La era de Luís XIV PDF

Title La era de Luís XIV
Course Història Moderna
Institution Universitat de Barcelona
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EL ABSOLUTISMO: LA FRANCIA DE LUIS XIV - Con la muerte del Cardenal Mazarino en marzo de 1661 comenzó el gobierno personal de Luís XIV (reinado nominal cuando tiene 5 años, en 1643). Ha sido considerado el paradigma y máximo exponente del absolutismo práctico y su poder e influencia ha llevado a los especialistas a designar la segunda mitad del XVII como ‘’la era de Luís XIV’’. - El reinado de Luís XIV (1643-1715), el más largo de la Edad Moderna (72 años), ha dejado una huella profunda y discutida en la historia de Francia y de toda Europa. - Mientras Versalles, el célebre palacio cercano a París, al que la Corte se trasladó, es todo un símbolo del poder y la gloria de la monarquía absoluta, los Inválidos (hospital militar) nos recuerda las duras consecuencias que tuvo la belicosa política del Rey Sol para 20 millones de franceses (y 40 millones de europeos vecinos). - Continua la política del Rey Sol tuvo una continuidad profunda con la de Richelieu y Mazarino en la afirmación del absolutismo monárquico y en la pugna con la Casa de Austria por la hegemonía europea. La personalidad de Luís XIV - La Francia de la segunda mitad del XVII era hasta punto una monarquía personal que las características de Luís XIV no se pueden dejar de considerar, porque ‘’l’état c’est moi’’. - El prestigio de los estados en el XVII estaba tan íntimamente ligado a la reputación de los gobernantes, que, según la visión de Luís XIV, la grandeur de Francia y la gloire del rey debían discurrir por el mismo camino. - No poseía una gran cultura, pero tenía sentido práctico, una gran capacidad para el trabajo, el juego y el amor, una salud de hierro: sobrevivió a dos generaciones de herederos y tuvo que legar su reino a su bisnieto. - Influyeron en su formación decisivamente: - Mazarino: educación política que recibe desde niño. - Su madre Ana de Austria: hereda el sentido de la majestad tan propia de los Habsburgo, el gusto por la etiqueta española y por la piedad católica. - Un acontecimiento político de gran transcendencia durante su infancia, los disturbios de la Fronda, marcaron para siempre la prioridad en su estilo de gobierno: eliminar el desorden e impedir la desintegración territorial y social garantizando la seguridad interior y exterior. - Horror a la anarquía, desconfianza hacia la gran nobleza (a la que domesticó en la jaula dorada de Versalles), hacia los parlamentarios (a los que tuvo a rata) y hacia las provincias reivindicadoras (sometidas a un centralismo que ha perdurado). - Orden, eficacia y unidad fueron objetivos perseguidos, más que logrados, en la reorganización políticoadministrativa emprendida a nivel central y a nivel territorial (provincial). - El camino para lograrlo pasaba por construir una infraestructura estatal sólida dependiente de la Corona, reducir o eliminar las autoridades intermedias autónomas o semiautónomas, incrementar la capacidad contributiva de los súbditos erigiendo un aparato fiscal y administrativo modernizado, y fortalecer el ejército permanente. Los inicios de su reinado personal - Pocas horas después de la muerte de Mazarino, Luís XIV dejó claro que a partir de entonces gobernaría sin primer ministro. - No era un mal momento para tomar tan trascendental decisión. Las tensiones internacionales habían remitido tras los tratados de paz de 1648-1659, la oposición había sido acallada al finalizar la Fronda y el fortalecimiento institucional del Estado estaba en franca progresión por la obra precedente de Richelieu y Mazarino. - Aunque quería gobernar como un Rey, no significaba que renunciaba a sus consejeros: mantuvo a los principales colaboradores de sus predecesores, menos Fouquet, que parecía emular la trayectoria de Richelieu y fue arrestado por Luís XIV acusado de corrupto y de malversación de fondos públicos. Desarrollo y fortalece administrativa - La necesidad de mayor efectividad y eficiencia en el gobierno aceleró la formación de un aparato administrativo central dependiente exclusivamente del Monarca. - A semejanza de la monarquía española, la Francia de Luís XIV fue gobernada, desde la Corte, por un sistema de consejos que gravitaba totalmente en torno al rey:

