TEMA 7 Gaspar Melchor DE Jovellanos PDF

Title TEMA 7 Gaspar Melchor DE Jovellanos
Author Flo Ruiz
Course Literatura Española de los Siglos XVIII y XIX
Institution UNED
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TEMA 7: GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS 7.1. Gaspar Melchor de Jovellanos a) Perfil biográfico y obra literaria. Jovellanos nació en Gijón en 1744. Es una de las figuras de mayor relieve intelectual del siglo XVIII. De sólida cultura, equilibrada personalidad y excelentes cualidades humanas, desempeñó importantes cargos en la vida pública. Estudió Leyes y ejerció como magistrado en Sevilla. Fue nombrado Alcalde de Casa y Corte, miembro de las Academias de Bellas Artes, Historia, Real Academia Española y de Cánones y Derecho. Motivos políticos le llevaron al destierro en dos ocasiones. Después de la invasión napoleónica formó parte de la Junta Central asumiendo una posición moderada. Por ello fue atacado y perseguido; disuelta ésta en 1810 regresa a su Asturias natal y fallece en 1811. La actividad política y la atención que presta a los problemas culturales y sociales no le impiden escribir incansablemente, con una visión amplia y lúcida de los asuntos que trata. Reflexiona sobre asuntos políticos, reformas sociales, economía, educación, arte y literatura, con las ideas y el pragmatismo de un ilustrado, pero a la vez con la aguda sensibilidad de un prerromántico. En cuanto a su ideología política cabe destacar su incondicional apoyo a la monarquía y su convicción de que desde el régimen absolutista era posible abordar las reformas sociales y económicas necesarias. Esta posición tradicionalista contrasta con el reformismo que defendía en el plano social. Le preocupaba hondamente la injusta organización estamental de la sociedad, que propiciaba enormes desigualdades y abusos. Se opuso a los privilegios de la nobleza y a la inhibición de éstos ante los problemas económicos que planteaban las reformas. Atacó las prerrogativas del clero y le preocupó el injusto reparto de las tierras, de ahí su apoyo a una reforma constitucional que regulara la propiedad con más justicia y mayores beneficios. Se adelantó a su tiempo en la concepción de la educación y enseñanza ciudadanas. Conoció las ideas pedagógicas que se extendían por Europa y procuró reformas ambiciosas que no culminaron. Jovellanos considera el derecho a la educación como un bien general , y vincula la educación pública al bienestar social. Propuso también la reforma de la Universidad y criticó la vigencia de la enseñanza escolástica. Jovellanos no es un esteticista; su obra poética no fue importante. Sin embargo intervino en el cambio de orientación de la poesía de su tiempo al manifestar la banalidad de la poesía amorosa anacreóntica y postular otros temas de mayor trascendencia, de contenido ideológico, patriótico, moral o didáctico (Carta de Jovino a sus amigos salmantinos). La Epístola de Fabio a Anfriso o la Epístola del Paular, poema de carácter amoroso, y las dos Sátiras a Arnesto en contra de las costumbres y mala educación de la nobleza, son sus obras en verso más notables. Jovellanos escribió también teatro; una tragedia mediocre titulada Pelayo y una comedia neoclásica "lacrimosa", de gran éxito, primer intento teatral prerromántico en España.

