Padres fundadores de la sociología PDF

Title Padres fundadores de la sociología
Author Vanessa Garcia Uñac
Course introducción a la sociología
Institution Universidad de Extremadura
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EL DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA: LOS PADRES FUNDADORES

INTRODUCCIÓN. En el horizonte histórico del siglo XIX se dieron en Europa, como ya hemos explicado, un conjunto de circunstancias sociales, económicas, políticas e intelectuales que hicieron posible el surgimiento y desarrollo de la Sociología como disciplina autónoma, con unos perfiles propios y diferenciados de otras ciencias. La aparición de la Sociología se produjo a partir de un contexto social concreto y de una creciente demanda de atención a lo social, pero también, en el ámbito de una evolución específica del pensamiento social cuyos antecedentes es preciso valorar en sus justos términos. Precisamente a partir de la estela de influencias de este pensamiento social, varios grandes teóricos del siglo XIX pusieron las bases para el desarrollo de la nueva ciencia: Saint-Simon fue el precursor; Augusto Comte fue el padre de la Sociología, al que debemos la acuñación de este término; Emilio Durkheim desarrolló enfoques de estudio e investigación que dieron un verdadero estatuto científico a la nueva disciplina; y finalmente Carlos Marx y Max Weber contribuyeron, con su gran capacidad analítica, al desarrollo de las bases teóricas de la nueva ciencia de lo social. Este reducido grupo de personas conforman el núcleo básico de lo que generalmente se conoce como padres fundadores de la Sociología. Un grupo en el que en ocasiones se incluyen también los nombres de otros teóricos relevantes, como Simmel, Spencer, Pareto, etc., que deben situarse en un contexto intelectual más amplio, como el que se recoge, por ejemplo, en el esquema n. º 1. La influencia de los padres fundadores en la Sociología actual continúa siendo muy considerable, por lo que su estudio resulta útil para conocer la historia de esta disciplina y para saber cómo operan en la actualidad, y bajo qué influencias, buena parte de los sociólogos de nuestros días. El hecho de que muchos de los problemas que plantearon los padres fundadores continúen vigentes, no deja de ser algo paradójico que diferencia a la Sociología de otras ciencias, que han evolucionado por lo general bajo la influencia de una gran figura (Galileo, Newton, Einstein, etc.). La especial configuración plural de la Sociología obedece a otras razones, que estudiamos en otro lugar. Pero la vigencia de diversos enfoques de los fundadores se debe básicamente a tres razones: en primer lugar, a la gran estatura intelectual de algunos de estos pensadores; en segundo lugar, al insuficiente grado de desarrollo de la Sociología durante el último siglo, y en tercer lugar, a la actualidad de muchos de los problemas sociales que preocuparon a estos autores. Entre estos problemas estaban los efectos de la división del trabajo, el conflicto y el consenso social, la alienación en el trabajo, las clases sociales, las conductas sociales y los mecanismos de conformación social, la burocracia, etc. La mayor parte de estas cuestiones eran los problemas de la sociedad industrial y su actualidad se explica en gran parte debido a la permanencia de este tipo de Sociedad. Quizá habrá que esperar a la emergencia plena de un nuevo modelo de sociedad postindustrial para que pue- da surgir una nueva generación de grandes pensadores sociales que cambien el foco de atención de los problemas y los enfoques teóricos, haciendo posible que la Sociología entre en una nueva etapa de desarrollo en la que se supere la actual confusión y coincidencia entre lo que es la historia del pensamiento sociológico y su realidad actual. Sin embargo, hoy por hoy, el conocimiento del pensamiento de los padres fundadores continúa siendo imprescindible para comprender qué es la Sociología. En este tema estudiaremos, por tanto, los ante- cedentes de la Sociología y

las principales aportaciones de los cinco grandes padres fundadores: Saint-Simon, Comte, Durkheim, Marx y Weber.

