Marco teorico- Kgutierrez 2 PDF

Title Marco teorico- Kgutierrez 2
Author Danissa Mahsatti
Course Criminología y Criminalística
Institution Universidad Nacional Autónoma de México
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marco teórico...


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Marco teórico Marco histórico Extractando lo que comentaron los autores Anderson & Van Laerhoven en 1996 y Magaña en 2001, mencionaron que la entomología forense o entomología médico criminal es el estudio de los insectos asociados a carroña para determinar el tiempo de la muerte. Sumado a esto, Yusseff et al., (2012). señala desde sus obras anteriores que la entomología es una herramienta útil para esclarecer incógnitas que rodean a los cadáveres encontrados en circunstancias particulares. La utilización de los insectos en investigaciones de carácter legal no son recientes, ya que esta ha sido analizada, comprobada, investigada y relatada desde los años XIII, hasta la fecha del siglo XXI, donde diversas ramas científicas han comprobado la gran importancia que tiene esta disciplina forense, no obstante, su estudio sistemático en cuanto a identificación taxonómica de las especies asociadas a cadáveres y los avances para precisar su validez como prueba legal, han podido encontrar diversas formas y técnicas para hallar las respuestas a las preguntas más frecuentes entre los científicos, la cual es saber el tiempo de muerte de un sujeto bajo investigación. EI primer documento escrito que menciona la resolución de un caso de homicidio con ayuda de insectos es del año 1234 A.C.; sin embargo, la utilización de insectos en el ámbito legal y la publicación de artículos validos en los cuales describen casos concretos, aparecen desde el siglo XIX.

Actualmente, la

entomología forense se utiliza como una herramienta en la resolución de casos criminales como en Europa, Estados Unidos, México y Canadá, ya se reconoce esta ciencia como un campo importante, por ello sus desarrollos investigativos significativos en el mundo, sin en cambio, aún existen perplejidades ya que aún no existe como tal una aproximación exacta de la data de muerte, por ello muchos investigadores siguen aportando datos importantes respecto a este tema de la variedad de fauna y los desencadenantes que existen para la descomposición cadavérica González et al., (2013).

El comienzo de la Entomología Forense tiene relación con la fauna cadavérica, desde este punto se originó el primer hallazgo importante, siendo este en 1247, por el investigador Sung Tz’u, al describir en un manual de medicina legal chino, donde redacta el primer registro de un caso en donde la entomología resuelve un homicidio de un individuo degollado. Para esclarecer el asunto, los sujetos que tenían cercanía y contacto con el occiso, tuvieron que dejar sus hoces en el exterior, por lo cual, “Tras un tiempo de espera, comprobó que las moscas se acumulaban en un solo instrumento y dedujo que ese era el arma del crimen, ya que las moscas habían acudido a olor de la sangre” (Castello, 2014, p.13). Después de esto, las sospechas fueron confirmadas cuando el mismo asesino confeso ante la evidencia de las moscas que era el autor del crimen, dándole mayor credibilidad a esta acción y dándole importancia significativa a la entomología forense en estos casos de asesinatos. En 1668, Francesco L. Redi contribuyo a la entomología, aplicó un método científico que se basó en el estudio de la vida espontanea, ya que anteriormente se creía que las larvas nacían directamente de la carne, a lo que coloco carne cruda en cajas exponiéndola en diversos ambientes climatológicos, obteniendo como resultado el resultado de la evolución de estas, ya que observo que las moscas depositaban sus huevos en carnes descubiertas, logrando impugnar la hipótesis de la generación de “espontaneidad de la vida” (Amendt, Niess, Zehner y Bratzke, 2000). El término Entomología fue propuesto por el botanista francés, Bonnet (1745)., uniendo los términos griegos ἔντοµον (éntomon = insecto) y λόγος (logos = palabra, expresión, tratado, estudio), al sufijo -ια (-ia = acción, cualidad). De esta manera se denominó la Ciencia que estudia los insectos. La metamorfosis de los insectos fue estudiada intensamente durante el siglo XVII y más adelante en el XIX, se verificó que los cadáveres aun siendo recientes, resultan ser muy atractivos para ellos sobre todo para determinadas especies. En 1767, el biólogo Karl Von Linne afirmó que tres moscas devoraban un caballo tan rápido como lo haría un león, refiriéndose a que eran capaces de

