Literatura gauchesca PDF

Title Literatura gauchesca
Author Victory Galletitas
Course Literatura
Institution Educación Secundaria (Argentina)
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Historia de la literatura Gauchesca, escritores y momentos historicos
Evolucion de la literatura gauchesca...


Description

La literatura gauchesca La literatura gauchesca es un subgénero propio de la literatura latinoamericana que intenta recrear el lenguaje del gaucho y contar su manera de vivir. Se caracteriza principalmente por tener al gaucho como personaje esencial, y transcurrir las acciones en espacios abiertos y no urbanizados (como la Pampa argentina). Esta literatura presenta descripciones de la vida campesina y sus costumbres, así como de los personajes sociales de ese entonces: criollos, indios, mestizos, negros y gringos, entre otros. Suele haber una exaltación de lo folclórico y cultural, y se emplea como protesta y para realizar una crítica social. En la forma y el lenguaje, se distingue por el empleo abundante de metáforas, neologismos, arcaísmos y términos aborígenes. Suele haber poco uso de sinónimos, y predomina el monólogo sobre el diálogo.

La literatura gauchesca como tal se inicia definidamente en el siglo XIX con autores como Hilario Ascasubi, Bartolomé Hidalgo, Estanislao del Campo y el descollante José Hernández. Estos autores para escribir sus obras literarias frecuentemente recurrieron (tal cual lo ha hecho notar el docto tucumano Ricardo Rojas) a una métrica típicamente gaucha; la de los versos en octosílabos. Esa es la métrica del payador que resulta perfecta para transmitir las más profundas emociones improvisando, esa es entonces la métrica de el Martín Fierro calificado como «La Biblia Gaucha» por el cordobés Leopoldo Lugones mientras que el porteño con madre orientala Jorge Luis Borges ha considerado que el Martín Fierro es el libro más perdurable de los argentinos. Por su parte el filósofo y antropólogo Rodolfo Kusch analiza a la típica obra literaria gauchesca como es el caso del Martín Fierro y nota que es una apelación numénica a la naturaleza y a la memoria para persistir dignamente en el tiempo, en la historia. La literatura gauchesca tiene una característica de homogeneidad, es compacta, una trama unida, que si bien varía en el tiempo, es muy difícil de distinguir sus autores, ya que el estilo es de unidad inquebrantable, una superestructura. Se destaca el vínculo que une al gaucho con la naturaleza en una especie de "paralelismo psicocósmico", denotando la influencia de la naturaleza en el personaje de este género.

Historia y evolución En 1818, el poeta oriental Bartolomé Hidalgo publicó, en Buenos Aires, "Cielito Patriótico" en el que le otorga al gaucho una voz enunciativa para contar la acción de la Batalla de Maipú, en la que triunfa el ejército de San Martín sobre las tropas realistas. Ese procedimiento que sistematiza Hidalgo con otros “cielitos” y con sus “diálogos gauchescos” es retomado por otros escritores, algunos anónimos y otros como Luis Pérez, Juan

Gualberto Godoy e Hilario Ascasubi quienes retoman la voz del gaucho para cantar sobre las luchas por la Independencia y las vicisitudes de la guerra civil y la política. En sus composiciones, se mezclan la violencia, el humor y los géneros discursivos del periodismo de combate y de guerra, el léxico y el fraseo. En 1866, Estanislao del Campo, con su obra Fausto, retrata una imagen jocosa del gaucho: narra, en versos gauchescos, el diálogo de dos paisanos sobre la visita de uno de ellos al Teatro Colón (en la ciudad de Buenos Aires) en el que se ofrece la ópera "Fausto" de C. Gounod. Aquí el desacomodo del personaje para comprender lo que contempla, debido a un espacio ajeno a su universo rural, es lo que constituye la principal fuente de comicidad. Sin embargo, el humor también apunta contra ciertos rituales y convenciones de los sectores urbanos acomodados. Finalmente, en la tercera etapa, hacia fines de 1872, José Hernández publica un folleto en el que se narra la vida de "El gaucho Martín Fierro" pero la novedad es que se le da voz al gaucho para que cuente su historia de vida, en una especie de autobiografía ficcional, en la que cuenta lo extraordinario de su pena, causada por un sistema político que cuestiona y que irrumpe en su vida para cambiarla para siempre. Luego en 1879, el autor retoma la vida del gaucho Martín Fierro y agrega otras historias de gauchos, payadores y consejos de padres a hijos en su libro "La vuelta de Martín Fierro". Sin embargo, Lucio V. Mansilla, con su historia "Miguelito" de su libro "Una excursión a los indios ranqueles" (1870) anticipa la de Martín Fierro. Bartolomé Hidalgo es considerado el "primer poeta gaucho", sus Diálogos patrióticos (1822) inician la literatura gauchesca; Estanislao del Campo, en El Fausto Criollo (1866), Hilario Ascasubi, en su obra referida a Santos Vega (1870). La literatura gauchesca fue señalada, por críticos como Ricardo Rojas y Ángel Rama, como un sistema "paralelo" que se desarrolla a lo largo del siglo XIX. Es, en cierto modo, el gran género de la literatura argentina (con un trabajo específico sobre la lengua y sobre las formas), aunque al mismo tiempo es un género que resultó por mucho tiempo ilegible como literatura. Sin modelo europeo, la gauchesca nace y alcanza su plenitud en el siglo XIX y presenta dos rasgos que, en su simultaneidad, la definen contradictoriamente.

