III. La Europa de Luis XIV PDF

Title III. La Europa de Luis XIV
Author Ana suero moreno
Course Historia Económica
Institution Universidad de Sevilla
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Summary

Profesor: Manuel Francisco Fernández Chaves.
Asignatura: Historia económica 3er año (más orientada a historia moderna)
Temario muy completo de la asignatura, el profesor daba sus apuntes y yo precisamente decidí completarlos con las lecturas y el manual. Obteniendo así la máxima nota de ...


Description

La Europa de Luis XIV “Las guerras europeas en la época de Luis XIV (1661-1715)”

1. El orden internacional a mediados del siglo XVII Los tratados de Westfalia (1648), los Pirineos (1659) y la Oliva (1660), que pusieron fin a la Guerra de los Treinta Años y sus secuelas, establecieron un principio de equilibrio entre los Estados europeos y pareció que inauguraban una nueva época de paz. Sin embargo, el medio siglo que transcurre hasta los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) fue un período de frecuentes conflictos bélicos, derivados casi siempre de la política agresiva de Luis XIV. Westfalia y Pirineos consagraron el fin de la hegemonía de las dos ramas de la Casa de Habsburgo: -

El Imperio Germánico perdió toda posibilidad de ejercer un dominio efectivo sobre Alemania. El emperador, reducido a su condición de soberano de Austria y de una serie de dominios cercanos, orientó su política hacia el sureste (tierras europeas dependientes del Imperio Turco), que continuaba siendo una amenaza para su supervivencia.

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La Monarquía Hispánica, más allá de las relativamente pequeñas pérdidas estipuladas en los tratados, había sufrido un gran desgaste humano y económico. Uno de los mayores problemas de los Austrias españoles seguía siendo la integración de los diversos territorios y sus relaciones con la Corte.

Los tratados supusieron también la secularización de la política y el triunfo de los Estados soberanos frente a viejas pretensiones universalistas. Sin embargo, también entrañaban un peligroso fomento de inestabilidad: -

La ausencia de unos principios superiores a los que referir el orden Estados vecinos.

Las paces consagraron la emergencia de nuevas potencias (como Inglaterra, Holanda, Suecia y Brandeburgo), pero por encima de todas emergió Francia.

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2. El imperialismo de Luis XIV En 1661, a raíz de la muerte de Mazarino, Luis XIV inició su largo reinado personal, que le convirtió en la personificación más acabada del absolutismo. En el ámbito internacional, llevó a cabo un expansionismo agresivo, que le enfrentó a la monarquía de los soberanos europeos. Disponía del Estado más rico y poblado de Europa (con casi un tercio de los habitantes del continente), pero la capacidad para movilizar sus recursos se debió a la política absolutista. En la década de 1680, se inicia el retroceso económico y demográfico generalizado en Francia, con el empobrecimiento de muchos sectores sociales. Se han señalado diversos móviles de la política exterior de Luis XIV: -

Como la necesidad de conseguir fronteras naturales que aseguraran la defensa continental de Francia (en 1662, compró Dunkerque y negoció la sucesión de Lorena)

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Y sus aspiraciones sobre los territorios de la decadente Monarquía Hispánica.

