Resumen completo de adolescencia Cordova. Cursada virtual PDF

Title Resumen completo de adolescencia Cordova. Cursada virtual
Course Psicología Evolutiva Adolescencia
Institution Universidad de Buenos Aires
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CreaRESUMEN PSICOLOGIA EVOLUTIVA CATEDRA CORDOVA 2021EL ESTADIO DEL ESPEJO EN EL NIÑO Y EN EL ADOLESCENTE- entrevista a Nasio (GRASSI)La repetición estabiliza, estructura y permite el crecimiento, pero también existe una repetición patógena de aquello que ha sido históricamente traumático, que ha si...


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Crea RESUMEN PSICOLOGIA EVOLUTIVA CATEDRA CORDOVA 2021 EL ESTADIO DEL ESPEJO EN EL NIÑO Y EN EL ADOLESCENTE- entrevista a Nasio (GRASSI) La repetición estabiliza, estructura y permite el crecimiento, pero también existe una repetición patógena de aquello que ha sido históricamente traumático, que ha sido difícil en nuestra infancia o en nuestra pre-adolescencia y adolescencia. Difícil en el sentido de experiencias precoces que han sido excitantes, sensorialmente fuertes y efectivamente intensas, una experiencia traumática no tiene por qué ser un desgarro masivo, repentino y brutal. Nasio habla que incluso el exceso de excitación por parte de los padres como el amor puede ser traumático, ya que el niño no tiene la capacidad de asimilarlo. Nombra las 7 crisis que hacen madurar al niño y al adolescente. Hay que decir que lo importante no es la crisis en sí misma. Lo importante para nosotros es la lógica generadora de la crisis. Cada crisis se define como la expresión final de tres movimientos que convergen: pérdida, ganancia y conservación, tres experiencias que cuando son simultáneas instalan una crisis de desarrollo.

1) nacimiento 2) El destete entre 3 y 6 meses 3) el descubrimiento de la marcha y la aparición del lenguaje entre 1 y 3 años 4) la primera escolarización entre 2 y 5 años 5) el descubrimiento de la via interior entre 6 y 7 años 6) el descubrimiento del amor por fuera de la familia entre 13 y 15 años 7) la salida del hogar entre 18 y 25 años. Estadio del espejo y la adolescencia Se realiza una comparación entre el Estadio del espejo de Lacan y lo que llamó el Estadio de la adolescencia. En el estadio del espejo se oponen dos parámetros uno es el cuerpo real de un bebé (10 a 16 meses) que siente y vive la experiencia turbulenta de sus propias sensaciones internas y externas. El otro parámetro es visual y virtual. El mismo bebé desbordado por ese real corporal tumultuoso, percibe una imagen global y globalizante que el espejo le devuelve. Entonces vemos dos parámetros: un cuerpo real sentido he vivido como despedazado fragmentado. Por el otro lado tenemos la imagen especular que es una imagen redonda entera y unificante porque le da al niño la posibilidad de sentirse una unidad en relación a sí mismo y una entidad diferente de las otras personas que lo rodean. (unidad y entidad aún relativas, pero ya presentes). En el caso del adolescente tenemos un cuerpo que no es un cuerpo despedazado como el del bebé, pero es un cuerpo enloquecido por las múltiples e intensas fuerzas pulsionales, en particular sexuales y agresivas. El adolescente sufre del choque entre dos intensidades: la intensidad de un cuerpo que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman furiosamente convertirse en actos impulsivos e imprevisibles, y al mismo tiempo la intensidad de un superyó rígido e inflexible que reprime las pulsiones con tanta violencia como la violencia que las anima. Frente a esas dos fuerzas antagonistas aparece una imagen en el espejo, una imagen que es también una imagen unitaria, pero con la particularidad de ser ante todo una imagen de seducción. La diferencia entre el Estadio del espejo donde aparecen 2 parámetros y el Estadio de la adolescencia donde tenemos 3 parámetros, reside en el tercer personaje que no aparece en el

