JUAN Vasen - una epidemia de nombres impropios PDF

Title JUAN Vasen - una epidemia de nombres impropios
Author Rodrigo Zambrano
Course Psicología del Desarrollo I
Institution Universidad Autónoma de Entre Ríos
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una epidemia de nombres impropios...


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JUAN V VASEN ASEN “UNA EPIDEMIA DE NOMBRES IMPROPIOS” El DSM-V invade en la infancia, en la clínica y en las aulas. Capitulo 1: La biblia y el calefón. Clasificar a los niños está de moda hace ya un tiempo. Se los clasifica en función de cierta lectura de conductas y rendimientos que se consideran trastornados. Se le ponen nombres a esos trastornos, nombres válidos para un referente único el DSM-IV. Se va imponiendo la idea de que clasificar es esencial para el progreso científico de cualquier disciplina. El DSM-V aparece promoviendo la inclusión de muchas variantes de la normalidad bajo la rúbrica de enfermedad mental, con el resultado de que el concepto nuclear de trastorno mental queda grandemente indeterminado. Esta inclusión de nombrar con certeza “divina” se pone en obra en esta llamada Biblia de la salud mental con la expansión del termino trastorno que pretende desplazar un nombre para reemplazar otros términos. Por ende, cada nombre nuevo no se incorpora a un territorio virgen, sino que desplaza a muchos otros con los que entra en conflicto. Alimentada por una mitologizacion de la biología y la genética la marea clasificatoria del DSM adormece nuestra sensibilidad, nos aleja de las verdades y las lógicas del sufrimiento infantil. El psiquiatra que se asume como ingeniero del alma, que por saber de lo particular de cuadros, medicamentos y neuronas cree que alcanza la verdad ultima en la biología, hace jugar al fármaco no al niño. Capitulo 2: el asesinato del alma. La tecnología ha tomado el control de las problemáticas de la subjetividad, al punto de decretar su inexistencia. Desde hace años las diferentes ediciones del DSM, el manual estadístico de trastornos mentales, abandonaron paulatinamente la terminología psicoanalítica, psicodinámica y/o fenomenológica, que había humanizado a la psiquiatría dotándola de una filosofía del sujeto, para sustituirla por criterios comportamentales de los que se hallaba excluida toda referencia a la subjetividad. La investigación neuro científica, tiende a considerar a la naturaleza humana como si fuera un dato natural, cuando la biología humana ha dejado de ser parte de la naturaleza en tanto ha sido marcada por la historia y el lenguaje. La organicidad humana es de otro orden que la que hallamos en el reino animal y nunca las producciones humanas pueden ser acabadamente explicadas por un sustento fisiológico. La subjetividad pasa a ser entendida como objeto-fuente de aptitudes, que la posicionan como un bien vendible. Nada escapa a la fetichizacion. En los últimos años, los sufrimientos se hallan en una clasificación y llevan el nombre cifrado de un neurotransmisor ausente o excesivo, cuya producción esta codificada en los genes y apunta a un psicofármaco como agente curativo. Es verdad que la ciencia ha aliviado y prevenido muchas dolencias físicas pero no ha pasado lo mismo en el campo de la subjetividad. Primer atajo: descontextualizar la niñez actual. Actualmente constatamos un incremento en formas de subjetivación impulsadas por la desorganización, la precariedad y por las exigencias de eficacia. Hoy la subjetividad se regula por medio de un principio llamado rendimiento, en el se entrelazan las fantasías que los padres esperan y la sociedad demanda. Lo que ejerce una brutal presión sobre los recién llegados. Este incremento de las exigencias ocurre además en familias con inserción social precarizada. Donde las preocupaciones han absorbido la libido parental dejando al niño ubicado en lugares y funciones

