Humanismo Pedagógico. La Educación durante los Siglos XV y XVI PDF

Title Humanismo Pedagógico. La Educación durante los Siglos XV y XVI
Author Virginia SUÁREZ
Course Historia de la Educación
Institution Universidad del Salvador
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Summary

En el siguiente capítulo, el doctor Daniel Casado Rigalt (UDIMA) se acerca a las primeras manifestaciones de la llamada Pedagogía Humanista, que datan de los últimos años del siglo XV. Se detecta entonces una conciencia de ruptura con el Medievo. No implicaba renegar con el pasado, pero sí la restau...


Description

HUMANISMO PEDAGÓGICO. LA EDUCACIÓN DURANTE LOS SIGLOS XV Y XVI Fueron siglos convulsos, pero también innovadores. Las centurias XV y XVI trajeron guerras, cismas religiosos, epidemias, plagas, calamidades entre las que surgió uno de los movimientos intelectuales más fecundos de la historia, el Humanismo. Los que participaron de esta actitud vital dejaron atrás la visión teocentrista heredada de la Edad Media. En un contexto presidido por el Renacimiento, el redescubrimiento de las culturas clásicas y por una sociedad estamental en la que se fomentaba la individualidad. Eso explica que el estatus social no fuera ya una herencia sino un logro. Por eso la educación se convirtió en un medio más para el ascenso social. En el plano económico, desde finales del siglo XV, el comercio había despegado gracias a varios factores: la creciente producción industrial, la apertura de nuevas rutas de comunicación, América y Extremo Oriente especialmente, y la emergencia de una pujante burguesía. Y en el ámbito político y religioso los estados europeos, la mayoría monarquías absolutas, fortalecieron su identidad nacional como recurso legitimador de sus acciones. Lo hicieron incluso por encima del Papado, que hasta entonces había tutelado varios estados garantizando una especie de sumisión supranacional que estaba empezando a cambiar. Reforma protestante, reforma anglicana, confesiones nacionales encabezadas por monarcas. Un nuevo mapa geopolítico en el que las ciencias positivas y la técnica recibieron un impulso renovado y muchas disciplinas gozaron de una cierta autonomía tras varios siglos eclipsadas por la Teología. Y entre todas ellas, la educación. RASGOS PEDAGOGÍA HUMANISTA - Manifestaciones más tempranas: finales del siglo XV - Conciencia de ruptura con el Medievo - Nuevo modelo pedagógico: sabiduría cristiana + cultura grecolatina sí a la sabiduría, no a la erudición - Petrarca y Lorenzo Valla, a la cabeza del renacimiento de las letras Las primeras manifestaciones de la llamada Pedagogía Humanista datan de los últimos años del siglo XV. Se detecta entonces una conciencia de ruptura con el Medievo. No implicaba renegar con el pasado, pero sí la restauración de la vida intelectual y un nuevo modelo pedagógico que conjugaba sabiduría cristiana con cultura grecolatina. Precursores de esta corriente fueron Petrarca y Lorenzo Valla. Petrarca rescató del olvido la filosofía, la ética, el latín y el griego como lenguas vehiculares en el ámbito pedagógico. Y Lorenzo Valla trató de potenciar la lengua y la cultura latina como instrumentos de comunicación y educación. Un rasgo propio de los humanistas posteriores de los siglos XV y XVI fue que no buscaban la erudición, entendida como mera acumulación de conocimientos, sino la sabiduría. Una sabiduría teñida de dimensión ética y carácter pedagógico. HUMANISMO PEDAGÓGICO ITALIANO - Los Humanistas italianos pusieron los cimientos de la educación moderna, con sus reflexiones sobre los principios educativos Leonardo Bruni León Batista Alberti Maffeo Vegio Vittorino da Feltre Guarino Guarini Gasparino Barzizza

inspiradores de los contubernios reuniones donde maestros y discípulos debatían sobre instrucción literaria, moral y religiosa

Es el caso de los italianos del siglo XV. Italia tomó la delantera en la conformación de un espíritu pedagógico humanista, de eso no hay duda, con sus innovaciones y sus propuestas pedagógicas. Pero pronto se sumaron otros países europeos como España, donde cabe destacar a Alfonso de Cartagena y a Antonio de Nebrija.

