Tema 17. Arquitectura y urbanismo de la segunda mitad del s. XIX PDF

Title Tema 17. Arquitectura y urbanismo de la segunda mitad del s. XIX
Course Historia del Arte
Institution Bachillerato (España)
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Dpto. Geografía e Historia Curso 2018-2019 HART. 2º BACH.Tema 17ARQUITECTURA Y URBANISMO DE LA SEGUNDA MITAD DEL S. XIX El urbanismo Historicismo y eclecticismo. La arquitectura del hierro. La escuela de Chicago. La arquitectura modernista. Gaudí. 1. EL URBANISMOEn el s. XIX, el desarrollo industria...


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Dpto. Geografía e Historia HART. 2º BACH.

Curso 2018-2019

Tema 17

ARQUITECTURA Y URBANISMO DE LA SEGUNDA MITAD DEL S. XIX 1. El urbanismo 2. Historicismo y eclecticismo. 3. La arquitectura del hierro. 4. La escuela de Chicago. 5. La arquitectura modernista. Gaudí.

1. EL URBANISMO En el s. XIX, el desarrollo industrial, el auge demográfico, el crecimiento de las ciudades, la nueva sociedad de clases, los nuevos medios de transporte y comunicación,…, obligaron a replantearse el urbanismo de las grandes ciudades. En la primera mitad del s. XIX, aparecen propuestas de los socialistas utópicos: Robert Owen, que fundó New Harmony en Indiana (EEUU) como modelo de ciudad ideal; y Charles Fourier que concretó su proyecto de comunidad ideal en los falansterios. Estos proyectos no eran solo una reorganización urbanística sino que implicaban un plan de reforma social hacia una sociedad igualitaria. En 1853, Napoleón III encargó al barón E. Haussmann el Plan Urbanístico de la Reforma de París. El plan iba acompañado de leyes que permitieron la expropiación de edificios. Pretendía sanear la ciudad, descongestionar el tráfico, facilitar a las fuerzas del orden público los desplazamientos para sofocar las revueltas callejeras y dotar a la capital de un carácter monumental. Para ello se abrieron amplios bulevares arbolados de trazado recto y se construyeron nuevas viviendas de fachadas uniformes para la rica burguesía. El ensanche de Barcelona (1859) se urbanizó conforme al plan diseñado por Ildefonso Cerdá, de trazado reticular formado por calles paralelas y perpendiculares, manzanas cuadradas con edificios de viviendas y zonas ajardinadas, y dos amplias vías en diagonal (la Diagonal y la Meridiana). El proyecto se completaba con las zonas de servicio (parques, escuelas, mercados,…) distribuidas de forma equilibrada. En Madrid, Arturo Soria proyectó la ciudad lineal. En Viena, el derribo de las murallas hizo posible la urbanización del Ring o anillo que rodea la ciudad antigua. Para la periferia de Londres, E. Howard diseñó la ciudad jardín.

2. HISTORICISMO Y ECLECTICISMO. Tras la caída del imperio napoleónico se desarrolla el convulso proceso de consolidación de la sociedad burguesa, durante el cual, siguiendo el ejemplo del neoclasicismo, se buscan en el pasado modelos artísticos (historicismo). El mayor interés recae en la Edad Media y en el estilo gótico. En Inglaterra, el neogótico fue impulsado por una corriente conservadora que considera el gótico como el estilo

auténticamente religioso pleno de virtudes morales y sociales. En Alemania, con un romanticismo de fuerte contenido nacionalista, se busca en la Edad Media el origen de la nación alemana y se halla en la catedral gótica “el espíritu del pueblo”. En Francia, Viollet-le-Duc defiende el gótico como el sistema constructivo más racional y propone recrear el estilo utilizando su estructura e incorporando innovaciones como el uso del hierro. Junto a este historicismo neogótico se desarrolla el llamado clasicismo romántico. La tradición clásica pervive, pero con un carácter menos sobrio y severo e incorporando ornamentaciones de diversas procedencias. El romanticismo favoreció el refuerzo de las diferencias nacionales frente al universalismo del arte neoclásico, y a esto se unió el gusto romántico por lo pintoresco, lo exótico o lo lejano. Los estilos “neo” o “revival” se multiplican: la expedición napoleónica a Egipto favoreció el neoegipcio; el colonialismo permitió que se desarrollaran, sobre todo en Inglaterra, estilos exóticos como el neoindio y el neochino; el neoárabe, inspirado en la Alambra, tuvo especial importancia en España, con variantes como el neomudéjar. Estas tendencias crean un ambiente marcado por el eclecticismo: no hay un estilo dominante y cada arquitecto es libre para escoger los elementos que más le interesen. Se va perdiendo el respeto a los estilos históricos, que ya no serán considerados como sistemas constructivos sino, básicamente, repertorios decorativos.