nocivas. Segundo atajo: las clasificaciones “neutralmente” tecnocráticas. En nuestras sociedades se afirma la tendencia de reducir las practicas sociales complejas como criar, educar, diagnosticar y curar a procedimientos técnicos. Una clasificación se funda en la selección de datos, no hay categorías ni clases naturales, si no construcciones. Se convierte en una objetivación y la misma recae sobre la infancia o sobre las infancias que habitan nuestro desigual territorio. Infancias cuyos padecimientos pretenden ser abordados de forma tecnocrática, autoritaria y mercantilista. Tecnocrática, porque las técnicas no pueden ejercerse sin recortar un objeto. Lo que resulta objetivado y mensurado en este caso es la subjetividad. Autoritaria ya que se realiza un empleo poco criterioso de psicofármacos y se tiene como prioridad reunir conductas subordinadas a necesidades de rendimiento y eficacia impregnadas en el exitismo. Mercantilista, ya que las clasificaciones que se encuentran en el DSM están desviadas hacia los intereses de laboratorios productores de medicamentos. Entonces, la sensibilidad se abomba y no pensamos en que le pasa a un niño si no en que tiene, no pensamos en un quien si no en un qué. La cura no está en los fármacos aunque ayuden. Tercer atajo: la construcción de entidades biogenéticas. El cuerpo de la neurobiología es el que se convierte en fuente de consistencia discursiva para la modalidad clasificatoria. La detección a través de las neuroimagenes hace creer la ilusión de poder encontrar en el cerebro las causas, por ejemplo, del déficit en el control de los procesos ejecutivos del sistema cognitivo que surge de anormalidades en los sustratos neuroquímicos y neurofisiológicos del procesamiento de la información y la autorregulación conductual que a menudo es genético. Esta cruzada biogenética plantea los síntomas individuales o fenómenos sociales cada vez menos como problemas a resolver y cada vez más como trastornos a eliminar. No parece científico preceder clasificaciones, sobre los niños que presentan síntomas, sobre la base del exceso o déficit de un neurotransmisor, ni prudente buscar solo en los genes la respuesta a una problemática que se nutre tanto de modos y los tiempos de nuestra época. Cuarto atajo: la medicalización de la infancia. La farmacología puede ser un instrumento que intenta mejorar el desempeño o sustituir conductas no necesariamente “anormales” por otras que se juzguen socialmente preferibles. El malestar, la inquietud la soledad o la tristeza pasan a ser un mercado más. Lo que está en discusión es si el alivio que producen puede “curar” los sufrimientos de la muerte, las pasiones, la sexualidad, la locura, el inconsciente, la relación con el otro y con los otros. Los laboratorios que los producen los proponen como solución excluyente más que como recurso valido. Para tal entidad hace falta tal producto. Se sabe muy poco de los beneficios que tiene a largo plazo.

CAPITULO 3: la epidemia del mal llamado ADD. Los niños que suelen recibir el nombre de ADD o ADHD, poseen un cuadro caracterizado por la disminución de sostener la atención y que se asocia muchas veces con altos niveles de inquietud, hiperactividad e impulsividad. Los chicos a los que típicamente se encuadra bajo este rotulo suelen sumar una baja tolerancia a la frustración un cambio frecuente de actividades, son desorganizados y fantasean o sueñan despiertos. Para ser considerado como padeciendo el cuadro deben estar presentes más de seis síntomas de los nombrados. Un niño puede tener ambas cosas: El ADD y el ADHD y un trastorno de ansiedad. Esta postulación de

