Reseña la era del capital PDF

Title Reseña la era del capital
Course Fundamentos de Sociologia
Institution Universidad Pedagógica Nacional (Colombia)
Pages 4
File Size 78.9 KB
File Type PDF
Total Downloads 36
Total Views 142

Summary

El triunfo mundial del capitalismo es el tema más importante de la historia en las décadas posteriores a 1848 “ Era el triunfo de una sociedad que creía que el desarrollo económico radica en la empresa privada competitiva y en el éxito de comprarlo todo en el mercado más barato (incluida la mano de ...


Description

Universidad pedagógica Nacional Sociedades Contemporáneas de Europa y América Lic.Germán Giraldo Juan Carlos Baquero Muñoz Lic. en Ciencias Sociales La era del Capital 1848-1875 por Eric Hobsbawm

El triunfo mundial del capitalismo es el tema más importante de la historia en las décadas posteriores a 1848 “ Era el triunfo de una sociedad que creía que el desarrollo económico radica en la empresa privada competitiva y en el éxito de comprarlo todo en el mercado más barato (incluida la mano de obra) para venderlo luego en el más caro”. En resumen como nos señala el autor la sociedad de está época era un mundo de continuo y acelerado avance material y moral. Es para las décadas del 30 y 40 donde las elites burguesas generaba aún más la especialización del trabajo, además de explotar y no satisfacer las necesidades básicas de las grandes masas populares, donde estás encontraban su hacer en los levantamientos y motines de subsistencia como diría Thomson… si es en esta época donde la revolución industrial toma un nuevo impulso y donde la revolución política retrocede, es en este periodo donde se consolida “la primavera de los pueblos”, como dice Hobsbawm. “fue la primera y la última revolución europea en el sentido (casi) literal, la realización momentánea de los sueños de la izquierda, las pesadillas de la derecha, el derrocamiento virtualmente simultáneo de los viejos regímenes existentes en la mayor parte de la Europa continental” (1975,Pág.14) Consecuentemente con toda está anomia social, es que se producen en el periodo de 1848 a mediado de la década de 1870, gran número de guerras las cuales son superiores a las que anteceden este periodo; la diferencia sustancial de estas se dio en la superioridad tecnológica y de organización frente a otras naciones. Como por ejemplo la guerra de Crimea 1854-1856. La guerra civil Norteamericana donde la victoria en su última instancia la decide el peso del poder económico y de los recursos superiores. En cualquier caso tanto la seguridad como la confianza en sí mismos fueron una equivocación. El triunfo burgués fue breve e inestable. En el preciso momento en que pareció completo, se demostró que no era monolítico, sino que estaba lleno de fisuras. A principios de la década de 1870 la expansión económica y el liberalismo parecían ser irresistibles. Hacia finales de la década ya no se los consideraba así. Este momento crítico señala el final de la era que trata este libro. Al revés de lo ocurrido con la revolución de 1848, que indica su punto de partida, ninguna fecha conveniente o universal señala tal coyuntura. Y si fuera necesario elegir una, ésta tendría que ser 1873, el equivalente Victoriano del colapso de Wall Street en 1929.

I “La Primavera De Los Pueblos”