b) Obra en prosa. Memorias, informes, discursos, cartas, diarios. El bloque más importante en la producción jovellanista está constituído por la prosa y el ensayo en sus diversas modalidades: informes, cartas, discursos, memorias y diarios. Los temas y problemas referidos a España constituyen el núcleo de sus escritos. Como intelectual ilustrado y como político le preocupa el progreso de su país en el orden cultural, social y material. La Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España es el más importante de los escritos de tema cultural. Se trata de un informe que había solicitado el Consejo de Castilla a la Academia de la Historia con el fin de reformar la legislación vigente acerca de los espectáculos públicos. Jovellanos realiza una versión en 1790 y la definitiva en 1796. En la primera parte de esta memoria el autor analiza las diversiones y espectáculos tradicionales en nuestro país; se ocupa de la caza, los juegos escénicos y los juegos privados, los torneos y las fiestas palaciegas, la fiesta de los toros y las romerías populares e indaga en sus orígenes medievales y en su sentido e interpretación desde el punto de vista histórico y popular. En la segunda parte pasa a proponer ideas para mejorar los espectáculos y las posibles leyes y normas que habrían de regirlos para vigorizarlos; tiene presente que las diversiones son necesarias y si se encauzan adecuadamente cumplen una función formativa para los ciudadanos. Observa que una de las causas que obstaculizan las sanas diversiones populares es la actuación represora de la policía, y aboga por una mayor libertad y permisividad. Revisa Jovellanos antiguas instituciones como las maestranzas, sociedades de caballeros destinadas al ejercicio de la equitación y a la promoción de fiestas para los nobles, las academias dramáticas, escuelas de teatro, una de las cuales, creada en la corte de Parma, propone como modelo a seguir; el objetivo de estas academias se amplía a la enseñanza de otros conocimientos dramáticos: buenos maestros para formar a los actores y proponer ejercicios de declamación, el fomento de la dramaturgia mediante la selección de las mejores obras y premios a los autores y otras medidas de mejora. Se refiere también a otras diversiones como los saraos públicos, los bailes de máscaras, las casas públicas de conversación. Jovellanos considera el teatro como el primero y más recomendado de todos los espectáculos. Es el que ofrece una diversión más racional, provechosa y digna de atención y desvelos del gobierno; formula sus objetivos prioritarios: la instrucción y la diversión públicas. Las propuestas reformadoras del teatro se extienden a la representación, comenzando por la formación de los actores en academias con maestros de declamación, y con estímulos para el talento. En cuanto al aspecto material de la escena propone la reforma de los ruines coliseos, el cuidado y embellecimiento de la decoración de telones y bastidores y de los atuendos de los actores, y pide asientos para todos los espectadores. Por último, en el capítulo de arbitrios para costear esta reforma, la propuesta de Jovellanos se orienta a conseguir la rentabilidad de manera que sus beneficios se inviertan en la mejora del espectáculo. Se pronuncia a favor de la elevación de los precios de la entrada, aunque ello impida el acceso a él de las clases populares; en esta cuestión el escritor mantiene una postura elitista. Incluso afirma que el teatro constituye una ocupación perniciosa para los pobres. Este criterio restrictivo choca con el objetivo didáctico que el escritor propone para el teatro, una de cuyas finalidades es la formación de los ciudadanos. Entre los escritos de tema económico figura el conocido Informe sobre el expediente de la

Ley Agraria (1795) que la Sociedad Económica de Madrid encargó a Jovellanos en 1788 con el fin de estudiar y apostillar el Memorial ajustado del expediente para una Ley agraria, de 1784. El autor lo elabora tras una detenida reflexión sobre las causas de la pésima situación agrícola. En la introducción que precede al Informe se analizan los precedentes históricos y las influencias negativas que ejerce la legislación agrícola entonces vigente; al exceso de reglamentación y burocracia se añade la existencia de tierras concejiles, de mayorazgo y las numerosas propiedades eclesiásticas, cuyos privilegios siempre han sido respetados. Sobre los obstáculos materiales para la mejora de la agricultura indica la falta de riegos, de comunicaciones y de puertos marítimos. Añade como causa moral el desprecio ancestral e inmerecido que inspira el trabajo de la tierra. Las soluciones, en consecuencia, se encaminan a la derogación y modificación de las leyes, a la reducción de las prebendas y a una planificación y mejora de los cultivos. La Memoria sobre educación pública pone de manifiesto la honda preocupación del autor por la educación y los problemas que la atañen.Defiende Jovellanos un sistema nacional de instrucción popular. Respecto a las primeras letras aboga por la instrucción de todos los ciudadanos como base del bienestar público. En cuanto a la enseñanza de la ética, ofrece una serie de ideas y reflexiones sobre la necesidad de su enseñanza para el bien individual y el bien común. También lamenta el olvido del estudio de la moral natural. En la Memoria en defensa de la Junta Central Jovellanos justifica su conducta y sus opiniones. La escribió en 1810 y nos permite conocer el pensamiento político del autor. Después de producirse la caída de la Junta Central, y como miembro de ella, Jovellanos escribe este alegato contra los ataques injustos que había recibido por su actuación en este organismo. En oposición al habitual tono moderado y reflexivo de su prosa esta obra está escrita con apasionamiento. En ella revisa y rebate las calumnias de las que fue objeto, desde un riguroso razonamiento. Es también un importante documento para completar la biografía del escritor como hombre público y un documento de gran valor histórico. Las epístolas de Jovellanos dirigidas a familiares, amigos y personalidades políticas ofrecen variados aspectos de sus ideas y resultan un complemento de sus escritos mayores. Destacan las Cartas a Ponz, publicadas póstumamente, en las que aporta conocimientos etnográficos de Asturias. En cuanto a los Diarios, contienen copiosos datos biográficos, anotaciones y comentarios que perfilan la personalidad del escritor y dan noticia de su gran sensibilidad humana y social. Se trata de recuerdos de viajes, testimonios y comentarios de historia, economía, política, arte y literatura. Pronunció numerosos discursos en el Real Instituto de Náutica y Mineralogía, que había fundado en Gijón. En ellos se hace eco de los temas educativos que le preocupan para el progreso de España. En la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias (1797) se refiere a la conveniencia de que la instrucción científica y técnica se haga sin menoscabo de la formación humanística y se complete con el estudio de la literatura, planteamiento novedoso en aquel tiempo. La prosa de Jovellanos es sobria, precisa y elegante. La corrección es la nota dominante de su estilo: no abusa de galicismos y cultismos....


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