LOS Adolescentes - FIZE PDF

Title LOS Adolescentes - FIZE
Course Psicología De La Adolescencia
Institution Universidad Católica de Córdoba
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LOS ADOLESCENTES – MICHEL FIZE INTRODUCCION

Los Adolescente cambian permanentemente porque el mundo también está en constante evolución. Los adolescentes actuales disponen de su propio lenguaje, de su propia realidad cultural, de sus códigos indumentarios específicos, su mundo resulta difícil de aprehender. Remite al campo más confuso de las representaciones: idealización para unos, reprobación para otros. El miedo y la fragilidad predomina en estas representaciones, la sociedad solo mira a la adolescentes a través de sus dificultades y sufrimiento, su despreocupación y su inconsciencia. Se dice toda clase de cosas sobre los adolescentes: se les suele presentar como “unos delincuentes, unos holgazanes”. En resumen, los adolescentes son objeto de toda clase (malos) comentarios. No se trata de hablar sobre alabar los méritos de los adolescentes, sino simplemente de hacerles justicia. Ni referencia, ni deferencia: este será nuestro propósito. Los adolescentes no son “mejores” que los adultos; incluso pueden resultar peores… como cualquiera. EL ADOLESCENTE FRENTE A SI MISMO El adolescente no se impone sino hasta la segunda mitad del siglo xx, también empieza a tener una connotación más negativa. La adolescencia siempre ha debido haber existido ya que la pubertad, ciertamente, siempre ha existido y en todas partes. Desde este punto de vista, adolescencia es sinónimo de pubertad; heredada de la medicina y de la biología, esta definición remite a las modificaciones corporales pero también – con las aportaciones de la psicología- a los mecanismos de maduración psíquica y afectiva. La adolescencia no solamente es un proceso vital que llamamos pubertad (con sus dos vertientes, biológica y psíquica), sino también a un estado social y cultural, caracterizado por una nueva relación con el mundo y con los demás, por nuevos modos de vida entre el semejantes. La adolescencia resulta ser, según Marcel Mauss, “un hecho social” total. La relación dialéctica entre el desarrollo individual y el desarrollo social, que Erikson puso en evidencia en su tiempo, vuelve necesaria, para la compresión del fenómeno, la contribución de todas las disciplinas: historia, psicología, etnología, sociología. Pero la adolescencia también es un hecho desvirtuado por los perjuicios. Un “hecho complejo”, nos encontramos en la encrucijada entre lo social y lo individual, la naturaleza y la cultura, lo fisiológico y lo simbólico. Es algo tan plural como singular, la adolescencia es una construcción social. La adolescencia es el producto de condiciones y circunstancias sociales determinadas. El surgimiento de una edad adolescente data en realidad de finales del siglo XIX, con el desarrollo de la enseñanza secundaria. Al “encerrar” a sus hijos en el colegio para controlarlos mejor y al mismo tiempo alejarlos de su poder político y económico, la burguesía inventa una verdadera “nueva edad de la vida”; habrá que esperar a los años 70 y a las manifestaciones escolar para que esta adolescencia -que estaba reservada para los que pertenecían a la clase burguesa- se empezó a convertir en una adolescencia para todos: chicos y chicas. En la actualidad los adolescentes conforman todo un grupo social con sus valores y sus usos compartidos.

