TEMA 3 - MOODLE PDF

Title TEMA 3 - MOODLE
Course Economía Española e Internacional
Institution Universidad de Córdoba España
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TEMA 3: LA ENERGIA EN ESPAÑA LOS PLANES ENERGETICOS NACIONALES Surgida de la Guerra Civil, la ordenación de la economía era coherente con la estructura política autocrática cuyos rasgos básicos podían agruparse en las siguientes categorías: a) Propósito de autoabastecimiento, como respuesta al colapso del comercio exterior, que se vió agravado por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. b) Supresión de libertades en el área de la economía, mediante ordenancismos como los derivados de las leyes industriales de 1939, que favorecieron a los grupos financieros oligárquicos. c) Intervención directa del Estado en el sistema productivo a través del Instituto Nacional de Industria. d) Control y explotación de las clases trabajadoras, a base del sindicato vertical y supresión del derecho de huelga. e) Regresión en las transformaciones estructurales planteadas durante la República El modelo autárquico (1939-59) se rompió con el Plan de Estabilización 1959-1961, formulado oficialmente con el Decreto Ley de Nueva Ordenación Económica que comportó cambios importantes: a) Intensificación de las relaciones con el exterior, al liberalizarse las importaciones, la inversión de capital extranjero, y los pagos internacionales. b) Reducción del intervencionismo, una mayor libertad de precios junto con la disolución de organismos reguladores de los mercados de toda una serie de productos c) Homologación exterior, al insertarse la economía española en las diversas disciplinas internacionales Entre el Plan de Estabilización de 1959 y el año 1973, el crecimiento de la economía española sobresale en la OCDE y dobla en promedio al de los países de Europa Occidental. Es un impulso decisivo para la incorporación de España al grupo de los países industriales, eliminando buena parte de su retraso secular. A finales de 1973, una serie de acontecimientos políticos, relacionados con la cuarta guerra árabe-israelí culminaron en un embargo de los suministros de petróleo a Occidente por parte de los países árabes productores y en un incremento espectacular de los precios del crudo. Era el fin de veinticinco años de energía barata y de crecimiento económico acelerado. Los países afectados por la multiplicación de los costes de sus importaciones de crudo se vieron obligados a adoptar medidas para adecuar sus economías a la nueva situación. La más inmediata fue la repercusión de los nuevos precios internacionales en los precios interiores. Los países que siguieron esta política se produjeron una reducción más o menos inmediata del consumo de petróleo y de energía en general y, un fuerte descenso del ritmo de la actividad económica

En España, la política adoptada frente a la crisis energética del 73 fue completamente distinta a la tomada por el resto de los países afectados por el alza de los precios del crudo. Optaron por realizar una política compensatoria, reduciendo los impuestos que gravaban los productos petrolíferos para moderar los efectos del alza de los precios internacionales sobre los interiores Los objetivos de ahorro de energía y sustitución del petróleo marcados por el primer Plan Energético Nacional (PEN), elaborado en 1974, quedaron sobre el papel. El poco coste relativo de la energía no sólo no incentivó el ahorro energético, sino que estimuló la instalación en España de industrias altamente consumidoras de energía tanto el consumo bruto de petróleo como la intensidad energética -esto es, el consumo de energía por unidad de productosiguieron aumentando en España mientras disminuían en otros países. No resulta arriesgado afirmar que la política energética derivada de la primera crisis del petróleo condujo a un serio incremento de los efectos negativos del impacto exterior , aunque su objetivo fuera atenuarlos. Los resultados implicaron importantes desajustes estructurales que han tenido hasta hoy serias consecuencias sobre la economía energética española. 1977: Una inflación del 25% anual, un déficit por cuenta corriente de 4.300 millones de dólares y el desempleo en rápido ascenso eran síntomas concluyentes. El Gobierno propició la firma de un acuerdo - Los Pactos de la Moncloa- mediante el cual las principales fuerzas políticas y sindicales aceptaron una serie de medidas cuyo principal objetivo era detener el deterioro acelerado de la economía española. Dentro de este nuevo marco político, se formuló el segundo plan energético, el PEN-79 (19781987) fue una primera aproximación a una política energética realista. Se adoptaron algunas de las recomendaciones de la Agencia Internacional de la Energía, como el de los precios interiores a los costes reales de los productos energéticos importados. Se estableció una política más coherente de incentivos para el ahorro energético y para la diversificación de fuentes y suministros. El segundo gran incremento de los precios internacionales del crudo -que vino propiciado por la revolución islámica iraní y la subsiguiente guerra entre Irán e Irak- fue efectivamente trasladado a los precios interiores de los derivados del petróleo. Se produjo una reducción muy sensible del consumo de petróleo y de energía tanto en términos absolutos como en relación al producto interior bruto. El PEN-79 estuvo en ejecución durante aproximadamente tres años. Con la victoria en las elecciones del PSOE (1982), se congelaron las actuaciones incluidas en el PEN-79, anunciándose la presentación de un nuevo plan energético. El Consejo de Ministros (1984) aprobó el Plan Energético Nacional 1983-1992 (PEN-83). Fines que planteaba el tercer Plan Energético PEN-83: a) El petróleo, el gas natural y la energía nuclear tenían que disminuir sus aportaciones respecto al PEN-78, aumentando la del carbón y la de la energía hidráulica. b) En el caso de la energía eléctrica, se potencia la generación térmica con carbón, reduciéndose la basada en fuel y la nuclear c) El Gobierno se comprometió a presentar un Plan de Energía Renovable para reducir la dependencia del petróleo, lo que realizó en 1986.