producir grandes masas de larvas y consumir rápidamente un cadáver (Capó, Peinado, Mateos, y Anadón, 2004). En 1831, Mateu Orfila, un médico francés, después de haber presenciado innumerables exhumaciones, destaco y analiza el papel que cumplen las larvas de insectos en la descomposición de un cadáver, enlistando a los insectos y artrópodos que se encontraban en un cadáver alimentándose y reproduciéndose; Él detecto a C. vomitaria, Lucilia Caesar, Musca doméstica y Sarcophaga canaria, además de varias órdenes de escarabajos (Bermúdez, 2010, párr. 23). El uso de insectos en la rama forense empezó a trabajarse como ciencia en el ámbito de justicia en 1850, sin en cambio en 1855 por el médico francés, Louis François Étienne Bergeret quien tuvo el propósito de aplicar la entomología a la determinación de la fecha de la muerte de cadáveres que habían permanecido ocultos un tiempo indeterminado, hasta su descubrimiento por la policía, esto con la ayuda de las instancias tribunales de justicia de su país, él hizo la primera determinación del tiempo de muerte en un cadáver, basándose en el desarrollo de las larvas y pupas que este contenía, y fue uno de los primeros casos en los que la evidencia entomológica fue admitida en un tribunal de justicia. La historia en la que se vio implicado fue que durante las reformas a una casa antigua se hallaron, ocultos tras una antigua chimenea, los restos de un niño, las sospechas recayeron sobre los habitantes del edificio. Sin embargo, el profesor Bergeret tras el estudio de las larvas que se encontraron en el cuerpo, dedujo que la muerte debería haberse producido al menos un año antes de ser encontrado el cuerpo (Capó et al., 2004, p. 29). En 1878, el medico francés Paul Camille Brouardel, basándose en el trabajo de Bergeret, describió el caso de un niño momificado después de la autopsia, el cadáver presentaba gran cantidad de artrópodos, incluyendo larvas de mariposas y ácaros adultos. Con la ayuda Perier, profesor del Museo de Historia Natural de Paris, y el veterinario de la armada Jean Pierre Megnin, se precisó el estado y tiempo de las larvas y ácaros lo que llevo a sugerir que el cuerpo había sido abandonado mínimo cinco meses atrás. (Greenberg y Kunich, 2002, p. 12).

El 6 de abril 1881, el doctor alemán Reinhard público el primer estudio sistemático en entomología forense, tratando con cuerpos exhumados de Sajonia, el colecciono principalmente dípteros de la familia Piophilidae, identificados por el entomólogo Brauer en Viena, además de encontrar los escarabajos en las tumbas e insectos que engendran dentro de los crujidos de adipocira (Amendt et al., 2000). Se considera como el nacimiento de esta disciplina el año de 1894, por la publicación “La Faune des Cadavres: Application I 'e entomologie a la medicine legale”, realizada por J.P. Mégnin; A partir del 1874 realizó estudios entomológicos en cadáveres, agrupando insectos por sus periodos delimitados que contribuían a la destrucción cadavérica, denominándolos como “las cuadrillas de obreros de la muerte”, además que expandió los métodos de sus predecesores, proponiendo que un cuerpo expuesto al aire sufre una serie de cambios, y caracterizó la sucesión regular de artrópodos que aparecen en cada estado de descomposición, incluso en este libro se incluyen los formularios larvales y adultos de varias órdenes y la anatomía global de los insectos para su clara identificación, por ello se le conoce a esta época el inicio de esta disciplina, por la recopilación de información antigua e informes de casos relevantes y declaraciones originales cedidas a la corte en la cual el trabajo de Megnin sobre la ciencia de entomología forense contribuyo notoriamente estos casos (Benecke, 1998). La entomología forense tiene una rama que se encarga de estudiar la aplicación de los análisis toxicológicos a los insectos que se alimentan de cadáveres con el objetivo de identificar drogas y tóxicos presentes en los tejidos intoxicados del cadáver, esta denominada “Entomotoxicología”. Los