un trastorno múltiple se denomina co-morbilidad. El problema es la manera en que es abordado: con una concepción tecnocrática, autoritaria y mercadotécnica. Todo esto contribuye a adormecer la sensibilidad y a etiquetar y hallar siglas para problemas de época que estallan en las aulas y los hogares, siglas que se desentienden con los nuevos rasgos de los niños de hoy, de los cambios en la cultura, de los encantos del consumo y la desorientación de las escuelas. Ni ADD ni ADHD son diagnósticos, son efectos de una clasificación. Los síntomas del ADD se encuentran entre las conductas más globales y generalizadas que se ven en la niñez y adolescencia de nuestra cibernética y acelerada modernidad tardía. Se las puede observar en prácticamente todos los niños durante ciertas etapas de su vida y bajo cierto tipo de condiciones que incluyen estrés, aburrimiento, entusiasmo y otras emociones semejantes. ¿Déficit cuantitativo de atención o investidura que no se presta? Freud pensaba que si la atención no estaba disponible para el sujeto era debido a la perturbación por demandas que alteraban su distribución, en los lugares donde la atención se ponía. Los destinos de una libido que no se utiliza para prestar atención a esas representaciones propuestas por la escuela, maestra o padres y que han perdido investidura, van a parar a otros objetos y soportes. Una teoría de la atención que recata las posibilidades humanas de elección y selección. La dificultad pasa por el desinterés que los otros le proponen. El chico da, presta, paga con su atención a cambio de recibir algo deseable, que valga la pena de esa renuncia. ESCUELA, INVESTIDURA Y NORMAS. El saber estructurado, la investidura del maestro han caído. La norma pasa a ser una opinión más. El desafío es crear respeto y confianza desde ese incomodo lugar. Ante esa inconsistencia los chicos se dispersan y se aburren. Y entonces para salir de esa anomia, actúan no por rebeldía, por vacío. El modelo del alumno que recibe la información desde su mesa debe ser repensado con una perspectiva que incorpore una dimensión más activa del sujeto que aprende y aprehende y haga otro lugar a las pulsaciones de la curiosidad. SUBJETIVIDAD, MOVIMIENTO Y ABURRMIENTO. El hombre se convierte en un hombre que juega. El juego es una invención que da a los afectos algo que hacer. La huida del aburrimiento es la madre de todas las artes. La importancia de jugar reside en crear y disfrutar lo producido. Para ello, los impulsos deben ser canalizados y transformados para aprovechar su energia. El jugar le posibilita al niño, además de imitar y reproducir, inventar al hombre. La experiencia de aprendizaje es aburrida si es una espera. Y el alumno se aburre se aparta con horror de lo que no puede aprehender, comprender, familiarizar. Una disciplina, una materia generan curiosidad del modo en que son presentadas. La escuela trabaja a través de la palabra y la secuencia para la construcción de un saber estructurado jerárquicamente. Para ello sigue programas predeterminados, con una modalidad que difiere de la forma en que los chicos hoy construyen sus aprendizajes fuera del ámbito escolar. Son muchas las causas por las que la movilidad de un chico puede estar perturbada. Y no es sinónimo de ADD o de medicación.

CRITERIO FARMACOLOGICO. La intervención farmacológica apunta a restaurar un orden, suele entenderse como el silencio en el concierto de los órganos. Los psicofármacos actúan sobre los síntomas y no se trata de abolirlos si no de deconstruirlos y no suprimirlos. Es inaceptable una conducta terapéutica exclusivamente farmacológica, no hay una situación que se resuelva exclusivamente con fármacos. Un psicofármaco mejora la atención pero no mejora el aprendizaje a largo plazo si no median otras intervenciones. No es lo mismo atender que entender.