Los textos de Bartolomé Hidalgo (1788-1822) fueron clasificados según dos especies genéricas diferentes: los diálogos y los cielitos. El cielito proviene del estribillo "cielo, cielito, cielo", con numerosas variantes en su formación lírica. A través de ellos Hidalgo desarrolló su poesía militante durante las luchas por la independencia entre 1811 y 1816. Los diálogos (1821 y 1822), más escenográficos, presentan interlocutores gauchos que conversan (Jacinto Chano y Ramón Contreras) y una estructura más o menos similar: una introducción y una plática confidencial entre la gente del pueblo. Hidalgo deja marcado el

camino para otras expresiones gauchescas. En la década del veinte pueden registrarse, funcionando en el interior del sistema gauchesco, los periódicos encendidos del Padre Castañeda; en la década del treinta los de Luis Pérez, rosistas, acompañan la lucha de facciones: El Torito de los Muchachos, El gaucho, La gaucha, El negrito, El toro del once, etc. Hubo, también, gauchesca unitaria, a través de Hilario Ascasubi (1807-1875), versos que el autor recopiló en 1872 bajo el título Paulino Lucero (del período 1839-1851) y Aniceto el gallo (del año 1854 e inéditos). Una obra significativa es el Fausto (1866) de Estanislao del Campo, texto paródico, en el que Anastacio el Pollo relata a su compadre Laguna, como si se tratara de sucesos verdaderos, lo que ha visto en una representación del Fausto en el teatro Colón. Eduardo Gutiérrez fue un escritor argentino que se destacó por sus obras de contenido histórico costumbrista y gauchesco, su novela más importante fue Juan Moreira, escrita en el año 1880. Esta obra adquirió gran popularidad y fue llevada al circo criollo, el teatro, el cine y la historieta.

Ricardo Güiraldes, en Don Segundo Sombra (1926), vuelve a transformar el campo en poesía. En palabras de Lugones: «Paisaje y hombre ilumínanse en él a grandes pinceladas de esperanza y fuerza. Qué generosidad de tierra la que engendra esa vida, qué seguridad de triunfo en la gran marcha hacia la felicidad y a belleza». Al idealizar al gaucho con líricos toques de virtud y heroísmo en una relación de completa armonía con la naturaleza, nutre el concepto que ha creado el estereotipo del gaucho tan evocado en el folclore argentino.

Si quisiéramos contar la historia del gaucho malo, habría que comenzar con el Santos Vega donde el gaucho es malvado y culpable, y continuar en el Martín Fierro donde es forzado por la autoridad injusta a matar y pelear a ”la partida”, pero se incorpora finalmente al Sistema. En cambio en Moreira, el gaucho matrero se convierte en un superhéroe peleador quién, herido mortalmente por la policía, se muere finalmente en su ley. Todavía ahí no termina la línea del mito del héroe rebelde: encontramos, casi en la actualidad, al bandido-héroe Mate Cosido que, perseguido en el Chaco por la policía, es querido y protegido por los pobladores porque no roba a los pobres sino a las grandes empresas explotadoras y se convierte, así, en una forma de vengador del oprimido. Hay que considerar, sin embargo, que tanto Juan Moreira como Mate Cosido fueron personas reales y no meros personajes literarios, como sí es el caso de Martín Fierro. En cuanto a Santos Vega, el personaje literario parece estar basado en alguien que realmente existió pero de quien prácticamente nada se sabe.

