PEC An álisis de un texto teatral PDF

Title PEC An álisis de un texto teatral
Author Ancon May
Course Teatro Español: Siglos XVIII-XXI
Institution UNED
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ANÁLISIS DE UN TEXTO TEATRAL: DON JUAN TENORIO de José Zorrilla. PRIMERA ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN CONTINUA.

1.- El emisor del texto teatral. Como es bien sabido, el texto teatral tiene múltiples emisores. El primero de ellos, el dramaturgo, no deja marca de su subjetividad en la obra porque no es, en el teatro, el sujeto de la enunciación. José Zorrilla, autor de la obra que voy a analizar, pertenece a la generación de autores que protagonizaron la culminación del Romanticismo i y la obra que aquí comentamos, Don Juan Tenorio, publicada en 1844, se considera el último drama importante romántico. Los otros emisores del texto teatral son siempre los personajes, teniendo en cuenta el rasgo esencial del texto teatral: no existe narrador alguno y, por lo tanto, la historia es siempre vivida y enunciada por ellos en los diálogos, los monólogos y los apartes. Todos y cada uno de los personajes, que luego se describirán, toman la palabra para construir la historia ante los ojos del espectador. En el caso de Don Juan Tenorio, el mayor emisor en este nivel es el personaje de don Juan Tenorio, ya que aparece en la mayoría de las escenas estableciendo diferentes dialécticas antagónicas: con don Luis establece una competición, con don Gonzalo un enfrentamiento por el honor de Doña Inés: y con su padre, Don Diego, podríamos decir que establece un duelo de honor en otros términos: la deshonra familiar, la traición a los valores familiares de los que el padre es el trasmisor. También establece dialécticas que no se podrían calificar como no antagónicas. Es el caso del diálogo de seducción y amor que establece con Doña Inés o de compadrería con Avellaneda o Centellas sobre todo en los últimos actos 2.- Estructura del texto dramático. 2.1. Estructura externa. La obra se divide en dos partes. La primera parte está compuesta de cuatro actos: Acto I, Libertinaje y escándalo. Acto II, Destreza.

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Acto III, Profanación. Acto IV, El Diablo a las puertas del Cielo La segunda parte, más breve, se compone de tres actos: Acto I, La sombra de Doña Inés, Acto II, La estatua de Don Gonzalo, Acto III, Misericordia de Dios y Apoteosis del Amor.

2.2. Estructura interna. Las dos partes, anteriormente citadas, en las que se divide externamente el texto se corresponden con la estructura interna. En la primera parte se relatan todas las fechorías de don Juan y su enfrentamiento con los antagonistas: don Luis, don Gonzalo y don Diego. En las primeras escenas del texto se representa el encuentro entre los cuatro personajes en la taberna donde se dan cita don Juan y don Luis después de un año, para comprobar quién ha cometido más fechorías en un año. Por supuesto, gana la apuesta Tenorio. A partir de ahí, se van desarrollando los conflictos planteados en esa taberna. Por un lado, el conflicto entre don Juan y don Luis, ya que este último le propone el último reto: que seduzca a una novicia y que trate de arrebatarle a su prometida doña Ana. Por otro, don Gonzalo, padre de doña Inés, la futura prometida de don Juan, deshace el compromiso al oír semejante prueba y las barbaridades cometidas por don Juan. En esta primera parte, se muestra como don Juan consigue burlar a todos ellos: entrando en la casa de doña Ana y secuestrando, con la ayuda de Brígida, a la ya enamorada doña Inés, con la que mantiene un apasionado diálogo en el que la seduce definitivamente. Vemos ya los primeros signos de conversión del protagonista por el amor de doña Inés. En las últimas escenas, don Juan se bate en duelo con don Gonzalo que, a pesar de escuchar de boca de don Juan sus promesas de cambio, no confía en él. Don Juan lo mata y también mata a don Luis que ha ido, después de liberarse de su confinamiento, a vengarse de Tenorio. Don Juan huye a Italia, abandonando a doña Inés ante el cadáver de su padre.

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En la segunda parte, reaparece don Juan en Sevilla tras años de ausencia. Quiere visitar la casa de su padre pero, en lugar de su casa, se encuentra un gran panteón donde descansan, por petición de su padre, todos aquellos que murieron por causa de don Juan. En esta parte, don Juan va a tener un encuentro con ese mundo fantasmal propio del Romanticismo. En primer lugar, en el panteón, ya a solas, se le aparece la sombra de doña Inés que le advierte de que sus destinos están unidos y que, si él se condena, ella también lo hará. Don Juan cree que está soñando y duda de lo que ha sentido. Por otra parte, a modo de burla invita a cenar, junto a sus amigos, a la escultura mortuoria de don Gonzalo. En las siguientes escenas, la escultura aparece y se sienta a cenar pensando don Juan que es una burla de sus amigos. En esa discusión están cuando, debido a la tensión, Avellaneda lo mata. En las escenas finales, aparece don Gonzalo que quiere conducir, reproduciendo la misma cena a la que don Juan le había invitado pero esta vez bajo un halo diabólico, el alma de don Juan al infierno. Sin embargo, al final dios le concede la salvación gracias a la intervención de doña Inés que por su amor lo ha salvado.