Se habla de déficit de atención cuando la atención no está en déficit si no que ha sido invertida sobre otros objetos que son investidos libidinalmente por el interés del niño. CAPITULO 4. UNA BIPOLARIDAD QUE NO ES BIPOLAR. Se encuentran agrupados en este cuadro un conjunto de niños irritables, impulsivos, agresivos, acelerados, muy tomados por el consumo, muy lábiles en lo que hace a la valoración de sí mismos, eventualmente depresivos o en otros casos con organizaciones subjetivas precarias. Son niños, aunque parezca trivial decirlo, infelices. MITOGENETICA? El llamado síndrome bipolar infantil está siendo planteado como un trastorno neurobiológico del cerebro que tendría bases genéticas y por ende hereditarias. Hay otros factores que inciden y no están solo en los genes. Pasa a ser un tema de profundos debates sociales porque lo que está en juego es una concepción de lo humano y por qué además refleja una problemática que afecta a miles de niños y sus familias. Fantasmas y pastillas. La dependencia psicofarmacológica es y debe ser evitada, lo que logran es una atenuación de los síntomas más que una supresión. Los mismos deben emplearse cuando ya no hay más remedio agotadas otras modalidades de intervención. Nunca deben utilizarse como único abordaje si no como una estrategia favorecedora de procesos de subjetivación. La farmacoterapia es considerada como el principal pilar en el tratamiento del TBPI suelen emplearse con criterios justificados llamados “estabilizadores” drogas que tienen como propiedad reducir la intensidad y la frecuencia de los cambios de humor. Se utilizan en niños fármacos antipsicóticos con mucha frecuencia. La bipolaridad infantil es el nombre impropio de un disfraz al que se le está cayendo la careta. CAPITULO 5. UN TRASTORNO DEMASIADO GENERALIZADO DEL CONCEPTO DE DESARROLLO. Trastorno generalizado del desarrollo es el nombre popularizado para englobar a niños que presentan severas dificultades en su constitución tardía o muy dificultada del lenguaje, muchas veces acompañada de déficits intelectuales y cognitivos que determinan graves limitaciones en su gama de intereses y posibilidades de relación y socialización. LOS QUE ABARCAN LOS MAL LLAMADOS TGD. Autismo primario. Síndrome de profunda soledad, un desarrollo anómalo del lenguaje, repetición de ruidos, una memoria destacable, un limitado número de actividades espontaneas, movimientos inusuales como manierismos, estereotipas y auto estimulaciones o auto agresiones, una necesidad obsesiva por mantener la continuidad de las cosas y un rechazo por los cambios, relaciones anormales con las personas, y privilegiadas con objetos inanimados o imágenes. Autismo secundario Cuadro dominantemente en varones que desarrollan de modo normal el lenguaje y los lazos sociales hasta los dos o tres años de edad. Luego se produce una severa regresión que puede durar meses o semanas. Allí se observa perdida de las habilidades adquiridas, como el lenguaje, las habilidades sociales, el control de esfínteres, y habilidades motoras. El niño deja de jugar y adquiere movimientos estereotipados, indistinguible de un niño autista. Síndrome de Asperger y el espectro autista. El síndrome de asperger no debería pertenecer dentro del cuadro TGD ya que no es un trastorno

generalizado. Los niños que lo padecen tienen un desarrollo importante en áreas y funciones y dificultades mucho más focalizadas en otras. Las dificultades relativas, por ejemplo, al lenguaje y el apego a ciertos temas y su desdén por otros no son efectos de un desarrollo entorpecido si no de adquisiciones alteradas. Esto quiere decir formas de apropiación mutua fallidas entre el niño y el mundo del que viene a formar parte. DESARROLLO: GERMINACION O APROPIACION? Entendemos que la función progresiva más importante para un ser siempre prematuramente lanzado al mundo es la creación de las capacidades que le permitan habitarlo. El desarrollo es la apropiación del bagaje sociocultural por parte de un recién llegado que en ese proceso pasara a constituirse como subjetividad deseante, pensante. Hay una tarea de producción por delante, esa producción encuentra su lugar privilegiado en el juego es el modo que tiene el niño de apropiarse del universo simbólico y social del que el niño autista, por ejemplo, está excluido. CAPITULO 6: AUTISMOS. El autismo infantil, son aquellos niños inmersos en profundo aislamiento, presentando un retraso en la adquisición del lenguaje, repeticiones monótonas de ruidos y sonidos, una memoria excelente, un limitado rango de actividades acompañado de estereotipias y manierismos, una ansiedad por mantener su entorno sin modificaciones, pobre contacto visual, dificultad extrema para relacionarse con personas y adherencia por objetos o figuras. Los niños que padecen autismo no suelen presentar juego exploratorio, ni imitativo posteriormente, y menos aún despliegue simbólico en un como sí. En lugar de síntomas hay funciones inexistentes o trastornadas, entonces no hay habla, discriminación, autonomía, juego ni escritura. El rasgo central de esta devastación es la ausencia de representación de si o de una representación de si como viviente. Podría decirse que ese cuerpo no está habitado por alguien. EL TRATAMIENTO. El desafío esta en trabajar en el intento de recate de dimensiones de logro y simbolización desde las cuales apostar a reformular lo que se presenta como un desierto. Se intenta curar de dos imposibilidades: la de jugar, favoreciendo la creación de mediaciones lúdicas y la de aprender, favoreciendo la integración en la escuela. Los juegos, la escuela, la plaza son otros de los nombres de una infancia que nunca como ahora ha dejado de ser una para escribirse en plural. Se trata de encarar una tarea de producción de subjetividad a partir de un lazo a construir. CAPITULO 7. SINDROME DE ASPERGER: LA EXPRESION IMPROPIA DE UN NOMBRE PROPIO. Los niños que Asperger recibió en su consulta no tenían contacto ocular, no miraban fijamente a nada y su expresión era tensa y preocupada. Eran inexpresivos, tanto a través de la mirada como gestualmente. A veces los niños no dejaban de moverse de un modo estereotipado. Lo que en realidad tienen, no es una dificultad en el desarrollo, si no de la apropiación de la subjetividad. MÁS ALLA DE LA DESCRIPCION, EL LENGUAJE. La mitad de los chicos clasificados como Asperger, tienen un retraso en la adquisición del lenguaje pero a los cinco años suelen hablar con fluidez. Esa fluidez arrastra rasgos que les hacen difícil sostener una conversación espontánea y que dan una impresión de rareza a su discurso. Suelen expresarse con tonos afectados o impostados, tomando el acento de dibujos animados con quienes quedan particularmente alienados e identificados. Poseen una tendencia a la literalidad. Esta debilidad en la incorporación y enorme dificultad para el empleo lúdico de metáforas los hacen quedar fuera de charlas y pasan por tontos, no pescan los chistes, los dobles sentidos ni las ironías. Alteran el uso de pronombres y suelen hablar en segunda o tercera persona. No hay posición

