La guerra perdida del indio Lorenzo PDF

Title La guerra perdida del indio Lorenzo
Author Martha Aguirre
Course Autores Latinoamericanos
Institution Universidad del Valle Colombia
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La guerra perdida del indio Lorenzo Rafael Baena, nace en Sincelejo en 1956 y muere en Bogotá a finales del 2015. Fue escritor, fotógrafo y periodista colombiano. En el 2007, publicó su primera novela, 'Tanta sangre vista', en la que hizo su primera aproximación a la violencia desde la literatura.1 Estudió economía e historia y es descendiente, bisnieto, del Mayor Hermógenes Ordóñez, un odontólogo de ideología liberal que luchó durante la denominada Guerra de los Mil Días. Se presentará, a continuación, una reseña de su última obra La guerra perdida del indio Lorenzo. Vicente Orduz, gran veterano de guerra, le escribe a su sobrino una carta donde va narrando en primera persona los diferentes sucesos que acontecieron durante La Guerra de Los Mil Días iniciando con una descripción peyorativa de Bogotá considerando a sus habitantes como personas que además de ser petulantes y arrogantes, son unos serviles propensos a venerar a los extranjeros refiriéndose específicamente a los que él llama “Yanquis”. Se refiere a los Bogotanos como provincianos, caracterizados por un regionalismo exacerbado. Encuentra que como consecuencia de esta “superioridad” regional los bogotanos poseen gran cantidad de limitantes, por ejemplo, considerar que todos aquellos que no pertenecen a la ciudad pueden ser tratados como inferiores. Orduz va contando cómo se fue volviendo gran amigo del indio Lorenzo y cómo decide comenzar su travesía para unirse a las fuerzas liberales revolucionarias del general Avelino Rosas en las cuales comenzaría una serie de batallas siempre motivado por el amor que tenía hacia Rebeca y la cual sería una de las causas mayores que tenía presentes a lo largo de su lucha. En su trayecto tuvo la oportunidad de conocer varios campesinos los cuales indirectamente debilitaron el ímpetu de lucha con el cual había iniciado, estos campesinos a pesar de ser personas pobres y en su mayoría no ser reconocidos como sujetos de derechos, no parecía afectarles y se mostraban cómodos en su condición de “inferioridad”. Orduz se dio cuenta del poco sentido revolucionario de estas personas y comprendió lo difícil que es departir un discurso de sublevación para alguien que está tan sosegado a su medio. Describe claramente esta situación cuando se pregunta: “¿Qué tan injusta es una situación si el afectado no tiene conciencia de dicha injusticia?”2 Posteriormente a su llegada a Colón Vicente Orduz decidió unirse a las fuerzas liberales panameñas lideradas por Belisario Porras. Al llegar al campamento donde se estaba formando esta fuerza liberal, fue donde Orduz conoció a Lorenzo, el cual le parecía que tenía gran independencia y autoridad. Orduz se movía con facilidad entre las columnas del ejército, lo que le permitió conocer gran parte de éste; sin embargo, siempre tuvo como referencia a Lorenzo, 1 Tomado de http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica-y-libros/muere-rafael-baena 2 Idem. Pp 17.

