Friso del altar de Zeus en Pergamo (detalle de Atenea y Gea) PDF

Title Friso del altar de Zeus en Pergamo (detalle de Atenea y Gea)
Course Historia del Arte
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Enrique Valdearcos Guerrero

Historia del Arte

Friso del altar de Zeus en Pérgamo (detalle de Atenea y Gea) Museo de Pérgamo en Berlín 170 A.C. Historia del Altar El Altar de Pérgamo es un monumento religioso de la época helenística construido originalmente en la acrópolis de Pérgamo, a principios del reinado de Eumenes II (197159 a. C.). Sus frisos monumentales, que representan una Gigantomaquia y la historia de Telefo, son una de las obras maestras de la escultura griega antigua y representan la culminación del "barroco helenístico". El edificio no es un templo, sino probablemente el altar de un templo. El altar, que hoy vemos reconstruido y expuesto en el museo, se encontraba en la segunda terraza de la acrópolis de Pérgamo (actual Bergama en Turquía) y fue construido hacia el 170 a. C. Se levantó con la función de servir como edificio conmemorativo que ensalzaba al Estado de Pérgamo, a la vez que servía como altar donde realizar los sacrificios en honor al dios Zeus y a la diosa Atenea victoriosa. El altar formó parte de un templo dedicado a Atenea y Zeus como lugar destinado a los sacrificios. En la época clásica se levantaban templos dedicados a los grandes dioses o a los dioses locales de cada ciudad y delante de ellos se colocaban los altares para los sacrificios; los altares eran construcciones de poca importancia. Más tarde, durante el período helenístico, fueron construidos grandes altares monumentales, dedicados a una deidad, por lo común a Zeus. Descubierto en 1871 por el ingeniero alemán Carl Humann, amante de la arqueología, envía a Berlín tres fragmentos de lo que definió como una "lucha". Las piezas pasarán desapercibidas durante cinco años en el "Altes Museum" (museo antiguo). No será hasta 1877 que el arqueólogo Alexander Conze centra su interés en los fragmentos y pide a Humann que inicie la excavación. Las negociaciones iniciadas por el Imperio alemán tuvieron lugar entre 1878 y 1879, quedando estipulado que los hallazgos pertenecientes al altar serían trasladados a Berlín, que compensará con 20.000 marcos de oro al Imperio otomano. En 1880 ya se habían desenterrado 97 láminas. Las prospecciones en la acrópolis pusieron al descubierto la base del altar. El traslado a Berlín se inicia ya en 1879. El conjunto reunido fue de tanta envergadura que se decidió construir un museo ex profeso para reconstruirlo y albergarlo. El Museo de Pérgamo fue inaugurado en 1930 y pudo contemplarse el altar hasta 1940, año en que fueron cerrados todos los museos alemanes por la guerra. Las tropas soviéticas lo desmantelaron en 1945 y se lo llevaron a Rusia como botín, siendo devuelto a la RDA el año1959.

