Reglas del método sociológico. Capítulo 2. Reglas relativas a la observación de los hechos sociales PDF

Title Reglas del método sociológico. Capítulo 2. Reglas relativas a la observación de los hechos sociales
Course Fonaments de sociologia
Institution Universitat Autònoma de Barcelona
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Capítulo 2 del libro ""Reglas del método sociológico"" de Émile Durkheim....


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Las rregla egla eglass de dell mé métod tod todo o soc sociológ iológ iológico. ico. Émile Dur Durkhei khei kheim m Cap Capitul itul itulo o IIII.. Reglas relativas a la observación de los hechos sociales La primera regla, y la de carácter más fundamenta, es la de consid considerar erar a los hechos sociales como co cosas. sas.

La creación de las concepciones o ideas Cuando un nuevo orden social, en este caso los hechos sociales, se convierten en objeto de la ciencia se encuentra ya representado en nuestra mente por im imágenes ágenes sensibles y por unas ideas ideas. De hecho, el hombre no puede vivir en medio de las cosas sin forjarse ideas, de acuerdo con las cuales regula su conducta conducta. El problema es que en lugar de una ciencia de realidades no hacemos más que un anál análisis isis ideológi ideológico co, es decir, que como las ideas que nosotros forjamos están más a nuestro alcance que la realidad a la que corresponde, existe la tendencia natural de sustituir las realidade realidadess por las ideas ideas. Nos contentamos con tomar co conciencia nciencia de nuestras ideas ideas, con analizarlas y combinarlas. Se puede, eso sí, recurrir a la realidad concreta para ju justificar stificar la idea creada a partir de ella. Pero esto supone aceptar que los hechos solo intervienen de modo secund secundario ario ario, a título de ejemplo o de prueba confirmatoria. La ciencia va de las ideas a las co cosas sas sas, no de las cosas a las ideas.

La justificación de la existencia de las ideas Estas ideas, nociones o conceptos, son produ productos ctos de la existencia vulgar y tienen por objeto, ante todo, el poner a nuestras acciones en armonía con el mundo que nos rodea; están formados por la práctica y para ella. No hay que olvidar que, esta representación o idea, puede ser falsa. Para que una idea de lugar a los actos que reclama la naturaleza de una cosa no es necesario que la exprese fielmente, sino que basta con que nos haga sentir lo que d e útil o desventajoso, en qué forma puede servirnos o perjudicarnos. Las nociones así formadas no presentan esta ex exactitud actitud práctica más que en forma aproximada, y sólo en la generalidad de los casos. No será elaborándolas, se haga lo que se haga, como se llegará nunca a descubrir las leyes de la realidad realidad. Nos la oculta tanto más eficazmente cuanto más transparente se cree que es.

La ciencia como arte Se supone que estas nociones contienen cu cuanto anto d e esencial hay e n lo re real al , pues se las confunde con lo real mismo. Parecen tener todo lo preciso para ponernos en estado no sólo de co comprender mprender lo que es, sino para pr prescribir escribir lo qu que e deber ser y los medios de re realizarlo alizarlo . Lo bueno es lo que se conforma a la n aturaleza de la lass cosa cosass; lo que es contrario a la naturaleza de las cosas es malo, y los medios para alcanzar la primero y evitar lo segundo derivan de esta misma naturaleza. En vez de tratar de comprend comprender er los hechos que ya ha hechos suyos, la ciencia propone inmediatamente descubrir nuevos h echos, más conformes a los fines perseguidos por los hombres. A la ciencia le falta ma materia teria de qu que e alimentarse . En cuanto se da, desaparece, por así decir, y se t ransfor ransforma ma en arte . Esta intrusión del arte en la ciencia, que impide que esta se desarrolle, es facilitado por las propias circunstancias que determinan el despertar de la r eflexión científic científica a, pues se encuentra orientada hacia la práctica del modo más natural. 1