Pero la principal motivación de Luis XIV fue su permanente ansia de gloria, coherente con su mentalidad absolutista y el ideal clásico que dominaba la cultura francesa por entonces. Luis XIV defendió el origen divino de su poder absoluto y el designio de convertirse en el dominador de Europa, no reconociendo como igual a ningún otro soberano. El poderío internacional de Francia, que culmina en el reinado de Luis XIV, se asienta sobre la política de reforzamiento del poder real emprendida por Enrique IV y proseguida por los cardenales Richelieu y Mazarino. Cuenta con toda una serie de eficaces colaboradores del rey, entre los que destacan Le Tellier (organizador del ejército), Colbert (organizador de las finanzas) y un amplio número de generales y almirantes. La acción internacional de Luis XIV fue ante todo resultado de la eficacia administrativa del aparato estatal, cuyos efectos más importantes en política exterior fueron la diplomacia y sobre todo el ejército. En efecto, el predominio militar francés no se basó tanto en innovaciones tácticas o armamentísticas como en el engrosamiento y el perfeccionamiento organizativo del ejército (reclutamiento, estructuración de mandos y unidades, disciplina y atención a los soldados). Pero la hegemonía internacional de Francia no sobrevivió a Luis XIV. El balance final presenta claroscuros. El éxito en la contención de su política se debió, en gran parte, a la creación de coaliciones internacionales en su contra, en las cuales figuraron sus enemigos tradicionales (España, Holanda, Inglaterra y el Imperio) y se juntaron soberanos católicos y protestantes. 2

En cuanto a su carácter, era bastante inteligente y fuerte psicológicamente. Su educación y personalidad provienen de las enseñanzas de Mazzarino. ADMINISTRACIÓN  Su reinado se caracteriza por: 

La implantación de un eficaz aparato estatal vinculado con la corona



Una mayor participación fiscal de sus súbditos.



Eliminación de cargos administrativos en las escalas inferiores.



La formación de un ejército permanente.

 En cuanto a la administración. Disolvió el consejo del Rey en varios Consejos: 

Consejo Superior: se ocupa de los asuntos internos y externos del Estado.



Consejo de Hacienda: gestiona la Hacienda del rey.



Consejo de Despacho: se encargaba de responder documentos conocidos como ¨los despachos¨.



Consejo de Estado: asamblea con competencia jurídica.

 El núcleo del gobierno de Luis XIV lo constituían los cuatro secretarios de estado: 

Exteriores



Marina



Casa real



Guerra + la Hacienda

 Parlaments: estaba compuesta por magistrados. El Parlaments actuaba como tribunal supremo, aunque también se encargaba de ciertas competencias legislativas y administrativas. Su función principal era registrar los edictos reales.  Gobernadores de Provincias: estos cargos habían sido desempeñados hasta entonces por los nobles con una amplia autonomía que a Luis XIV le resultaba peligrosa. Por ello, Luis XIV apartó a la nobleza de este cargo y ordenó que no fuera vitalicio.  Gobernadores de municipios: los municipios estaban controlados por los intendentes, los cuales gestionaban la ciudad, velaban por la justicia, el orden y las finanzas.

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3. Las primeras guerras (1667-1678) La boda de Luis XIV con la infanta María Teresa de España (hija de Felipe IV), que selló la Paz de los Pirineos (1659), se convirtió en uno de los hechos más decisivos de su reinado. Luis XIV estaba convencido de que la hegemonía de Francia solo podía lograrse a costa de la Monarquía Hispánica. A pesar de la amistad oficial, Luis XIV apoyó a los rebeldes portugueses (que habían proclamado su independencia en 1640) frente a España. En 1688, mientras los ejércitos franceses invadían el Franco Condado, España reconocería por el Tratado de Lisboa la independencia de Portugal. Tras la muerte de Felipe IV (1665), Luis XIV hizo que sus juristas defendieran los derechos de su esposa sobre una serie de territorios de la vieja herencia borgoñona de los reyes de España: -

el Franco Condado.

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Luxemburgo.

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Hainaut.

-

Cambrai.

Este pretexto dio lugar a la Guerra de Devolución (1667-1668), durante la cual los franceses ocuparon el Franco Condado para garantizar la aquiescencia de los países no implicados directamente. Luis pretendía que las demás potencias europeas no se pusieran en su contra: -

Firmó un tratado de alianza con las Provincias Unidas.

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Renovó la confederación del Rin.

-

Confió en sus buenas relaciones con Inglaterra y Suecia.

