[TRABAJO ANTIGUA] La batalla de Gaugamela: El enfrentamiento entre persas y macedonios y sus consecuencias. PDF

Title [TRABAJO ANTIGUA] La batalla de Gaugamela: El enfrentamiento entre persas y macedonios y sus consecuencias.
Course Fonts Escrites I Documentals
Institution Universitat de Barcelona
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Trabajo de la parte de antigua de la asignatura Fonts Escrites i Documentals.
Indice del trabajo:
1. Introducción
2. Fuentes utilizadas
3. La batalla según las fuentes
3.1. LAS TROPAS
3.1.1. Los macedonios
3.1.2. Los persas
3.2. Los hechos


Description

La batalla de Gaugamela. El enfrentamiento entre persas y macedonios y sus consecuencias.

1. INTRODUCCIÓN. Este trabajo se centra en una de las batallas más recordadas en de la campaña contra los persas por parte de los macedonios comandados por Alejandro III el Grande. De entre todas las batallas en las cuales Alejandro se enfrentó a los persas he escogido la batalla de Gaugamela por lo que significó que los macedonios obtuvieran esa victoria pese a que me hubiera gustado poder tratar otras batallas como la de Issos del 333 a.C. o incluso el asedio de Tiro de del 332 a.C. donde los macedonios demuestran una gran inteligencia a la hora de crear un espigón o puente hasta la isla y torres de asedio pero dado que quizá me extendería demasiado he escogido mejor esta primera. Sin embargo, debido a la problemática para encontrar cualquier tipo de registro material de un hecho tan puntual como es una batalla la parte arqueológica es algo más difícil de realizar y aún más tratándose de un hecho que ocurrió hace tanto tiempo. Por eso intentaré utilizar registros arqueológicos de la época encontrados en ajuares funerarios o utilizados por los ejércitos enfrentados para poder contrastar las fuentes documentales con las que cuento. El arte y la numismática, además, serán dos de los pilares principales sobre los cuales se asentarán las bases del discurso en esta parte algo más arqueológica del trabajo. El objetivo principal de este trabajo será comparar a los ejércitos macedonio y persa centrándonos en una batalla en particular (Gaugamela). La comparación se dará en diversos niveles como son el número de soldados, la organización de cada uno de los ejércitos y su composición (tipos de soldados que los forman), las diferentes armas ofensivas y defensivas con las que cuenta cada ejército y sus tácticas militares, todos estos datos, obtenidos a partir de las fuentes. De este modo, podremos analizar los pros y los contras de cada uno de los contendientes de esta batalla y llegar a unas determinadas conclusiones al final del trabajo.

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2. FUENTES UTILIZADAS. Las fuentes que he utilizado para la realización de este trabajo son principalmente de autores modernos por una razón muy sencilla: en algunos de los libros que he utilizado, el autor ya habla de las fuentes clásicas, las cita e incluso las compara por lo que me ha resultado mucho más fácil escoger una fuente moderna que, además de recoger las fuentes antiguas y compararlas, añade comentarios y nuevas explicaciones a las fuentes clásicas por lo que resulta aún más fácil de entender y de analizar. Los tipos de fuente que he utilizado son muy diversos, desde varias biografías de Alejandro Magno que me han ayudado a situar la batalla en el contexto de la conquista de Persia por parte de Alejandro y su proclamación como rey de Asia, a estudios que se centran en la parte militar de la historia del rey macedonio. Este último es, sin duda, el que más datos me ha aportado y que más me ha ayudado a la confección de este trabajo. Estos mismos libros me han ayudado también a la hora de encontrar fuentes arqueológicas pues en muchos de ellos aparecen imágenes y fotografías de registro material de la época. También he podido consultar libros de arte antiguo e incluso mis apuntes de las asignaturas de Historia Antigua y Arte e historia, especialmente para la parte del arte mesopotámico y para conseguir ejemplos de cómo iban armados y vestidos los persas y poder compararlo con las fuentes.