LOS PRECURSORES DE LA SOCIOLOGÍA. Desde una perspectiva muy general los antecedentes de la Sociología pueden encontrarse en una multitud de instancias concretas, a lo largo de la historia del pensamiento, en todos los intentos por inda- gar en los problemas de la sociedad, desde el punto de vista de la historia, de la política, de la filosofía, de la economía, etc. La misma pretensión de Comte de entender la Sociología como «la culminación de todo el pasado intelectual de la humanidad» conectó originariamente a esta disciplina con una amplia tradición de pensamiento acumulado, al que ya nos hemos referido en el capítulo anterior y del que ahora vamos a ocuparnos con más detalle. De una manera específica, Gurvitch -como ya vimos- se refirió a la existencia de «una presociología en los filósofos sociales que conceden gran importancia a la observación empírica desinteresada de la realidad social» Sin embargo, no puede decirse en propiedad que en estos enfoques «pre-sociológicos» se diera un grado suficiente de atención a un objeto de estudio específico delimitado, ni unas orientaciones metodológicas adecuadas como para hablar de un primer germen de la nueva ciencia. Se trataba simplemente de unos antecedentes que contribuyeron en cierto sentido a abrir el camino que hizo posible el desarrollo posterior de la Sociología. Uno de los más remotos antecedentes que es necesario considerar nos remite a la Grecia clásica. Martindale, por ejemplo, considera que el «mayor acercamiento a la ciencia social en la filosofía griega fue el de los sofistas», ya que la sofística se convirtió en cierto modo en una filosofía que estudiaba al hombre como ser social en función de la lengua, religión, arte, literatura y política. Los antecedentes más específicos podemos encontrarlos en las obras históricas de Herodoto, que contienen descripciones muy detalladas sobre costumbres y usos sociales de diversos pueblos de la antigüedad y, sobre todo, en Aristóteles, a quien se debe no sólo la definición del hombre como ser social, sino también distintos análisis específicos sobre los comportamientos políticos, las influencias sociales, los cambios en las polis, e incluso, la naturaleza y efectos de las divisiones de clases y grupos sociales. Por otra parte, y desde un punto de vista metodológico, la influencia del pensamiento griego puede detectarse también indirectamente en el influjo que ejercieron figuras como Arquímedes en algunos de los prohombres del Renacimiento, en la perspectiva de lograr una síntesis entre la experimentación y las matemáticas. Entre los antecedentes más inmediatos de la Sociología, deben citarse las influencias ejercidas desde el ámbito de la Filosofía de la historia, desde el pensamiento racionalista y desde la Economía. Las primeras aportaciones fundamentales a partir de enfoques de la filosofía de la historia fueron debidas al historiador y filosofo árabe Ib Jaldun (1332-1406), que realizó estudios comparativos sobre las diversas culturas mediterráneas, y, sobre todo, a Juan Bautista Vico (1668-1744) y a Montesquieu (1689-1755).

