Poesía cortesana o de cancionero PDF

Title Poesía cortesana o de cancionero
Author Laura
Course Literatura Hispánica Medieval
Institution Universidad del País Vasco
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Carlos Mota ...


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3. POESÍA CORTESANA O DE CANCIONERO (DESDE EL TIEMPO DE ENRIQUE II HASTA EL DE LOS REYES CATÓLICOS)

———————————————————————————————————————— I. Introducción y contexto de la poesía de cancionero Es como se suele denominar a la poesía cortesana de los siglos XIV y XV, hija de la poesía gallego portuguesa, en particular, nieta de la poesía provenzal. En ella se empiezan a encontrar —entre los autores más cultivados por lo menos—, fecundas influencias de la poesía francesa y, sobre todo, de la poesía contemporánea italiana: en particular de Dante, tanto de la Divina Comedia —una de las obras que Villena tradujo—, como también del Dante como poeta amoroso y los textos que también tuvieron amplia influencia fuera del ámbito lingüístico italiano. En esta época aún será escasa la influencia de la obra en verso de Petrarca en la poesía de Castilla. La gran influencia de Petrarca en el XV consiste, sobre todo, en la que proviene de su obra en prosa latina y en verso en latino. Sí que se hallan indicios de su influencia en el Marqués de Santillana o en autores del XV como Manrique, aunque, principalmente, Petrarca ejerce su influencia productiva en español hacia el siglo XVI, como en el caso de la Zaga de Garcilaso de la Vega. Pues bien, hemos dicho que la poesía de cancionero castellana es hija de la gallego-portuguesa y nieta de la occitana o provenzal. La poesía de los trovadores provenzales u occitanos es un fenómeno que arranca de finales del siglo XI —en torno a 1100— y que tiene su etapa creativa más importante hasta mediados del siglo XIII. Quizá para ser mas exactos habría que decir que sus dos mas grandes siglos son el XII y el XIII, pero el fenómeno ya estaba conformado en el ultimo cuarto del XI. Usamos sin mayor distinción el termino occitano o provenzal. Provenzal es el adjetivo que han preferido emplear los estudios de la literatura medieval a partir del XVIII, aunque es un término no lo suficientemente exacto, ya que Provenza es solo una de las regiones del sur de Francia en que se habla occitano y no es la más destacada o importante. Por ejemplo, L lengua de los trovadores medievales provenzales, que es una lengua literaria bastante artificiosa y compuesta por rasgos de distintos dialectos y con mucho vocabulario culto del latin, es más bien la del centro del dominio lingüístico (Touluse).. aunque hay trovadores en que se encuentran otros rasgos. Por lo menos desde el XVIII es habitual llamarles trovadores provenzales y a la lengua lengua provenzal. Occitano es lo que se prefiere hoy para hablar de la lengua y lo relativo a ella, aunque es un término bastante moderno. La poesía de los trovadores provenzales, está escrita en una lengua vulgar refinada, artificiosa y culta, y se sirve, por ejemplo, de las recetas propias de la retórica latina en muchos aspectos. Esta se acompaña de una música en que se funden el influjo de la música eclesiástica latina y la música árabe que llevan los juglares del sur de la Península hacia Europa. Esta poesía se caracteriza por dos cuestiones: • El origen sociológico. Es la poesía que cultivan sobre todo los laicos que viven y que se relacionan con las cortes señoriales laicas o eclesiásticas de toda la amplia zona del sur de Francia. Estuvo muy vinculada a la alta y la media nobleza, así como a los príncipes de la iglesia por decirlo así (cardenales, arzobispos…). Poco a poco también va reclutando a los poetas pertenecientes al mundo ciudadano de burgueses del siglo XII-XIII, entendiendo por tales los habitantes de las ciudades que viven de mercaderías y artesanas, y que tienen relación con los medios cortesanos que pilotan en torno a estos señores feudales, nobles. El espacio geográfico occitano, desde el Atlántico hasta el Piamonte, y desde el Loira hasta el sur: es un espacio político muy fragmentado en la época. Hay desde grandes señoríos (como puede ser el de Toulouse) hasta pequeños feudos que tienen a su frente a un señor o hasta señoríos que son casi como un reino (como fue el Ducado de Occitania). Surge en torno a las pequeñas medianas y grandes cortes de ese espacio político fragmentado que es el sur de Francia en la época.