3. LA ARQUITECTURA DEL HIERRO. Desde mediados del s. XIX, se empieza a usar el hierro y las plantas y alzados se trazan con criterios cada vez más racionales, en un deseo de unir lo útil y lo bello (función y forma) para atender las nuevas y variadas necesidades arquitectónicas de la sociedad industrial y burguesa (estaciones de ferrocarril, bancos, escuelas, mercados,…). Es un momento de ensayos que prepara la llegada de la arquitectura contemporánea. El incremento en la producción de hierro y acero permitió su abaratamiento y su uso masivo en la construcción. Las ventajas estructurales eran evidentes: más resistente que la madera y prácticamente indestructible, el hierro permitía concebir enormes estructuras, impensables con los materiales tradicionales. En 1851, Joseph Paxton construyó en Londres el Palacio de Cristal, una gran nave de hierro y vidrio para la exposición universal de ese año. Su diseño unía la máxima diafanidad con una ligereza inaudita. La forma arquitectónica tradicional cedía ante una nueva concepción del edificio, entendido ahora como un contenedor o un monumento penetrado por la luz, más que como algo sólido o macizo. Es la misma idea que encontramos en muchas construcciones de la segunda mitad del s. XIX como mercados o salas de exposición. También hubo iglesias y otros edificios públicos ejecutados con este nuevo material. Las salas de lectura de las bibliotecas de Sainte Geneviève o de la Nacional de París fueron ejecutadas por Henri Labrouste.

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Logró en ambos casos que la nobleza representativa de tales instituciones no se viera reducida por la funcionalidad que se obtenía incrementando todo lo posible la luminosidad Esta época fue gloriosa para la construcción de puentes. Las estructuras metálicas permitieron tender paños de unas dimensiones impensables hasta entonces. El nuevo material, el tamaño desmesurado de los proyectos y algunas técnicas ingenieriles (como la idea de sostener el puente por cables o piezas de hierro agarrados a estructuras “colgantes”) generaron formas distintas a las de los puentes tradicionales. Un buen ejemplo es el Puente de Brooklyn en Nueva York, construido entre 1867 y 1883) o por los ingenieros Roebling (padre e hijo). El tablero por donde van las vías de circulación se sostiene por cables de acero que se enganchan a dos grandiosas torres de granito; multitud de alambres de grueso calibre enlazan estos sostenes curvos con la horizontal del puente, formándose así una especie de tela de araña de una mágica belleza. La Exposición Universal de París de 1889, conmemorativa del primer centenario de la Revolución francesa, poseyó uno de los símbolos arquitectónicos más poderosos y populares de todos los tiempos: se trataba de la gran torre de Gustave Eiffel, la Torre Eiffel, la obra maestra indiscutible de la arquitectura metálica del s. XIX. Obras como ésta evidencian que no existió a fines del s. XIX tanta distancia entre la arquitectura supuestamente inútil (pero hermosa) de los arquitectos y la pretendidamente útil (pero fea) de los ingenieros.

