Mill - Nota: 10 PDF

Title Mill - Nota: 10
Course Psicología
Institution Universidad Pontificia de Salamanca
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Apuntes Historia de las Ideas (filosofía)...


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III. El LIBERALISMO UTILITARISTA DE JOHN STUART MILL (1806-1873)

Nací en Londres el diez de mayo de 1806, hijo mayor de James Mill... no recuerdo cuándo empecé a aprender griego; me han dicho que tenía tres años... No aprendí latín hasta los ocho años...; a los doce años una de mis mayores diversiones era la ciencia experimental... y el objeto principal de mi educación no era ya el auxilio y la aplicación del pensamiento, sino el pensamiento en sí... J. STUART MILL, Autobiografía

Foto de J. S. Mill

Obras más importantes Sistema de lógica (1843) Principios de economía política (1848) Sobre la libertad (1859) Pensamientos sobre la reforma parlamentaria (1859) El utilitarismo (1863) Examen de la filosofía de William Hamilton (1865) Auguste Comte y el positivismo (1865) La esclavitud de la mujer (1869) Autobiografía (1873)

1. Biografía Como explica John Stuart Mill en su autobiografía, su padre se empeñó con toda severidad en suministrarle desde sus primeros años los conocimientos más difíciles, siguiendo en ello los principios del utilitarismo de Bentham (autor al que aludiremos después). Esto respondía al pensamiento de un hombre típicamente ilustrado, que tenía tanta fe en el cultivo de la razón humana como desconfianza en la religión, a la que consideraba un “gran mal moral”. Por influencia de su padre, Stuart Mill leyó a los economistas clásicos (David Ricardo, Adam Smith...) y se vinculó a la tradición empirista inglesa a través del estudio de Locke, Hume, Berkeley y Bentham. En 1820 viaja a París y entra en contacto con los jefes del partido liberal francés: M. Say, Saint-Simon... Mill dice que gracias a este viaje se liberó del etnocentrismo inglés. En 1822 forma con un grupo de amigos utilitaristas la “Sociedad utilitaria”, con el fin de promover una política inspirada en estos principios. Esta inquietud por transformar la sociedad fue una característica constante de su vida. En 1823 es nombrado inspector de la Compañía de India Occidental (una institución gubernamental que se ocupaba de los intereses coloniales de Inglaterra en la India). Este mismo año se funda la revista Westminster Review, órgano del benthamismo para combatir a los conservadores y difundir las ideas liberales. En torno a 1826 parece que la severa educación a la que su padre le había sometido, sobre todo su frialdad analítica y su rechazo de los sentimientos, le condujo a una profunda crisis depresiva. Stuart Mill se dio cuenta del simplismo de la psicología asociacionista tal y como la planteaba el utilitarismo de Bentham para explicar el alma humana. A la vez se dio también cuenta de la importancia de los sentimientos, y con ellos, del arte. En torno a 1830 Mill empieza sus investigaciones sobre lógica, desarrollando su lógica inductiva, a la que luego nos referiremos. En 1834 funda la revista London Review como órgano de los liberales radicales. Mill y sus colegas radicales lucharon enormemente por llevar a cabo en Inglaterra muchas de las transformaciones políticas que hoy caracterizan a nuestras democracias occidentales: reformas en el sistema educativo, en el penal, en el económico... En 1851 contrajo matrimonio con Harriet Taylor, después de una amistad de veintiún años, en la que había sufrido los prejuicios de la sociedad victoriana. Esta mujer colaboró en algunas de sus obras y compartió con Mill las ideas de la necesaria emancipación de la mujer. Conoció y apreció a Comte, pero discrepó profundamente de él, tanto por el valor que Mill daba a la psicología, mientras que Comte no le daba ninguno, como por el rechazo tajante de Mill al socialismo comtiano, al que consideraba enemigo de la libertad y del individuo. 2.- El inductivismo de J. St. Mill Mill ha pasado a la historia del pensamiento fundamentalmente por su teoría política liberal, pero esta teoría política tiene, evidentemente, sus presupuestos metafísicos y gnoseológicos, presupuestos muy condicionados