LA ADOLESCENCIA EMPIEZA CADA VEZ MAS TEMPRANO Y TERMINA CADA VEZ MAS TARDE Se dice que la pubertad es cada vez más precoz, es decir, la adolescencia empieza cada vez más temprano. Esta afirmación es en parte cierta y en parte errónea. En realidad, este adelantamiento de la pubertad es muy discutible; Buffon, seguido por Rousseau, fue uno de los primeros en mostrar que la edad de la pubertad variaba más bien en función de los pueblos, los climas, los medios sociales… así como la alimentación. En las ciudades -se observa- los niños acostumbrados a comidas suculentas y abundantes llegan más temprano a este estado; en cambio, en el campo y entre pueblo pobre el desarrollo de los niños es más tardío, porque están poco y mal alimentados, por ende necesitan de dos a tres años más. E. Beaugrand, establece la edad de la pubertad “entre los 12 y 13 años para las chicas y hacia los 15 para los muchachos”. La entrada de la pubertad de las muchachas siempre ha sido y sigue siendo precoz que la de los chicos. En la actualidad se estima que la pubertad empieza a los 13 años para los chicos y a los 11 para las chicas, y dura un promedio de dos a tres años. La adolescencia actual se inicia antes de la aparición de los caracteres sexuales secundarios. Dicha entrada de la adolescencia se hace mediante una proyección en el universo cultural de sus “pares mayores”, resultante de la presión mediática y comercial. Los signos precursores de la adolescencia no son propios de la pubertad sino culturales. Consecuencia que produjo: un desplazamiento, en todos los niveles, de las fronteras de las edades de la vida. Se considera como un hecho que se un niño entra en las edades de cero a siete años, de siete a diez años ya se entra en un periodo indeterminado. La adolescencia si se termina más tarde que antes, si asimilamos adolescencia y juventud. La mayoría de los especialistas no distinguen de las dos edades; no obstante, los psicólogos prefieren hablar de adolescencia y los sociólogos de juventud, como la etapa del ciclo de vida en la que el sujeto sigue dependiendo en todos los aspectos (cívico, residencial, económico). Fize opta por tomar la hipótesis de las disociaciones de las dos edades. ¿Dónde se sitúa la frontera?, se pude considera que la salida de la adolescencia coincide con el final de la preparatoria y en efecto con la entrada a un nuevo mundo (como el universitario para algunos, profesionales para otros), en resumen se inicia una nueva edad: la juventud. Debido con el aumento de la duración de los estudios y a la problemática del desempleo y de la precariedad, esta edad se prolonga considerablemente, hasta los 25, 28 y a veces 30 años. ¿Cómo se establece la frontera entre la juventud y la edad adulta?, en la actualidad con la prolongación del estado de juventud y la aparición de edades intermedias (entre los 25 y los 30-35 años) surgen nuevas situaciones de vida que dan lugar a status de semilibertades/semidependencia, en los que se es todavía “joven” en algunos aspectos, y adultos en otros aspectos, porque se tiene cierta responsabilidad profesional, incluso familiar. La transición hacia el mundo adulto se hace hoy de manera progresiva, caótica, lo que acaba por poner en tela de juicio la noción de “adulto”. LA ADOLESCENCIA ES LA CRISIS, LA EDAD DE LA PUNZADA La infancia es percibida como un periodo de armonía, se opone la adolescencia como periodo de mal humor, de inestabilidad, un periodo difícil. La adolescencia que se encuentra todavía confundida con la pubertad, remitiría “naturalmente” a una identidad negativa, problemática, que implica un proceso de oposiciones, de contradicciones. El psicoanálisis inclusivo considera esta crisis como “necesaria”, pues desempeña un papel de “organizadora” de la nueva personalidad.

La mayoría de los especialistas actuales parece haber abandonado el término de crisis y prefiere recurrir al de “procesos”. ¿Hay o no crisis? Dolto prefiere hablar de “mutaciones”, la verdadera cuestión consiste en saber si esta mutación es necesariamente “ruidosa” y “conflictiva”. Lo que debilita el análisis de los “defensores de las crisis” es el hecho de que muchos solo se basan en observaciones de adolescentes particulares, como por ejemplo lo que van a nuestro consultorio.Si admitimos, a pesar de lo hemos dicho, la idea de “crisis” para la adolescencia, entonces también debemos admitir para la edad de loa madurez. En realidad, cada edad de la vida traviesa por una crisis, la cual no es una catástrofe que hacen borrón y cuenta nueva de las etapas anteriores, sino una adaptación a las siguientes etapas. La “crisis de la adolescencia” no es sino una crisis de la relación, puesto que el adulto se niega a tomar en cuenta al OTRO, al adolescente, en su singularidad y su riqueza; se niega a reconocer que tiene una plena capacidad sexual, un pensamiento propio, unas aspiraciones particulares. Que esta fase de vida sea apacible y no conflictiva depende antes que nada del cuerpo social....


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