1. Consejo Superior o Conseil d’en Haut, verdadero consejo de gobierno en el que se examinaban los asuntos más importantes de política interior y exterior. 2. Consejos de Despachos: reunía a los secretarios de Estado y en el que se leían los despachos recibidos desde las provincias y se elaboraban las respuestas. 3. Consejo de Hacienda: incluía a los intendentes. Desde este organismo se planificaban los asuntos financieros y económicos de la monarquía. 4. Consejo de Estado o Conseil Privée: mucho más numeroso. Principalmente competencias judiciales y legislativas. - Ninguno de los colaboradores del rey situados en la cima del orden burocrático pro cedía de la familia real, el alto clero o la rancia nobleza. Casi todos ellos se habían ennoblecido recientemente y debían su posición y su fortuna al monarca. - El núcleo de gobierno estaba representado por los cuatro secretarios de Estado, ocupados respectivamente de Asuntos Exteriores, Marina, Guerra y Casa Real, más el inspector general de Finanzas. - Los dos colaboradores más destacados de la primera mitad del reinado fueron Jean-Baptiste Colbert (intendencia de hacienda) y François-Michel le Tellier, Marqués de Louvois (jefe del departamento de guerra). - Los intendentes. Para conseguir implantar las decisiones del rey y de sus ministros en las provincias, la administración central debía contar con funcionarios eficientes que las hicieran cumplir. - Esta tarea fue encomendada a los intendentes que fueron destacados en todas las provincias con carácter permanente. - Estos funcionarios se convirtieron en los grandes instrumentos del fortalecimiento de la autoridad monárquica. - Amplia variedad y amplitud de sus competencias: tenían atribuciones plenas de justicia, política y finanzas. El control de las instituciones políticas preexistentes - Esta monarquía con pretensiones fuertemente centralizadoras se superpuso a la estructura social y a las instituciones políticas ya existentes privándolas de gran parte de su poder, pero no las destruyó. - Los Estados Generales no volvieron a convocarse, aunque no fueron abolidos. Los parlements, los gobernadores de provincias, los gobiernos municipales y los estados provinciales experimentaron la merma gradual de su poder efectivo, sin embargo, tampoco desaparecieron. Los controló mejor. - La afirmación indiscutida del poder monárquico a nivel territorial, en toda Francia, se llevó a cabo fundamentalmente mediante la erosión del antiguo poder de sus gobernantes militares, el restablecimiento y potenciación de los intendentes y la supeditación al gobierno central de los Estados provinciales y de los Parlamentos. El control religioso - La concepción absolutista del poder puesta en práctica por Luís XIV le hacía contemplar los asuntos religiosos como factores de comportamiento autónomo que podían obstaculizar el pleno despliegue de la autoridad real. - Lema: ‘’Un Dios, una fe, una ley, un rey’’. Sus problemas en este terreno fueron fundamentalmente tres: la pugna por el fortalecimiento de una iglesia nacional, la cuestión jansenista y el conflicto con la minoría protestante hugonote. La afirmación del galicanismo - Las relaciones entre la Corona francesa, la Iglesia católica y el papa fueron a veces extremadamente dificultosas. Los conflictos se originaban a la hora de establecer límites entre las respectivas autoridades del monarca y del pontífice. - Luís XIV contaba con un instrumento de gran eficacia para conjurar las interferencias papales en los asuntos de la iglesia de Francia: las llamadas libertades galicanas, de origen medieval, permitían a la iglesia francesa gozar de cierta independencia frente a la autoridad papal. - Los disidentes de esta teoría fueron, sobre todo, los jesuitas y las órdenes mendicantes, que asociaban el galicanismo al absolutismo monárquico y por el contrario defendían que el papa era la fuente de toda autoridad dentro de la Iglesia. La cuestión jansenista - Jansenismo: movimiento de renovación nacido en el seno de la Iglesia a partir de una obra escrita por Cornelius Jansen, obispo de Ypres, y titulada Augustinus.

