Práctica RRII - Fog of War - *De referencia, no copiar y pegar* PDF

Title Práctica RRII - Fog of War - *De referencia, no copiar y pegar*
Author Diego Alcaide Gil
Course Relaciones Internacionales
Institution Universidad Complutense de Madrid
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Fog of War - *De referencia, no copiar y pegar*...


Description

Práctica Relaciones Internacionales “Fog of war” Nos encontramos ante una fuente visual, la película biográfica “Fog of war”, que recoge las impresiones del Secretario de Defensa de los Estados Unidos (1961-1968), Robert McNamara, sobre hechos históricos puntuales (Segunda Guerra Mundial, Crisis de los Misiles de Cuba y Guerra de Vietnam) relatando su trayectoria personal y política durante los mismos. Estas fuentes nos dan una visión general de los acontecimientos históricos que ocurrieron en la vida de McNamara, y cómo él influyó en éstos, realizando el propio californiano una serie de reflexiones que se resumen principalmente en once. La información que se nos otorga en la película, que viene siendo sus memorias en forma de entrevista, podemos tratarla como una fuente histórica de primera mano a la hora de analizar los procesos históricos y de cómo los actores que participan en ellos tienen la capacidad de modificar el rumbo histórico con sus actos. Pese a tener claro que todo testimonio es un proceso narrativo elaborado a interés del emisor, podemos concluir que el valor histórico de sus memorias es alto porque, afortunadamente, podemos comparar sus palabras subjetivas con los datos históricos objetivos que tenemos a nuestro alcance y poder valorar el porqué ha omitido -accidentalmente o intencionadamente- cierta información de la narración. Durante la propia película, aparece una entrevista de la década de los 60’s donde McNamara reconoce que, en muchas situaciones, puede estar equivocado o haber errado, pero que, debido a su personalidad, no lo va a reconocer públicamente; por tanto, pese a ser “un personaje controvertido, de doble cara, estafador”, según algunas opiniones en el film, podemos afirmar que la importancia histórica de sus testimonios está clara, aunque a veces se esconda de las responsabilidades morales tras justificaciones prácticas, como el “evitar un mal mayor”, señalando al general LeMay como ejecutor último de los bombardeos a Japón y siendo él un asesor para maximizar las bajas japonesas; y políticas, como “el máximo responsable era el Presidente”, siendo él sólo un asesor que buscaba lo mejor para el país durante la guerra de Vietnam. En definitiva, pese a autojustificarse por sus acciones, durante la guerra de Vietnam tuvo una batalla constante contra los medios de comunicación y la opinión pública, llegando a decir a Lyndon B. Johnson que lo mejor era no decir nada, una política de secretismo que esconde prejuicios morales. En este sentido, se reafirma en que todo lo que hizo fue legal -aunque bajo mi punto de vista no del todo fue moral- y que el principio que le regía era el de proporcionalidad, pese a haber estado ayudando a bombardear gran parte de Japón “evitando un mal mayor” y posicionándose en contra del uso de la bomba nuclear porque, según él, se pueden cometer errores que envíen hombres a la muerte, pero que, en el caso de la bomba atómica, no hay margen porque ésta “pueden producir la destrucción de naciones”, como hizo durante la crisis de los misiles de Cuba evitando la catástrofe en 1962 con Kennedy de Presidente. Paradójicamente, como hemos dicho, para nuestro protagonista, el uso de las bombas nucleares es un error que no se puede remediar y hace un énfasis en los valores más allá de

uno mismo, como sociedad, donde la raza humana debe reflexionar si queremos seguir haciendo la guerra hasta que haya un punto de no retorno. Valores que se ven sujetos a la legislación internacional, ya que, como dice, se comportaron como criminales de guerra en la Segunda Guerra Mundial con los bombardeos sistemáticos sobre Japón y, en el caso de Vietnam, porque “la ley no define bien qué químicos usar”, siendo la única diferencia de no haber sido juzgados -judicialmente y moralmente- fue que ganaron. Posteriormente, defendió la necesidad de establecer negociaciones para prevenir el uso de armas nucleares, en relación a la guerra de Irak. El Secretario de Defensa afirma que lo que evitó la guerra en el caso de la crisis de los misiles de Cuba fue la suerte. En esta parte del largometraje, empieza a relatar las lecciones sobre las relaciones internacionales que ha adquirido después de toda su carrera política. La primera de ellas, “tener empatía con el enemigo”, se plantea cuando Tommy Thompson, exembajador estadounidense en Moscú y asesor de Kennedy, se puso en la piel de Nikita Khrushchev, máximo dirigente de la Unión Soviética, que recibía presiones de la opinión pública y política tanto como el gobierno americano, y gracias a ello, calmar el ambiente de tensión que se vivía. Esto es un claro síntoma de que, al final, el juego de las relaciones internacionales y de la geopolítica, incluso de la misma política en sí, no se trata simplemente de postulados racionales, sino también de una sucesión de emociones y afinidades personales que son las que determinan el futuro de regiones y eventos históricos. Aunque, por otro lado, seguía con una política de guerra de “cuantos más muertos, mejores resultados” sin tener en cuenta la motivación y/o motivos del enemigo. Se identificaba con la racionalidad tecnológica y la dependencia de las cosas tangibles (datos) como instrumentos para alcanzar el ideal de progreso. Ésta actitud hierática era, probablemente, heredada de su etapa como presidente de Ford, donde sólo importaban los números y donde llegaron a la conclusión que la mejora de datos (descenso de accidentes, mejora de productividad) era lo mejor para la empresa, en este caso, país. Pese a esto, podemos ver que sí es un hombre sensible cuando habla de su familia o de su amigo cercano que se suicidó, Morrison, llegando a la conclusión que la motivación que le guía es la de la practicidad bajo la máxima del servicio a su país, sin que le llegue a importar verdaderamente las consecuencias morales o daños colaterales. Finalmente, reconoce al Presidente que no pueden ganar en Vietnam, debido a su unilateralidad e incomprensión de la motivación del enemigo, y que deberían acabar con esa guerra, prescindiendo Johnson de él como Secretario de Defensa por esas palabras y llevándolo al puesto del director del Banco Mundial En esta institución, McNamara llevó a cabo una doctrina de “modernización” en la que pretendía garantizar mejoras sociales y reducir las desigualdades teóricamente pero que, en la práctica, le llevó a apoyar los postulados ultraliberales de la Escuela de Chicago y fomentar dictaduras en beneficio de intereses estadounidenses y del mercado.

Como he mencionado anteriormente, para McNamara, el juego de las relaciones internacionales se basan en una serie de lecciones; unas lecciones que podemos reinterpretar como las enseñanzas que ha adquirido en el escenario internacional tras una serie de errores, aunque no sea tan explícito en el reconocimiento personal de las mismas. Entre ellas, podemos destacar como recursivas: el principio de proporcionalidad evitando cualquier uso de armas nucleares, mantenerse fuera de la guerra si es posible fomentando un programa social nacional, fomentar los organismos internacionales de resolución de conflictos y no actuar unilateralmente, tener empatía y entender las motivaciones del enemigo para elaborar una nueva estrategia, etc. En definitiva, Robert McNamara ha sido un personaje muy controvertido que ha marcado, como actor, el rumbo de las relaciones internacionales durante etapas muy concretas y sensibles de la historia contemporánea y, podemos afirmar, que gracias -o pese- a él, poniendo el foco en sus testimonios como fuente directa, la historia del tiempo presente es como es por su figura....


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