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• El llamado amor cortés1 . La doctrina del amor cortés. Una precisión terminológica: en occitano o provenzal lo que hoy llamamos amor cortes se denominaba llaman “fin’ amors”. El término amor cortés traduce una expresión erudita moderna acuñada por Gastón París —uno de los maestros de M. Pidal— y en su versión original suena “amour cortois”. Gastón París acuña este término para describir la índole de las relaciones amorosas que retrata la novela artúrica francesa en verso de fines del XI, concretamente, la idea del amor que aparece en la novela de Chrétien de Troyes. La idea del amor que aparece en esa novela ha empezado a perfilarse en la poesía de los trovadores provenzales. Con la poesía de los trovadores provenzales se extendió por todo Europa una concepción del amor, de la retórica amorosa, de la poesía, de las formas poéticas, etc., cuyo origen situamos en Provenza —en Occitania — en este ciclo de los trovadores provenzales. La influencia de los trovadores provenzales se expande primero hacia el norte de Francia, hacia Alemania, también hacia la Península Ibérica, donde ejerce su mayor influencia en el dominio lingüístico gallegoportugués. Esto se debe, por un lado, a a la estrecha vinculación de la nobleza portuguesa —reino incipiente en el XII— con la nobleza francesa, y por otro, a la apertura de una ruta comunicación comercial —el camino de Santiago— a lo largo del norte de la Península Ibérica. En efecto, muchos comerciales y artesanos occitanos y franceses se asientan en ciudades del norte de la actual España y Portugal y, con dichos peregrinos, viajan trovadores, juglares, etc. Además, cuando la tradición occitana empieza a decaer hacia el siglo XIII —en parte porque todo lo que era ese conglomerado político tan variopinto del sur de Francia pasa a ser dominado manu militari por Francia tras la persecución de los cátaros y otros herejes—, cuando se desintegra ese tejido sociológico en que ha nacido esta poesía, algunos de ellos se marchan a ejercer su arte al norte de Italia, mientras que otros se dirigen a las cortes del norte de la Península Ibérica (cortes de Galicia, Portugal, pero también en la corte de Alfonso VIII de Castilla, casado con una princesa de origen occitano). Es así como encontramos a trovadores occitanos que coexisten con algunos trovadores gallegoportugueses al menos hasta el reinado de Alfonso X (1252-84). La poesía gallego-portuguesa tiene su periodo creativo fundamentalmente en el siglo XIII y en el primer tercio del siglo XIV. Hay algún texto que se puede fechar en los ultimísimos del XII, y es posible que esa tradición gallego portuguesa ya estuviera conformada en el ultimo cuarto del siglo XII. El problema es que tanto en la tradición provenzal como en la gallego-portuguesa hay muchos poemas que es imposible fechar o designar a un autor. En el XIII, la poesía gallego-portuguesa está naturalizada en la corte de Castilla. Esta, y antes la de León también, había sido uno de los principales escenarios de la producción poética y musical de esta etapa. Cuando se termina la etapa creativa de esta poesía hay una serie de años oscuros (al rededor de 30 años) en los que no se sabe muy bien cuál es la evolución de la poesía cortesana en la Península. Es probable que esa ignorancia venga de la pérdida en alguna recopilación poética. Los años van de 1330 y pico, hasta 1366, que vienen a coincidir con el reinado de Pedro I de Castilla, que no parece que fuera un erial desde el punto de vista cultural, y ese reinado termina en una guerra civil que supone una sustitución de buena parte de la nobleza. Es decir, de la clase en la que había nacido y cultivado esa poesía cortesana. Así pues, la tradición cancioneril abarca entre 1350-1500, pero continúa hasta más adelante. El cancionero manuscrito no desaparece con el libro impreso, sino que siguen siendo la forma de difusión más apreciada en el siglo XV. Son relativamente pocos los poetas cuyas obras se imprimen en vida, puesto que esto normalmente se solía hacer después de morir. Los poetas de la generación de Góngora, Quevedo... son algunos de los que ven su obra impresa. Los cancioneros colectivos manuscritos son un fenómeno que sobrepasa el siglo XV y que llega hasta principios del XVII. Fue la forma preferente de difusión y conservación de la poesía cortesana culta. Esto no L i l i a n Vo n d e r W a l d e , “ A m o r C o r t é s ” < < h t t p s : / / w w w . g o o g l e . c o m / u r l ? sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwifgd6Csp7lAhWJAWMBHYpyCpEQFj ACegQIAxAB&url=https%3A%2F%2Fwww.waldemoheno.net%2FAMORCORTES.html&usg=AOvVaw0vJ9Xm5aCLlnuRDJuJ8yV>> !2 1