En la sociología Si ha sucedido esto en las ciencias naturales, con más razón debía suceder lo mismo en el caso de la sociología . Es sobre todo en la sociología donde estas prenociones o concepciones, están en situación de d ominar a las int inteligencias eligencias y de sustituir a las cosas cosas. Las cosas soci sociales ales sólo se realizan por medio de los hombres. Parece que no son otra cosa que la puest puesta a en ejecución de ideas ideas, innatas o de otro tipo, que llevamos de dentro ntro de nosotros , que su aplicación a las diversas circunstancias que se dan en las realizaciones mutuas de los hombres. Estos hechos sociales y los que son semejantes a ellos parece que no tienen realidad más que en y por las ideas en los que están en germen y que se convierten en el obj objeto eto de e studio propio de la sociología. Como los d etalles de la vid vida a social exceden ampliamente el pod poder er de la conciencia , ésta no los percibe de forma lo suficientemente fuerte como para sentir su realidad. Al no estar unidos a ellos por vínculos lo suficientemente sólidos y próximos, nos da la impresión de que todo eso no depend depende e de nada y que flota en el vacío, como si fuese algo medio irreal y dotado de una plasticidad infinita. Pero aunque los detalles se substraen a nuestro conocimiento, al menos no hacemos una idea de los aspectos más comunes de la misma y es precisamente de esas repres representaciones entaciones esquemátic esquemáticas as y sumarias de las que nos servimos para los pro problemas blemas corriente corrientess de la vida vida. No sólo están en nosotros sino que, como son un pro producto ducto de experiencias repetidas , reciben de la r epetición , y de la costumbr costumbre e producida en ella, una especie de ascendiente y de autoridad. Cuando tratamos de liberarnos de ellas sentimos que nos ofrecen resistencia resistencia. Todo contribuye a hacernos ver estas representaciones como la verdadera realidad social social.

El trato de los conceptos y no de las cosas La sociología ha tratado casi exclusivamente de co conceptos nceptos y no de cosas cosas. Comte declaró que los fenómenos sociales son hechos naturales, sometidos a leyes naturales (reconoce por tanto aquí la propiedad de cosas de los hechos sociales). Pero cuando intenta aplicar su principio son ideas lo que toma como objeto de estudio. Lo que constituye el tema principal de su sociología es el p rogreso de l a humanidad en el tiempo. Parte de la idea de que hay una e volución continuada continuada. Comte ha definido el desarrollo histórico con la noción que de él tenía y que no difiere mucho de la que se hace el pueblo. Como no se concibe que la evolución social pueda ser otra cosa que el desarro desarrollo llo de alguna idea hu humana mana mana, parece de lo más natural definirla por la idea de que ella se hacen los hombres. Al proceder de este modo no sólo no se sale de la ideología, sino que se atribuye a la sociología como objeto de estudio un concepto qu que e nada ti tiene ene de sociológico . Spencer convierte a las so sociedades ciedades, y no a la humanidad, en objeto de l a ciencia ; sólo que lo primero que hace es dar una definición de aquellas que hacen que desaparezca la cosa de la que habla para poner en su lugar la pr prenoción enoción que él tiene. Spencer hace una distinción entre aquellas sociedades con una cooperación espontánea, las sociedades industrial industriales es es, y aquellas con una cooperación instituida, las so sociedades ciedades militares . Ahora bien, no se puede corroborar de forma explícita la existencia de esta cooperación y si esta es o no el elemento fundamental de la vida social. Es, una vez más, un cierto modo de concebir la realidad social, que sustituye a la re realidad alidad. Por tanto, lo que se define no es la sociedad, sino la idea que de ella se hace Spencer.