trabajos

más

significativos

hacia

1899

fueron

realizados

por

investigadores de Alemania y Austria. Dichos trabajos están relacionados con patrones de mordida de cucarachas y hormigas en cuerpos de niños en descomposición. Finalmente, la publicación de dos libros sobre entomología forense en Francia y Alemania por Jean Fabre y Alfred Brehm, se considera el punto de partida para los logros actuales en entomología medico criminal de la región central en Europa.

En 1950, se utilizaron por primera vez insectos acuáticos para determinar el intervalo de inmersión de un cadáver. Finalmente, los mayores avances en IPM en Europa se obtuvieron entre 1940 y 1950. Hacia 1970, se iniciaron los primeros trabajos en una de las aplicaciones de la entomología forense, conocida como entomotoxicologia. Esta aplicación ha permitido avanzar desde la determinación aproximada del tiempo después de la muerte, hasta el conocimiento de las causas de la misma. Utilizando técnicas como inmunohistoquímica y cromatografía, es posible identificar sustancias químicas o toxinas en los tejidos de un insecto. En 1958, se dieron a conocer investigaciones realizadas con ratas a las que se suministró diferentes agentes tóxicos, observando que el comportamiento de las moscas se veía afectado por los diferentes tipos de veneno. Más adelante, en 1970, se comprobó la presencia de diferentes metales en insectos adultos. También se detectó mercurio en larvas, lo que fue de gran interés para la resolución de un caso en el que se encontró un cadáver en avanzado estado de descomposición. El suceso se produjo en Finlandia y al estudiar las larvas, se demostró la presencia de mercurio en baja concentración, lo que ayudó a situar a la víctima en una zona determinada donde según se sabía, existía contaminación ambiental por este elemento. Años después, en 1985, se demostró la presencia de arsénico en las moscas que habitaban un cadáver y posteriormente se detectó organofosforados (malation) en la investigación de un supuesto suicidio (Uribe et al., 2004, p. 12). En esta época, la entomología ya tenía un avance considerable, ya que su trayectoria forense estaba en aumento, los siguientes autores de la época XX, proporcionaron en sus textos datos importantes, en los que lograron que esta ciencia tomara un ritmo transcendente en la historia, además de dar lugar a dando lugar a incalculables casos policiacos que los entomólogos han resulto aplicando esta disciplina. En este punto de la historia, se manifiesta la presencia del estudio del proceso de descomposición humana, utilizando diversos métodos y herramientas para recopilar datos científicos.

En el año 1978, Leclercq publicó "Entomología y Medicina Legal: Datación de la Muerte", en el cual comparte que existen casos inauditos en los que, la mosca verde común causa miasis por depositar sus huevos en heridas infectadas, haciendo la evolución más favorable; concluyó que esta especie es una necrófaga y sólo come carne muerta, al consumir tejidos necrosados, eliminar las bacterias e irritar suavemente la lesión (favoreciendo la producción de tejido granular), las larvas contribuyen a la cicatrización. De ahí el uso de larvas de esta especie en el tratamiento de lesiones difíciles de reducir, como osteomielitis (Leclercq y Brahy, 1990, p. 212). Por otra parte, Smith (1986), publicó "Manual de Entomología Forense". Donde su principal objetivo del autor es proporcionar información sobre la identificación de insectos y