es peculiar de la literatura castellana, ya que lo habían hecho los provenzales, franceses, gallegoportugueses... Lo que es llamativo es la cantidad de cancioneros que han sobrevivido y han llegado hasta nuestros días. En ese sentido no hay grandes novedades con respecto a tradiciones poéticas anteriores. Esta forma de difundir la poesía se imitará después por la imprenta. El punto de partida se situaría en el Cancionero de Juan Alfonso de Baena, cancionero colectivo en el que hay cancioneros de muchos poetas. Fue hecho hacia 1430-35 y reúne las obras de poetas más anteriores: Macías, Pero Ferrús, Arcediano de Toro, Alfonso Álvarez de Villasandino... Son poetas que estaban en activo en los años 60 del siglo XIV. Este cancionero es el que nos permite establecer un enlace entre la tradición gallegoportuguesa y la castellana. La primera aparentemente se acaba hacia 1340 con la muerte del rey don Dionís de Portugal. En principio, este cancionero nos ilustra sobre casi 60 años de actividad poética en Castilla de manera muy documental, es decir, con intención de precisar fechas, autores, apreciaciones..., mientras que la mayoría de los cancioneros no dan esta información, sino que presentan los poemas sin más precisiones. Otras obras a destacar tienen que ver con la producción en las cortes. Así, el Cancionero de palacio, que recoge sobre todo la producción poética de la corte de los hijos de Fernando de Antequera. El llamado Cancionero de Herberay des Essarts es un cancionero que refleja sobre todo la actividad poética de la corte de Juan I de Navarra. El Cancionero de Stúñiga, en cambio, recoge parte de la producción poética en castellano de la corte aragonesa en Nápoles. Hoy en día, este conjunto de cancioneros están dispersos por bibliotecas de todo el mundo. Conviene mencionar, finalmente, el Cancionero general, recopilado por Hernando del Castillo e impreso en Valencia en 1511. Este ya es un cancionero impreso que recoge la poesía del tiempo de los Reyes Católicos hasta la primera década del siglo XVI. Será reimpreso en numerosas ocasiones, pero no serán reimpresiones en sentido estricto, sino que tendrán ampliaciones y van a desaparecer algunos poemas... Por eso, se dice que esta obra tiende a estandarizar la tradición: se convertirá en referencia en la tradición de la poesía cancioneril. El caso es que a partir de todos ellos se ha podido hacer una estratigrafía de la generación de los poetas, los más antiguos los mencionados anteriormente. Las magnitudes son muy diversas. En general, se puede decir que es un continente aparte dentro de la literatura española. Toda esta enorme masa de materiales ha sido convenientemente clasificada e incluso editada en forma de edición semipaleográfica por Dutton en una de las obras magnas de la Filología Hispánica del siglo XX: Cancionero del siglo XV (Salamanca, 1990-91). Este autor constituye un catálogo de la práctica total de la tradición cancioneril, inventando un código de siglas para denominar a los cancioneros, lo cual ha sido muy útil. Es claro y comprensible porque son siglas que identifican el lugar en que está el cancionero y su número si en esa biblioteca hay más de uno. Ej: Cancionero de Baena, Cancionero de Palacio, Cancionero de San Román, Cancionero de Stúñiga, Cancionero General... En general, en los últimos 20-30 años se ha generalizado el uso de estas siglas a partir del catálogo de Dutton para designar los cancioneros.