HUMANISMO PEDAGÓGICO EN ESPAÑA - Humanista más destacado: Antonio de Nebrija Nebrija escribió en 1453 De liberis educandis libellus el primer tratado humanístico de educación en España. También en 1453 vio la luz la obra de Rodrigo Sánchez de Arévalo, discípulo de Alfonso de Cartagena, que lleva por título De arte disciplina et modo alendi et erudiendi filios “no debemos buscar solamente la pureza del latín; y no vamos a perder por un purismo mal entendido los tesoros que hay en otros autores y principalmente en los cristianos” (cita de Nebrija) Fue común a varios países europeos la imitación de obras de Virgilio y Horacio que fueron recuperadas en pleno Renacimiento. En estos textos siempre estaba presente la intención de que la cuestión pedagógica se integrara en una coordenada ética y religiosa como en la cita de Nebrija. Además, la nueva actitud humanista estimuló las labores de traducción, edición y crítica. Pero la novedad implicaba riesgos, especialmente en el ámbito religioso. Los humanistas, en ocasiones, fueron tachados de atrevidos por sus excesos interpretativos de los textos sagrados. A los ojos del estamento eclesiástico tenían una sólida formación filológica y gramatical pero no teológica. También se estiló entonces una corriente que conciliaba cultura grecolatina y educación cristiana y que sintonizaba con los principios de San Agustín, San Basilio, Alcuino de York o los humanistas de la escuela de Chartres. Fue el caso del teólogo y humanista cordobés Juan Ginés de Sepúlveda que llegó a reconocer rasgos de santidad en Aristóteles o Sócrates. Y el mismo Erasmo, en su obra Ciceroniano de 1529 criticaba a aquellos intelectuales cuyas disquisiciones destilaban una cierta inercia paganizante. Para Erasmo, la piedad cristiana era un valor irrenunciable. Visto con cierta perspectiva sociohistórica, la nueva sensibilidad evitó que la sociedad europea se resquebrajara por culpa de las divisiones ideológicas, las escisiones confesionales y las ambiciones políticas. En ese contexto, sobresalió la figura de Erasmo de Rotterdam. El intelectual holandés encabezó una nómina de intelectuales en la que destacaron también Juan Luis Vives, Tomás Moro, Guillaume Budé, Philipp Melanchthon o Jacobo Sadoleto. Entre todos ellos generaron una variada literatura durante el siglo XVI con tratados pedagógicos de gran amplitud temática que contienen la esencia de lo que sería la tradición educativa occidental. CONCEPTO DE EDUCACIÓN HUMANISTA - Novedades respecto al Medievo pensamiento antropológico método dialéctico - retórica y elocuencia humanista ganan terreno frente a la lógica del Medievo “saber es saber hablar” - Los humanistas acercaron la condición humana a la divina “La Naturaleza, madre de todas las cosas, ha dado al género humano intelecto y razón, como óptimas guías para vivir bien y felizmente, y son tales que no se puede pensar en nada más egregio” (cita de Poggio Bracciolini, siglo XV) La verdadera diferencia entre la educación medieval y la humanista se encuentra en el pensamiento antropológico. La concepción cristiana del hombre y del mundo, así como las doctrinas filosóficas no fue tan distinta entre pensadores del Medievo y humanistas. Sin embargo, sí fue profundo el cambio a la hora de implantar el método dialéctico. Eso explica que la retórica y la elocuencia ganaran terreno entre los educadores humanistas. Entre los humanistas proliferaron tratados y escritos de mayor atractivo literario, aunque de menor consistencia filosófica. Los humanistas imitaron a los clásicos, eso es cierto, pero siempre desde una óptica intelectual y de búsqueda alejada de la dinámica repetitiva y acumulativa a la que hacíamos referencia antes.

