante la interacción estresante pueden poner en claro la necesidad de regular las emociones o indicar que tal regulación se ha hecho todavía más necesaria. Las múltiples funciones del afrontamiento: una característica importante de nuestra conceptualización es que el afrontamiento incluye mucho más que la resolución de un problema y que su desarrollo efectivo sirve también a otras funciones. La función del afrontamiento tiene que ver con el objetivo que persigue cada estrategia; el resultado del afrontamiento está referido al efecto que cada estrategia tiene. Una estrategia puede servir a una función determinada – por ejemplo, la evitación – pero fracasar en su intento de evitar. En otras palabras, las funciones no se definen en términos de resultados, aunque cabe esperar que determinadas funciones tendrán determinados resultados. La definición de funciones de afrontamiento depende del marco teórico sobre el que se conceptualiza el afrontamiento y/o en cuyo contexto se analiza. Por último, existen funciones del afrontamiento que pertenecen a contextos específicos, como salud/enfermedad, exámenes, saltos en paracaídas, bienestar, y los cambios producidos de la vida institucional. Las funciones del afrontamiento definidas dentro de contextos específicos son menos generales y más específicas de la situación que las que se derivan de perspectivas teóricas más amplias. Junto a las funciones descritas

existe una diferenciación que nosotros consideramos de extrema importancia: la diferencia que hay entre el afrontamiento dirigido a manipular o alterar el problema y el afrontamiento dirigido a regular la respuesta emocional a que el problema da lugar. Nos referiremos al primero como afrontamiento dirigido al problema y al segundo como afrontamiento dirigido a la emoción. En general, las formas de afrontamiento dirigidas a la emoción tienen más probabilidades de aparecer cuando ha habido una evaluación de que no se puede hacer nada para modificar las condiciones lesivas, amenazantes o desafiantes del entorno. Por otro lado, las formas de afrontamiento dirigidas al problema, son más susceptibles de aparecer cuando tales condiciones resultan evaluadas como susceptibles de cambio. Modos de afrontamiento dirigidos a la emoción: encontramos en la literatura una amplia gama de formas de afrontamiento dirigidas a la emoción. Un considerable grupo está constituido por los procesos cognitivos encargados de disminuir el grado de trastorno emocional e incluyen estrategias como la evitación, la minimización, el distanciamiento, la atención selectiva, las comparaciones positivas y la extracción de valores positivos a los acontecimientos negativos. Muchas de estas estrategias derivan de las teorías e investigaciones realizadas sobre los procesos defensivos y se utilizan prácticamente en todo tipo de interacción estresante. Otro grupo más pequeño de estrategias cognitivas incluye aquellas dirigidas a aumentar el grado de trastorno emocional; algunos individuos necesitan sentirse verdaderamente mal antes de pasar a sentirse mejor y para encontrar consuelo necesitan experimentar primero un trastorno intenso para pasar luego al autorreproche o a cualquier otra forma de autocastigo. En otros casos, los individuos aumentan deliberadamente su grado de trastorno emocional para precipitarse a sí mismos a la acción como cuando los atletas se auto desafían para competir. Ciertas formas cognitivas de afrontamiento dirigido a la emoción modifican la forma de vivir la situación, sin cambiarla objetivamente. Estas estrategias equivalen a la reevaluación. Otras estrategias de afrontamiento dirigidas a la emoción no cambian directamente el significado del acontecimiento como hacen las reevaluaciones cognitivas. No queremos que el afrontamiento dirigido a la emoción se considere sinónimo de reevaluación. Ciertas formas de este tipo de afrontamiento son, en efecto, reevaluaciones; en cambio, otras no e incluso algunas, unas veces lo son y otras no. Aunque los procesos dirigidos a la emoción pueden cambiar el significado de una situación estresante sin distorsionar la realidad, sin embargo debemos tener en cuenta la cuestión de la autodecepción, fenómeno siempre posible en este tipo de afrontamiento. Utilizamos el afrontamiento dirigido a la emoción para conservar la esperanza y el optimismo, para negar tanto el hecho como su implicación, para no tener que aceptar lo peor, para actuar como si lo ocurrido no nos importara, etc. Estos procesos conducen por sí mismos a una reinterpretación de autodecepción o de distorsión de la realidad. Sin embargo, no podemos lograr engañarnos a nosotros mismos y al mismo tiempo ser conscientes de ello, puesto que la falta de consciencia, hace imposible una autodecepción efectiva. Por consiguiente, la autodecepción eficaz debe darse sin conocimiento dl sujeto. Modos de afrontamiento dirigidos al problema: las estrategias de afrontamiento dirigidas al problema son parecidas a las utilizadas para la resolución de éste; como ellas, generalmente están dirigidas a la definición del problema, a la búsqueda de