caso del bebé que es el superyó. Lo que marca el periodo de la adolescencia es la presencia del pudor o del impudor, el superyó es el pudor y el adolescente vive una lucha entre pudor e impudor. Es esa constante contradicción inherente al antagonismo entre superyó y pulsiones que caracteriza al adolescente. Esta importancia que le da al superyó lo lleva a agregar una nueva diferencia entre el Estadio del espejo y el Estadio de la adolescencia. En el caso del bebé el sentimiento que domina es la alegría, el júbilo de verse reflejado en una imagen redonda y unificadora. En el caso del adolescente el sentimiento que domina es la vergüenza o su contrario la omnipotencia. Como sabemos el superyó puede ser agresivo con el propio sujeto o puede reformarse hacia afuera y convertirse en violencia destructiva. Dos neurosis sanas del desarrollo La adolescencia es considerada como una neurosis necesaria para el crecimiento del individuo, es una etapa de conflicto permanente, un período difícil tanto para el adolescente como para su medio familiar. Es difícil para ambas partes padres e hijos, así se instala una neurosis, la cual es esta tensión dolorosa entre un cuerpo que reclama exteriorizarse y una cabeza, un superyó que inhibe, impide esa exteriorización. Esa lucha crea comportamientos contradictorios, en primer lugar, frente a ellos mismo y en segundo lugar está incoherencia interna va a manifestarse a través de comportamientos que son Igualmente incoherentes frente a los padres. Esta situación deviene en neurosis, la cual es una incoherencia de sentimientos y de comportamientos, incoherencia entre el cuerpo y la cabeza del joven y una incoherencia en la relación de él con los otros, los otros de los cuales el joven depende. Mientras haya adultos de los que no depende la relación será menos conflictiva y menos neurótica. El problema de la neurosis es el hecho de amar y odiar a aquél del cual depende, si no hay relación de dependencia no hay neurosis, para que la haya tiene que haber dependencia. La adolescencia se acaba, y con ella la neurosis también, cuando el joven ya no vive más en una relación de dependencia financiera con sus padres, en ese momento la relación cambia. Sin embargo, ese período es indispensable para comenzar luego la nueva época de la juventud adulta de una manera más armada y mejor vacunados contra ciertas dificultades. Por eso digo que es una neurosis necesaria pero también sana, sana porque se disipa por sí misma con el tiempo, indispensablemente sin tratamiento psicológico ni medicamentos. Acá estamos entonces frente a dos neurosis sanas, una que se instala entre 3 y 6 años (neurosis infantil durante el Edipo) y la otra que se instala entre 11 y 18 años (neurosis juvenil durante la adolescencia). En ambos casos se trata de una neurosis porque el sujeto se desgarra interiormente, tratando de responder a las fuertes exigencias pulsionales y sociales. La repercusión negativa o positiva de estas 2 neurosis en la vida adulta del individuo, dependerá mucho de la reacción de los padres frente a los comportamientos difíciles del niño edípico y del joven adolescente. Puede ocurrir que dichos procesos sean la base para futuras neurosis graves, eso dependerá de la reacción del medio familiar. Para el PSA el Edipo es el núcleo de la neurosis del adulto. Pero (a diferencia de Freud) es un trauma, pero sin ser un desgarramiento. Aquella situación traumática quiere decir que el niño no tiene la capacidad de representarse mentalmente las sensaciones que experimente. 3 categorías según la intensidad del sufrimiento (icc) del adolescente