CONCEPTO DE EDUCACIÓN HUMANISTA - Erasmo de Rotterdam No al castigo físico Propuestas pedagógicas Implicar a los padres en la educación de sus hijos Adaptar la educación a las capacidades individuales

Obras relacionadas con la orientación personal Juan Huarte de San Juan “Examen de ingenios para las ciencias” (1575) Juan Luis Vives “Las Disciplinas” (1531) Y especialmente relevantes fueron las propuestas de Erasmo de erradicar los castigos físicos. El holandés atribuía a la negligencia de los padres y a su falta de amor la educación mal encausada. Para Erasmo, la excesiva concesión de caprichos y la delegación en maestros ignorantes tenían la culpa de la educación errada. Según los principios humanistas, la educación debía ser adaptada a las capacidades y tendencias individuales. En ese sentido cabe mencionar las aportaciones de Juan Huarte de San Juan y Juan Luis Vives, que dejaron para la posteridad tratados que contienen consejos sobre educación. En términos globales, la pedagogía del Humanismo reclamaba la orientación personal temprana teniendo en cuenta las inclinaciones y deficiencias de cada alumno. ETAPAS PROCESO FORMATIVO: INFANCIA - Importancia de la infancia (lactancia + cuidados perinatales + formación física) como etapa decisiva. El Niño es concebido como sujeto de educación, no de adiestramiento - Transmisión afectiva y amorosa en los primeros años de vida. Los padres: agentes educativos - El poder educador de la cultura: novedad respecto al Medievo - Instrucción más sistemática que en la Edad Media Propuesta de Alessandro Piccolomini: entre los tres y los cinco años el niño debía aprender correctamente la lengua nativa: planteamiento en sintonía con la deriva retórica propia del Humanismo Propuesta de Erasmo: educar al niño a través de los hábitos, enseñándole a pensar, reflexionar y aprender, a modo de juego, las fábulas o los proverbios. Entre estos hábitos figuraban la transmisión de la piedad y la formación religiosa, sin renunciar a la inteligencia y a la comprensión infantil. Muchas de las obras pedagógicas acometidas entre los siglos XV y XVII evidenciaron la importancia de los padres en el desempeño de funciones educativas. Tanto es así que los consejos eugenésicos acaparan un buen número de tratados en los que el desarrollo de la persona se concibe como un largo camino, basado en una óptima constitución física, eso sí. Por ejemplo, se incide en la lactancia y en los cuidados perinatales como momentos claves del desarrollo. Cabe subrayar que el determinismo biológico, de dar por buena la teoría de que las cualidades morales se transmitían físicamente, no impidió que muchos pedagogos del Humanismo fomentaran la transmisión afectiva y amorosa en los primeros años de vida. Se contemplaba la infancia como etapa decisiva, el momento en el que debían sortearse los vicios que acechan al alma infantil. Entre ellos, por ejemplo, la ociosidad, el juego, la bebida, las mentiras. Los humanistas apostaban por la actividad, la sobriedad y el respeto. Desde la perspectiva educativa, no son muchas las diferencias entre la educación medieval y la humanista. La gran diferencia radica en la incorporación del poder educador de la cultura. Además, se empezaba a dar a la instrucción un tratamiento más sistemático en el que cabe citar las propuestas educativas de Alessandro Piccolomini y Erasmo de Rotterdam. El niño era concebido como sujeto de educación y no solo de adiestramiento. Y se insistía en la conveniencia de gratificar los aciertos y disculpar los errores de niños y jóvenes. Asunto distinto era el rol materno, sobre la madre recaía la responsabilidad del cuidado físico y los buenos hábitos de vida. Y era el padre la figura de referencia en la formación intelectual. Pero no debe obviarse que poco a poco surgió un rol femenino poliédrico, típico de la burguesía, en el que la mujer se desdoblaba en esposa, madre, administradora del hogar y primera maestra. Nodrizas y pedagogos, como en tiempos de Roma, completaban la nómina de educadores tempranos.