soluciones alternativas, a la consideración de tales alternativas en base a su costo y a su beneficio y a su elección y aplicación. Sin embargo, el afrontamiento dirigido al problema engloba un conjunto de estrategias más amplio; la resolución del problema implica un objetivo, un proceso analítico dirigido principalmente al entorno, mientras que en el afrontamiento dirigido al problema también se incluyen las estrategias que hacen referencia al interior del sujeto. Dos grupos principales de estrategias dirigidas al problema: las que hacen referencia al entorno y las que se refieren al sujeto. En el primer grupo se encuentran las estrategias dirigidas a modificar las presiones ambientales, los obstáculos, los recursos, los procedimientos, etc., y en el segundo grupo se incluyen las estrategias encargadas de los cambios motivacionales o cognitivos, como la variación del nivel de aspiraciones, la reducción de la participación del yo, la búsqueda de canales distintos de gratificación, el desarrollo de nuevas pautas de conducta o el aprendizaje de recursos y procedimiento nuevos. Relación entre las funciones afrontamiento dirigidas al problema y las dirigidas a la emoción: teóricamente, tanto el afrontamiento dirigido al problema como el dirigido a la emoción pueden interferirse entre sí en el proceso de afrontamiento, facilitando o impidiendo cada uno la aparición del otro. Las estrategias de afrontamiento dirigidas a la emoción, incluyen las “designadas para hacer más soportable la vida evitando las realidades que podrían resultar desbordantes si se afrontaran directamente”. Goldstein llama a esto minimización y evitación. Estas estrategias interfieren con la pauta terapeútica impuesta lo que, en este contexto, compromete la estrategia dirigida al problema. Demostración empírica: Mechanis utiliza el término afrontamiento para definir aquello que llamamos afrontamiento dirigido al problema y defensa a lo que denominamos dirigido a la emoción. Recursos para el afrontamiento: el afrontamiento viene determinado por la evaluación cognitiva. Decir que una persona tiene muchos recursos no sólo significa que dispone de un gran número de ellos, sino que también tiene habilidad para aplicarlos ante las distintas demandas del entorno. Estos significados comparten la idea de que los recursos son algo extraíble de uno mismo, tanto si son realmente útiles como si constituyen un medio para hallar otros recursos necesarios pero no disponibles. Salud y energía: se hallan entre los recursos más generalizados de los relevantes en el afrontamiento de muchas, si no de todas, las situaciones estresantes. Una persona frágil, enferma, cansada o débil tiene menos energía que aportar al proceso de afrontamiento que otra saludable y robusta. Mientras que la salud y la energía ciertamente facilitan el afrontamiento, las personas enfermas y debilitadas generalmente pueden movilizarse lo suficiente como para afrontar una situación cuando lo que se halla en juego es suficientemente importante para ellas. Creencias positivas: verse a uno mismo positivamente puede considerarse también un importante recurso psicológico de afrontamiento. Incluimos en esta categoría aquellas generales y específicas que sirven de base para la esperanza y que favorecen el afrontamiento en las condiciones más adversas. La esperanza puede ser alentadora por la creencia de qe la situación puede ser controlable, de que uno tiene la fuerza suficiente para cambiar, de que una persona o un programa determinado, o bien por el