El adolescente tiene dos particulares en la manera de sentir su sufrimiento: uno no sabe identificar claramente el tipo de sufrimiento que le afecta. Su sufrimiento es ICC, ya que está más expresado mediante comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras, lo siente, pero no tiene la capacidad introspectiva de nombrar determinados sentimientos. Podemos diferenciar 3 tiempos: Identificar, nombrar y declarar; todo ello significa simbolizar, que es lo que no puede hacer el adolescente. 3 CATEGORIAS ENTONCES: 1. Sufrimiento moderado: Afecta la mayor parte de la población adolescente, es el grupo de los adolescentes normales turbulentos, es un adolescente con comportamientos contradictorios, difícil pero soportable tanto para él mismo como para su familia, lo podemos llamar adolescente neurótico. 2. Sufrimiento con intensidad mayor o severa: se manifiesta por comportamientos peligrosos tanto para él como para el medio. Comportamientos violentos contra sí mismo y contra la sociedad, manifiesta su sufrimiento intenso a través de acciones. 3. Sufrimiento extremo: se manifiesta a través de las diferentes patologías mentales propias a esa edad. Esquizofrenia, Neurosis obsesiva severa, Fobias, Cuadros clínicos depresivos, Anorexias entre otros. Duelos y creatividad El adolescente hace duelos, pero no son nunca duelos largos o patológicos. Éste pierde su infancia, pero no está abrumado por la pena de la pérdida. Toda perdida produce dolor y pena, dolor del desgarro que significa separarnos de una parte de nosotros mismos y pena de sentir el vacío que deja aquello que se fue. El adolescente se siente triste y al mismo tiempo asume los cambios de su cuerpo nuevo y las nuevas exigencias afectivas, cognitivas y sociales realiza un duelo, pero un duelo de la infancia y de todo lo que esté ligada a ella, pero al mismo tiempo es imperativo tener que seguir avanzando, crear y responder a las nuevas solicitaciones. Dependencia-independencia La adolescencia es el momento en que nos damos cuenta de cuán vital es el otro biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros. Cuánta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos. El adolescente tratará de buscar la independencia. La dependencia es un hecho y la independencia una aspiración, un deseo, un ideal. La dependencia es una realidad que él rechaza, y termina su adolescencia cuando entendió que la dependencia es una necesidad y que toda su vida anudará una relación de dependencia al otro puesto que el otro forma parte de nuestro mundo y en nuestro ser, como dice Winnicott sería el movimiento que va de la dependencia absoluta a la independencia relativa.

LA PRIMAVERA DEL SIGNIFICANTE – CORDOVA

Lo adolescente y las figuras de la alteridad Crecer es un proceso de subjetivación, que conlleva una fantasía ICC agresiva.

El significante adolescencia, connota para el mundo, el amenazante sentido de anunciar el advenimiento inexorable del recambio generacional.

Primavera del significante Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que denomina el “entretiempo de la sexuación”. Afirma que la adolescencia es urgencia de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del orden familiar y la posición generacional, ello se verifica también en el campo del lenguaje. Al adolescente le urge poner en desorden el lenguaje. Los adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo acontecimiento y subjetivarlo. El adolescente no cuenta con un “discurso apropiado”, está en proceso de desasimiento y desalineación del Otro parental, debe entonces crear recursos expresivos en la grupalidad. Una operación característica “en” la adolescencia es la manipulación de las sílabas y fonemas, creando apócopes y acortamiento a veces originales, que configuran lo que se denomina metaplasmos: alteraciones de la escritura o pronunciación de palabras sin modificación del significado (“na, bolu”). Este será un modo de transcribir en lo simbólico la experiencia con lo real de un cuerpo cuya imagen es alterada. Apropiarse del lenguaje permitirá materializar sus deseos y decir algo en nombre propio.

