Exegesis \'Padre Nuestro\' (once pasos) PDF

Title Exegesis \'Padre Nuestro\' (once pasos)
Author LUIS E GUTIERREZ
Course Int. A La Biblia E Historia De Israel
Institution Universidad Iberoamericana México
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Summary

El presente texto es una práctica de los conocimientos exegéticos iniciales en un texto que es bastante conocido por todos los que estamos familiarizados con la Sagrada Escritura: Mt 6, 7-15, donde ubicamos la oración del 'Padre Nuestro'. Es una técnica denominada de los 'Once pasos' que consiste en...


Description

EL PADRE NUESTRO Introducción a la Biblia e Historia de Israel Encontrándonos con el texto: Mt 6, 7-15. “Ahora bien, cuando oréis, no charléis mucho, como los paganos, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. “Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. “Que sí vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Paso 1. GENERALIDADES. Sobre el Ev. Mateo: El autor es anónimo, pero la tradición antigua se lo atribuye a Mateo, recaudador de impuestos bajo el gobierno romano llamado por el Señor para ser discípulo y apóstol, el lugar donde se escribe no se fija con exactitud, pero se piensa que puedo ser escrito en siria o en Antioquia y está dirigido a judíos y la comunidad en general (Judeocristianos). Posiblemente se escribió después de la destrucción de Jerusalén, entre 70-75, D.C, subraya que Jesús es el Mesías esperado, es el salvador, Rey, pero que también es judío, así lo consta en la genealogía: “Hijo de David, e Hijo de Abraham”. También hace uso de un esquema “profecía y cumplimiento”, en especial con Isaías: “El Emmanuel: Dios con nosotros”. La obra también tiene un carácter doctrinal, de enseñanza, a una comunidad (eklessia), que probablemente esté pasando por dificultades y crisis de fe. Paso 2. DELIMITACIÓN DEL TEXTO A lo largo de todo el relato de Mateo se percibe un gran afán doctrinal. Quiere instruir a su comunidad sobre los diversos aspectos del Reino de los Cielos. Este interés doctrinal se pone de manifiesto, sobre todo, en los cinco grandes discursos que jalonan toda la obra y demuestran su gran capacidad para componer síntesis mediante la combinación de fuentes (sobre todo Mc y la llamada fuente Quelle, o simplemente Q). Lo característico de estos discursos, es que al final de cada uno se encuentra la frase estereotipada: “y sucedió que cuando terminó Jesús estas palabras”, como conclusión y transición a la narración que viene a continuación. Se puede decir que cinco son los discursos como cinco son los libros de los Salmos, los cinco libros de Moisés (Pentateuco), las cinco divisiones en los Megillot, y en Pirké Abot. El primer discurso es el Sermón del Monte (que va desde 5,1 – 7,29). Aquí, Jesús proclama el Reino de los cielos y sus exigencias. Este primer discurso parte de tres prácticas principales: justicia, oración y ayuno. El Padre nuestro (a partir de 6, 7-15), por lo tanto, entra en un modelo de oración y de práctica de justicia. Jesús tiene potencialidad para enseñar, se puede decir que, en conjunto con

la doctrina de la oración, identifican una nueva relación del hombre y Dios desde la oración, desde lo íntimo, así, enfatiza la filiación entre el hombre y Dios. Paso 3. FIJACIÓN DEL TEXTO (CRÍTICA TEXTUAL) Encontramos variantes en el texto en cuestión. En la obra de Sinopsis de los Cuatro Evangelios encontramos lo siguiente: •





En Mt 6, 9-13: La Didajé 8, 2: “…, así orad: “Padre Nuestro que (estás en el cielo, sea santificado tu Nombre, Venga tu reino, hágase tu voluntad como en (el) cielo también en (la) tierra. Nuestro Pan cotidiano dános(le) hoy, y perdónanos nuestra deuda como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos introduzcas en tentación, sino líbranos del Malo, porque tuya es la fuerza y la gloria eternamente” En Mt 6,12: Policarpo: “Si, pues, pedimos al Señor que nos perdone, debemos también nosotros perdonar”. Clemente de Alejandría: Nunca se acuerda de los que pecaron contra él, sino que perdona. Por eso también justamente pide diciendo: “Perdónanos, pues también nosotros perdonamos” (Strom. VIII, 13, 81). En Mt 6, 13: en 2 Tim 4,8: Me librará el Señor de toda obra mala y (me) salvará para su reino celestial, al cual la gloria eternamente. Amén. En la Didajé 10, 5: Acuérdate, Señor, de tu Iglesia para librarla de todo malo.