El PEN-83 fue sustituido por el cuarto plan energético, PEN-91 (1991-2000) , consideraba que el precio de las materias primas energéticas en los mercados internacionales se mantendría estable. Se potenció, el gas natural como energía a desarrollar que esperaba duplicar su participación porcentual en el abastecimiento nacional. Las otras energías que se potencian son las energías renovables (energía hidráulica y biomasa). Se deben desarrollar la solar y la geotérmica tal y como estaba previsto en el Plan de Energía Renovable. La energía que redujo más su participación fue la energía nuclear. El Plan no previó ampliar la capacidad de generación nuclear, se desestimaron las centrales nucleares en avanzados estados de construcción. El petróleo apenas ve disminuida su presencia, debiendo soportar más de la mitad de su abastecimiento de energía primaria. Se pretende reducir el impacto medioambiental de este subsector energético. El carbón prácticamente mantuvo su presencia. Con las limitaciones impuestas por el sobrecoste que implica su utilización, el imperativo comunitario de reducción de ayudas públicas a la minería energética, y los requerimientos medioambientales. El quinto plan energético fue el Plan de Fomento de las Energías Renovables en España que contempló el período 2000-2010. Este Plan definía el objetivo a alcanzar en el mínimo del 12% de aportación de las energías renovables a la demanda energética. Este Plan fue revisado por el Plan de Energías Renovables 2005-2010. El sexto y último plan energético es el Plan de Energías Renovables 2011-2020 (PER) y la Planificación Energética Indicativa, se ratifica el objetivo de que en 2020 el 20,8% del consumo energético de España proceda de fuentes renovables. Si se cumple lo previsto las renovables supondrán un 20,8 % del consumo energético de España en 2020, frente al 13,2 % de 2010, y se evitará la emisión de 171 millones de toneladas de CO2. La electricidad de origen renovable crecerá un 30 % respecto a los datos actuales, las renovables para usos térmicos y las relacionadas con el transporte. Para 2020, el petróleo aportará el 36 % en el mix energético, el gas natural el 27 %, la nuclear el 10 %, la eólica, solar y geotérmica el 10 %, la biomasa y residuos el 8 %, el carbón el 7 % y la hidráulica el 2 %. Según estima Industria, la mayor participación de las renovables y menores consumos de combustibles fósiles favorecerá a la reducción de las emisiones de CO2 en la próxima década, en particular en los procesos de generación de electricidad, que irán siendo cada vez más sostenibles y más limpios.