ETAPA PROCESO FORMATIVO: JUVENTUD - Madre: rol poliédrico. Ejercía de “primera maestra” - Padre: sobre él recaía la formación intelectual - Formación intelectual: estudio + cultura general: virtud - Incorporación de las clases medias a la educación humanista. Propuesta de Erasmo: selección de los jóvenes más talentosos para que recibieran una instrucción superior y sus conocimientos redundaran en el beneficio comunitario Propuesta de Jean Bodin: propuso una educación pública, sufragada por el Estado, que evitara la desigualdad. Medidas: institución de colegios y dotación de becas - educación intelectual femenina relegada por efecto de la teoría galénica Una vez superada la etapa infantil o de crianza, el alumno se sometía a una formación intelectual equivalente al estudio. En esta fase el joven asimilaba conceptos que le proporcionaban cultura general y una base científica con la que alcanzar la virtud y el perfeccionamiento humano. Y si hablamos de educación ciudadana cabe mencionar la aspiración de algunos referentes intelectuales del momento como Juan Luis Vives. Según Vives, el ejemplo de los monarcas era la mejor escuela para la educación ciudadana. Y es que los humanistas europeos llevaban sus aspiraciones más allá del terreno educativo. Querían pacificar Europa, formar nuevos gobernantes y desarrollar la cultura. Respecto a etapas previas, en las que la educación era casi privativa de príncipes y clérigos, la novedad residía en la incorporación de las clases medias. Burgueses, mercaderes, segundones de familias hidalgas, jóvenes aldeanos, la caridad cristiana fue la encargada en un principio de ampliar la educación a los estratos sociales más bajos. Pero fueron muchas las voces críticas que reclamaban un mayor protagonismo de los poderes públicos en la labor de supervisión pedagógica. También Erasmo emitió sus propuestas educativas. El holandés llegó a plantear que los jóvenes más talentosos fueran seleccionados para beneficiarse de una instrucción superior para que sus conocimientos adquiridos redundaran en el bien de la comunidad. No menos crítico se mostró el francés Jean Bodin que propuso una educación pública sufragada por el Estado y que evitara la desigualdad. Las primeras medidas puestas en marcha, tendientes a un progresivo intervencionismo, fueron la institución de colegios y la dotación de becas. Los humanistas abordaron también la educación intelectual femenina, aunque bien es cierto que muchos tratados del siglo XVI relegaban a la mujer al ámbito doméstico. En ese sentido, el protagonismo de la mujer se vio perjudicado por el peso de la teoría galénica en la sociedad de entonces. Teoría que apuntaba al carácter ciclotímico de la naturaleza femenina como impedimento en el desarrollo completo del aprendizaje. FIGURA DEL MAESTRO O PRECEPTOR - preceptor o maestro: figura de carácter espiritual - la cultura como aspiración: recreación del espíritu y goce intelectual conversación, tertulia, intercambio de ideas “La cultura se alcanza después de un largo viaje de peregrinación a través de las letras. Es decir, de alcanzar el descanso y el consuelo en la contemplación de la verdad” (cita de Guillaume Budé, siglo XVI) En cuanto al preceptor o maestro del Humanismo, su figura se consideraba un rol investido de carácter sagrado. El maestro ejercía de seguidor de la tarea docente de Jesucristo, actuando como un padre espiritual que ayudaba a la persona a adquirir una segunda naturaleza. El amor por las letras, que debía transmitir con la palabra y el ejemplo y el amor por el discípulo eran dos de las cualidades inherentes a la figura del maestro. Debía tener paciencia para adaptarse al ritmo del alumno y superar las dificultades. A la etapa de formación básica del alumno seguía el interés por la cultura. Una cultura entendida como recreación del espíritu y goce intelectual. En esa misma coordenada pedagógica se insertaba la conversación, la multiplicación del saber, la tertulia, el intercambio de ideas, la interactuación. Frente a los enfrentamientos dialécticos de los escolásticos, los humanistas de los siglos XVI y XVII se decantaron por la elegancia intelectual y el ambiente sereno, fomentando la profundización en los studia humanitates y el autodidactismo.