En la Biblia de Jerusalén, encontramos que: •



En Mt 6, 11: se da una traducción literal y probable de un término difícil. Se ha propuesto también: “necesario para la subsistencia” y “del mañana”. De todos modos, la idea es que hay que pedir a Dios el sustento indispensable de la vida material, pero nada más, no la riqueza ni la opulencia. Los Padres han aplicado este texto al alimento de la fe, el pan de la Palabra de Dios y el Pan eucarístico (Jn 6, 22ss) En Mt 6, 13: O “del Malo” – Adic.: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos. Amén” (influencia litúrgica)

Como caso adicional, tenemos una Santa Biblia (Antigua versión Reina-Valera, cotejada con diversas traducciones, y con los textos hebreo y griego). Encontramos una variación en: • •

Mt 6, 10: sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mt 6, 13: Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos, Amén.

Otra variación, presentada en la Vulgata (Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam, nova editio, Colunga-Turrado, MCMXLVI), encontramos que: • •

Mt 6, 11: Panem nostrum supersubstantialem da nobis hodie. Mt 6, 13: Et ne nos inducas in tentationem. Sed liberanos a malo. Amén.

En el Nuevo Testamento Nácar-Colunga (versión directa del texto original griego, 1948), pareciera que no hay variación. Sin embargo, si nos remitimos a un posible comentario, encontramos que: •

Mt 6, 13: y no nos pongas en tentación, mas líbranos del mal (tou ponerou). (Amén, no aparece, en cambio en la Vulgata, sí).

En el comentario de uno de los profesores (Colunga), en otra obra dedicada a la Biblia comentada), la palabra amén como expresión final del texto de la Vulgata no está en el contexto original griego.

Pasó a la Vulgata y a algún que otro texto manuscrito griego por influjo del uso del Pater Noster en la liturgia. En cuanto a la definición “del mal” (tou ponerou), su forma griega permite una doble interpretación: puede referirse a su género neutro como “mal en general”, o bien, “del Demonio”, dada la interpretación que hacía ya Tertuliano: “Eure nos a Maligno” (ML 2, 105) Paso 4. CRÍTICA DE LA REDACCIÓN Y COMPOSICIÓN DEL TEXTO. Podemos referirnos a la siguiente comparación sinóptica: Mt 6, 7-14

Mc 11, 24-26

Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

Lc 11, 1-4 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos”.

Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Él les dijo: “Cuando oréis, decid:

Vosotros, pues, orad así: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino,

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas

danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.

Y cuando o pongáis de pie para orad, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas|

Si nos atenemos a las suposiciones históricas, decimos que Lucas y Mateo no obtuvieron datos de Marcos para formular el “Padre nuestro” presente en ambos. Se puede hacer alusiones a la llamada fuente Q: esta oración proviene, pues, del documento Q (Sinopsis de los Cuatro Evangelios). Se hace alusión a problemas literarios: 1. Por el número de “peticiones”: se comprende mejor que Mateo haya añadido dos peticiones nuevas, tanto más cuanto que ha procedido de la misma manera que las Bienaventuranzas, aumentando su número de cuatro a siete. El paralelo del caso de las Bienaventuranzas nos mueve a pensar que las adiciones se han efectuado en el último nivel redaccional de Mateo. La primera de las dos peticiones “hágase tu voluntad…”, encuentra eco en la oración de Jesús en el Getsemaní (del último redactor mateano). La segunda petición propia de Mateo es “sino líbranos del Malo”, la palabra “Malo” no tiene nunca un significado personal en Lucas ni en el documento Q, mientras que tiene ciertamente sentido en dos textos del último Redactor mateano (13, 38 y 13, 19), en la Parábola del Sembrador. Estas observaciones nos hacen concluir que las dos peticiones del “Padre Nuestro” desconocidas de Lucas las ha añadido el último redactor mateano. 2. ¿Cómo explicar las divergencias que encontramos en los textos de las peticiones comunes a Mateo y Lucas? En la invocación inicial, Lucas tiene solo “Padre”, mientras que Mateo tiene “Padre nuestro que (estás) en los cielos”. La fórmula breve de Lucas viene confirmada por Jn 17, 1 y Mc 14, 36. Ha sido una vez más Mateo quien ha ampliado el simple nombre de “Padre” añadiendo una fórmula que prácticamente es el único que emplea. En la petición