3. LA BATALLA SEGÚN LAS FUENTES. Tras volver victorioso de sus campañas no violentas en Egipto, Alejandro decidió retomar la campaña contra los persas y se puso de nuevo en marcha hacia Persia en el verano del 331 a.C. Los macedonios contaban con la ventaja de que tenían cautiva a la familia del Gran Rey persa, quien había intentado que Alejandro los dejara en libertad mediante correspondencias en las cuales le ofrecía ciertos privilegios pero nunca lo que Alejandro pedía: El dominio total de Persia (Wirth, 1989: 44-45). Los macedonios cruzaron el Éufrates y se dirigieron al noroeste, atravesando la llanura mesopotámica hasta el Tigris para volver a bajar luego hacia Babilonia. En el Tigris los esperaba un contingente persa enviado por el propio Gran Rey, comandado por Maceo, uno de sus generales, al que acompañaban 6.000 tropas de caballería según las fuentes. Sin embargo, en algunas de las fuentes antiguas, existe una confusión entre los ríos Éufrates y Tigris como es el caso de Quinto Curcio Rufo o Arriano quien directamente explica que los macedonios construyeron dos 2

puentes hechos con barcas y troncos de madera para cruzar el Éufrates y al otro lado los esperaba Maceo con 3.000 tropas de caballería y 2.000 mercenarios griegos (Hammond, 2001: 133). El resultado fue el mismo, los macedonios lograron cruzar el Éufrates y el Tigris y durante un tiempo ambos ejércitos perdieron la pista del otro, enviando exploradores para intentar descubrir dónde se encontraba el enemigo, qué ruta seguiría y qué planes tenían. Finalmente, fue la llanura de Gaugamela, al este del Tigris y al oeste de Arbela, la elegida como campo de batalla para el enfrentamiento entre estos dos grandes ejércitos (fig. 1).

3.1.

LAS TROPAS

3.1.1.

los macedonios

Alejandro había heredado un gran ejercito tras la muerte de su padre y fue este mismo ejército con el que marchó a conquistar Asia, heredando a su vez las instituciones y organización militar creadas por su padre Filipo II como es el caso de la unidad de caballería de los Compañeros o los Compañeros de a pie, tan cruciales en sus campañas (Thompson, 2007: 17). Este ejército solía organizarse en tres grupos bien definidos, la caballería ofensiva que se encontraba a la derecha, la caballería defensiva que se encontraba a la izquierda y, en la parte central, piqueros de infantería y soldados a pie (“hypaspistes”). Normalmente, además de estos tres grupos, en los flancos se colocaba la infantería ligera compuesta por arqueros, honderos y lanzadores de jabalina (Warry, 1994: 9). La caballería de élite macedonia estaba compuesta por ocho escuadrones, uno de los cuales era el real que solía comandar el propio Alejandro. Esta caballería utilizaba como protección cascos de metal y petos parcialmente metálicos y no llevaban escudos, como armas ofensivas utilizaban lanzas de entre 2,5 y 3,5 m. más pequeñas que las utilizadas por la infantería y que permitían ser utilizadas con una mano además de espadas cortas ya que era normal que las puntas de las lanzas se rompieran (Warry, 1994: 11; Thompson, 2007: 26). Por otro lado, los piqueros de infantería utilizaban cascos de bronce y llevaban pequeños escudos sujetos a los antebrazos; los “hypaspistes” portaban lanzas y escudos muy ostentosos. La infantería macedonia estaba equipada normalmente con picas (sarisa) de unos 5-6 m, hechas de madera y con punta y culata metálicas, era necesario utilizar las dos manos para utilizarlas por lo que los escudos de la infantería eran más pequeños, estos escudos solían llevarse 3

colgados a la espalda y tenían asideros para sostenerlos con el antebrazo. Las primeras líneas colocaban sus picas en ristre mientras que las siguientes las mantenían en posición vertical lo que suponía una protección extra ante los proyectiles enemigos. De este modo, la infantería macedonia solía estar equipada con casco, coraza textil, grebas, sarisa y el pequeño escudo (Warry, 1994: 11; Thompson, 2007: 24). La infantería ligera solía ser quien comenzaba el ataque antes de que el grueso del ejército macedonio se encontrara con su oponente, no utilizaban más protecciones que ligeros cascos pues confiaban en su agilidad y habilidad para defenderse del enemigo, sin embargo, portaban espadas envainadas como armas secundarias en caso de que el enemigos se acercara demasiado y fuera necesaria la lucha cuerpo a cuerpo (Warry, 1994: 15). En la batalla de Gaugamela, el ejército macedonio constaba de 7.000 tropas de caballería y 40.000 de infantería (Hammond, 2001: 145), era mucho más pequeño que el persa y ocupaba mucho menos espacio. Su disposición podemos saberla gracias a Arriano según el cual, de derecha a izquierda, se encontraba el Escuadrón Real y otros siete escuadrones de Compañeros de caballería, la brigada real y dos brigadas más de “Hypaspistes”, seis brigadas de infantería de falange, caballería griega aliada y la caballería tesalia (Hammond, 2001: 143). Cabe destacar, además, el diseño del casco que utilizó Alejandro para la batalla de Gaugamela ya que era de hierro pulido para que brillara como la plata, un signo de ostentación de poder (Warry, 1994: 10).