CARACTERISTICAS DEL SECTOR ENERGETICO ESPAÑOL Nuestro sistema productivo depende de la energía para su funcionamiento, cualquier estrangulamiento del suministro exterior podría acarrear la paralización de toda la actividad productiva, que un encarecimiento de esas importaciones indispensables tendría efectos sobre el sistema económico, algo que ya se ha podido comprobar a raíz de los choques petroleros de 1973 y 1979. A pesar de la planificación energética que se ha llevado a cabo en nuestro país desde 1979, nuestro sector energético sigue padeciendo importantes debilidades. Los principales desajustes son los siguientes:

1) Alta intensidad energética de la economía española La intensidad energética (I) es un indicador de la eficiencia energética de una economía que refleja la relación entre consumo energético y el volumen de la actividad económica, y se calcula como el cociente entre el consumo energético (E) y el producto interior bruto (PIB) de un país. Una intensidad energética elevada indica un coste alto en la "conversión" de energía en riqueza. Se consume mucha energía obteniendo un PIB bajo. Sin embargo, una intensidad energética baja indica un coste bajo. Se consume poca energía, obteniendo un PIB alto. Por tanto, es el inverso de la eficiencia energética, siendo necesario disminuir la intensidad para mejorar la eficiencia energética. La intensidad energética española ha experimentado una evolución poco deseable en los últimos años. Mientras que el resto de los países ha mantenido una tendencia decreciente en la intensidad energética, la española ha aumentado sin parar hasta el año 2005, en el año 2008 la intensidad energética española era un 19% superior a la de la UE-15. Si la economía española tuviese unos ratios de intensidad energética (IE) similares a los europeos, los ahorros en la compra de energía ascenderían a cerca del 1,5% del PIB de 2008, además de evitarse la emisión de una gran cantidad de contaminantes. 2) Déficit energético Implica una elevada dependencia del exterior, al tener que importar grandes cantidades de energía para cubrir el consumo interno. Esto significa que para su funcionamiento la economía española depende casi en las de ¾ partes de los suministros energéticos del exterior, los problemas que amenazan a la economía y a la sociedad españolas, por la aleatoriedad de la evolución de los precios de las energías primarias que utilizamos y los riesgos de suministro en unos mercados controlados por los oferentes. Cabe añadir que el grado de dependencia del exterior ha aumentado. Si comparamos nuestra situación con la de los países de la Unión Europea vemos que es más desfavorable, ya que la media europea está en torno al 50%, lo cual supone que estamos más de 20 puntos porcentuales por encima de esa media. En febrero del 2012, la Comisión Europea alertó del riesgo que supone el elevado déficit corriente español para la sostenibilidad de nuestra economía. A pesar de la intensa disminución del desequilibrio exterior a partir de 2008, cuando superaba el 10% del PIB español. El elevado déficit energético, supone el principal obstáculo para el ajuste del déficit corriente. Reducir la factura energética es uno de los principales retos de nuestra economía, ante las perspectivas de mantenimiento del precio de los bienes energéticos en cotas relativamente elevadas. El aumento de la eficiencia y del autoabastecimiento energético son las principales vías que permitirán avanzar hacia dicho objetivo. La cuestión radica en cuál es el margen de mejora del déficit energético. 3) Excesiva dependencia del petróleo La composición del consumo energético español por fuentes primarias revela, como característica más llamativa, una elevada participación del petróleo. En el 2015 e l 49,3% de la energía final que se consume en España procede de esta fuente a la que siguen por orden de importancia la electricidad, el gas natural, energías renovables y el carbón.