II. Poesía de cancionero - Álvaro Alonso En esta antología tenemos al frente de cada grupo de poemas una mínima presentación de cada uno de los poetas. El primer texto que selecciona el antólogo es el llamado “el prólogo de Don Alfonso de Baena” que figura al frente de este cancionero. Se trata en sí mismo de una rareza ya que no hay otro cancionero que traiga un prólogo tan extenso y teórico… Se podría decir que es un ejercicio de retórica cumulativa que a veces se llega a hacer pesado y enfadoso. Lo que pretende es dignificar la poesía asimilándola en la medida posible a la historia (una disciplina con privilegio). Quizá lo más interesante del prólogo llega casi al final cuando se pone a hablar realmente de lo que es la poesía; empero, metiéndola en el grupo de los libros asimilables al género de historia. !3

Después de evocar el placer que se puede derivar de la participación de creación de poesía o de oírla/leerla, enseguida empieza a hablar de la identificación de la poesía con lo didáctico como lo puede ser la historia. Además, remite a un elemento que para nosotros hoy en día es secundario para validar la poesía, pero que para los atores medievales es fundamental: los rasgos de la poesía. Aquí destaca lo que son las fazer, ordenar y limar (los tres pasos de la retórica) y escandir por sus pies y pausas, y por sus consonantes y asonantes. En efecto, existió una Escuela de Cancionero, sobre todo siguiendo a los provenzales y, por otra parte, a esos tratados de retórica que se recopilaron bajo el título de Lay’s de Amors. Este aprecio tiene más que ver con la forma métrica, estrófica…que con los contenidos (ya que se daban por consabidos). Por otro lado, vemos un intento de prestigiar socialmente al poeta cuando habla de que es un arte de tan elevado entendimiento que no puede ser entendido o alcanzado por nadie que no sea capacitado por apreciar ciertas sensibilidades. Añade a esto que el poeta depende de su ingenio natural y de su sutileza en el manejo de lenguaje, pero también de una carga de inducción. Cuando Baena escribe esto (hacia 1430) ya ha aparecido por lo menos una generación de poetas que, al margen del viejo gallegoportugués que está al margen, conocen la poesía francesa, provenzal, italiana -los más vanguardistas-. Baena insiste en que los poetas tienen que haber conocido mundo y saber todos los lenguajes. Aquí es donde se añade ese detalle de que hay que estar enamorado o fingirse enamorado, algo que tiene que ser parte de la personalidad del poeta. Es una concepción de la poesía, pero conviene ponerlo en su contexto: Baena, como recopilador de poesía, demostró tener unos gustos particulares: la poesía de carácter histórico, político, satírico…; le gusta mucho menos la poesía amorosa-. A pesar de que tenga otros gustos, aquí se muestra esa concepción de la poesía y la intención de elevar la posición del poeta. Cada poeta es presentado con un pequeño prólogo y eso permite comprobar la enorme diversidad social de los poetas del cancionero. Podemos ver a gente de orígenes sociales bastante diversos, aunque de alguna manera estén vinculados a la corte. Encontramos poetas característicos de la época y el origen de estos puede partir desde poetas que no sabemos si son juglares o no, a poetas de origen eclesiástico (con diferentes niveles), etc. Nos encontramos en el contexto histórico el problema de los conversos. Fue uno de los problemas sociales más importantes del siglo quince y dieciséis: se trata de aquellos judíos que se convierten al cristianismo (por obligación o por voluntad propia). Desde luego, hubo muchísimas conversiones forzadas por una Iglesia cada día más intolerante (sobre todo los Dominicos). Normalmente solían vivir confinados en algunos lugares de la ciudad y solían encargarse de los cargos que podían degradar la dignidad de aquel que lo hiciera; además, se les solía prohibir ciertas cosas. A partir de 1341 (cuando tienen lugar una serie de predicaciones incendiarias de Franciscanos) se desatan asaltos a los barrios judíos de las ciudades donde, a parte de causar daños materiales, una de las consecuencias será las conversiones forzadas. Ello mete un elemento de tensión dentro de la sociedad y entre los cristianos surge una mentalidad que tiende a sospechar de los descendientes de los conversos (muchos no creen que se hayan convertido de verdad). Esta época es la de los primeros años del problema converso que llegará a ser gravísimo en el siglo XVI cuando, ante la desconfianza, se implanten los estatutos de limpieza de sangre que exigen demostrar documentalmente que uno no desciende de judíos y que por lo tanto tiene derecho a integrarse en cargos eclesiásticos, de enseñanza… Fray Luis de León sería uno de esos autores que habría sido puesto en duda por su posible descendencia de judíos. En 1492 los Reyes Católicos emiten un decreto obligando a todos los judíos a convertirse o a marcharse de la península. El arte de la poesía cancioneril surge de la continuación en Castilla de la tradición poética provenzal y de la anterior tradición poética gallegoportuguesa. La poesía poética provenzal es el modelo de la lírica culta medieval en lengua vulgar; la métrica y los géneros de la poesía cancioneril castellana tiene elementos procedentes de esa tradición gallegoportuguesa, pero también de la tradición poética provenzal. En cuanto a la tradición poética provenzal, tenemos que precisar que existen tres tiempos importantes: 1.- La época trovadoresca clásica (s. XII-XIII) 2.- En esta tradición poética provenzal ya antes del consistorio del saber, aparecieron dos géneros en prosa que fueron muy importantes para la canonización y para el prestigio de la tradición provenzal: vidas y razón de trovar. Aparecen en códigos manuscritos en el ámbito italiano y catalán (la zona occitano hablante). Se trata de biografías poéticas breves, muy distintas entre sí que exigen a !4

