Problema del bien y el mal PDF

Title Problema del bien y el mal
Course Filosofía del Lenguaje
Institution Universidad Autónoma de Baja California Sur
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Crítica al pensamiento de David Hume, EL problema del mal...


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El problema del mal El texto que elegí es el problema del mal. No por la brevedad de este, sino, más bien, por la controversia que lo envuelve y que es un tema que, en lo personal, me llama la atención. Intentaré dar respuesta a este tema desde el punto de vista de la ética pero a la vez daré mi punto de vista. Pues bien, es cierto que desde hace mucho la Iglesia ha proclamado a un Dios que es amor, un Dios misericordioso, un Dios que busca el bienestar de las personas a las que ha creado. Sin embargo, también es cierto que desde un principio la humanidad se ha envuelto en una serie de acontecimiento que han dañado, han dado a conocer la presencia del mal. Para esto surge la duda: si Dios es eternamente bueno, ¿Por qué permite el mal en el mundo? ¿Por qué las personas sufren? ¿Tiene Dios la capacidad de destruir el mal? Y si es así ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Es Dios malo acaso? Preguntas que a toda persona le pueden surgir. Cabe aclarar que en el ámbito de la ética se ha planteado este mismo problema. Sin embargo, la ética no responde en sí si Dios es culpable o no. Para entender esto debemos comprender lo que es el bien y lo que es el mal. El bien es una cualidad del ser, más específicamente la perfección del ser, y puede darse en diferentes grados: desde el ontológico (el que tiene toda realidad en cuanto que es), el bien técnico (si algo reporta utilidad para un fin restringido), bien agradable (es el gusto o placer que puede conllevar una acción determinada) y el bien moral (la perfección del ser humano según su naturaleza y la consecución del fin ultimo que es la felicidad trascendental). Por lo tanto podemos ver que el bien es una cualidad del ser, que permite a la persona humana perfeccionarse en la medida de su naturaleza y tendiendo a su fin ultimo. Por su parte el mal, es simplemente la ausencia de bien. No podríamos entender el mal si no hubiera bien así como no podemos entender el frio sin el calor (ya que el frio es la ausencia de calor) o la oscuridad sin la luz (ya que la oscuridad es la ausencia de la luz). Por ello el mal no tiene en sí mismo una existencia propia, existe en relación al bien, en cuanto hay ausencia del bien.

Ahora bien, si Dios es el bien supremo, el bien por excelencia, ¿qué pasa con el mal? ¿Existe un mal supremo? Pues no. Lógicamente podemos descartar esta propuesta, pues si hubiera un mal supremo tendría existencia por sí mismo, y por ende el mal seria en sí mismo. Pero no es así. Entonces, si Dios no crea el mal ¿qué lo causa? Y si es existente ¿por qué Dios lo permite? ¿Es que acaso Dios no tiene poder sobre el mal? La respuesta es sencilla. Así como existe la obra de Dios en el mundo, este ha dotado al hombre de libertad. Para poder juzgar un acto como bueno o malo es necesario que se tenga libertad y voluntad de hacerlo. Así si yo, jugando futbol, pateo mal la pelota y golpeo a alguien, no hice mayor mal que patear mal (el cual es solo un accidente) por lo que yo no he obrado mal. Por ello es que podemos decir que, al ser el hombre libre, se da la oportunidad de la existencia del mal. Pero no significa que Dios quiera esto. Al contrario, Dios quiere que nos perfeccionemos por medio de nuestros actos. Y Dios tiene el poder para erradicar el mal del mundo, pero no lo hace por una simple razón. Que seamos nosotros que libremente elijamos el bien sobre el mal. Porque ¿qué asaría si sólo existiera bien en el mundo? ¿seríamos completamente libres? La respuesta es no, pues no tendríamos de donde escoger sino que sólo habría un camino para andar. Es por eso que Dios, a pesar de ser Omnipotente, no erradica el mal. Y esto no lo hace malo, esto lo hace aun más bondadoso pues, la libertad, se vuelve parte de la esencia del hombre y lo hace tener una identidad. Así puedo yo elegir mis gustos, mi carrera a estudiar, la mujer con la que me quiero casar, etc. En conclusión el mal no radica en el mundo como tal pues no tiene una existencia en si mismo. Tampoco procede de Dios pues Él es el bien supremo. El mal proviene del hombre y de sus actos. Y es el hombre quien tiene la facultad e evitarlo para vivir y tender al bien, perfeccionándose a sí mismo y cumpliendo la voluntad de Dios, acorde al fin con el que nos creó: ser felices....


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