otros artrópodos en

cadáveres

con

importancia

forense, con especial referencia a la fauna británica y europea; gran parte del texto es relevante para las condiciones en otras regiones, pero también se menciona la importancia de los insectos y su transporte del cannabis, ayudando a los científicos determinar sustancias en el cuerpo de la víctima a través de esta fauna, ya que menciona a las ordenes más destacadas, como lo son los Dípteros (18 familias), Coleoptera , Lepidoptera , Hymenoptera , Dictyoptera , Hemiptera , Colle mbola , Isóptera, ectoparásitos y otros artrópodos distintos de los insectos. El libro Forensic Entomology,Germany, realizado por (Amendt et al., 2000), en el cual se enfocan en el cálculo de edad de los estados inmaduros de los insectos que se alimentan de un cadáver, analizando las especies necrófagas presentes, consideraban que se podía estimar los intervalos post mortem desde el primer día hasta varias semanas. Estos métodos entomológicos pueden verse obstaculizados por dificultades asociadas con la identificación de especies, pero las técnicas modernas de ADN podrían contribuir a la identificación rápida y autorizada de insectos necrófagos, incluso recalcan que otro uso de los datos entomológicos incluye el examen toxicológico de larvas necrófagas de un cadáver para identificar y estimar las drogas y sustancias tóxicas ingeridas por la persona en vida y la prueba de posibles manipulaciones post mortem.

Mark Benecke contribuido con una gran cantidad de aportes a la entomología forense, entre los cuales se destaca el libro "Insects and Corpses", editado en el 2002, en donde se hace especial referencia a diferentes especies de artrópodos como herramienta de investigación y criminalística, además de la estimación del intervalo post mórtem, casos de negligencia y entomotoxicología (Benecke, 2004). Así mismo, en ese mismo año Greenberg y Munich publican "Entomology and the Law: Flies as Forensic Indicators", donde se describen las moscas de importancia forense, en la primera parte, se centra en las moscas carroñeras como indicadores forenses, explorando la biología relevante ilustrada de manera clara y concisa por casos de la vida real, describiendo que las moscas suelen ser las primeras en llegar a la escena de una muerte, y el conocimiento de sus hábitos y estilos de vida puede ayudar a revelar el momento de la muerte, semanas o incluso años después. Sin en cambio en la segunda parte, proporciona un examen exhaustivo de la legislación sobre pruebas científicas en todo el mundo, junto con la jurisprudencia y las disposiciones del código aplicable. y cuestiones legales relacionadas con la admisibilidad y el uso de la entomología forense en litigios (Greenberg y Kunich, 2002). Uno de los trabajos más destacados en el 2009, es la obra de Byrd y Castner, (2009), titulada "Forensic Entomology: The Utility of Arthropods in Legal Investigations", en el cual se centran en la etapa esencial identificar la filogenia de la mosca con precisión y hasta el nivel de especie mediante el uso de técnicas de biología molecular. Los genes mitocondriales son los genes diana para la secuenciación del ADN para el estudio de genética evolutiva y poblacional, además de proporcionar fotografías a color, en el cual se puede apreciar cada clase de insectos mencionados y su clasificación. Mark Benecke ha contribuido con una gran cantidad de aportes a la entomología forense, entre los cuales se destaca el libro "Insects and Corpses", editado en el 2002 y 2004 “Arthropods and Corpses”, en ambos libros se hace mención de la determinación del intervalo de colonización de un cadáver IPM, su método se basó en el vínculo de las etapas de desarrollo de los artrópodos, especialmente las larvas de Calliphoridae (mosca azul), calculando los métodos