enunciativa en la que digan yo o en la que su subjetividad se vea afectada que se refleja en el use del me o mí. CAPITULO 8. PSICOSIS INFANTILES. Lo que caracteriza a las psicosis es la desorganización del pensamiento, el lenguaje, y el juego, tanto en lo que hace a su sintaxis, como su pragmática y su semántica. Un niño psicótico es aquel que no se expresa en primera persona, que no puede hacerse cargo de sus actos y que está afectado por una paralizante literalidad. En las psicosis infantiles el pensamiento del niño esta alterado en su contenido y curso al igual que el discurso y el jugar. La representación de s esta muchas veces fragmentada. Esta representación de si no está discriminada de la de los otros, casi siempre la madre. Y suele haber expresiones y gestos bizarros. CAPITULO 9. BORDERS, LA FRONTERA COMO TERRITORIO Y LA ANSIEDAD COMO SINTOMA. El tratamiento límite de la personalidad o bordelinde es actualmente definido por el DSMIV como un trastorno de la personalidad que se caracteriza por desregulación emocional, una severa afectación narcisista de la imagen de si con sensación de devaluación y vacío, un pensamiento extremadamente polarizado y rígido, relaciones interpersonales inestables o caóticas teñidas de un tinte paranoide, ansiedad acompañada de impulsividad hasta llegar a la ira. Es un cuadro estable, una estabilidad de la inestabilidad. Encontramos que muchos de sus síntomas se entienden a partir del daño del yo como conjunto de representaciones que se arroga la representación del sujeto y que es sede de funciones socialmente operativas y organizador de la escena del lazo social. Lo señalado permite ubicarlos como trastornos graves del narcisismo no psicótico. CAPITULO 10. TRASTORNOS Y OPOSICIONES EVIDENCIADOS EN LAS CONDUCTAS. La conducta es la manifestación de una subjetividad, subjetividad que significa multiplicidad inconsistente que justamente adquiere consistencia en cada situación. Las condiciones situacionales ponen en obra a la polifonía pulsional que nos habita. Se han marcado clasificaciones de la conducta y se las ha identificado en dos grupos. El primer grupo llamado trastornos oposicionistas y desafiantes, abarca un cuadro que se caracteriza por la perdurable presencia de la conducta negativista, desobediente y hostil ante las figuras de autoridad. Dificultad...


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