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El poco conocimiento de las cosas En el actual estado de nuestros conocimientos no sabemos con certeza lo que es el Estado, la soberanía, la libertad política, la democracia, el socialismo o el comunismo; así pues, el método exigiría que nos prohibiésemos cualquier utilización de esos conceptos hasta tanto no estuviesen científic científicamente amente constituidos constituidos. Las palabras, sin embargo, que los expresan vuelven a aparecer una y otra vez en las discusiones de los sociólogos. Se las utiliza corrientemente y con seguridad como si correspondieran a cosas bien conocidas y def definidas inidas inidas, siendo así que no despiertan en nosotros más que nociones confundidas, mezclas indistintas de impresion impresiones es vagas de pr prejuicios ejuicios y de pasione pasioness. El carácter ideo ideológico lógico es aún más acusado en las ramas especiales de la sociología.

La moral Esto sucede sobretodo en el caso de la moral ; se lleva a cabo un estudio de las ideas no de las cosas concretas. Se puede decir que no hay un solo sistema en el que no se la presente como el mero desarrollo de una idea inicial que la contendría enteramente en potencia. Esta idea es lo único verdaderamente real que hay en materia de moralidad. La multiplicidad de reglas jurídicas y morales no tendrían existencia por sí mismas sino que no serían otra cosa que esta noción fundamental aplicada a las circunstan circunstancias cias particulares de la vida y modificada de modo diverso según los casos. Según esto, el objeto de la moral seria la idea de la que se derivan y de la que no son sino aplicaciones. Los moralistas aún no han llegado a la concepción de que, al igual que nuestra repre representación sentación de l as cos cosas as s ensibles proviene de esas mismas cosas y las expresa con un grado mayor o menor de exactitud, nuestra representación de la moral proviene del propio espectáculo de l as regla reglass que funcionan ante nuestros ojos y las representa; por consiguiente son esas reglas y no la visión que de ellas tenemos, lo que constituye el objeto propio de la ciencia ciencia. Se toma por base de la moral lo que no es más que su cúspide; el modo de cómo se prolonga en las conci conciencias encias individual individuales es y las repercusiones que en ellas tiene. Sucede lo mismo en la ec economía onomía políti política ca, cuyo objeto de estudio está constituido no por realidades que pueden ser señaladas, sino por mera merass po posibilidades sibilidades , por puras concep concepciones ciones mentales mentales. La investigación científica desempeña un papel muy poco importante tanto en la economía política cuanto en la moral, siendo preponderante e l arte arte. Abundan poco las leyes en sentido estricto; las que hay no son más que máximas de acción, preceptos prácticos disfrazados. Son naturales en el sentido de que enuncian los me medios dios qu que ee ess natu natural ral o puede parecer natural emplear para alcanzar tal fin supuesto; pero no se les puede llamar de esa forma si por ley natural se entiende cualquier modo de ser de la naturaleza constatado inductivamente. No son más que con consejos sejos de sabiduría prácti práctica ca y si se las ha podido presentar como la expr expresión esión misma de la realidad realidad, es porque con razón o sin ella, se ha creído que cabía suponer que esos consejos eran seguidos efectivamente por la mayor parte de los hombres y en la mayor parte de los casos.

Los fenómenos sociales como cosas Los f enómenos soci sociales ales son ccos os osas as y deben ser tratados como cosas. Basta con constatar que son el único datum (puntos de referencia) que se ofrece al sociólogo. Es cosa todo lo que se da, se ofrece o, más bien, se impone a la observación. Tratar como cosas a los fenómenos es tratarlos en calidad de data que constituyen el punto de partida de la ciencia. En el caso de los fenómenos so sociales ciales está claro que presentan este carácter. Lo que nos es dado no es l a idea que lo loss hombres se hacen del valor, pues es inaccesible. Es posible que la vida social no sea más que el desarrollo de ciertas 3