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por la tradición de pensamiento a la que desde muy joven se adscribe, fundamentalmente empirista: Condillac, Hobbes, Helvetius, Bacon, Hume, Bentham o su propio padre James Mill. Como hemos visto, la tradición empirista se opone a la racionalista al rechazar los universales y, consiguientemente, la intuición que los captaría: la intuición intelectual. Para el empirismo sólo hay una fuente de conocimiento: la percepción sensible. Stuart Mill adopta estos presupuestos y trata de darles mayor solidez construyendo una teoría de la inducción, cuyo primer artífice en el mundo moderno fue Francis Bacon en su obra Novum organon. En realidad, como Bacon, Mill construye toda una teoría de la investigación científica. De hecho, su concepción de la lógica no se reduce a la lógica formal, que indaga las leyes del razonamiento correcto, sino que abarca toda la metodología de la ciencia para buscar nuevas verdades. “lo que no puede hacer la lógica de la mera consistencia, puede hacerlo la lógica de la averiguación de la verdad, la filosofía de la evidencia en su acepción más amplia. Ella puede explicar la función del proceso racional como un instrumento del intelecto humano en el descubrimiento de la verdad” (J. Stuart Mill, Examen de la filosofía de W. Hamilton). En este sentido, la ciencia consiste en explicar deductivamente los hechos, y explicar un hecho individual “consiste en indicar su causa, esto es, en hacer constar la ley o leyes causales de las que el hecho es un caso particular. Así, un fuego es explicado cuando se prueba que ha surgido de una chispa caída en medio de un montón de combustible; y de manera similar, una ley de uniformidad es explicada cuando se señala otra ley o leyes de las que esta ley misma es un caso particular y de las que puede ser deducida” (J. Stuart Mill, Sistema de lógica). Lo peculiar de Mill reside en el modo como concibe las leyes, y, consiguientemente, la deducción, que es la base de su inductivismo. Para él las leyes generales (que son juicios de tipo A de la forma “Todo G es T”) no son sino generalizaciones inductivas a partir de la experiencia empírica de hechos particulares. De este modo, cualquier deducción (como, por ejemplo: “Todos los gases se expanden; esta sustancia de aquí es un gas; luego esta sustancia de aquí se expande”), no va, como se ha dicho habitualmente, de lo general (la proposición universal: “todos los gases se expanden”) a lo particular, (“esta sustancia de aquí tiende a expandirse”), sino, según Mill, “de lo particular a lo particular”, pues “las proposiciones generales son meros registros... obtenidos por inducción a partir de hechos particulares” (J. Stuart Mill, Sistema de lógica). Es decir, que cuando afirmo que “todos los gases se expanden” o que “todos los hombres son mortales”, en realidad lo único que sé es que cada gas particular que he visto se expande, o que Pedro, Luis, Napoleón, Cleopatra, etc., todos los seres humanos particulares que he “conocido”, no han vivido eternamente. JUICIOS SINGULARES JUICIO UNIVERSAL 1. 2. 3.

El día 1 de junio de 1970 salió el sol por la mañana El día 2 de junio de 1970 salió el sol por la mañana El día 3 de junio de 1970 salió el sol por la mañana

.................................................................................... .................................................................................... .................................................................................... n) Ayer salió el sol por la mañana

Todos los días sale el sol por la mañana (los días pasados y los futuros)