Teatro Gauchesco En cuanto al teatro gauchesco —del siglo XIX e inicios del siglo XX— en el mismo se destacaron los Hermanos Podestá, en el mismo por lo general se aprovechaban de los elementos sensacionalistas de la vida gaucha y el elemento folclórico y no era una verdadera representación de su vida y sus problemas. Florencio Sánchez es uno de sus representantes más calificados

A lo largo del siglo XX declina la literatura gauchesca (si bien pervive, sobre todo en las payadas y en las letras de las canciones folclóricas como las poesías del salteño Manuel J. Castilla y de su comprovinciano El "Cuchi" Leguizamón, o las del bonaerense con orígenes norteños Héctor Roberto Chavero en el norte de la Provincia argentina de Córdoba compuso gran cantidad de poesías gauchescas durante la segunda mitad del siglo XX). Luego se produce un curioso fenómeno: la aparición del gaucho en la historieta, estos gauchos de historieta idealizados en exceso ya tenían su contrapartida en la narrativa visual de las viñetas realizadas a fines de siglo XIX e inicios del siglo XX por Cao (padre) y las pinturas hechas por Florencio Molina Campos en donde con gracia es presentado un gauchaje más humano, en los 1970s la tradición visual que representa graciosamente si bien con respeto al gauchaje es proseguida por otros gauchos de historieta: El gaucho Carayá. En el 2014 aparece una edición del Martín Fierro ilustrada por Carlos Montefusco.

José Hernández José Hernández participó en una de las últimas rebeliones federales, dirigida por Ricardo López Jordán, cuyo primer intento de acción finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil. Después de esta revolución continuó siendo durante un tiempo asesor del general revolucionario, pero con el tiempo se distanció de él. A su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del periodismo y publicó la primera parte de su obra maestra, El gaucho Martín Fierro. Fue a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos. Junto con la continuación de la obra, La vuelta de Martín Fierro (1879), forman un poema épico popular. Es generalmente considerada la obra cumbre de la literatura argentina, desempeñó los cargos de diputado y senador de la provincia de Buenos Aires. Ocupando este último cargo, defendió la federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a Leandro N. Alem.

Estanislao del Campo El 11 de agosto Estanislao del Campo asistió acompañado de un amigo gaucho apodado Anastasio «el Pollo», al viejo teatro Colón ubicado en las calles Reconquista y 25 de Mayo de la ciudad de Buenos Aires, para presenciar el debut de "Safo" (de Giovanni Pacini). Estanislao del Campo asistió al estreno de la ópera Fausto de Gounod, en el Teatro Colón, el 24 de agosto de 1866. Dicho estreno había recibido mucha atención de la gente: se publicaron resúmenes en los periódicos y se hicieron traducciones del libreto. Del Campo utiliza esta ópera como referente para un poema que es su obra más conocida y recordada: "Fausto, Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta Ópera", popularmente llamada "El Fausto de Estanislao del Campo" o "El Fausto Criollo".

Hilario Ascasubi Sus fueron padres Mariano de los Dolores Ascasubi, pardo libre hijo de Roque Ascasubi y Clara Ascasubi, esclavos y luego pardos libres, y doña Loreta de Elías, hija natural de Jacoba Carranza, pardas libres, todos cordobeses. Fue uno de los primeros poetas gauchescos, discípulo del uruguayo Bartolomé Hidalgo. En Salta, entre 1824 y 1825, fue el primer responsable de la Imprenta de la Patria, donde publicó parte de su obra temprana. Fue un ferviente antirrosista que se unió a la lucha armada en contra de Juan Manuel de Rosas. En una de sus poesías, "La refalosa", reproduce la amenaza de un "mazorquero" rosista a un gaucho que es contrario a Rosas, y en ella se comenta cómo esa milicia utilizaba las torturas para lograr, a la fuerza, la adhesión al gobierno rosista. En ocasiones publicó sus escritos utilizando como seudónimos los nombres de dos obras suyas: Paulino Lucero y Aniceto el gallo y en otras ocasiones utilizaba Un gaucho cordobés o sus iniciales H.A.

Lindor covas Walter Ciocca fue un arquitecto e historietista argentino. El teórico Oscar Masotta lo definió como el "mejor exponente de la historieta folclórica". Walter Ciocca siempre tuvo la idea de crear un personaje que viviera historias gauchescas siempre estuvo presente por eso había adaptado guiones de clásicos como Una excursión a los indios ranqueles, Santos Vega y Hormiga Negra, clásicos del género. Y hasta había dibujado para la revista Misterix una historia titulada “Fuerte Argentino” relacionada con la Campaña del Desierto.

Ciocca también era un gran lector y sentía admiración por las obras de Guillermo Hudson o Domingo Faustino Sarmiento. Finalmente el 10 de noviembre de 1954 se publicó la primera tira de Lindor Covas, el cimarrón. Estuvo presente durante casi 30 años....


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