4. LA ESCUELA DE CHICAGO. EEUU era el país mejor preparado para aceptar las innovaciones arquitectónicas vinculadas a los adelantos ingenieriles, pues no había allí tantos prejuicios culturales ni el mismo respeto a la tradición que en la vieja Europa. Eso, unido a un gran dinamismo económico, explica la aparición en aquel país del rascacielos. Esta tipología arquitectónica es el resultado de la confluencia de varios factores técnicos y económicos: - Deseo de multiplicar el valor del suelo edificable tantas veces como se pueda. - Estructuras metálicas (esqueletos) que permiten levantar muchos pisos. - Perfeccionamiento del ascensor, que existía ya desde mediados de siglo. Pero para llegar a la aparición del rascacielos faltaban además una justificación estética (un lenguaje arquitectónico) y algún poderoso estímulo exterior. Esto se produjo tras el incendio de Chicago del año 1871. El auge económico de la ciudad era por entonces imparable, y fue preciso reconstruirla a gran velocidad empleando técnicas constructivas novedosas que permitieran sacar el máximo partido del espacio urbano y que ofrecieran mayor seguridad frente a futuros incendios. Trabajó allí William Le Baron Jenney, el iniciador de la llamada Escuela de Chicago, que aportó las soluciones que llegarían a ser un modelo: esqueleto metálico para todo el edificio, superposición en altura de muchos pisos idénticos y recubierta exterior con adornos más o menos clásicos. Otros arquitectos siguieron la fórmula, enriqueciéndola

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con refinamientos de diseño. Tal es el caso de Louis Sullivan y Dankmar Adler, autores del excelente Auditorium de Chicago.

5. LA ARQUITECTURA MODERNISTA. GAUDÍ. 5.1. La arquitectura modernista. En el cambio del s. XIX al XX, se propagó un estilo arquitectónico y decorativo caracterizado por el empleo de ornamentaciones curvilíneas de inspiración naturalista. El diseño fue, en general, muy refinado, con materiales variados y de calidad. Aquel estilo cuidó mucho los acabados artesanales y la apariencia artística, pero también fue audaz en el empleo de nuevos materiales y estructuras industriales. Los nombres dados en la época a este movimiento reflejan su voluntad de renovación: art nouveau (arte nuevo) en Francia y Bélgica; modern style en Inglaterra; modernismo en España,… Todos tenían en común el rechazo de los estilos históricos y la pretensión de imitar algunas formas y procesos de la naturaleza. Predominó (sobre todo en Francia) un tipo de arabesco denominado “golpe de látigo”. Una abundante decoración “orgánica” invadió los edificios y también los muebles, las ropas… Los motivos fueron sobre todo, vegetales y animales, de formas sinuosas y colores espectaculares. En BÉLGICA (donde surgió el estilo) destacó Victor Horta, uno de los primeros arquitectos en tomar conciencia de las posibilidades expresivas (y no solo utilitarias) del hierro. Él hizo que algunas vigas y bandas de este material se curvaran como tallos vegetales o como “golpes de látigo”. También destacó Henri Van de Velde, pintor, arquitecto, diseñador y teórico de las artes; muy influyente en su época; un defensor de la idea de la “obra de arte total”. En FRANCIA el principal arquitecto del art nouveau fue Hector Guimard, autor de varios edificios particulares y de las estaciones del metro de París. Esta última creación enlazaba bien con su actividad como diseñador de muebles de madera, labrados como auténticas esculturas (las entradas del metro son “mobiliario urbano”). Sus obras están muy próximas al trabajo tradicional del artista, aunque tengan una pretensión utilitaria. En GRAN BRETAÑA, en la segunda mitad del s. XIX, se había desarrollado un importante movimiento de reivindicación de la artesanía y de purificación del diseño conocido como Arts and Crafts. Su impulsor, William Morris, un socialista utópico, fue un gran y muy influyente artista. En este contexto, surgirá en Escocia una versión del modernismo más racional, representada por Charles R. Mackintosh, cuya obra maestra como arquitecto fue la Escuela de Arte de Glasgow. En AUSTRIA, un grupo de arquitectos desarrolló un estilo modernista de notable coherencia, cuyo rigor permitirá su enlace natural con la arquitectura protoracionalista. Sería el enlace entre el espíritu refinado del fin de siglo (XIX) y las rupturas radicales de las vanguardias (s. XX). El maestro de aquel grupo vienés fue Otto Wagner, y sus obras más destacadas la Caja Postal de Ahorros y la Iglesia de Steinhof. Entre sus discípulos destacó Joseph Hoffman, quien enfatizó los aspectos racionales. 4.2. El modernismo en España: GAUDÍ.