Vico intentó establecer una teoría de la evolución cíclica de la historia que impresionó vivamente a Augusto Comte, por su paralelismo con su propia teoría de los tres estadios. Comte llegó a lamentarse por no haber conocido la obra de Vico antes que fraguar su propio pensamiento. No obstante, la influencia más reputada desde este campo se atribuye generalmente a Montesquieu, quien en sus obras El espíritu de las leyes (1748), las Cartas persa (1721) y Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de Roma (1734), estudió y comparó diversas instituciones y procesos sociales, sentando las bases del enfoque de las tipologías ideales. Una segunda línea importante de influencia vino de autores como Hobbes (1588 - 1679) y Spinoza (1632 - 1677) que intentaron explicar todos los fenómenos, y entre ellos los sociales, con un enfoque racional y científico que partía de entender el mundo como un sistema mecánico en el que operaban leyes de desplazamiento y atracción de los cuerpos. Hobbes llegó a concebir un sistema de filosofía «científica» dividido en tres partes: la que se ocupa de los cuerpos físicos, la que se ocupa de la fisiología y de la psicología de los individuos humanos y la que se ocupa específicamente del cuerpo «artificial», es decir, de la «sociedad o Estado». De esta manera, la delimitación de una «física social» puede considerarse como uno de los más importantes antecedentes del enfoque comtiano. El propio Comte llegó a decir que las aportaciones de Hobbes eran «el único paso adelante en la ciencia social» después de Aristóteles . El acento puesto por Hobbes y Spinoza en la posibilidad de una «física social» pudo, a su vez, ser situado en el ámbito específico de una entidad social diferenciada de la política, en virtud de la influencia ejercida también por los filósofos alemanes Leibniz (1646 - 1716) y Fichte (1762-1814), que abrieron la perspectiva de una distinción entre la «sociedad civil» y el «Estado». Esta distinción nos sitúa también en la tercera línea de influencias en el desarrollo de la Sociología: en la Economía y más especialmente en el grupo escocés que desarrolló los enfoque de la Economía Política clásica: Adam Smith (1723 - 1790), Adam Ferguson (1726 - 1816) y John Millar (1735 - 1801). Obras como “La riqueza de las naciones”, de Adam Smith; “Un ensayo sobre la historia de la sociedad civil”, de Adam Ferguson, o el “Origen y causas de la distinción de rangos”, de John Millar, constituyen aportaciones de primera magnitud en una aproximación inmediata al desarrollo de la Sociología. Posiblemente de este grupo de economistas fue Adam Ferguson quien más se acercó a los estudios propiamente sociológicos, habiéndose llegado a decir de él que fue «un hombre que tuvo la temeridad de practicar Ia Sociología incluso antes de que Comte hubiera inventado el término». Las principales aportaciones de Ferguson, y en general de los economistas clásicos, fueron los análisis sobre la división del trabajo y el malestar y «fragmentación social» que genera, los esbozos sobre una teoría del conflicto social, así como el estudio de las clases sociales y de la evolución social, desde la perspectiva de los procesos sociales concretos. El contexto en que surgió la Sociología estuvo marcado también por la influencia positivista y empirista de diversos pensadores ingleses que reclamaban el papel de la prueba de la experiencia para el establecimiento de conocimientos válidos. Entre los que se situaron en esta óptica es necesario mencionar a Francis Bacon (1561 - 1626), John Locke (1632 - 1704), David Hume (1711 - 1776), así como George Berkeley (1685 - 1753), en cuya obra “De Motu” (1713) se establecieron analogías muy sugerentes entre

la fuerza moral y psicológica que atrae y une a las personas y los principios de atracción física entre los cuerpos en el mundo material. Este intento de establecer unos principios generales de atracción rondó la cabeza de muchos de los precursores y primeros sociólogos, alguno de los cuales llegaron a hablar de un principio universal de «gravitación» que estaba en la base explicativa de todos los fenómenos, incluidos los sociales. Junto a estas influencias específicas puede decirse que en la Sociología se hizo notar también la impronta de muchos otros autores y enfoques concretos: en general, la de casi todos los grandes pensadores de la Ilustración, en la medida que contribuyeron a intentar encontrar una explicación de la realidad al margen de las justificaciones tradicionales y sobrenaturales, y de manera más específica en autores como Turgot (1727 - 1781), con sus teorías sobre el progreso y el conflicto, y Condorcet (1743 - 1794), con su intento de trazar las leyes naturales de la evolución y progreso del espíritu humano y a quien Comte consideraba como su «verdadero padre espiritual”, como Thomas R. Malthus (1766 - 1834), fundador de la demografía y autor de importantes estudios sobre las tendencias de evolución de la población, o en fin, de Quetelet (1796 - 1874), que utilizó también el término «física social» para referirse a sus estudios de estadística social; lo que precisamente dio lugar a que Comte acuñara una nueva expresión -Sociología- para diferenciar a la ciencia que él postulaba.