3.- Personajes principales y secundarios. 3.1. Personajes principales. El protagonista es el personaje de don Juan. El don Juan de José Zorrilla se ha descrito como un trasgresor pero siempre en el marco de los valores morales cristianos y de la sociedad concreta de la época. Don Juan es fundamentalmente un amante de la aventura: allí donde va, tal como relata ante don Luis, busca la llama de esa aventura y se enfrenta a las consecuencias. Don Juan muestra todo el rato su oposición vital a las normales morales y al código moral. Por eso, aparece la figura de su padre que representa el código moral no transmitido y también la figura de don Gonzalo que, al ver las intenciones de don Juan, intenta salvar a su hija del deshonor. Don Luis, como él mismo dice al sentir el amor por doña Ana, a pesar de haber intentado la ruptura total con esos valores morales y también con una manera despiadada de sentir, se da cuenta de que efectivamente no está a la altura de don Juan. El inicio de la conversión de don Juan no viene dado por su creencia o aceptación de los códigos morales, hasta el último momento mantiene su postura, sino simplemente por el amor que le inspira doña Inés. Doña Inés es la heroína romántica por excelencia. Representa el arquetipo de mujer virtuosa que, a pesar de que se llega a saltar los códigos morales por amor, sigue manteniendo la virtud. Vive el conflicto profundamente: el amor que le inspira don Juan frente al respeto a su padre. 3

Ella no se escapa voluntariamente con don Juan, es secuestrada. Doña Inés, como mujer alejada del mundo, no sabe qué pasa y por qué siente así. Solo comienza a entender que hay mundo más allá del convento, cuando lee las cartas de don Juan. El inicio de su amor es ciertamente un seducción pero ella, imagen del perdón, transforma esa “burla” en un amor realmente puro. Esto se ve especialmente cuando, en la última escena de la primera parte, ante el cadáver de su padre, todos piden que se recompense a doña Inés pero ella dice explícitamente que esto debe suceder pero no contra don Juan. Don Luis es un personaje antagonista porque, es el único que osa medirse con don Juan y rivalizar con él en fechorías. En la obra su papel parece querer reforzar el de don Juan. Es el competidor que nunca logra superar a don Juan. Él mismo, en una conversación con Pascual, personaje que establece un diálogo con don Luis solo para este fin en el acto segundo de la primera parte, afirma que no está a la altura de don Juan y que su amor por doña Ana le ha abierto los ojos. En este sentido, ambos personajes coinciden pero don Juan sigue sus tropelías hasta la hora de su muerte. Don Gonzalo es otro de los antagonistas. El enfrentamiento entre estos dos personajes se debe a doña Inés. En cierto modo, don Juan entiende y pretende respetar hasta cierto punto a don Gonzalo. En el diálogo que mantienen en el último acto de la primera parte, se ve como don Juan quiere convencerle por todos los buenos medios de su amor por Inés. Sin embargo, el comendador no da su brazo a torcer. Don Juan sabe que en este punto don Gonzalo le está condenando al infierno puesto que, sin doña Inés, su salvación es imposible. Al final lo mata y no se arrepiente de ello, tal como se muestra después cuando lo burla en la tumba, invitándole a cenar. 3.2. Personajes secundarios. Aquí, en primer lugar, citamos a don Diego que apenas toma la palabra. Solo en las primeras escenas le oímos para rechazar todo lo que venga de don Juan y afirmar la nulidad del matrimonio con doña Inés. El padre, decepcionado con el hijo, decide hacer un panteón con la herencia que su hijo no recibirá para acoger las víctimas de su hijo. Un personaje auxiliar de don Juan es doña Brígida, la beata que intercede cual alcahueta para convencer a doña Inés de sus amores con don Juan. Aparece algunas veces seriamente escandalizada por la actitud de don Juan pero siempre de manera hipócrita, pues que sigue sirviendo en su propósito a don Juan.