pues tenía gran ilusión de pelear a su lado por el gran entendimiento que tenía hacia su pueblo. En medio de esto, Orduz sufre una desilusión ocasionada por Rebeca, quien hasta ahora había sido su motivación para luchar en Panamá; sin embargo, la guerra y política ahora son una motivación más fuerte para continuar. Posteriormente habla de aspectos políticos y hay una cita a la que es importante hacer énfasis para entender por qué en Colombia hay dos caras de un mismo partido desde tiempos inmemoriales: “(...) los límites entre unas ideas y otras son cada vez más difusos (...) hay liberales que parecen monseñores y godos con los que es posible mantener una conversación civilizada sin que se escandalicen ni acaricien la cacha del revólver”3. Después de una larga búsqueda montado en su caballo Jericó, encuentra a Lorenzo, y éste cuenta que se había escondido por no querer repetir su experiencia en la cárcel. Ahí Orduz se da cuenta que la lucha insurreccional de Lorenzo no tenía tintes políticos sino que quería echar abajo la trama de diezmos que sufría su gente y complementa lo que Orduz había dicho antes, “(...) son cada vez menos notorias las diferencias entre azules y colorados. Ahora esas diferencias son entre ricos y pobres.”4 Mientras hablaban respecto a unos fusiles ocultos en El Cacao, de repente llegaron malas noticias del pueblo, el cual había sido atacado por una caballeriza con órdenes de capturar y encarcelar a Lorenzo por tomar esos fusiles. La imagen narrada es brutal, tras ensañarse con con los campesinos violaron a las mujeres y niñas una y otra vez, inclusive torturaron al hermano de Lorenzo para obtener la ubicación de los fusiles. El dolor y la impotencia que Victoriano sufría en el momento es palpable, ver a sus amigos muertos y a otros tantos sufriendo desató su espíritu insurgente. Lorenzo regresó a Gatún en busca de reclutas y armamento, no le resultó difícil reunir a una gran cantidad de personas, quienes en acuerdo colectivo decidieron nombrarlo general y proclamó que los hechos de El Cacao no quedarían impunes centrándose en los combates que hubo a lo largo del istmo con inclusiones de armas, combatientes y dirigentes; y los conflictos internos que hubo por la llegada de los últimos hasta llegar a la partida de Noriega y Patiño, responsables de los conflictos internos. Después de la toma de Penonomé en poder del ejército liberal, Lorenzo se puso inmediatamente en la tarea de escribir una carta a Belisario Porras pidiéndole que se pusiera al mando de su ejército, lo cual fue aceptado por el líder liberal que al llegar al sitio donde se encontraba el ejército volvió a unificarlo y le dió a Lorenzo el cargo de general legítima y legalmente, con lo cual no podría ser humillado por otros dirigentes del movimiento que lo despreciaban no solo por ser capitán sino por su condición de indígena. Cabe mencionar que la llegada de Porras y una gran cantidad de generales, hace reflexionar a Vicente de que en las revoluciones 3 Idem. Pp 61. 4 Idem. Pp 66.

latinoamericanas hay muchos dirigente y entiende así el adagio popular “mucho cacique y poco indio” En este punto, como en muchos otros del libro, podemos ver los conflictos de poder existentes dentro del partido liberal, pues con la llegada de Domingo Díaz al territorio de Lorenzo empezaron las discrepancias entre Porras y Díaz, la cual acabó en poco debido a que éste último se dirigió rápidamente a luchar por ciudad de Colón, que logró conquistar pero no por mucho, puesto que con la llegada del ejército conservador dirigido por Albán y la ayuda de marineros Yanquis fueron echados de la ciudad y devueltos en tren. La llegada de generales con sus ejércitos y las ansias de estos de obtener el poder de ese territorio parecía ya ser habitual para Lorenzo que ya le veía el lado positivo afirmando que ellos, a pesar de todo, traían armas para el ejército como se lo manifestó a Vicente a la llegada del general Benjamín Herrera. Este nuevo general mortificaba a Vicente pues en sus adentros odiaba los apellidos Herrera y Uribe, causantes de su desaliento por el partido liberal, y además porque Herrera presentaba una actitud desafiante ante Porras. Posteriormente, en una viaje organizado por Herrera para tomar Puerto de Antón y así cortar las comunicaciones entre Aguadulce y Panamá y poder tomar estas dos ciudades centrales que serían las de mayor importancia para el general, Lorenzo se enteró por boca de este la decisión tomada por los máximos dirigentes del partido Liberal de poner a este y a Porras en el mismo nivel de posición, lo que hizo aumentar cada vez más los conflictos de poder entre estos dos. Luego de llegar, casi accidentalmente, a Puerto Antón planearon el ataque liberal sobre Panamá que se produciría una vez Herrera tomara posesión de Aguadulce, defendida por Castro con más de mil veteranos de guerra. La posición estratégica del barco Padilla, cortaba comunicación además de interceptar los abastecimientos de los godos y de la capital. El general Carlos Albán decide tomar por fuerza el barco de guerra Lautaro en el que realizó un canje de prisioneros liberales, prisioneros que contarían a Herrera sobre el descontento de la marinería y que a su vez, éste decidiría aprovechar la oportunidad de atacar al Lautaro para ello mandó pintar el Padilla y, tras la confianza del general Albán, dieron cacería al Lautaro hundiendolo con toda su tripulación incluyendo a Albán al cual rindieron honores posteriormente. Vicente dudaba mucho que los liberales hubiesen actuado diferente a como lo hicieron los godos de entregar a una potencia extranjera la soberanía para salvaguardar la hegemonía política de su partido. Mientras tanto, en aguadulce, por parte de los godos se arengaba “Cholo visto, cholo muerto”, sin saber que Herrera acudió a Lorenzo, para conformar de esa manera un ejército tres veces superior a estos defensores. Herrera decide combatir, formando dos ataques, uno por El Vigía y otro por Pocrí. En el avance casi suicida para tomar El Vigía, lograron hacer retirar a los godos poco a poco de esta zona. Francisco Castro refuerza su defensa en la zona del Pocrí y machaca oleadas de liberales hasta el amanecer y Vicente