- Muy influenciada por los escritos de San Agustín, defendía que les seres humanos eran incapaces de alcanzar su salvación sin la gracia de Dios, siendo ésta concedida a muy pocas personas. Abogaba, además, por una disciplina eclesiástica estricta y una moral rigurosa. - Con tales argumentos, los jansenistas se acercaban ‘’peligrosamente’’ a las tesis de Calvino. Sin embargo, muchos encontraron atractivos sus principios: Pascal, Racine… - Frente a todos ellos los jesuitas pensaban que el jansenismo negaba la responsabilidad y libertad de los individuos. - Luís XIV se mantuvo siempre hostil hacia los jansenistas, pero nunca llegó a dominarlos del todo y fueron un foco de oposición al rey no menos despreciable. La revocación del Edicto de Nantes - La unidad confesional era para los monarcas absolutos, y en especial para Luís XIV, un requisito necesario para el fortalecimiento del Estado. - Este principio convertía el Edicto de Nantes (1598) y el Edicto de Alés (1629), que garantizaban la armonía política y religiosa entre católicos y protestantes, en un compromiso necesariamente provisional. - La minoría hugonote, a comienzos de su reinado, ascendía a poco más de millón y medio de franceses de todos los estratos sociales. - Hasta 1679 el rey aceptó la situación heredada esperando, quizás, una conversión gradual, pero en los primeros años de la década de 1680 se hicieron esfuerzos premeditados para suprimir el culto protestante en privado y excluir a los protestantes de ciertas profesiones. - No se saben las razones exactas de este cambio de pretensiones del monarca, probablemente por poner en práctica su imagen vista en Europa como rey católico. - Finalmente, en 1685 revocó completamente el edicto de Nantes con la emisión de otro, el de Fontainebleau: todos los fieles convertidos al catolicismo, prohibiéndoles emigrar, aunque muchos lo hicieron. El control económico - Problema básico: financiación suficiente de la propia monarquía en todas sus facetas, y a este primordial objetivo se orientó la política económica desarrollada durante el reinado. - Ésta estuvo en manos de Colbert hasta su muerte en 1683. Las reformas fiscales, la reglamentación manufacturera y el fomento comercial inspirados en teorías mercantilistas fueron sus principales objetivos. Fiscalidad - Una parte del problema de la financiación de la monarquía quedaba solucionado teóricamente con la creación de una administración fiscal estatal que mejoraba la recaudación tributaria y en la que los intendentes eran la pieza clave. - No obstante, era necesario adoptar otras medidas que contuvieran el gasto y aumentaran los ingresos. Esto lo consiguió Colbert. - Sin embargo, con la guerra de Holanda comenzaron las dificultades financieras, que en adelante no cesarán: los gastos son cada vez más fuertes y están ocasionados por la política agresiva del rey en Europa, la construcción de Versalles y el mantenimiento de la corte. Mercantilismo y colbertismo - La teoría y la práctica de la política económica absolutista han hallado una designación general bajo el concepto de mercantilismo. Su objetivo era crear un país próspero que asegurara la grandeza del rey. - Sus teóricos recomendaban el fomento del comercio mediante ayudas estatales, la transformación de las materias primas en el propio espacio productivo mediante derechos de aduanas y otras restricciones a la importación. - Éste fue el sustrato de toda la política de Colbert, que impuso la doctrina con esfuerzo sistemático y relativo éxito: - Pretendió aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones a fin de disponer de una reserva mayor de dinero y metales nobles, siempre escasos y que se suponía existían en una cantidad prácticamente constante. - Según esta concepción, el enriquecimiento de un estado sólo podía lograrse a costa de otro y, por tanto, la guerra ‘’económica’’ se erigía en uno de los pilares fundamentales de la estrategia colbertista. - El desarrollo comercial y la protección y fomento de las manufacturas nacionales fueron los otros puntales del proyecto económico de Colbert.