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Avellaneda y Centellas son los amigos de don Juan, compañeros de tropelías. Su función principal es acompañar a don Juan en la última cena. En este punto, se muestra como, al final, ni don Juan se fía de ellos ni ellos de don Juan y por ello, Avellaneda, ante la fantasmal imagen de la estatua mortuoria de don Gonzalo, cree que don Juan los ha narcotizado y por ello, termina matando a don Juan. Doña Ana, amada de don Luis, es el personaje que tiene la función de establecer la última prueba entre los dos competidores y también el arrepentimiento y la debilidad de don Luis frente a don Juan Tenorio. Aparecen otros personajes como Ciutti, sirviente de don Juan o Buttarelli que le sirve en cierto momento. También el escultor del panteón aparece para dar cuenta del retorno de don Juan e informarle de todo lo que ha pasado en su ausencia. Entre estos personajes también está Lucía, sirvienta en la casa de doña Ana, que decide, pagada por don Juan, abrir las puertas de la casa de su señora para que don Juan entre. 4.- El tiempo y el espacio. El tiempo externo de la obra, como se indica, transcurre por 1545, en los años en que reina en España el emperador Carlos V. También, el propio autor, nos indica el tiempo interno de la obra: los cuatro primeros actos trascurren en una sola noche y los últimos tres, tras cinco años, en otra sola noche. La acción trascurre toda ella en Sevilla. El escenario cambia constantemente: la taberna, las calles de Sevilla cercanas a la casa de doña Ana, el convento donde reside doña Inés, la casa de don Juan, el cementerio que el propio don Juan Tenorio describe como un lugar ideal. Los escenarios últimos, el cementerio sobre todo, son muy propios de los lúgubres espacios del Romanticismo. Todos ellos son descritos con precisión en las acotaciones.

5.- El lenguaje dramático y otros aspectos que considere relevantes. En primer lugar, es necesario señalar que, el tratamiento del amor en este texto, se aleja ya algo del Romanticismo. Los amantes caen en desgracia, sobre todo doña Inés, pero ambos terminan salvándose de alguna manera. Este hecho se ha visto como una conciliación y, por tanto, el final de la visión dramática del amor Romántica, según Shaw, entre los valores románticos y los valores sociales. ii Aunque la pirueta, ya la hemos descrito antes, está clara: don Juan se salva por la virtud de doña Inés y no por la suya propia. 5

El estilo general del texto dramático es retórico y grandilocuente, propio del llamado primer Romanticismo. Esto lo podemos observar en las continuas exclamaciones que se recogen especialmente en los diálogos de amor entre don Juan y doña Inés pero también en los diálogos en los que los personajes se enfrentan. El léxico de todo el texto también demuestra esa actitud romántica de desbordamiento del yo más sentimental e irracional. “Arráncame el corazón” suplica doña Inés; “Arrebatado el corazón me siento por vértigo infernal” clama don Juan en la última escena; o cuando don Gonzalo asegura “¡Nunca! ¡Nunca! ¿Tú su esposo? /Primero la mataré”. En general, el tono de todo el texto es elevado y se mantiene una tensión constante hasta el final: primero por la apuesta, después por todas las acciones que lleva a cabo don Juan para conquistar a doña Inés, los diferentes duelos de don Juan frente a don Luis y don Gonzalo. En la segunda parte este tono de tensión se mantiene en toda la cena y, hasta el mismo final, no se resuelve la salvación de don Juan. También se pueden señalar algunos aspectos especialmente teatrales como, por ejemplo, el uso de las máscaras en las primeras escenas de la obra, contextualizadas en el carnaval de Sevilla. Este hecho da lugar a una situación muy teatral al desconocerse la identidad de algunos de los personajes en la taberna, como es el caso de don Diego y don Gonzalo, que luego se va resolviendo pero que, en un primer momento, capta toda la atención del público. Otra escena especialmente teatral es la que protagonizan don Juan, Avellaneda y Centellas cuando, cenando, oyen los ruidos que se acercan y mantienen la tensión de la escena. Por otra parte, las últimas escenas parecen de una gran complejidad desde el punto de vista de la representación. Todos esos elementos fantasmales, como la escultura de don Gonzalo acudiendo a la cena o el final cuando se produce la ascensión de los enamorados, son ciertamente aparatosos. También es ciertamente romántica la escena de la última cena “diabólica” con todos esos elementos infernales de fuego, ceniza que prepara la escultura mortuoria de don Gonzalo para don Juan. En resumen, podemos decir que don Juan Tenorio es una obra muy representativa, en todos sus niveles (textual, espectacular, temático, estilístico) del Romanticismo. El propio personaje de don Juan es un personaje casi mitológico de la Literatura universal y particularmente, española. El mito es recogido por Zorrilla y dignificado desde el Romanticismo y, del mismo modo doña Inés, responde a las características de la heroína romántica. El tema del honor, tan propio del teatro del siglo XVII, también es retomado aquí pero desde el protagonismo del 6

trasgresor que al final, por amor, termina dignificándose y dignificando a la, en un primer momento, burlada.

6.- Referencias bibliográficas Shaw D. L Historia de la Literatura española: El siglo XIX Ed. Ariel 1983 Zorrilla, José Don Juan Tenorio Ed. Espasa Calpé 1996 Romera Castillo, José Teatro español siglos XVIII y XXI Ed. UNED 2013

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i Shaw D. L HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA: El siglo XIX. Ed. Ariel pp. 67-71 ii Íbid...


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