SAINT-SIMON. Saint-Simon (1760 - 1825) es considerado como el precursor más directo de la Sociología, como una especie de San Juan Bautista de la nueva ciencia. Para muchos, incluido el propio Durkheim, el honor de poder ser reconocido como padre de la Sociología, en realidad no correspondería a Comte, sino a Saint-Simon. «Saint-Simon dirá Durkheim- no emplea la palabra Sociología, que Comte inventará más tarde; emplea el nombre de fisiología social, que significa lo mismo». . «Aunque haya habido precursores, nunca antes que él se había declarado tan limpia y categóricamente, no solo que el hombre y las sociedades no pueden ser dirigidas si no se las convierte en objeto de ciencia, sino también que esta ciencia no podía descansar en otros principios que los de las Ciencias de la Naturaleza. Y además de trazar el plan de esta ciencia nueva ha intentado realizarla en parte. Se echa de ver así todo lo que le deben Augusto Comte y con él todos los pensadores de nuestra época. En la obra de Saint-Simon se encuentran, desarrollados ya, los gérmenes de todas las ideas que han sentado el pensamiento de nuestra época». Claudio Enrique de Rouvroy, conde de Saint-Simon, fue un hombre con una personalidad y una trayectoria verdaderamente singular. A los trece años se negó a hacer la primera comunión, siendo recluido por sus padres en una institución religiosa, de la que se escapó. Sorprendidos por la personalidad y la inteligencia de su hijo, sus padres le sometieron a un intenso programa de instrucción, que luego Saint-Simon prolongó por su cuenta durante muchos años, estudiando las más diversas cuestiones, hasta alcanzar una amplia cultura enciclopédica. Imbuido desde muy joven de la convicción de que estaba destinado a realizar grandes aportaciones a la humanidad, desde los quince años encargó a sus ayudas de cámara que lo despertaran con estas palabras: «Levántese, señor Conde; tiene usted grandes cosas que hacer». Su afán desmedido por realizar grandes tareas le condujo a llevar una vida falta de medida, en la que primero acumuló una gran fortuna, luego la dilapidó, pasando hambre y todo tipo de miserias, hasta que nuevamente logró rehacer su

situación económica y organizar un movimiento intelectual y político que contó con un buen número de seguidores y discípulos. Muy joven tomó la carrera de las armas, participando en la guerra de la Independencia y en la Revolución americana, a las órdenes de George Washington, siendo herido. También participó en la Revolución francesa, renunciando a sus títulos y cambiando su nombre por el de Jacques Bonhomme, aunque no pudo evitar ser encarcelado durante un breve período de tiempo. Entre las empresas que intentó realizar durante su vida se cuentan sus gestiones con el virrey de México para construir un canal que uniera los dos océanos, intentando convencer también al Gobierno español para construir un canal que uniera Madrid con el mar. Más tarde intentó promover un gran Banco cuyos beneficios pensaba dedicar a iniciativas de interés para la humanidad. La obra de Saint-Simon es un conjunto de cuadernos, folletos, cartas y planes y proyectos generalmente sin terminar. Prácticamente todas sus aportaciones intelectuales se produjeron a partir de 1805, cuando contaba cuarenta y cinco años y se encontraba en la pobreza más absoluta, después de haber dilapidado su fortuna, haber estudiado todo tipo de disciplinas y haberse implicado en un sinfín de aventuras. «Hace quince días -llegó a escribir- que me alimento con pan y agua, trabajo sin lumbre y me he visto obligado a vender hasta mis prendas de vestir para atender a los gastos de copia del manuscrito. Me han llevado a esta situación angustiosa el amor apasionado a la ciencia y al bien público, y el deseo de descubrir el medio de solucionar sin violencias la tremenda crisis por la que atraviesa toda la sociedad europea». El gran objetivo que se propuso Saint-Simon fue reorganizar la sociedad sobre las bases de la ciencia y la industria, para alcanzar una sociedad sin clases por el camino de una renovación ético-religiosa. La planificación económica, el desarrollo industrial, la organización de una sociedad equitativa y productiva en la que los vagos y parásitos serían castigados y se atenderían las justas necesidades de todos, la desaparición de los Estados nacionales europeos, con un nuevo sistema político y una Europa fraternalmente unida, son algunas de las ideas que aparecen desgranadas en las diferentes obras y apuntes de Saint-Simon. Por ello, Saint-Simon puede ser considerado, con toda razón, como uno de los más fructíferos precursores de nuestra época; no sólo un precursor del positivismo y la Sociología, sino también un avanzado del industrialismo moderno y un precursor del europeísmo y del socialismo, hasta el punto de ser considerado como el padre del socialismo francés. Sus obras más importantes de carácter sociológico fueron “Reorganización de la sociedad europea”, “El organizador”, “Del sistema industrial”, “Catecismo de los industriales”, “Nuevo cristianismo” y “Fisiología social”. Saint-Simon planteó la necesidad de constituir una ciencia de la sociedad basada en una filosofía positiva, en hechos observados y discutidos. Esta ciencia social, calificada por él como fisiología social, es entendida como un elemento más de la ciencia general, que opera de acuerdo a unos mismos principios, y en cuya cima, como una síntesis ascendente de conocimientos, se encuentra la ciencia que se ocupa de la organización de las sociedades humanas. Saint-Simon intentó establecer una síntesis de los conocimientos humanos, desplazando su atención de la filosofía a las cuestiones políticas y socia- les, y finalmente a la propuesta de un «nuevo cristianismo», basado en una doctrina de la filantropía que hundía sus raíces en «una concepción panteísta del universo».