nociones, pero, suponiendo que esto sea cierto, tales nociones no nos son dadas de modo inmediato. No es posible llegar a ellas directamente, sino sólo a través de l a realidad que las expresa expresa. Tenemos que considerar a los fenóm fenómenos enos sociales en sí mismos ; hay que estudiarlos desde fuera, como a cosas exteriores o, pues en esa calidad de tales como se presentan a nosotros. Esta regla se aplica a la en entera tera realidad social sin que haya razones para hacer ni ninguna nguna exc excepción epción epción. Deben ser considerados desde este punto de vita hasta los fenómenos que más claramente parecen consistir en ordenamiento ordenamientoss artifici artificiales ales ales. Nunca se debe suponer de antemano el carácter convencional de una práctica o de una institución. Una cosa se reconoce principalmente por el hecho de que no puede s er modific modificada ada por un simple decreto de la volun voluntad tad tad. Esto quiere decir que para producir un cambio no basta con quererlo, sino que se precisa además de un esfuerzo más o menos arduo, debido a la r esistencia que opo opone ne nu nuestra estra ac acción ción y que, por otra parte, no siempre puede ser vencida. Lejos de ser un producto de nuestra voluntad la determinan desde fuera. Al considerar a los fenómenos sociales como cosas no haremos otra cosa que conformarnos a su naturaleza. A la sociología le queda por efectuar un progreso militar al realizado con la psicología. Tiene que pasar del estudio subjetivo subjetivo, que casi no ha superado aún, a la fas fase e objetiva. Los hechos socia sociales les presentan de un mo modo do natural e inmediato todos los caracteres de la coseidad. En virtud de su propia naturaleza tienden a consti constituirse tuirse fu fuera era de las conciencias individ individuales uales uales, puesto que las dominan. La so sociología ciología presenta una serie ventaja respecto a la psicología; los hechos so sociológicos ciológicos son más fácilm fácilmente ente accesibles . Es lícito creer que el día en que sea unánimemente reconocido y practicado este prin principio cipio del método so sociológico ciológico ciológico, se verá a la sociología pro progresar gresar con una rapidez que la actual lentitud de su desarrollo apenas permite suponer, y recobrar incluso el adelanto que la psicología debe tan sólo a su anterioridad histórica.

Las principales reglas para evitar ignorar la verdad Para asegurar la realiza realización ción pr práctica áctica de la vverdad erdad que acaba de ser establecida no basta con demostrarla teóricamente o con sentirse convencido de su verdad. La mente tiene tal inclinación natural a ignorar esta verdad que inevitablemente volvería a caer en los antiguos e xtravíos si no se sometiese a una rigurosa discip disciplina lina lina, cuyas principales reglas se formulan a continuación.

La primera. Hay que desechar sistemáticamente todas las prenociones. Es la base de todo método científi científico co. Es preciso que el sociólogo se prohíba a sí mismo energéticamente la utilización de esos conceptos que se han formado al margen de la ciencia y para satisfacer necesidades que nada tienen de científicas. Es preciso que se libere de esas falsas evidencias que dominan la mente del pueblo, y que, de una vez por todas, sacuda el yugo de estas categorías empíricas que con frecuencia una larga costumbre termina por convertir en tiránicas. O, al menos, si la necesidad le obliga a recurrir a ellas, que lo haga teniendo conciencia de lo poco que valen a fin de que no les haga desempeñar en la doctrina un papel del que no son dignas. Lo que hace que esta liberación sea particularmente difícil en sociología es la tendencia a ser parcial que con frecuencia afecta a los sentimientos. Tenemos tanto apego a las id ideas eas que nos formamos en estos campos, así como a los objetos a que se rrefieren efieren estas ideas que adquieren tal autoridad que no admiten l a contradicción . 4

Estas nociones pueden llegar a tener un prestigio tal que ni siquiera admitan que se las estudie científicamente. Los sentimientos que tienen por objeto las cosas sociales no tienen privilegio alguno sobre los demás, pues no tienen un origen diferente. El sentimiento es objeto d de e estudio de la ciencia, no criterio de ve verdad rdad científic científica a.