3.1.2.

los persas

La principal fuerza de las tropas persas se centraba en sus jinetes y en sus arqueros, estos últimos, solían ir también a caballo y se protegían únicamente por túnicas y pantalones de montar de material acolchado o de cuero Por otro lado, la caballería pesada utilizaba petos hechos de materiales ligeros y recubiertos con escamas metálicas. La caballería persa, contando a los arqueros a caballo en este grupo, solía variar en cuanto a su armamento según la batalla o la región de la que provenían pero normalmente solían llevar lanzas y espadas cortas, una túnica larga y ajustada de manga larga y una pieza redonda de fieltro que cubría mejillas, cuello y boca a modo de casco (Warry, 1994: 15; Thompson, 2007: 29). Lo normal en la infantería persa era que llevaran una espada corta, lanza con asta de madera y punta y culata metálicas, arco y carcaj y escudo de mimbre, además, estas infanterías 4

utilizaban lanzas y espadas y se protegían el cuerpo con tejidos acolchados. Cabe destacar el hecho de que los persas, al estar más especializados en la caballería, confiaban la labor de la infantería a los mercenarios griegos desde mediados del siglo V a.C y eran sin duda los más eficaces en el campo de batalla ya que su armamento era mucho mejor que el de los persas pues solían estar armados a la manera de los hoplitas griegos con grebas, corazas, escudos, cascos, lanzas de carga y espadas cortas y solían operar en una formación muy compacta. Por último hay que mencionar que que los escuadrones que provenían de las zonas más lejanas del imperio probablemente tan solo contaban con sus armas de caza cotidianas (Warry, 1994: 16; Thompson, 2007: 31).

Para la batalla de Gaugamela, sin embargo, hay constancia de que Darío, que comandaba un enorme ejército, decidió incluir cambios de armamento y de organización de este. Por ejemplo, armó a algunas unidades de caballería con lanzas en lugar de jabalinas y con espadas largas de tipo griego en lugar de cimitarras pero aun así la mayoría de las unidades continuaron con su armamento típico. Además, en algunas unidades persas y escitas los jinetes y sus caballos se protegieron con placas de hierro unidas en una sola pieza que resultaban muy efectivas en la pelea pero limitaban mucho sus movimientos. Otra innovación introducida por los persas en la batalla de Gaugamela fueron los carros con cuchillas. Estos, tirados por dos o cuatro caballos y conducidos por un jinete, llevaban afiladas cuchillas colocadas en la ruptura de los ejes laterales y estaban ideados para romper las filas del ejército y la caballería macedonias. El número total de la caballería según Arriano era de unos 40.000 jinetes mientras que Diodoro hablaba de 200.000 y en cuanto a infantería, Arriano habla de un millón mientras que Quinto Curcio fija la cifra en 200.000 (Hammond, 2001: 140), todos estos datos, sin embargo, probablemente sean exagerados y los números de los soldados hayan sido inflados pero lo cierto es que lo único que se sabe a ciencia cierta es que el ejército persa era muy superior en número al macedonio, de eso no cabe duda. En cuanto a la organización, el ejército de Darío se colocó en una línea continua que variaba de profundidad. En el centro se encontraba Darío en su carro y, para proteger al soberano, era la zona más profunda. En la primera línea había quince elefantes indios y quince carros acompañados por jinetes indios con caballos entrenados para luchar junto a los elefantes. Tras ellos había un largo número de unidades entre las cuales se encontraban dos guardias reales e infantería de élite persa conocida como los “portamanzanas”. Junto a los “portamanzanas” se encontraban los

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mercenarios griegos y tras ellos una línea de reserva de infantería de más de ocho hombres de profundidad. Después, las alas estaban formadas por caballería, escitas, bactrianos, armenios, capadocios, sirios, medos y, en general, pequeñas unidades venidas de todos los confines del imperio persa (Hammond, 1989: 142).

3.2.