- Comercio: básico aumentar el comercio exterior, tanto en volumen como en valor, y hacerlo con barcos franceses (ayudándolos), ya que a mediados del XVII la flota holandesa monopolizaba los intercambios internacionales con Francia. Se crearon compañías comerciales para comerciar con los continentes. - La protección de las manufacturas francesas se consideró una prioridad cubierta por una reglamentación aduanera tan dura que suponía casi la prohibición de productos ingleses y holandeses. - Colbert no economista: no modernización de la producción sino su estancamiento. El propio rey, que apoyó la gestión del ministro cuando le fue posible, desbarató sus presupuestos cuando las urgencias de la guerra lo demandaban. Al fin y al cabo la riqueza del reino era un medio para conseguir su grandeza, no un objetivo en sí mismo. - A pesar de que la Francia del XVII seguía dependiendo fuertemente de la producción agrícola (casi un 70% de la población vivía y trabajaba en el campo), Colbert apenas dedicó atención a esta faceta económica, quizás porque la intervención desde el gobierno apenas ofrecía margen de maniobra. - No obstante se obtuvieron algunos resultados, modestos si los comparamos con los planes de inicio. - Pese al fracaso de las compañías comerciales privilegiadas y a la forzosa retirada de los aranceles tras la paz de Nimega, consiguió aumentar el alcance de la industria francesa y la calidad de sus productos. Mejoró las comunicaciones y la marina mercante. - Sin embargo, a la muerte de Luís XIV, Francia se encontraba sumida de nuevo en el colapso financiero. Pero los proyectos del más importante colaborador de Luís XIV sirvieron a la posterioridad ya que muchos de ellos se consumaron en el siglo XVIII. La reforma militar - El caso continuo estado de guerra en Europa fue para muchos soberanos la excusa para tener un ejército permanente en armas. - Era un instrumento de poder, para la gloria del rey. El ejército francés fue modernizado a fondo. Reforma militar (nuevas técnicas bélicas, mejoras en el reclutamiento y aprovisionamiento, mejoras en el armamento…). - Básico para mantener la hegemonía internacional: servicio militar obligatorio, moderniza su artillería e ingeniería, surge una poderosa marina de guerra (separada de la mercante)… - En la Guerra de Sucesión Española contaba con 400.000 hombres, casi diez veces más que el número de tropas existentes en 1660. - Puede entenderse que más de la mitad de los presupuestos anuales de la monarquía se destinasen al ejército. - Rasgo más destacable: sometimiento sin condiciones de los jefes militares a la autoridad de la corona, sin autonomía y libre de toda influencia no monárquica. - La reforma del ejército fue uno de los ejemplos más evidentes del carácter innovador del reinado de Luís XIV. Política y cultura de Corte: Versalles - Luís XIV no inventó la Corte: lo novedoso fue que le diera una función política, destinada en última instancia a fortalecer la autoridad real. - La Corte debía proporcionar un marco espléndido y brillante al rey y a su familia, no sólo para satisfacer la vanidad real, sino para dar expresión y fuerza a determinadas expectativas y pretensiones. - Cada faceta de la rutina diaria de Luís XIV (desde que se levantaba hasta que se acostaba) se realizaba ante la atenta mirada de los cortesanos que daban ‘’culto’’ a su persona. - Las representaciones teatrales, fiestas y bailes en los que el rey participaba personalmente encarnando personajes que emanaban gloria y poder (Marte, Apolo, Alejandro Magno) no tenían sólo como objetivo fundamental entretener a la corte, sino adoctrinarla con símbolos e imágenes continuas que publicitaban la grandeza del rey. - En el mismo sentido deben interpretarse la restauración y ampliación de los palacios reales incluyendo el Louvre en París y Fontainebleau en el Loire, y sobre todo la magnificencia de la construcción de Versalles. - La nobleza solo obtenía honores y prestigio estando al lado del rey en la corte. Ahí el rey los ‘’domesticaba’’. - La Corte del Rey Sol y el modelo de gobierno francés (así como su lengua, cultura, formas de vestir, costumbres…) influyeron como modelo y ejemplo para amplias zonas del continente.