FIN Y CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN Fin último de la educación humanista: alcanzar la VIRTUD (sabiduría práctica + civismo) Contenido y eje pedagógico: BUENAS LETRAS (bonae litterae) ETAPAS Enseñanza elemental: lectura, escritura y doctrina cristiana Estudio de las artes liberales Trivium – Dialéctica y Retórica Quadrivium – Matemáticas Estudios superiores Progresivo protagonismo de las lenguas vernáculas, en detrimento de las lenguas clásicas (latín y griego). En cuanto a los objetivos pedagógicos, el fin último de la educación humanista era alcanzar la virtud. Una virtud entendida como sabiduría práctica. Una virtud que llevaba implícita la formación del buen ciudadano, lo que llamamos civismo, en línea con los modelos educativos propuestos durante la Antigüedad clásica. En cuanto a los contenidos educativos, fueron las buenas letras las que acapararon el capítulo de los contenidos educativos. Los humanistas consideraban trasnochados y caducos los contenidos educativos medievales que, según ellos, habían deformado la inteligencia. Por eso propusieron una depuración de contenidos con las buenas letras como eje pedagógico. Para ellos las buenas letras contenían las verdades reveladas y los conocimientos de la humanidad. Pero también la sabiduría, la belleza, la ciencia y la elocuencia. En definitiva, eran el alimento del alma. La educación propuesta por los humanistas no perseguía un concepto acumulativo de definiciones y saberes. Lo que buscaba era ayudar a que el hombre tomara conciencia de sí mismo para implementar sus capacidades intelectuales. Desde el punto de vista de las materias, primero era abordada una enseñanza de carácter elemental, dedicada a asimilar los rudimentos de la lectura y la escritura, junto con la doctrina cristiana. Los estudios de primeras letras consistían fundamentalmente en aprender a leer, escribir, contar y recibir doctrina cristiana. En otras palabras, cartilla, catecismo y ábaco. Y también primeras nociones gramaticales. En una segunda etapa se abordaba el estudio de las artes liberales. Primero las artes instrumentales, lo que llamamos Trivium y después las artes o doctrinas del Quadrivium. A los alumnos más dotados se les formaba en Filosofía moral, que incluía Historia, tanto civil como sagrada. Y estos conocimientos eran la antesala de los estudios superiores. Con respecto a la lengua, no existía un criterio unitario en tiempos del Humanismo. Buen ejemplo es España, donde se introducía al niño en la lengua materna, antes de transmitirle conocimientos de latín. Sin embargo, en países como Francia o en Italia, ya los primeros estudios se realizaban en latín. Muchos autores europeos, como Erasmo de Rotterdam, apuntaban la conveniencia de estudiar conjuntamente griego y latín consideradas entonces como las dos lenguas de la cultura. Tampoco debe pasarse por alto que la escasez de buenos helenistas y el esfuerzo requerido para dominar el latín y el griego fomentó que poco a poco las lenguas vernáculas ganaran terreno frente a las lenguas clásicas. Al estudio de la gramática latina le siguió el arte de la oratoria desgajada en dos disciplinas, dialéctica, que había sido el método por excelencia de la filosofía medieval, y retórica. Los humanistas consideraban que la retórica se había corrompido durante el Medievo desembocando en varias discusiones académicas que no iban más allá de los tecnicismos lógicos, eran vanas para ellos. Los humanistas aspiraban a convertir la dialéctica en el arte de la razón. Y en esa faceta, la retórica, Cicerón fue el autor predilecto de los humanistas. El más admirado, el que mejor transmitía el espíritu de la verdadera elocuencia, la elocuencia concisa y elegante. El curso de retórica culminaba aproximadamente a los 16 años y suponía el fin de los estudios englobados en la categoría del Trivium. La siguiente etapa incluía las disciplinas agrupadas en torno al Quadrivium. Los humanistas suponían que las disciplinas del Trivium eran órganos inactivos que necesitaban de disciplinas con las que ejercitar la inteligencia y acceder al verdadero conocimiento. Respecto a épocas anteriores, las artes del Quadrivium siguieron manteniendo su orden tradicional: Matemáticas, que incluía aritmética y geometría y que comprendía a su vez geografía, cosmografía, astronomía, música y filosofía natural. Todos estos conocimientos eran considerados la base de muchas profesiones y de estudios superiores. Los alumnos invertían dos años para conocer el llamado ciclo de las artes liberales, período tras el cual habían recibido una sólida formación cultural y científica. Entre los 18 años y los 20 estudiaban ética, considerada el complemento intelectual a la formación religiosa y moral recibida en año previos. El alumno cursaba también filosofía moral, de la cual era auxiliar la historia, considerada entonces la memoria de los tiempos. No es baladí...


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