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El modernismo tuvo su máximo desarrollo en Barcelona, que era entonces la ciudad más dinámica y progresista de la Península. Los mejores arquitectos del momento estuvieron apegados todavía al historicismo. Pero ningún arquitecto de su generación puede compararse con Antoni Gaudí (18521926). Máximo representante del modernismo, su rica personalidad así como la extensión e intensidad de su obra lo convierten en una de las figuras más importantes de la arquitectura universal. Su primer trabajo de cierta consideración fue realizado para la Cooperativa Obrera de Mataró, empleando por primera vez los arcos funiculares, un elemento distintivo de sus construcciones posteriores. Parece que el origen real de este elemento procede de la observación de la “arquitectura natural” de las abejas, una influencia permanente en toda su carrera. No fue ésta su única fuente de inspiración naturalista: Gaudí observó la disposición de las células orgánicas, las ramificaciones de los árboles, los huesos y los tendones animales, las escamas de los peces y reptiles, las rocas, etc. Con todo ello supo hacer una arquitectura sumamente original, algo así como una “vuelta al origen”, una colaboración con la obra divina, tal y como ésta se refleja en la naturaleza. Hay dos etapas en la obra de Gaudí. En la primera, muy influida aún por el historicismo contemporáneo, construye edificios con elementos neomudéjares y neogóticos. La obra maestra de esta etapa es el Palacio Güell, notable por la cúpula central y por la terraza, poblada por un conjunto fantástico de formas geométricas y naturalistas. La segunda etapa es mucho más personal, aunque acusa la influencia de las formas curvilíneas del art nouveau franco-belga. La obsesión de Gaudí por imitar las formas y los procesos de la naturaleza se nota especialmente en el Parque Güell, que se concibió como una urbanización de lujo en una finca con fuerte pendiente. La arquitectura y la escultura se funden en este parque con las formas naturales, como si se hubiera pretendido hacer difícil la distinción entre el trabajo humano y la “obra de Dios”. Gaudí era ya por entonces un hombre muy religioso y su mundo espiritual parece notarse en casi todas las obras de este último período. La Casa Batlló fue cubierta con un tejado de escamas verdosas, como si fuera un dragón gigantesco a punto de ser abatido por la cruz de elementos florales que hay sobre un pequeño torreón. Esta escondida lección moral y religiosa es comparable a la de la vecina Casa Milá, en la evocó a Montserrat, la montaña sagrada de Cataluña. Quizá las obras más importantes de Gaudí son la Sagrada Familia y la capilla para la colonia obrera de los Güell, en Santa Coloma de Cervelló. La capilla habría tenido, si se hubiera terminado, varias torres ovaladas, como si constituyeran una cordillera sagrada. Pero aunque quedara incompleto, éste es un edificio prodigioso: rústico pero muy refinado, con sutiles alusiones a la tradición gótica, se anticipa también al expresionismo de entreguerras. LISTADO DE OBRAS DESTACADAS - Torre Eiffel, de Gustave Eiffel. - Casa Milá, de Gaudí. - Sagrada Familia, Gaudí. - Parque Güell, Gaudí. ACTIVIDADES 5

1. Con la ayuda de los apuntes (tema resumido y tema completo) y de la presentación power point, analiza y comenta las siguientes imágenes . Sigue el orden que se recoge en el guión para el análisis y comentario de obras de arte. Quizá que no se puedan explicar todos los apartados. No hagas un comentario esquematizado, sino redactado, enlazando todos los aspectos que se piden. a) Presentación. Se trata de identificar y clasificar la obra de arte: título/nombre; dónde se localiza; autor; estilo/época a la que pertenece; breve explicación del contexto histórico de la obra y el autor;…. b) Análisis y comentario: - Tema, función o finalidad de la obra. - Análisis técnico-formal: · En una obra arquitectónica: técnica constructiva, materiales, planta, exterior, elementos sustentantes y sustentados, interior, elementos decorativos,… · En una obra escultórica: tipología (bulto redondo o relieve/ altorrelieve/bajorrelieve), técnica escultórica, material, composición, tratamiento del espacio, volumen, expresión, movimiento, modelado, textura,… · En una obra pictórica: técnica y soporte, composición, figuras/personajes, espacio, línea, color,… - Significado, importancia, relevancia histórica de la obra. Imagen 1

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