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A comienzos de 1830 empecé a escribir ideas sobre lógica... Aplíqueme al problema de la inducción... vi pronto que en la más perfecta de las ciencias ascendemos por generalización de lo particular a las tendencias de las causas consideradas aisladamente, y entonces la razón desciende desde estas tendencias separadas al efecto de las mismas causas cuando se combinan (.../...) Vi entonces que una ciencia es ya deductiva, ya experimental, según que en la esfera a que se refiere los efectos de las causas conjuntas sean o no las sumas de los efectos que las mismas causas producen cuando están separadas. Se seguía que la política debe ser una ciencia deductiva. J. STUART MILL, Autobiografía

n+1) Hoy ha salido el sol por la mañana

...el principio de nocontradicción es una de las primeras y más familiares generalizaciones que la experiencia nos ofrece; encuentra su fundamento en que hay dos estados mentales diferentes, cuando creemos y cuando no creemos, que se excluyen el uno al otro. Sabemos esto por las observaciones más simples de nuestro propio espíritu. Y si dirigimos nuestra observación hacia fuera, encontramos también que la luz y la oscuridad, el ruido y el silencio, la igualdad y la desigualdad, el ir delante y el ir detrás, la sucesión y la simultaneidad, en suma todo fenómeno positivo y su negación son fenómenos distintos, que se hallan en una relación de antagonismo extremo, estando siempre ausente el uno cuando está presente el otro. Yo considero el axioma en cuestión como una generalización de todos estos hechos. J. STUART MILL, Sistema de lógica

El filósofo que puso al descubierto los insalvables contrasentidos del psicologismo,y, en realidad, del empirismo, fue Edmund Husserl en su obra Investigaciones lógicas. Este pensador tiene una importancia decisiva en el pensamiento contemporáneo y por ello hablaremos de él más adelante.

Cuando digo que “todos los hombres son mortales” lo único que estoy afirmando realmente es que todos los hombres concretos que yo he conocido, cuando han pasado de una serie de años, han muerto; esto quiere decir que es sumamente probable que si alguien es un hombre, morirá alguna vez y que hago bien en creerlo o esperarlo así. En cierto modo, entonces, toda inferencia es meramente probable. De hecho, Mill había reconocido ya como una parte fundamental del método explicativo de la ciencia la explicación estadística, consistente en pasar de una “generalización aproximada” a la probabilidad de un hecho particular: “La mayor parte de los enfermos tratados con penicilina mejoran, luego es probable que si suministramos penicilina a este enfermo también mejore”. Mill no restringe el inductivismo a las ciencias de la naturaleza, sino que lo extiende a todas las ciencias, incluidas la matemática y la lógica. Así, pues, todos los principios generales que hay en la mente humana, incluidos los de la lógica, tienen su origen en inducciones a partir de experiencias particulares. Frente a esta tesis, la tradición racionalista, desde Platón a Descartes y a Kant, pasando por Aristóteles, suponía que la mente humana estaba en sí misma dotada de unos principios a priori de validez universal. La mente conocería, pues, estos principios sin necesidad de experiencia sensible ninguna. De este modo el principio lógico de no-contradicción, por ejemplo, que afirma que no es posible que una proposición y su contraria sean las dos a la vez y en el mismo sentido verdaderas (simbolizado en lógica con la expresión ┐(p┐p)), sería una generalización de la experiencia. Si afirmamos: “este libro aquí y ahora es rojo”, y esta proposición es verdadera, entonces, y según el principio de no-contradicción, la contraria: “este libro aquí y ahora no es rojo” será falsa. Pero el principio de nocontradicción no habla sólo de estas proposiciones concretas sino de todos los pares de proposiciones que sean contradictorios. La tesis de Mill es que este principio es una generalización de la experiencia particular de que no puedo creer algo y no creerlo a la vez. Mill, influido por las investigaciones psicológicas de su padre, no distingue bien entre lo psicológico y lo lógico. Una cosa son las tendencias psicológicas a creer o no algo y otra la necesidad lógica. Esta tendencia consistente en fundar lo lógico en lo psicológico ya se había dado en Hume y se llama psicologismo. El psicologismo no es, a la postre, sino una forma de escepticismo. Veámoslo. Si las leyes lógicas, que son las que rigen nuestros razonamientos tanto en la vida cotidiana como en la ciencia, son generalizaciones de experiencias sensibles de hechos, entonces sólo tendrían un valor de verdad meramente probable. Por otra parte, del hecho de que yo, o el ser humano en general, no pueda creer a la vez que el libro es rojo y no lo es, no se sigue que no haya algún sujeto (algún habitante de otra galaxia) que sí sea capaz de ello, con lo que tendríamos que el principio de no contradicción no tendría una validez universal y necesaria sino particular y contingente. En tal caso resultaría que la lógica sólo sería válida para el peculiar psiquismo humano, pero no para otros diferentes. De todo ello se sigue que la lógica debe fundamentarse en la psicología, es decir, al estudiar la psicología la mente humana descubrirá, entre otros hechos, su estructura lógica. Es la tesis del propio Mill.