Sin embargo, la amenaza del poder francés sobre la estabilidad de Europa hizo que los ingleses y los holandeses firmaran un tratado de paz, para hacer frente a Francia. Más tarde se uniría Suecia y así se formaría la Triple Alianza de la Haya. Esto presionó a Luis XIV para firmar el Tratado de Aquisgrán (1668): -

Francia obtenía 12 ciudades en la franja meridional de los Países Bajos, pero devolvía el Franco Condado, ocupado durante la invasión.

Entonces, el imperialismo francés viró hacia Holanda (1672-1678). Además de las ambiciones territoriales del rey francés, concurrían otras causas como la desafiante hegemonía comercial 4

holandesa en Europa y el protagonismo que Holanda había jugado en la formación de la Triple Alianza. Luis XIV rompía así con la tradición de alianza franco-holandesa mantenida desde tiempos de Enrique IV. Previamente, Luis XIV rompió la Triple Alianza mediante los tratados de Dover con Inglaterra (1670) y de Estocolmo con Suecia (1672). El peligro que pudiera significar Austria fue neutralizado por el primer pacto secreto de reparto de la Monarquía Hispánica entre Luis XIV y Leopoldo I (1668) y luego garantizado por el compromiso de neutralidad del emperador (1671). En 1672, los ejércitos franceses mandados por Condé y Turenne invadieron las Provincias Unidas llegando hasta Utrecht. Este hecho favoreció la entrega del poder al estatúder Guillermo III de Orange, que lideraba los intereses centralistas y monárquicos frente al republicanismo federal del patriciado urbano. La agresión a Holanda provocó la formación de la Gran Alianza de La Haya (Holanda, España, el emperador, el duque de Lorena, el elector de Brandeburgo y un gran número de príncipes alemanes). En 1674, finalizada la tercera guerra anglo-holandesa y Carlos II de Inglaterra se veía obligado a centrarse en sus conflictos internos con el Parlamento. La guerra abandonó entonces su escenario original en Holanda para desarrollarse fundamentalmente en los Países Bajos españoles y la zona del Rin, con extensiones en los espacios coloniales de América y Asia. En 1677, María de York (hija del futuro rey Jacobo II de Inglaterra) contrajo matrimonio con Guillermo III de Orange, lo que propició la alianza anglo-holandesa contra Luis XIV (1678). La Paz de Nimega de 1678 fue un gran triunfo para Holanda, que conservó intactas sus fronteras y logró la abolición de las tarifas proteccionistas francesas. Francia salió beneficiada a costa de España, obteniendo el Franco Condado, Cambrai y parte de Flandes y Hainaut.

4. El cenit de la hegemonía francesa. Las Reuniones (1679-1684)

Tras la Paz de Nimega, Francia salió reforzada dentro de lo que cabe en el panorama exterior. Luis XIV vio cómo su figura crecía en el ámbito interno y externo. Su imagen era la de un monarca poderoso y temible. Entre la Paz de Nimega y la de Ratisbona, el poder francés en el exterior llegó su punto más alto. En los primeros años de la década de los 80, el aparato

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monárquico absolutista francés iba en buena dirección, gracias a las medidas tomadas por Colbert. Sin embargo, en los años finales de esta década, se empezaron a producir una serie de acontecimientos que irritarían a la sociedad francesa, como el abuso fiscal o las malas cosechas. A partir de 1679, Luis XIV configuró una estrategia de fronteras con el objetivo de aumentar sus posesiones. Estaba motivado por el temor que difundían las tropas francesas y por la majestuosidad de la monarquía francesa. Su objetivo era la reivindicación de territorios que según Luis XIV pertenecían a algunas de las circunscripciones. A la hora de llevar a cabo esta empresa, la Cámara de Reunión se congregaba para analizar el motivo por el que un territorio pertenecía a Francia. Si la Cámara decía que dicho territorio pertenecía al Reino de Francia, se ocupaba de forma militar ese territorio. A través de esta política se ocuparon numerosos territorios en los Países Bajos y en Luxemburgo: -

Una de las adquisiciones más célebres fue la de Estrasburgo, ciudad en la que entró de forma solemne en 1681.