patológicos forenses clásicos como la temperatura, lividez, rigidez e investigaciones químicas (Benecke, 2004). Por otro lado, en 2018 realiza otra aportación llamada “Tracking down the culprit”, en donde el doctor Benecke profundiza en el tracto digestivo de insectos de los cadáveres, enfocándose en determinar la causa de muerte, con ayuda del análisis de los insectos pudiendo tener huellas de los delincuentes y hallazgos en la escena del crimen, haciendo esta disciplina clave para describir pistas que a simple vista no son captadas (Benecke, 2018). En el caso de México, los únicos trabajos publicados en los cuales se caracteriza la entomofauna cadavérica asociada a cadáveres con interés forense son los estudios, en los cuales agregan biomodelos para la investigación fue, de Flores (2009)., Yusseff et al., (2012)., y González, Navarrete, Quiroz, y López, (2013)., realizados en Texcoco, Estado de México, Torreón y Guadalajara. En la aportación del año 2009, se hace una investigación con modelos biológicos para poder captar y reconocer las diversas etapas de descomposición que enfrenta el cadáver, tomando en cuenta factores climáticos, siendo puntuales en dos estaciones del año en el Estado de México; Por otro lado el aporte del año 2012, se concentró en la realización de un experimento con las hembras Chrysomya rufifacies en cadáveres de animales, para obtener datos significativos de su desarrollo y evolución; Por ultimo en 2013, contribuyo en englobar la familia de Coleópteros y su ordenes más destacadas, como lo son Scarabaeidae, Trogidae y Silphidae.

Marco conceptual Diversos autores han coincidió en definir “a la entomología forense como aquella que se encarga del estudio de los insectos asociados a cadáveres, disciplina en donde la ciencia de los artrópodos interactúa con el sistema de procuración de justicia” (Flores, 2009, p. 19). Por otro lado, La Subsecretaria de Prevención y Promoción de la Salud, (2017); menciona que la entomología medica la disciplina que aborda en un amplio contexto el estudio de insectos y otros artrópodos con relación a la salud pública,

debido a que dichos organismos afectan directa o indirectamente a la salud humana,

abarcando

diversas

especialidades

multidisciplinarias

enfocadas

principalmente a la prevención y control de enfermedades zoonóticas. Por lo tanto, se caracteriza la fauna cadavérica como la globalización de insectos y otros artrópodos que acuden a los cadáveres y aportan información relevante en las investigaciones periciales y judiciales, siendo la contribución más importante la estimación de data de muerte, la cual básicamente se basa en la tasa de desarrollo de determinadas especies, además de otros patrones que ayudan a encontrar indicios en un cuerpo en estado de descomposición. Se tiene conocimiento que existen metodologías y técnicas variadas para poder obtener información significativa, sin embargo, Jerson y Miller (2001), sintetizan que “Se necesita un conocimiento detallado de las especies necrófagas y de los cambios que suceden en su ciclo de vida ante las variaciones de las condiciones ambientales para determinar el IPM” (P.48). Los Insectos necrófagos, principalmente de los órdenes díptera y coleóptera, son atraídos por el cadáver y lo hacen en una sucesión característica; otros insectos de la orden coleóptera y de diferentes órdenes e incluso otras clases de artrópodos, son atraídos por el cuerpo en descomposición debido a que son depredadores y parasitoides de los insectos presentes, siendo estos grupos de artrópodos útiles en las investigaciones en la rama de criminalística (Archer, 2004). Sin embargo, podemos afirmar que las diferentes transformaciones físicoquímicas que sufre el cuerpo después de la muerte y su estudio es igual de complejo que el de la entomología, puesto que, por la aparición de la autolisis empieza el proceso de tipo fermentativo presentándose sin ningún agente externo al cadáver, ya que se comienza a producir la degradación de los principios inmediatos glúcidos, lípidos y prótidos, los cuales ejecutan una tarea de producción de ácidos, gases, oxidación en el cuerpo, formando así la putrefacción, el cual es el proceso de descomposición de los tejidos orgánicos producida de forma preponderante por las diversas bacterias que comienzan a aparecer en el interior del sujeto, ya que los grupos bacterianos, hongos y otros microorganismos son los

que llaman a los parásitos del exterior, iniciando el inicio de descompo...


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