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El empirismo de Mill condiciona todo su pensamiento. Así, cuando aborda el problema cartesiano de la existencia del mundo exterior, adopta una posición muy cercana a Hume y a Berkeley. Lo único que podemos afirmar que existe verdaderamente son las sensaciones y las ideas construidas a partir de ellas por procesos de asociación. Como, además, no hay base para poder mostrar que las sensaciones reflejan de alguna manera la forma de ser de la realidad, tan sólo podemos decir que nuestro conocimiento de ésta es meramente analógico. En realidad, este subjetivismo o fenomenismo es común a todo el empirismo posterior a Descartes. Ya hemos visto que también Comte adoptaba una posición similar, y ahora reaparece en Mill. Esta corriente de pensamiento, junto con otra muy similar que tuvo lugar en el siglo XIX en Alemania, denominada empiriocriticismo (representantes suyos fueron Avenarius y Mach), desembocará después en el neopositivismo del Circulo de Viena, muy relacionado con Wittgenstein, del que hablaremos al final de nuestro libro. Desde el punto de vista de la psicología, Mill fue, como Hume y como su padre, un asociacionista; sin embargo, no sólo entendió los procesos asociativos como composiciones mecánicas de ideas simples, sino que aplicó a la mente el modelo de la química: algunas ideas complejas no equivalen a la mera suma de las ideas simples que la componen.

3.- La teoría moral y política de Mill: utilitarismo y liberalismo. 3.1.- El liberalismo de Mill Como decíamos al comienzo, las teorías liberales de Mill han tenido una influencia decisiva en las democracias occidentales. Hoy día sus propuestas rigen en gran medida la política real de nuestros países. Y vamos a ver que también aquí sus posiciones empiristas tienen un gran peso. La teoría política de Mill consiste en llevar a cabo una defensa a ultranza del individuo frente a la colectividad en cualquiera de sus formas, ya sea meramente grupal, institucional o estatal. Hay siempre una tensión en la vida del hombre entre las reglas colectivas impuestas por la autoridad política y la libertad del individuo. Toda sociedad tiene sus normas y los individuos que no las respetan son severamente castigados. Pero la pregunta que introduce Mill es la siguiente: ¿hasta dónde es legítima la coerción que la colectividad ejerce sobre los individuos? Igual que Comte, Mill construye un esquema sobre el proceso que habría tenido lugar en la historia de la humanidad a este respecto. En un primer momento, el grupo habría puesto como gobernante a alguien violento y cruel, un personaje tiránico, cuya finalidad era reprimir las tendencias individualistas de los demás miembros y hacer así posible la convivencia. En este sistema los gobernados se protegían poniendo algunos límites al poder del gobernante. La segunda etapa sería la democrática, en la que el pueblo elige a sus dirigentes, para que éstos compartan sus intereses y sus proyectos. Se pensaba que, siendo el pueblo el que elige a los dirigentes, éstos velarían por sus intereses y no sería ya preciso limitar su poder. Pero la experiencia histórica mostró lo erróneo de esta suposición: “pues el pueblo puede desear oprimir a una parte de sí mismo” (J. Stuart Mill, Sobre la libertad). Por ello, cree Mill que se precisa una tercera etapa en la evolución política: la limitación dentro de la democracia del poder de los gobernantes para defender los derechos individuales y los de las minorías. ¿Cuál será el criterio para regular los