confiando su vida al azar y a su fiel Jericó, luchaba sin cesar atravesando los obstáculos que se presentaban y logrando con los cholos apoderarse de esa zona también. Decididos a ir por Aguadulce ya, tuvieron que replegarse para organizar el contraataque y la División Panamá da de baja a el general Mauricio Castro desorbitando así las tropas defensoras godas, que a la final se rendirían. Orduz es enviado a la isla Bocas del Toro que había sido tomada por el coronel liberal Buendía. Estando allí, mientras el autor divagaba en sus pensamientos amorosos y sus ilusiones con Rebeca, añorando siempre que su amor fuera correspondido, se conocía la noticia de que en la isla habían desembarcado varias tropas godas a cargo del general Gómez para retomar el control en esta. Efectivamente atacaron en la mañana del día siguiente y Vicente se preguntaba en qué momento el ideal de combatir por la libertad y la democracia liberal se había convertido en esa sinrazón exterminadora, también reflexionaba sobre la idea de que los estadounidenses, en medio de sus intereses sobre el territorio nacional, solo necesitaban saber quién iba a ganar para negociar con ellos un tratado que avalase reemprender la construcción del canal y explotarlo en favor suyo. En este punto, Vicente pone de manifiesto que la guerra entre guerrillas y militares, tiene dos lentes. Por uno de estos, se ve a un montón de “pobres diablos” asesinandose entre ellos en donde ningún bando puede resultar ganador porque las bajas sufridas por cada cual afectaban anímicamente el espíritu reivindicador por el que luchaban.. Los adversarios godos son personas jóvenes y probablemente muy pobres que ni siquiera tienen una instrucción militar adecuada. Pelear contra ellos no tiene lógica porque van a terminar vencidos por los experimentados jinetes cholos ¿Qué buscaban entonces, estos altos mandos colombianos que conforman la otra versión de esta guerra, los cuales veían en estos soldados objetos más fáciles de reemplazar que las armas? Estos si creían tener el derecho de escoger quienes habían sido ganadores o perdedores por el número de víctimas asesinadas en cada ejército. Vicente resalta en este punto, la inserción de EE.UU como mediador entre los dos bandos, llamado por el ejército conservador, para que acabara con la batalla de Bocas del Toro la cual estaban perdieron y por acuerdo entre los generales Herrera y Gómez, se determinó que era un empate, y de esta forma se dió fin a la guerra. Esto reafirmó aquello que pensaba Lorenzo de que los yanquis eran los principales enemigos que había que derrotar antes que los militares godos ya que aunque no tomaban partidos dentro del conflicto eran los más interesados en acabar la guerra para poder construir el Canal de Panamá. Además de esto, el sentimiento guerrero de Vicente fue disminuyendo por la noticia de las torturas sufridas por Micaela, su hermana menor, en manos de los godos con lo cual acabó de perder interés en esa guerra que aunque se acabara algún día no habría ningún ganador porque el pueblo colombiano seguiría siendo el mismo rezandero y colonial pueblo que siempre ha sido. Pelear por la causa