A principios de 1848 una presente revolucion se empezaba a gestar imbuida en gran parte por las condiciones materiales paupérrimas de la época que tenía la gleba y de la cual se realizaban grandes levantamientos, además de que se estaba perfilando por parte de Marx y Engels la revolución proletaria contra los Tocqueville de la cual su obra representativa sería la publicación anónima del Manifiesto Comunista en Londres el 24 de febrero de 1848. El año 1848 está muy lejos de ser «el punto final cuando Europa falló en el cambio». Lo que Europa dejó de hacer fue embarcarse en las sendas revolucionarias. Y como no lo hizo, el año de la revolución se sostiene por sí mismo; es una obertura pero no la ópera principal; es la entrada cuyo estilo arquitectónico no le permite a uno esperar el carácter de lo que descubriremos cuando penetremos en este estudio. Es así como la revolución de 1848 triunfo en todo el gran centro del continente Europeo aunque no en su periferia, Aquí debemos incluir a países demasiado alejados o demasiado aislados en su historia como para que les afectara directa o inmediatamente en algún sentido (por ejemplo, la península ibérica, Suecia y Grecia); o demasiado atrasados como para poseer la capa social políticamente explosiva de la zona revolucionaria (por ejemplo, Rusia y el imperio otomano); la mayoría de estas regiones en las que no se extendió la revolución, se hallaban gobernadas por un tipo de absolutismo monárquico. Hay que entender entonces que en su sentido de estructura social, económica y la política dividieron la zona revolucionaria en dos partes cuyos extremos parecían tener muy poco en común. En primer lugar la preponderancia del hombre rural sobre el hombre de la ciudad, por otro lado mientras que en el occidente los campesinos eran legalmente libres y los grandes estados relativamente insignificantes. En muchas de las regiones orientales, en cambio, los labriegos seguían siendo servios. Las revoluciones de 1848 y su sentido inicial de liberación de inmensa esperanza y de confusión optimista. Era «la primavera de los pueblos», y como tal estación, no perduró. Echemos ahora una breve ojeada a sus características comunes: Durante los primeros meses fueron barridos o reducidos a la impotencia todos los gobiernos de la zona revolucionaria. Virtualmente, todos se desplomaron o se retiraron sin oponer resistencia. Sin embargo, al cabo de un período relativamente corto la revolución había perdido la iniciativa casi en todas partes. Por consiguiente, la revolución sólo mantuvo su ímpetu allá donde los radicales eran lo bastante fuertes y se hallaban lo suficientemente vinculados al movimiento popular como para arrastrar consigo a los moderados o no necesitar a éstos. Las revoluciones de 1848 evidenciaron que. en lo sucesivo, las clases medias, el liberalismo, la democracia política, el nacionalismo e inclusive las clases trabajadoras, iban a ser rasgos permanentes del panorama político. Es posible que la derrota de las revoluciones los eliminaran temporalmente de la escena pero cuando reaparecieran determinarían incluso la actuación de aquellos estadistas a los que no caían nada simpáticos.

II El Gran “Boom” En 1849 pocos observadores hubieran predicho que 1848 sería la última revolución general en Occidente. Con excepción de la «república social», las demandas políticas del liberalismo, el radicalismo democrático y el nacionalismo iban a satisfacerse gradualmente a lo largo de los próximos setenta años en la mayoría de los países desarrollados sin grandes trastornos internos. Es en este periodo de crisis social que se extendería hasta los grandes golpes del siglo XX.Europa resistió gracias a la parte desarrollada del continente, esto en gran medida se debe a la gran capacidad de transformación,adaptación y expansión económica de los años comprendidos entre 1848 y principios de la década de 1870, este es el periodo en que el mundo se hizo capitalista y una significativa minoría de países «desarrollados» se convirtieron en economías industriales… Sin embargo, a mediados de la década de 1840 la oscura e incierta era del desarrollo capitalista parecía estar llegando a su fin, y con ello empezaba el gran salto hacia adelante. Los años 1847-1848 sufrieron un grave retroceso en el ciclo comercial, probablemente empeorado por la coincidencia con problemas de la especie antigua.Fue solo hasta 1850 que se puede considerar el gran esplendor mundial, fue tan extraordinario este “Boom” que no había tal precedente histórico; por ejemplo las exportaciones Británicas nunca habían aumentado con más celeridad que en los primeros siete años de la década de 1850. La consecuencia política de este esplendor económico fue trascendental, porque a los gobiernos sacudidos por la revolución les proporcionó un inestimable respiro, y a la inversa, hizo naufragar las esperanzas de los revolucionarios. Es así como los movimientos revolucionarios pasan a ejercer su papel dentro de está cristalización de la sociedad capitalista, en la cual su rasgo fundamental estaba dado en ser el grupo de presión de izquierda radical del liberalismo. La entrada de la ciencia en la industria tuvo una consecuencia significativa: en lo sucesivo el sistema educativo sería cada vez más decisivo para el desarrollo industrial. Gran Bretaña y Bélgica, pioneras de la primera fase industrial, no contaban con los pueblos más cultos y sus sistemas de educación tecnológica y superior (si exceptuamos la escocesa) estaban muy lejos de ser competentes.Con todo, la tecnología tenía base científica y es de notar lo rápida y ampliamente que se adoptaron las innovaciones de unos pocos pioneros científicos, siempre que pensaban en términos de fácil transformación en maquinaria. Por esa causa nuevas materias primas, que con frecuencia sólo se encontraban fuera de Europa, adquirieron una importancia que únicamente estaría clara en el período posterior del imperialismo. El período comprendido entre el final de la década de 1840 y mediados de la de 1870 demostró que, al contrario de lo que sostenía la sabiduría convencional de la época, no era tanto el modelo del crecimiento económico, el desarrollo político, el progreso intelectual y el logro cultural que persistiriá sin duda con adecuadas mejoras— en el indefinido futuro, sino más bien un tipo especial de intermedio. Con todo, sus consecuciones fueron impresionantes.En esta era el capitalismo se constituirá en una economía genuinamente mundial.