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Características del Altar https://www.youtube.com/watch?v=XTMoW185tLk Es una construcción colosal alzada sobre un podio, respetando la visión original; estaba construida en la segunda terraza de la acrópolis de la ciudad. El gran friso de las esculturas no formaba parte del entablamento sino del podio del templo. Arriba se encontraba una columnata de orden jónico, de unos 20 metros de ancho, dividida en tres cuerpos, uno central al fondo y dos laterales, en forma de "U". La columnata central daba su espalda a un patio cuadrangular que era el espacio reservado para los sacrificios en que se quemaba incienso y se hacían libaciones en honor de los dioses. Sobre el entablamento de las columnas se colocaron una serie de acroteras que representaban dioses, centauros, grifos y caballos. Este pórtico columnado jónico dejaba en su interior un patio para realizar sobre un altar los sacrificios al aire libre. El altar de Zeus es períptero, pues está completamente rodeado de columnas. En cuanto a su cubierta, es plana y arquitrabada. Esta arquitectura fue totalmente realizada en mármol de color blanco. Dos frisos corridos decoran el edificio: uno exterior en la base del podium y otro interior en el muro del patio. En el podio o basamento se encontraba la decoración escultórica hecha en medios relieves con 2,30 m de altura y 113 m de longitud, en los que se observan las características de la Escuela escultórica de Pérgamo. Los más de ciento veinte metros se cubren con escenas de la gigantomaquia, es decir, la lucha entre los dioses y los gigantes. También cabe destacar los relieves de la zona de la escalinata, donde los dioses arrinconan a sus enemigos hasta que estos apenas tienen espacio y sus cuerpos se pegan unos contra otros. Este periodo helenístico se caracteriza por las escenas agresivas y dinámicas, con gestos y posturas exageradas. Características del Friso La elección del tema de los relieves no es aleatorio, puesto que el monarca de Pérgamo trataba de comparar su victoria contra los celtas con la victoria de los dioses frente a los gigantes. El enfrentamiento entre dioses y gigantes era un símbolo de las numerosas luchas, saldadas con la victoria, que la ciudad hubo de mantener contra los enemigos del exterior desde el siglo III a C. No obstante, tuvo que haber un motivo concreto para la construcción del altar y fue el triunfo obtenido por Eumenes II (197-159 a.C.) en la batalla de Magnesia, en el año 190 a C, sobre las seléucidas y los celtas/galatas, que ponían en peligro la persistencia del estado pergameno. Las paredes del altar tienen más de 100 esculturas que representan la lucha de los dioses contra los gigantes. En esta narración de la Gigantomaquia se ve representado el triunfo de Zeus y de Atenea frente a sus enemigos los gigantes. Los gigantes, hijos de los dioses primordiales Gea (la Tierra) y Urano

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(el Cielo), se han alzado contra los dioses del Olimpo para hacerse con el dominio de lo creado. El tema realmente es una alegoría de la lucha entre el Bien y el Mal; o, si queremos, entre el orden legítimo y la civilización y la arbitrariedad y el caos. Este tema tenía especial significado para el estado helenístico de Pérgamo -centro de arte, ciencia y cultura- , puesto que para ellos constituía la alegoría de su propia lucha victoriosa que desde el siglo III a.C. libraban por sobrevivir contra sus enemigos bárbaros (persas y galos) o contra otros reinos vecinos como los seléucidas. El conjunto es además de un dinamismo impresionante. Es pura lucha de todos contra todos, desarrollada con pleno despliegue de movimientos y contorsiones, sin escatimar en detalles escabrosos de un realismo brutal. Este frenesí de movimiento y de expresividad todavía impresiona cuando se contempla en el museo. La batalla se narra con mucha imaginación puesto que ningún grupo de combatientes se parece a otro. Las composiciones y los gestos son originales, pero también las fisonomías, las vestimentas, las musculaturas, los peinados o los calzados son detallados y distintos. Las figuras y las escenas están tratadas con pathos (emoción), las escenas no están separadas sino que es un friso corrido que describe un momento de la batalla. Los detalles estilísticos de estas esculturas, pliegues de los mantos, los cabellos, los dibujos del calzado, las expresiones de los dioses y los gigantes, manifiestan las características de lo que se ha llamado "estilo Barroco" de la escultura Griega caracterizado por la expresión exagerada, los escorzos y las expresiones patéticas, así como la escultura de las ropas que ya no se ajusta a las formas anatómicas. Los gigantes, algunos con aspecto humano y la mayoría con piernas en forma de reptil, están desconcertados y presos del pánico. Parecen seres impotentes ante tanto ímpetu. Se retuercen con rabia sin poder apenas defenderse. Sus rostros manifiestan no sólo dolor físico, sino también tormento espiritual y lo inmisericorde de sus destrucción porque es un combate a muerte. Sus rasgos faciales son comparables racialmente a los de los gálatas. Los dioses en cambio se muestran serenos e idealmente bellos, pese a la violencia que desarrollan, lo que le emparenta también con el clasicismo. (detalle de Atenea y Gea) Uno de los relieves más conocidos es el panel de Atenea. La hija de Zeus agarra del pelo y levanta sin esfuerzo al gigante Alcioneo, que con sus ojos desmesuradamente abiertos, su frente arrugada y su vientre convulsivamente contraído únicamente expresa sufrimiento y miedo mortal. De hecho acaba de perder el contacto con su madre Gea, la Tierra, que aparece en la parte inferior derecha, y deja de ser invulnerable. La serpiente sagrada de Atenea matará a Alcioneo mordiéndole en el pecho. Llegando desde la derecha, Nike consumará la victoria.

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