LAS GUERRAS EUROPEAS EN LA ÉPOCA DE LUÍS XIV (1661-1715)

El orden internacional a mediados del siglo XVII - Las paces de Westfalia (1648) y de los Pirineos (1659) pusieron fin a la dilatada crisis de la Guerra de los Treinta Años e introdujeron, si bien de forma imprecisa, la idea de equilibrio entre naciones. - Buena parte de Europa se hallaba exhausta y necesitada de un periodo de paz. Sin embargo, el medio siglo largo que transcurre hasta los tratados de Utrecht-Rastadt (1713-1714) fue un periodo de frecuentes conflictos, derivados casi siempre de la política agresiva del soberano francés. - Westafalia-los Pirineos consagraron el fin de las pretensiones hegemónicas de las dos ramas de la Casa de Habsburgo:  El Imperio perdió toda posibilidad de ejercer un dominio efectivo sobre Alemania, dividida en más de 350 soberanías prácticamente independientes. Emperador: soberano de Austria y de sus dominios cercanos, se orienta progresivamente hacia el sureste, tierras europeas amenazadas por los turcos.  Monarquía hispánica: poder en retroceso. Pese a las pérdidas territoriales seguía siendo un imperio enorme, pero sufría un gran desgaste humano y económico (sobre todo Castilla). Uno de los mayores problemas: integración de los diversos territorios de la Corona y sus relaciones con la corte. - Final de las guerras de religión, con la consiguiente secularización de la política, pero con peligro de inestabilidad: la ausencia de unos principios superiores a los que referir el orden europeo dejaba el campo abierto a las pretensiones de cada estado, chocando fácilmente con las de sus vecinos. - Las paces consagraron la emergencia de nuevos poderes, como Brandenburgo y Suecia, ambos en la órbita francesa, y sobre todo, Francia. La hegemonía francesa: el imperialismo de Luís XIV - Frente a la débil regencia de la monarquía de Carlos II, la Francia de Luís XIV, bajo la férrea dirección del monarca, tendrá el protagonismo del escenario europeo, desde 1660 hasta el tratado de Utrecht. - Junto a la debilidad española, Inglaterra estaba absorbida por sus problemas internos hasta la revolución de 1688, y la Europa central sujeta a enfrentamientos y sometida a frecuentes ofensivas turcas. - En el ámbito internacional, las ambiciones de Luís XIV le llevaron a un expansionismo agresivo, que acabaría concitando en su contra a la mayoría de los soberanos europeos. - Disponía del estado más rico y poblado de Europa (casi un tercio de su población) pero la capacidad para movilizar sus recursos se debió a la política absolutista y centralizadora. - La hegemonía de Francia tuvo como contrapartida, sobre todo en las últimas décadas, el empobrecimiento de muchos sectores sociales y zonas geográficas del país. - Causas? Se especula:  Necesidad de reforzar la defensa continental de Francia por medio de la consecución de sus fronteras naturales en el nordeste y el este.  Aspiraciones del rey sobre los territorios del decadente imperio español (que reclamaba por derecho).  Motivación más sólida: ansia de gloria, obsesión plenamente coherente con su mentalidad absolutista y el ideal clásico que domina la cultura francesa durante aquellos años. Convencido de la preeminencia de la corona francesa, miembro de una familia de reciente acceso al trono y obsesionado con el recuerdo de la precariedad del poder real en sus años jóvenes, durante la Fronda, Luís XIV defendió el origen divino de su poder absoluto y desarrolló todo un programa de autoglorificación. La corte, el ritual y las ceremonias, las edificaciones, la escultura y la pintura, la propaganda, todo contribuía a su exaltación, lo mismo que el éxito en la creación de un aparato de poder centralizado y eficaz, y en el designio de elevar a Francia al primer lugar en el concierto de las naciones y convertirse en el dominador de Europa. Los triunfos bélicos eran ...


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