III La Unificación Del Mundo La falta de interdependencia de las diversas partes del mundo no fue simplemente cuestión de ignorancia, si bien fuera de la región correspondiente, y con frecuencia dentro de ella, la ignorancia del «interior» siguió siendo, desde luego, considerable. Hasta en 1848, e inclusive en los mejores mapas de Europa, había grandes áreas de los diversos continentes marcadas en blanco, sobre todo en África, Asia central, el interior del sur y áreas del norte de América y Australia, sin contar los casi totalmente inexplorados polos ártico y antártico. Más que una causa de la falta de unidad del mundo, la ignorancia podía considerarse un sistema. Reflejaba la ausencia de relaciones diplomáticas, políticas y administrativas, que eran realmente muy limitadas, y la debilidad de los lazos económicos. A pesar de que ya llevaba un tiempo desarrollándose el mercado mundial, precondición crucial y característica de la sociedad capitalista. Ya entre los años de 1720 y 1780 el mercado mundial ya había superado de sobra sus límites, este proceso se aceleró por tres al producirse la doble revolución (1780-1840)... aunque estos datos eran modestos en comparación al periodo abordado, donde los patrones de crecimiento del valor del comercio extranjero para cada ciudadano era cinco veces mayor al anterior. En esta medida explorar no sólo significaba conocer, sino desarrollar, llevar la luz de la civilización y el progreso a lo ignoto, a lo que por definición era atrasado y bárbaro; significaba vestir la inmoralidad de la salvaje desnudez con camisas y pantalones que una benéfica providencia fabricaba en Bolton y Roubaix, e introducir los artículos de Birmingham que en su promoción arrastraban inevitablemente a la civilización. El período que tratamos en este libro vivió la construcción de dicha red de larga distancia en casi toda Europa, en Estados Unidos e inclusive en.otras zonas del mundo. La construcción de las grandes redes de líneas obtuvo, naturalmente, la mayor publicidad. Tomados como un todo, fue en realidad el más grande conjunto de obras públicas y hasta la fecha casi el más deslumbrante logro de la ingeniería conocido por la historia humana.Desde el punto de vista global, las redes ferroviarias siguieron siendo suplementarias de las líneas de navegación internacional. En cuanto se constituyó en Asia. Australia, África y América Latina, el ferrocarril, considerado económicamente, fue, sobre todo, un ingenio para unir las regiones productoras de materias primas con un puerto. Por otro lado, la firmeza de la economía internacional lograba que inclusive las áreas geográficamente muy remotas empezaran a entablar relaciones directas y no sólo literarias con el resto del mundo. Aunque la creciente intensidad del tráfico exigía también la rapidez, lo que contaba no era simplemente la velocidad, sino el grado de repercusión.En la actualidad estamos más familiarizados que los hombres de mediados del siglo xix con esta tendencia de todas las zonas de la Tierra a unirse en un solo mundo. Sin embargo, existe una diferencia sustancial entre el proceso que experimentamos hoy y el del período de este libro. De esta situación lo que más sorprende en el siglo xx es una tipificación internacional que va bastante más allá de lo puramente económico y tecnológico....


Similar Free PDFs