los investigadores tener cuidado (algunas parecen escritas con documentos delante -se puede comprobar- y otras parecen novelas increíbles -fantasías-). 3.- La época del consistorio del Gay saber de Toulouse (s. XIV-XV). Esta es una época mucho menos creativa y más estereotipada. No obstante, se trata de una época interesante porque tiene lugar la codificación de la poética de los trovadores provenzales. Esta codificación se hace en un tratado del cual hay dos redacciones en verso y en prosa que lleva el nombre de Leys d’amors, un tratado de poética que está ilustrado. Su objetivo era que aquello sirviera de modelo para los autores de lengua occitana (donde se había desarrollado la poesía provenzal) aunque el occitano era cada vez más una lengua minoritaria por la presencia del francés. Esta obra es el principal tratado de poética provenzal y es lo que salvaguarda la tradición métrica, poética, retorica… de los trovadores clásicos y la proyecta hacia el siglo XIV y XV. No es el único texto literario que encontramos. Al lado de esto tenemos que dejar claro que la tradición poética provenzal postrovadoresca no se limita solo a los poetas del consistorio de Toulouse. Las rúbricas no tienen apenas referente en la tradición gallegoportuguesa o en la tradición provenzal, pero sí se pueden asimilar a los géneros mencionados y al accessus ad auctores (pequeñas introducciones que se ponían a autores latinos cuando se iban a trabajar en clase). La mayoría de las rúbricas suelen ser muy escuetas, pero en el Cancionero de Baena nos encontramos con algunas rúbricas mucho más largas, en la que se nos cuenta el género, autor, tema y adicionalmente se nos añade que existen discrepancias entre los contemporáneos sobre cuál es realmente el tema. Tenemos por ejemplo esta rúbrica: Esta cantiga fizo Macías contra el amor; empero algunos trobadores dizen que la fizo contra el rey don Pedro. En otra, que dice esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez, en ruego del adelantado Pero Manrique, cuando andava enamorado d’esta su mujer, fija que es del señor duque de Benavente, se nos señala el género, autor y quién fue quien le encargó el poema: Manrique cuando estaba enamorado de la hija del duque de Benavente. En estas rubricas muestr...


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