¿CÓMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFÍCIL? (NASIO) pag 14 a 20. El adolescente rebelde es un histérico que teme ser humillado: Lo más insoportable para un adolescente es que le hagan un pedido. Este despierta en él el miedo a no saber responderles y la vergüenza de mostrarse servil. El adolescente, al igual que el histérico, tiene una concepción infantil del amor, del odio y de la relación afectiva en general. Cuando uno escucha a un paciente que, desde la primera entrevista, habla de amor, o más bien de celos, de traición o de pasión amorosa, ¡uno está escuchando a un histérico; si habla de angustia, ¡estamos escuchando a un fóbico; y, por último, si nos habla de poder, o más bien de todo lo que debe hacer y que no consigue hacer, estamos escuchando a un obsesivo. Para él, como para todo histérico, el universo afectivo se divide naturalmente en dos grandes categorías humanas: los amados y los mal amados, los fuertes y los débiles, los dominadores y los dominados. El peligro más temido del adolescente es que justamente se lo sospeche de ser débil, sometido o culpable y para evitar la vergüenza y la humillación, tengo que rechazar absolutamente toda palabra, todo pedido o toda exigencia de los adultos, que desenmascararía mi debilidad, mi inferioridad o mi dependencia. La mayoría de los conflictos entre el adolescente y sus padres están motivados por el miedo incluso inconsciente de exponerse a la humillación. En ese caso, para no sentirse débil el adolescente es agresivo y ataca. Además, mucho de sus miedos dirigidos a satisfacer las expectativas de sus padres u hacerlos felices, no agradando que sus padres estén orgullosos de él y se los hace sufrir haciendo todo lo contrario a sus ideales. Para Nasio, el falo, aquello de lo cual depende la felicidad no deben ser los hijos, ya que un adolescente no puede llevar sobre en los hombros el peso inmenso de la expectativa de un padre o de una madre que harían de él la única razón de su felicidad.

En el caso del adolescente, el falo es su propio yo, su amor propio. El adolescente vive en un estado de alerta permanente para responder a la más mínima amenaza de humillación. La castración es la angustia, el miedo paranoide de que se pueda dañar a su yo embrionario vivido como más frágil de lo que realmente es. Este yo es frágil porque está inacabado en su formación, y es frágil también porque está atenazado entre las pulsiones que irrumpen en el cuerpo y un superyó que quiere reprimirlas, generando así la causa de su histeria. Para consolidar su yo se lo amara desmesuradamente. Existen dos miedos a sentirse humillado: el miedo a sentirse humillado si se muestra débil y el miedo a sentirse humillado si se muestra servil. Nasio considera que los adolescentes no deben fumar cannabis por los efectos nocivos principales que les puede producir, como el aislamiento en el joven, alteraciones en la capacidad de concentración y alteraciones de la memoria; y, por último, es una sustancia que puede debilitar al yo y desencadenar una esquizofrenia LA ADOLESCENCIA ES UN DUELO DE LA INFANCIA: EL JOVEN DEBE PERDER SU UNIVERSO DE NIÑO, CONSERVAR EN SÍ MISMO SUS SENSACIONES Y EMOCIONES INFANTILES, Y CONQUISTAR LA EDAD ADULTA: El PSA entiende el periodo de la adolescencia como un lento y doloroso proceso de duelo y renacimiento. Así se muestra un trabajo interior de alejamiento progresivo del niño qué ha sido, pero también de construcción igualmente progresiva del adulto por venir. Estamos en presencia de un yo sereno resuelto a perder y a crecer regenerándose paso a paso en un movimiento de vaivén entre el presente y el pasado. El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez. Perder el cuerpo de niño y el universo familiar en el cual creció; Conservar todo lo que sintió, percibió y quiso desde su primer despertar, en particular su inocencia de niño, y Conquistar finalmente la edad adulta. El duelo es un tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa, de hecho, aprender a amar de otro modo a aquel que ya nunca más volverá a estar. haber efectuado un duelo significa haber aprendido, paso a paso, dolorosamente, a amar de otro modo a aquel que se ha perdido. Con un amor que ya no se nutre de su presencial corporal. El adolescente debe aprender lenta y penosamente a desligarse del niño viviente que ha sido y del universo familiar que fue el suyo, para ligarse poco a poco al recuerdo de su infancia. Disfruta recordando al niño que era y sobre todo reviviendo en acto sin tener conciencia de ello sus primeras vivencias infantiles. Sólo podrá crecer asumiendo, lo quiera o no, su infancia pasada. Para hacernos adultos, felices de serlo, aún necesitamos amar al niño que hemos sido. Madurar es ganar penosamente la flexibilidad de amar: el amor de sí del pequeño niño se ha transformado, al final de la adolescencia, en amor del joven adulto por su infancia pasada. El pasado infantil resurge en la vida concreta y actual del joven sin que éste se dé cuenta de ello. ¿Qué es lo que vuelve del pasado lejano? Son los recuerdos conscientes de las escenas decisivas de la infancia y la oleada de sensaciones y de sentimientos que resurgen en el centro de una emoción presente. El Adolescente, y más tarde el adulto pierden su infancia real, pero conservan vivaz su recuerdo. ¿Por qué el duelo de la infancia es tan lento y progresivo? Porque para dejar atrás la infancia el adolescente debe volver a ella sin cesar y sin cesar revivirla en la