Si se considera el peso de las distintas fuentes energéticas en el conjunto de los países de la UE, se aprecia cómo la estructura del consumo es muy semejante a la del sistema energético nacional. El petróleo es la fuente energética más importante, aunque con una participación menor que en la economía española, que se explica por la mayor presencia del gas natural en el conjunto de la UE. A escala internacional se está potenciando el gas natural como fuente menos contaminante que el petróleo y con una mayor eficiencia en determinados usos. En cuanto a la energía nuclear, España, con sus siete reactores en funcionamiento en el año 2015 ocupa una posición intermedia en el contexto mundial, situándose entre aquellos países que no disponen de centrales nucleares y aquellos otros que más han desarrollado esta fuente energética como son por ejemplo: EE.UU y Francia. El elevado protagonismo del petróleo se manifiesta como un rasgo negativo del sector energético español, puesto que incrementa la dependencia respecto al exterior y la sensibilidad de la economía nacional frente a la evolución de los precios de esta fuente energética. Sería beneficiosa una mayor diversificación del consumo energético nacional. El PEN 91 no permitió reducir significativamente la presencia del petróleo en el abastecimiento español, puesto éste siguió representando más del 50% de la demanda de energía primaria. Parecería lógico, que la planificación energética en España dedicara más esfuerzos a reducir la fuerte concentración de nuestro balance energético en el petróleo a través del impulso de otras energías con posibilidades de desarrollo y no a establecer competencia sustitutiva entre una y otra, lo cual lleva a prescindir finalmente de la opción nuclear. Como consecuencia de la fuerte dependencia del petróleo, la economía española sigue siendo muy sensible a la variación de los precios de los crudos en los mercados internacionales. La mayor dependencia del petróleo de la economía española respecto al resto de países la hace más vulnerable y, los efectos negativos que sobre la inflación y crecimiento determina esta situación pueden ser de mayor intensidad. Hay que seguir aplicando las medidas necesarias de ahorro y dosificación para poder modificar su presencia en nuestra estructura energética. Se quiere seguir diversificando el origen geográfico de las importaciones para depender menos del conflictivo Golfo Pérsico. 4) Gran vulnerabilidad Un problema relacionado con la dependencia es el de la vulnerabilidad de los suministros exteriores de energía. Se define en función del grado de dependencia, de la concentración de las importaciones por países, áreas económicas y sistemas políticos. Considerando estos criterios, se puede evaluar la vulnerabilidad de nuestros suministros del exterior como muy elevada, superior en el caso del gas natural a la que se padece en el petróleo, en cuanto un solo vendedor (Argelia). La vulnerabilidad externa de un sector de tanta importancia estratégica para la economía española es de más del 75%, como consecuencia de las siguientes causas: a) El fuerte peso del petróleo en nuestro balance energético, proporción que seguirá incrementándose como consecuencia del agotamiento de nuestras escasas reservas de petróleo. b) La crisis del carbón nacional, que reduce su presencia sobre el consumo total de energía primaria.

c) El agotamiento de los yacimientos españoles de gas natural y el mayor acceso al mercado externo, proporción que seguirá aumentando por la falta de recursos naturales y el impulso que se está dando a esta energía de nuestro abastecimiento. d) La imposibilidad de desarrollar más la energía hidráulica, porque los nuevos saltos marginales producen una energía muy cara, y por las recomendaciones de la Unión Europea, que considera que el agua es un recurso escaso que se debe destinar a usos domésticos, industriales y de riego. e) La escasa presencia de la energía nuclear que vio reducida su presencia en el consumo de energía primaria. Esta vulnerabilidad se ve acrecentada como consecuencia de la escasa diversificación geográfica en el abastecimiento exterior de hidrocarburos. Otro aspecto que hay que considerar es la salida al exterior de las principales empresas españolas que operan en este sector, especialmente de las que lo hacen en el ámbito de los hidrocarburos. Son de destacar las importantes reservas de petróleo y gas natural que poseen esas sociedades en varias zonas y países, lo cual incrementa las garantías de suministro. 5) Altos costes El elevado coste de nuestras importaciones energéticas. Por otra parte hemos de señalar que el coste de generación de energía eléctrica en España es de los más altos de Europa. Con el PEN 91 se encarecieron los costes de abastecimiento en el sector eléctrico, como consecuencia de desestimar la energía nuclear y sustituirla por gas natural. Aunque las centrales nucleares requieren unas inversiones muy superiores a las térmicas de gas, el coste de origen térmico de gas es superior al nuclear por la fuerte incidencia que tienen los costes del combustible en el primero. El gas natural se debe destinar al consumo doméstico e industrial, pero no a la generación de energía eléctrica, dados sus altos costes. El Parlamento Europeo, consideró que, para los países con altos consumos de energía y carentes de recursos propios de hidrocarburos, era fundamental el desarrollo de importantes programas nucleares, puesto que se reconocía el inferior coste de la electricidad generada por centrales nucleares, recomendándose la elaboración del combustible a fin de optimizar el aprovechamiento de los recursos energéticos no renovables....


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