referente al pan, Mateo restringe la petición a “hoy” (sēmeron), mientras que Lucas la extiende a “cada día”. Es ciertamente Mateo el que ha conservado la lección buena; ¡Lucas ha pensado que era más seguro pedir el pan de “cada día”! Esta expresión es, por otra parte, de sabor lucano (haz’hēmeron). Finalmente, en la petición siguiente, Mateo es ciertamente más primitivo al hablar de “deudas” que Lucas al hablar de “pecados”. En arameo, la palabra “deuda” se entendía con frecuencia en el sentido de “pecado”; Lucas la ha helenizado y ha empleado una palabra más “eclesiástica”. Por otro lado, Lucas mismo atestigua la lección mateana en la segunda parte del versículo al decir: “…, al todo el que nos debe”. 3. Un último problema literario se plantea: la autenticidad del segundo miembro de frase en la segunda petición: “como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores”. Además de una seria dificultad teológica, presenta, por otro lado, una ruptura de la sencillez de las peticiones, lo que es más perceptible en la estructura lucana, más primitiva, del Padre Nuestro: es el único caso en que una petición va acompañada de un considerando. Como tanto Mateo como Lucas atestiguan este segundo miembro de la frase, se pueden proponer dos hipótesis: la adición se realizó a nivel de Mt-intermedio, y de ahí pasó al proto-Lc; o la adición se encontraba ya en el documento Q; que es imposible decidir en un sentido o en otro. 4. La formulación más primitiva del “Padre Nuestro” habría sido, pues, ésta: Padre, sea santificado tu Nombre, venga tu Reino, nuestro pan cotidiano dánosle hoy, y perdona nuestras deudas, y no nos introduzcas en tentación. Paso 5. CRÍTICA DE LA TRASMISIÓN DEL TEXTO (TRADICIÓN) Para este fin, consideramos un extracto del texto El “Padre Nuestro” en el Evangelio según san Mateo, de Luis Heriberto Rivas. Se puede buscar, bajo ese título, en internet. Lo tomado en cuenta está en las páginas 17-21; y se desarrolla a continuación: Algunos manuscritos (la familia koiné, p.ej.) y versiones (siríaca, sahídica) agregan en Mt una doxología: “porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos. Amén”. La Didajé adopta la redacción de Mt con variantes menores, agregándole la doxología: “Porque tuyo es el poder y la gloria, por los siglos. Por su aspecto exterior, la redacción de la oración en Mateo, conserva las características de la oración tradicional judía (s. XVIII: “las citas de los libros hebreos que reproducen algunos autores, nos enseñan que Cristo no redactó literalmente esta oración, sino que reunió en ella todo lo que era digno de alabanza en las oraciones de los judíos. Este parentesco entre el Padre Nuestro y la oración judía puede verse fácilmente si se le compara con las fórmulas ordinarias de oración en uso en tiempos apostólicos. Esto no quiere decir que se deba admitir sin discusión que las fuentes del Padre Nuestro se deban buscar entre los textos del judaísmo no cristiano. Pero entre la afirmación de que “la oración del Señor es un centón de la Amidah judía” o la que no conceden ninguna originalidad al texto evangélico, y las afirmaciones en sentido contrario, como que “el Padre Nuestro se relaciona con el Antiguo Testamento… pero está libre de toda conexión con el espíritu del judaísmo”, o que “todo es original de Jesús en el texto de

la Oración, sin ninguna relación con el judaísmo de su tiempo” hay una distancia considerable. Tanto los que sostienen una opinión como los que sostienen la contraria, parecen olvidar que los primeros cristianos eran judíos, y que para expresar su piedad en una oración, debían recurrir necesariamente al formulario judío. La fórmula de la oración es judía, aun cuando la experiencia religiosa sea novedosa. La comparación con los textos del Antiguo Testamento y las fórmulas rabínicas ayudarán a captar los elementos que Mateo ha tomado del judaísmo: •









La invocación: Padre Nuestro que estás en los cielos. Fuera de la palabra “Padre”, todo lo demás es propio del Evangelio de Mateo y tiene resonancia judía, comenzando por el plural “cielos”, que traduce literalmente la palabra hebrea “shamaim” (“cielos” no tiene singular en hebreo). Este título aplicado a Dios tiene su origen en el Antiguo Testamento: Porque tú eres nuestro Padre, Abraham no nos conoce e Israel no nos recuerda: Tú, Yahveh, eres nuestro Padre (Is 63,16) La piedad judía ha adoptado este título, que se encuentra con frecuencia en las oraciones: en las “Dieciocho bendiciones”, recopiladas hacia el final del siglo I, pero ya en uso en la época Templo, se encuentra esta invocación: “Perdónanos, Padre Nuestro, porque hemos pecado contra ti” (sexta bendición). La misma invocación se puede encontrar en las bendiciones que encuadran el rezo del “Shemá” y en las oraciones de acción de gracias para después de las comidas. En la Misha se conservan testimonios de Rabinos que llaman a Dios con este nombre, e incluyendo la expresión “que estás en los cielos”: Rabí Akiba, muerto en el año 135 d.C., ha dicho: “¡Qué feliz eres, Israel! ¡Mira delante de quien te purificas, y quién es el que te purifica: Tu Padre que está en los cielos!”. Rabí Eliezer, que murió pocos años antes, se lamenta por el estado del pueblo después de la destrucción del Templo, y se pregunta por dos veces: “¿En quién nos apoyaremos?”. Y las dos veces responde: “En nuestro Padre que está en los cielos”. El Tárgum de Jerusalén usa la misma expresión en Dt 32,6. Primera y segunda petición: Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. La santificación del nombre de Dios es tema que aparece en los Profetas: Ez 36,23, Is 29,23… La liturgia judía usa esta expresión para introducir el Qaddish, que se reza en el oficio sinagogal, pero cuyo origen se remonta a la época del Templo: “Que su nombre sea santificado y engrandecido en el mundo que Él te creó según su voluntad; que haga reinar su reino y germinar su redención…” Tercera petición: Que se haga tu voluntad en la tierra así como en el cielo. Es propia del Evangelio de Mateo. Puede ser una explicitación o paralelo de la anterior. Pero en el fondo, es un eco del Sal 135,6: “Todo cuanto agrada a Yahvéh, Él lo hace en el cielo y en la tierra, todo cuanto le place lo realiza”. Cuarta petición: Nuestro pan cotidiano, dánoslo hoy. Los autores citan frecuentemente como paralelo en el Antiguo Testamento el texto de Prov 30,8: “No me des pobreza ni riqueza, déjame gustar mi bocado de pan, no sea que llegue a hartarme y reniegue de ti”. Sería mejor relacionarlo con Ex 16,4-15: “Yo haré sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria. Este es el pan que Yahveh les da como alimento. Quinta petición: Perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Para esta petición, se encuentran antecedentes en el Antiguo Testamento: “Perdona a tu prójimo el agravio, y cuando lo pidas serán perdonados tus