La segunda. Estudiar unos fenómenos definidos por caracteres exteriores comunes La primera regla, si bien enseña al sociólogo a sustr sustraerse aerse al dominio d e las nocion nociones es vulgares y a orientar su atención hacia los hechos, no dice el modo para hacerlo. El primer paso del sociólogo debe ser el de de definir finir las real realidades idades de que se ocupa, a fin de que se sepa de qué se trata. Ésta es la pri primera mera condición de toda pru prueba eba y de toda verificación, y la má máss indispensable. Evidentemente, para que sea objetiva tiene que expresar los fenómenos en función de propiedades que les sean inherentes, y no de una representación mental. Ahora bien, en el momento en que la investigación sólo va a empezar los únicos caract caracteres eres ac accesibles cesibles son los que se encuentran lo bastante al exterior como para ser visibles de modo inmediato. Los que están situados a un nivel más profundo son más esenciales; su valor explicativo es más alto, pero en esta fase de la ciencia son desconocidos, y no pueden ser anticipados. Resulta claro que esta definición deberá comprender todos los fenómenos que presentan igualmente estos mismos caracteres sin exceptuar a ninguno, pues no tenemos razones ni medios para efectuar distinciones entre ellos. De todas estas aclaraciones, podemos extraer la segund segunda a regl regla a; no tomar nunca como objeto de nuestra investigación más que a un grupo de fenómenos previament previamente e defi definidos nidos por ciertos caracteres exteriore exterioress que les son co comunes munes e incluir en la misma investigación a todos aquellos que corresponden a esta definición. Procediendo de este modo el sociólogo se asienta en l a realidad desd desde e el primer mom momento ento ento. El modo como son clasificados los hechos no depende de él, sino de la naturaleza de las cosas cosas. Se puede mostrar a todo el mundo el signo que hace que se incluyan en tal o cual categoría y todo el mundo puede reconocerlo; de este modo las afirmaciones de un observador pueden ser co controladas ntroladas por los de demás más . Por evidente e importante que sea esta regla, casi no ha sido observada en la sociología . Casi siempre al sociólogo le parece innecesario dar una defi definición nición previa rigurosa de términos como la familia, la propiedad o el crimen. Lo único que hacemos es referirnos a la n oción común común. Ahora bien, con mucha frecuencia ésta es ambigua. Esta ambigüed mbigüed mbigüedad ad hace que se reúnan bajo un mismo nombre y en una misma explicación cosas que en realidad son muy diferentes. En otros casos se tiene buen cuidado en d efinir el objeto sobre el que va a versar la investigación, pero en lugar de incluir en la definición y de agrupar bajo el mismo título a todos los fenómenos que tienen las mismas propiedades se hace una sele selección cción entre ellos . Se elige a algunos a los que se considera como a los únicos con derecho a tener tales caracteres; en cuanto a los otros no se les tiene en cuenta. Esta eliminación sólo puede hacerse siguiendo una idea pre preconcebida concebida concebida, puesto que cuando una ciencia está en sus inicios ninguna investigación ha podido establecer aún la realidad de esta usurpación. Los fenómenos elegidos sólo pueden haber sido seleccionados porque se adecuaban más que los otros a la concepc concepción ión ideal que uno se formaba de este tipo de realidad. Para determinar si un precepto es moral o no lo es, debemos examinar si presenta el signo exterior de la moralidad, un signo que consiste en una sanción represiva difusa, es decir, en una censura difusa de la opinión pública que venga 5

cualquier violación del precepto. Siempre que nos encontremos con un hecho que presente ese carácter no tenemos derecho a negarle el calificativo de moral. La objeción sólo estaría fundada si esos cara caracteres cteres ext exteriores eriores fuesen al mismo tiempo cara caracteres cteres aaccidentales ccidentales , es decir, si no estuviesen vinculados a las propiedades fundamentales. En tal caso la ciencia no tendría medio alguno de seguir progresando después de haberlos señalado; no podrí podría a profundiz profundizar ar en la realidad, pues no habría ninguna relación entre la superficie y el fondo. Dado que es por medio de la sensación como nos es dada la parte externa de la lass cosas , podemos resumir nuestro pensamiento diciendo qu...


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