hecho de tener fe en la justicia. Es posible que aquél que más necesita recurrir a la creencia positiva sea el menos hábil para conseguirlo. No todas las creencias sirven para el afrontamiento y algunas incluso pueden disminuirlo o inhibirlo. Técnicas para la resolución de problemas incluyen habilidad para conseguir información, analizar las situaciones, examinar posibilidades alternativas, predecir opciones útiles para obtener los resultados deseados y elegir un plan de acción apropiado. Son importantes recursos de afrontamiento que, aunque abstractos, se expresan a través de acciones específicas. Habilidades sociales: las habilidades sociales constituyen un importante recurso de afrontamiento debido al importante papel de la actividad social en la adaptación humana. Estas habilidades se refieren a la capacidad de comunicarse y de actuar con los demás en una forma socialmente adecuada y efectiva. Este tipo de habilidades facilitan la resolución de los problemas en coordinación con otras personas, aumentan la capacidad de atraer su cooperación o apoyo y, en general, aportan al individuo un control más amplio sobre las interacciones sociales. Apoyo social: el hecho de tener alguien de quien recibir apoyo emocional, informativo y/o tangible ha recabado mucha atención como recursos de afrontamiento en las experimentaciones realizadas sobre estrés. Recursos materiales: hacen referencia al dinero y a los bienes y servicios que puedan adquirirse con él. Limitaciones en la utilización de los recursos de afrontamiento: Los factores que restringen el afrontamiento del entorno pueden llamarse coactores y algunos derivan de factores personales en tanto que dependen del entorno. Las condiciones personales hacen referencia a los valores y creencias internalizadas que proscriben ciertas formas de acción y de sentimientos y a los déficits psicológicos que son producto del desarrollo del individuo. También llamamos a los condicionantes personales esquemas o factores de coacción. Los valores y las creencias culturales sirven como normas que determinan cuándo ciertas conductas y ciertos sentimientos son apropiados o no. El sentido del humor puede ser una técnica apropiada y efectiva para reducir la tensión en una discusión acalorada, pero resultará inapropiado e incluso provocará tensión en un funeral. Condicionantes ambientales: los condicionantes existen tanto en el ambiente como en el individuo. El entorno impide el uso apropiado de los recursos. Grado de amenaza: la amenaza puede ser evaluada como mínima cuando se experimenta escasa sensación de estrés, o como máxima cuando provoca emociones negativas intensas como el miedo. Junto con los recursos y los condicionantes, el grado de amenaza que experimenta el individuo juega un papel importante en la determinación del afrontamiento. Aquí caemos en un círculo vicioso: el grado en que una persona se siente amenazada depende, en parte, de su evaluación de los recursos de que dispone frente a las demandas internas o externas de una situación determinada y, en parte, de los condicionantes que limitan su aplicación. El grado de amenaza, a su vez, influye en el grado en que tales recursos pueden aplicarse.

Cuanto mayor es la amenaza, más primitivos, desesperados o regresivos tienden a ser los modos de afrontamiento dirigidos a la emoción y más limitado al abanico de los modos de afrontamiento dirigido al problema. La amenaza extrema interfiere con los modos de afrontamiento dirigido al problema mediante sus efectos sobre el funcionamiento cognitivo y la capacidad de procesamiento de la información. Es importante resaltar que los grados de amenaza no significan necesariamente una disminución de alguna o de ambas formas de afrontamiento. La conducta de afrontamiento está múltiplemente determinada; el grado de amenaza es sólo uno de los factores determinantes. También es importante reconocer que en algunas situaciones existentes pocas o ninguna opción para resolver el problema. Conocer los recursos del individuo no es suficiente para predecir su modo de afrontamiento. La relación entre recursos y afrontamiento se halla mediada por las coacciones personales y ambientales y por el grado de amenaza. Además, los recursos de afrontamiento no son constantes en el tiempo; tienen capacidad para expandirse y contraerse y algunos son más erráticos que otros en función de la experiencia, del momento de la vida y de los requerimientos para la adaptación correspondientes a los distintos períodos de la vida. Por tanto, la presencia de un recurso dado en un momento dado no significa que éste será igualmente útil para el mismo individuo en otro momento. El control como evaluación y el control como afrontamiento Cuando el control se refiere a los esfuerzos cognitivos o conductuales desarrollados para enfrentarse a una situación estresante, consideramos afrontamiento y control como sinónimos y los distinguimos de las creencias generales y/o situacionales sobre el control que influyen sobre las evaluaciones cognitivas de amenaza y desafío. La distinción entre control como creencia que incluye en la evaluación y control como afrontamiento es sutil. Utilizaremos el término de afrontamiento en lugar del de control cuando éste implique esfuerzo, aun cuando ambos términos puedan ser sinónimos. El afrontamiento durante el curso de la vida: el afrontamiento varía desde la infancia hasta la edad adulta. Los cambios son realmente evidentes en el desarrollo temprano del niño, cuando éste empieza a entender el mundo y a aprender los complejos modos de afrontamiento dirigidos al problema y a la emoción. Nuestros hallazgos sobre los acontecimientos de la vida y las contrariedades cotidianas sugieren muy claramente que las fuentes de estrés cambian con los años. Quizá la mejor generalización respecto a los cambios en el afrontamiento durante la vida sea la de que las fuentes de estrés cambian con los distintos períodos de ésta y, como consecuencia, el afrontamiento también lo hace. Perspectivas para el estudio de l...


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