Saint-Simon vivió en una época de intensos cambios sociales y políticos, en los que se comprometió vivamente, dedicando sus reflexiones a imaginar el nuevo mundo que se avecinaba. Estaba convencido de que el orden social en crisis, propio del viejo régimen, podía ser reconstruido sobre bases racionales y científicas. Y para ello se necesitaban nuevos modelos interpretativos y nuevos cuerpos de ideus, porque todo nuevo sistema social requiere previamente -creía- un nuevo sistema filosófico en el que basarse. A esta tarea se dedicó apasionadamente durante toda su vida, recurriendo durante sus últimos años a la ayuda de dos jóvenes brillantes a los que contrató como secretarios, con la esperanza de que le ayudaran a sistematizar todas las concepciones que le bullían en la cabeza, haciendo posible asentar el sistema de ideas de la nueva era que se avecinaba, en forma de una filosofía, o incluso de una «nueva religión». Estos jóvenes fueron el futuro gran historiador Agustín Thierry y el futuro padre de la Sociología Augusto Comte. Con ambos acabó mal. Pero ambos, por encima de sus pleitos y desavenencias, fueron herederos de muchas de las ideas e intuiciones de una de las mentes más fértiles, más enciclopédicas y más imaginativas y complejas de nuestra época. Saint-Simon fue, en suma, un hombre que vivió a fondo todas las circunstancias de su tiempo y que creyó que la ciencia se convertiría en el nuevo poder espiritual de la nueva época, haciendo posible que la humanidad entrase en el tercer gran período de su historia, una vez concluido el período preliminar con Sócrates y terminado el segundo, o conjetural, precisamente, con los escritos de Saint- Simon.

AUGUSTO COMTE Augusto Comte (1798 - 1857) es considerado como el padre de la Sociología no sólo por acuñar la propia expresión de Sociología, sino por haber realizado también la primera propuesta sistemática de esta nueva ciencia. Desde muchos puntos de vista, la personalidad de Comte supone un contrapunto con la de Saint-Simon. Comte, que era bastante más gris, e incluso adusto en algunas ocasiones, dio un sesgo más conservador y más enfatizador del orden social a la Sociología. Nacido en el seno de una rígida familia católica del Sur de Francia, obtuvo a los dieciséis años una plaza para estudiar en el Instituto Politécnico de Parí...


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