frescura de los nuevos encuentros. Por lo tanto, el joven avanza gradualmente hacia su madurez recordando el pasado innumerables veces, y dejándolo volver en acto una y otra vez. Cada retorno al pasado marca un paso hacia adelante dando lugar a un micro-nacimiento. El duelo de la infancia es un vaivén entre el presente y el pasado, un movimiento que avanza por retroceso sucesivos al pasado infantil y por resurgimientos sucesivos de ese pasado en el presente. a) eje del desarrollo: Se estudian principalmente las relaciones entre lo psíquico y lo somático, destacándose los procesos vinculados a la cronología del desarrollo y las transformaciones del cuerpo puberal. Su articulación con el esfuerzo de trabajo psíquico propio del momento, implica una premisa superadora de la dicotomía cuerpo-mente. El concepto de “lo originario” viene a estrechar esa brecha, en la medida en que el cuerpo es “cuerpo erógeno”, lo que supone entrelazamiento de procesos fisiológicos, inscripciones psíquicas y articulación con funciones familiares y sociales. Esta relación entre los actos psíquicos de la adolescencia y sus relaciones con el crecimiento o desarrollo corporal tiene como premisa la idea de la integración. Allí encontramos una de las exigencias que el crecimiento corporal impone a la vida psíquica. La integración sería el trabajo psíquico saludable, y es así como concebimos la subjetividad, como procesos de integración psicosomática. Dentro de estas exigencias de trabajo psíquico, que tiene sus tiempos lógicos, encontramos las que tienen que ver con la identidad, el narcisismo y la imagen inc. y aquellas otras que se relacionan directamente con la irrupción de los caracteres sexuales secundarios, la madurez de los órganos genitales, la función de la reproducción, las identidades sexuales Todos estos cambios y transformaciones del cuerpo (erógeno) puberal-adolescente, llevan implícita una profunda remodelación de las distintas instancias que componen el aparato psíquico, y de los principios que regulan su funcionamiento. b) eje de las relaciones parentales: Otro eje del Programa lo constituye el problema de las relaciones entre lo puberalAdolescente y los padres, un poco más ampliamente lo parental. Relación que resulta fundamental en el abordaje del tema, ya que los procesos puberal-adolescentes afectan a ambos términos de la relación , pudiendo dar origen y ser promotores de salud o contrariamente crear condiciones para un desarrollo patológico de la relación, interfiriendo tanto los propios procesos del adolescente, como los de los padres. La importancia del estudio de estas relaciones radica en el hecho de que en este sentido “lo adolescente” implica producir una caída de la familia. Es un momento de desinvestimento libidinal de la familia, donde el adolescente replantea su posición frente a ella. La familia puberal decae. Es el duelo por los padres de la infancia y el cuerpo infantil. Lo infantil se transforma. De allí que se plantea no un nuevo inicio o nuevo nacimiento, como tampoco una repetición de lo infantil. Una serie de transformaciones: del cuerpo, de la familia, de la historia. Una nueva interpretación de la historia: “la construcción de un pasado”. De lo contrario estaríamos ó en su inhibición ó en “la fractura de historia”. El trabajo de historización adolescente exige una combinatoria entre lo ya vivido y lo por vivir, entre lo viejo y lo nuevo, entre repetición y acontecimiento, entre lo familiar y hetero-familiar. Es un momento de inflexión en los procesos de historización.

Otro ítem dentro del eje es la cuestión de la transmisión de la vida psíquica entre las generaciones. Lo que se tran...


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