patriótica ya no era motivación para él, ni siquiera Rebeca estaba por encima de su hermana que debía estar sufriendo hondamente por todo el daño causado. Solo quería estar alejado de tanta masacre y estar con su familia. Este pensamiento desmoralizante era compartido por los demás miembros de la fuerza insurgente que se dieron cuenta de que los intereses ocultos en los altos mandos del ejército y los políticos del partido Liberal estaban encaminados hacia la obtención de beneficios monetarios otorgados por los yanquis. Ya no se interesaban por la causa emancipadora de Panamá, del gobierno colombiano, sino que ahora estaban interesados en concretar los lazos con los estadounidenses que podrían darles una indemnización por cederles el canal. Lorenzo, siendo parte de esta insurgencia que aún quería luchar por la igualdad de los habitantes de Panamá, tenía ahora una idea más amplia de la significación de “pueblo” que no se limitaba a la comunidad indígena sino que abarcaba a la totalidad de habitantes de la región. Esta idea iba en contra de la nueva forma de pensar del híbrido elitista conservador y liberal, ya que no podían sentarse a conciliar la venta de la soberanía nacional si existían grupos insurgentes como los cholos que aún tenían sentimientos nacionalistas. Es por esto, que la muerte de Lorenzo era inevitable porque con ella conseguirían el resquebrajamiento del pequeño grupo de guerrilleros que intentaron seguir luchando por el pueblo y sus intereses. Conclusión Luego de tener claros los puntos relevantes del texto queremos hacer nuestro propio análisis sobre lo que éste intenta decirnos: En primer lugar, hay que destacar el papel de la insurrección indígena dentro del conflicto armado colombiano, pues el texto nos da la posibilidad de conocer una de las tantas luchas encabezadas por los mismos. Pues si bien en la actualidad se les ha querido dar reconocimiento y fijar la vista hacia atrás, en el marco de las discusiones académicas la génesis de estas organizaciones parece quedarse en unos pocos años atrás y no trasciende en los siglos, cómo debería ser. En segundo lugar, vale la pena rescatar la respuesta que le da Vicente a su sobrino sobre la relación entre la pérdida de panamá y la Guerra de Los Mil Días, puesto que realmente un hecho no incidió sobre el otro, tal vez solo lo retrasó, pero era algo que inevitablemente debía ocurrir. Es clara la posición que tenía el conjunto de políticos liberales y conservadores que veían en la venta del canal un gran beneficio económico, pues si la guerra hubiera sido finalmente ganada por los liberales, la venta se hubiera efectuado de la misma forma. En tercer lugar, podemos hablar de cómo se abarca el rol las élites, ya que se evidencia cómo éstas sólo se preocupan por defender unos intereses particulares, repitiendo aquellas épocas de la patria boba que se vivió unas décadas anteriores,

en donde las luchas ideológicas entre liberales y conservadores terminaron desorganizando el país y propiciando más el conflicto. Por último, queremos resaltar lo que Baena trata de mostrar a lo largo de su obra: En medio de La Guerra de los Mil Días, el indio Lorenzo brindó una lucha que se basaba en buscar un beneficio en común y que proponía una conciencia de clase. Sin embargo, esta lucha presentó distintos obstáculos y como consecuencia de ésto una gran pérdida, por lo que se puede concluir que la venta de Panamá pudo ser el detonante para que los colombianos nos apropiamos del país y evitáramos que otra pérdida se volviera a dar de la misma forma, pero esta idea es refutable, ya que en la praxis contemporánea este hecho de apropiación no se presenta. Bibliografía: ● Baena, Rafael. La guerra perdida del indio Lorenzo. Alfaguara....


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