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Creo que existe la ciudad de Calcuta, aunque no la perciba, y que continuaría existiendo si todos los habitantes que la perciben hoy día la abandonaran bruscamente o fueran aniquilados. Pero, cuando analizo esta creencia, todo lo que descubro es que, si sucedieran estas cosas, la posibilidad permanente de sensación que yo llamo Calcuta seguiría existiendo, y que si fuera bruscamente transportado a las orillas del río Hoogly seguiría teniendo las sensaciones que, si fueran percibidas ahora, me llevaría a afirmar que Calcuta existe en este lugar y en este momento preciso. J. STUART MILL, Examen de la filosofía de Sir Willian Hamilton

El único fin que legitima la intervención de la especie humana, colectiva o individualmente, es su propia protección ... evitar que perjudique a los demás. Su propio bien, sea físico o moral, no constituye justificación suficiente. Él no puede ser justificadamente forzado a actuar o a abstenerse de hacerlo porque sea mejor para él hacerlo así, porque ello le haga sentirse más feliz, porque en opinión de los demás hacerlo así sería de sentido común, o incluso justo. Estas son buenas razones para amonestarle, para razonar con él, para persuadirle o para suplicarle, pero no para obligarle o infligirle cualquier mal en caso de que actúe de forma diferente. Para justificar esto, la conducta de la que se desea disuadirle tendría que haber sido calculada para perjudicar a otras personas. En la parte que le concierne a él, su independencia es, por derecho, absoluta. El individuo es soberano sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y sobre su mente.. J. STUART MILL, Sobre la libertad

límites del poder? Los derechos inalienables del individuo. El individuo es el núcleo vertebrador de toda la vida social y su fin último. Lo fundamental es la felicidad del individuo. Por ello el gobierno tendrá legitimidad para reprimir y castigar únicamente aquellas conductas de los individuos que perjudiquen a otros individuos (principio del daño). Cuando la conducta de un individuo sea perjudicial únicamente para él mismo, el Estado carece de legitimidad para reprimirla o castigarla.

Mill aplica su doctrina a todos los ámbitos de la vida humana: a la economía, defendiendo la competencia y el libre comercio; a la educación denunciando el deseo absoluto que el Estado tiene de controlarla, eliminando cualquier iniciativa para entenderla y practicarla de un modo diferente; al matrimonio, defendiendo la individualidad de la mujer y los derechos que de ella emanan; finalmente, lo aplica a la vida cotidiana en general al atacar la mediocridad del hombre moderno, que carece de criterio propio y se deja llevar por las opiniones de las mayorías difundidas a granel por los medios de comunicación. Aquí Mill anticipa la acusación de gregarismo que Nietzsche dirigirá contra el hombre moderno, así como la teoría del hombre masa de Ortega y Gasset.

El Sr. Comte...aspira a establecer un despotismo de la sociedad sobre el individuo que sobrepasa todo lo que pueda contemplarse en los ideales políticos del ordenancista más rígido entre los filósofos de la antigüedad. J. STUART MILL, Sobre la Libertad

El individuo es soberano sobre sí mismo, sobre su cuerpo y su mente. Este es el principio fundamental del liberalismo de Mill. El individuo es libre para pensar sobre cualquier asunto práctico, científico, moral y teológico (libertad de pensamiento); para hacerlo público (libertad de expresión); para tener los gustos y disposiciones que quiera (libertad apetitiva); y para asociarse con otros individuos con los fines que quiera (libertad de asociación). Los límites a estas libertades sólo podrán justificarse, como decimos, por el hecho de que se cause daño a otros individuos: se aumente su saldo de dolor o se reduzcan sus libertades individuales. El valor supremo para Mill es, pues, la libertad del ...


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