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Más tarde, se haría con el control de la fortaleza de Casale, tras haber convencido al Duque de Mantua de que se la cediera (1681).

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Más tarde, presionó a la República de Génova para que dejara de apoyar a la monarquía francesa. Bombardeó Génova, humilló al Dogo de Génova, obligándole a ir a Versalles a dar explicaciones sobre su apoyo a España.

Esta serie de actos provocaron una reacción de numerosos estados europeos frente a Francia. En 1683 formaron una coalición defensiva: -

Las Provincias Unidas.

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Suecia.

-

El Emperador.

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España.

Sin embargo, al empezar la contienda, solo España estaba en condiciones para ofrecerle ayuda, ya que Suecia y el Sacro imperio estaban preocupados en otros asuntos. España fue asediada desde distintos puntos (Países Bajos españoles, Luxemburgo y Cataluña). La pasividad de los aliados de España y el poco interés de Luis XIV de llevar a cabo una 6

contienda propició la firma de la Tregua de Ratisbona (1684), en la que se acuerda una tregua de 20 años y el reconocimiento español de la decadencia de su estado en el ámbito interno y externo.

5. Europa contra Luis XIV. La Guerra de los Nueve Años (1688-1697)

En la segunda mitad de la década de 1680, se organiza una gran oposición internacional contra Francia, motivada por tres hechos: -

La derrota turca de 1683 (inicio del retroceso otomano y del avance de Austria hacia el sur, que deja al emperador Leopoldo I las manos libres para intervenir más activamente en la política europea).

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La revocación del Edicto de Nantes por Luis XIV en 1685 (expulsión de 200 000 hugonotes e indignación de los principales países receptores: Holanda, Suecia y Brandeburgo).

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Y la Revolución Gloriosa de 1688-1689 (expulsión de Jacobo II y acceso al trono inglés de Guillermo III de Orange).

En 1686, se constituyó la Liga de Augsburgo, que agrupaba: -

Al emperador y tres príncipes alemanes (los electores de Baviera, Sajonia y el Palatinado).

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Junto con España y Suecia, que tenían tierras en el Imperio.

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En 1689, se unieron los soberanos de Austria, Brandeburgo y Saboya.

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Y por último Guillermo III de Orange (estatúder de Holanda y rey de Inglaterra).

Tras estas nuevas incorporaciones, la coalición antifrancesa pasó a denominarse Gran Alianza de Viena. El pretexto para la guerra fue la sucesión del obispado de Colonia y el Palatinado, donde el papa apoyó a los candidatos imperiales frente a los de Luis XIV. En 1688, los ejércitos franceses invadir: -

Avignon.

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El condado Vensino.

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El obispado de Colonia. 7

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Y el Palatinado.

La guerra tuvo varios escenarios: Imperio, Irlanda, Países Bajos españoles, norte de Italia y Cataluña, además de sus extensiones en América, África y la India. En el curso de la guerra, Francia padeció serias dificultades económicas y humanas. El malestar social llegó al límite con el hambre de 1693-1694. -

Luis XIV había acogido en su corte al derrocado Jacobo II de Inglaterra y promovió un desembarco legitimista en 1689, apoyado por la católica Irlanda, que logró tomar Dublín pero fue finalmente derrotado por las tropas de Guillermo III en 1690.

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En los Países Bajos españoles, las tropas francesas dirigidas por el mariscal Luxemburgo, derrotaron a los aliados en las batallas de Fleurus (1690), Steinkerke (1692) y Neerwinden (1693), conquistando las plazas de Mons (1691) y Namur (1692).

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En el norte de Italia, los franceses vencieron a las tropas de Eugenio de Saboya en la batalla de Staffarda (1690) y en Marsaglia (1693).

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Además, los franceses vencieron a la flota angloholandesa frente a las costas inglesas en la batalla naval de Beachy Head (1690), pero carecían de un verdadero plan bélico naval y al año siguiente fueron derrotados en las costas de Normandía.