pecados. Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación? De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados! (Sir 32, 2-4). En la tradición judía se encuentran afirmaciones semejantes: en el Talmud Palestinense se lee: “Mientras seas misericordioso, Dios te hará misericordia; pero si no eres misericordioso, Dios no te hará misericordia”. El Yom Kippur expía por las faltas del hombre contra Dios, pero no expía las faltas del hombre contra su prójimo mientras no se reconcilien. Sexta y séptima petición: No nos pongas en tentación, pero líbranos del Malo. En las oraciones de la noche de la tradición judía, se dice: “… no me entregues al pecado, ni a la trasgresión, ni a la tentación ni al desprecio. Haz que e gobiernen las buenas inclinaciones y no dejes que me dominen los malos instintos. Líbrame de los malos encuentros y de las malas enfermedades; que no me perturben malos sueños ni malos pensamientos”. En las oraciones de la mañana se dice: “… hazme perseverar en tus mandamientos y no me entregues al pecado, ni a la transgresión, ni a la tentación, ni al desprecio, e impón a mis instintos que se sometan a Ti; aléjame de los malos hombres y de las malas compañías…”. En estos dos ejemplos se pide ser librados de la tentación y de los males en general. En este mismo sentido interpretan la última petición del Padre Nuestro muchos autores que siguen a los Padres Latinos. Sin embargo, a la luz de otros textos queda la posibilidad de interpretar esta última petición como la hace la mayoría de los intérpretes actuales, siguiendo a los Padres Griegos: no el mal, sino el Malo. En la tradición judía el agente de la tentación, el que pone a prueba al hombre y lo induce al pecado, es Satanás: “Satanás baja a la tierra y seduce, luego sube al cielo y provoca ira; le da permiso y se lleva el alma;… Satanás, el instigador del mal y el Ángel de la Muerte son una misma cosa”. Doxología: Porque tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, por los siglos. Amén. La doxología sigue el modelo de 1 Cr 29,11; y es común en la oración judía. El amén se agrega para la oración comunitaria, de acuerdo con la costumbre litúrgica de que no se debe decir “Amén” en la oración personal, pero sí como respuesta a una persona que reza en nombre de la comunidad.

Esta revisión de textos bíblicos y rabínicos muestra, sin lugar a dudas, que el Padre Nuestro, por su formulación, es una oración de innegable raigambre judía, perfectamente comprensible y explicable en el ambiente judío de la era apostólica Paso 6. CRÍTICA DE LA FORMA. Con base en los géneros establecidos para la práctica de la exégesis en el Nuevo Testamento. El género literario es la forma más extensa y abarcadora. En el N.T. encontramos los Evangelios, Hechos de los Apóstoles, Cartas, Epístolas y Apocalipsis. La forma es el giro o manera de hablar breve y expresiva. Así, la forma de nuestra pericopa es la de una oración, que puede estar incluida en el primer discurso del Sermón de la Montaña, entre una parénesis sobre la oración y una doxología al final. No solo los dos contextos de los Evangelios son diferentes; también la estructura y algunas de las palabras de la oración misma. En efecto, en la redacción más breve de Lucas –contenida toda en Mateo– hay dos estrofas, una de dos peticiones y otra de tres, además de la invocación inicial al Padre. En cambio, en la estructura de...


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