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En América, la guerra repercutió en el Caribe y el golfo de México. Los franceses ocuparon Cartagena de Indias en 1697 y atacaron los establecimientos ingleses de Nueva Inglaterra.

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Los ingleses atacaron los establecimientos franceses de San Lorenzo, Hudson y Acadia. En otros ámbitos coloniales, los ingleses tomaron plazas en Senegal y los holandeses en la India.

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En 1696, a cambio de la restitución íntegra de sus territorios, Víctor Amadeo II de Saboya se volvió aliado de Francia y colaboró en la invasión de Milán.

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En Cataluña, las tropas francesas se apoderaron de la fortaleza de Rosas (1693) y lograron la rendición de Barcelona (1697).

El agotamiento financiero y humano de los contendientes empujaba hacia la paz, aunque también influyó la expectativa de la sucesión española. En virtud del Tratado de Ryswick (1697), Luis XIV reconoció como rey de Inglaterra a Guillermo III. Desde el punto de vista territorial, se restableció el orden de Nimega: -

Francia devolvió todas las anexiones derivadas de la política de reuniones (excepto Estrasburgo) y las conquistas realizadas durante la guerra.

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Las Provincias Unidas obtuvieron condiciones favorables de comercio con Francia y el derecho a establecer guarniciones en los Países Bajos españoles.

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Saboya recuperó todos los territorios que habían caído en manos francesas, con lo que Francia perdía sus posesiones en Italia.

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España recuperó Luxemburgo y todos los territorios perdidos tras la Paz de Nimega.

Se ha dicho que con estas concesiones Luis XIV buscaba una posición favorable para reclamar la inminente sucesión española. En todo caso, Ryswick supuso el primer retroceso en la trayectoria triunfal de Luis XIV.

6. La sucesión de Carlos II

La frágil salud y la falta de descendencia de Carlos II (1665-1700) auguraban que la Monarquía Hispánica pasaría a manos extranjeras (a través de los matrimonios de las hijas de Felipe III y Felipe IV): -

Bien a la Casa de Habsburgo austríaca.

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Bien a la Casa de Borbón francesa.

 El emperador Leopoldo I era nieto de Felipe III, por lo que contaba con derechos sucesorios indirectos por vía femenina. Además, Leopoldo I estaba casado con Margarita, hija menor de Felipe IV y hermana de Carlos II, que murió pronto (Margarita) pero le dejó una hija: María Antonia, que abría para el futuro una segunda línea sucesoria en caso de que tuviese un hijo varón (cosa que sucederá en 1692 con el nacimiento de José Fernando de Baviera).

 Luis XIV también era nieto de Felipe III y estaba casado con María Teresa, hija mayor de Felipe IV y hermanastra de Carlos II. La diplomacia francesa argumentaba que la renuncia de María Teresa a la sucesión española (consecuencia de la Paz de los Pirineos de 1659, que se había sellado con su matrimonio con Luis XIV) quedaba sin efecto al no haberse satisfecho por España la dote estipulada en las capitulaciones matrimoniales. Las principales potencias europeas comenzaron a negociar el reparto de la Monarquía Hispánica para el caso de que Carlos II muriese sin descendencia. 9

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El primer pacto secreto tuvo lugar cuando Carlos II era aún un niño, durante la Guerra de Devolución (1667-1668), en la que el emperador se mantuvo neutral.

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En 1668, Leopoldo I y Luis XIV pactaron que: 

El emperador se quedaría con la península Ibérica (excepto el reino de Navarra y la plaza catalana de Rosas), Baleares y Canarias, las Indias, Milán y Cerdeña.



Francia obtendría Navarra, Rosas, los Países Bajos españoles, el Franco Condado, Nápoles, Sicilia, las plazas norteafricanas y Filipinas.

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Durante la Guerra de Holanda (1672-1678), el emperador abandonó la neutralidad para unirse al...


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