LOS HECHOS

El ejército persa había acampado en la llanura de Gaugamela con la intención de controlar el campo de batalla y no cometer errores como los que les hicieron perder la batalla de Issos. Darío escogió una llanura para poder desplegar todo su ejército y donde serían especialmente dañinas su caballería y sus carros y así su superioridad numérica sería capaz de derrotar a las tácticas militares de Alejandro y los macedonios. Sin embargo, una de las desventajas de los persas fue, precisamente, su superioridad numérica ya que cientos de metros e incluso kilómetros separaban a Darío y a sus generales por lo que era realmente difícil que el Gran Rey diera órdenes y que estas llegaran a tiempo, además, contaba con más de veintiséis nacionalidades diferentes en sus filas lo que agravaba el problema de la mala comunicación con sus tropas. Alejandro avanzó en plena noche desde su campamento base, exploró la llanura inferior donde Darío había colocado estacas contra la caballería macedonia e incluso había allanado el terreno para que sus carros no tuvieran problemas a la hora de atacar. Sin embargo, pese a la insistencia de algunos de sus generales como Parmenión, no se dirigió con su ejército al completo hasta la llanura hasta la mañana del día siguiente, según las fuentes, cuando el sol estaba ya bastante alto. En el centro de su formación se colocaron los piqueros de infantería, reforzados con otra formación posterior capaces de dar media vuelta en caso de que las tropas bárbaras los rodearan y tropas de infantería ligera en los flancos. Alejandro comenzó apoyándose en su derecha y los persas intentaron desbordarlo por la izquierda, rodeando su ala derecha, y cuanto más avanzaba el Alejandro más se echaba el ala derecha de Darío a la izquierda donde el terreno estaba más accidentado e inutilizaba sus carros. Darío, al darse cuenta de esto, ordenó a su ala izquierda que no se desviaran y que rodearan el ala derecha enemiga, en ese momento, Alejandro y la caballería se enzarzaron en un combate violento en el que, sin duda, la ventaja numérica la tenía el ejército persa. Entonces Darío lanzó sus carros con cuchillas contra las filas macedonias, cometiendo un gran error ya que la infantería ligera macedonia acribilló a los jinetes de los carros con flechas, jabalinas y proyectiles al adelantarse a 6

las primeras filas del ejército. La infantería ligera de Alejandro se hizo con el control de los carros y los dirigieron contra la caballería persa cortando con las cuchillas a los caballos y matando a sus jinetes. En ese momento, tras una pérdida importante en sus filas, Darío ordenó a su ejército atacar a lo ancho del frente y Alejandro entonces cargó contra la primera línea persa, entrando él mismo en esta y llegando hasta el carro de Darío a la vez que la gran falange macedonia atacaba y diezmaba a los persas. Entonces, sin otra escapatoria que la huida, Darío dejó su carro y escapó de Gaugamela en dirección a Arbela que se encontraba a unos kilómetros de la llanura en la que se encontraban. El plan de Alejandro era perseguir y apresar a Darío pero el ala izquierda macedonia pasaba graves problemas con los persas del ala derecha que habían hundido el centro de las líneas macedonias y rodeaban su ala izquierda lo que era un gran problema debido a la superioridad numérica de los persas y ante esto Paremenión envió un mensajero a Alejandro para pedirle ayuda y, finalmente, este tuvo que olvidar la idea de perseguir a Darío y ayudar a su ejército, teniendo lugar de nuevo un gran combate de caballería que enfrentaba a persas, partos e indios contra macedonios. Finalmente, los macedonios obtuvieron la victoria y los bárbaros huyeron hacia el este perseguidos por los macedonios pero muchos de ellos consiguieron reunirse con el Gran Rey en Arbela. Tras a batalla Alejandro siguió a las tropas enemigas y se asentó cerca de la ciudad de Arbela para que su ejército descansara y por la noche partió a la ciudad en busca de Darío pero este ya había escapado. Según Arriano la victoria de Gaugamela fue total por parte de los macedonios y, pese a que no habían logrado hacer prisionero a Darío y este seguía vivo y en plena huida de él, tras esta batalla, los macedonios proclamaron a Alejandro rey de Asia.

4. OTRAS FUENTES. Como ya he mencionado en la introducción, esta parte del trabajo es la más complicada de realizar por el hecho de que el acontecimiento tratado tuvo lugar hace miles de años y el territorio y la geografía han variado mucho en todo ese tiempo, de este modo, lo que antaño era una llanura cercana a las ruinas de la antigua ciudad de Nínive, al este del río Tigris y unos cien kilómetros al oeste de la antigua ciudad de Arbela actualmente se cree que es el lugar donde se encuentra la ciudad de Mosul, en Iraq. No cabe duda de que el paisaje y la geografía han cambiado muchísimo con el paso del tiempo y además ni siquiera se ha encontrado el lugar mismo de la 7

batalla, lo que hace aún más difícil la investigación. Sin embargo, por suerte, sí que se han situado otras batallas de las campañas de Alejandro Magno contra los persas como es el caso de la batalla del río Gránico, actual Biga. En esta batalla vencida por los macedonio, estos cruzaron el río Gránico antes del amanecer, cogiendo por sorpresa a las tropas persas y comandando él mismo al ala derecha de caballería de los Compañeros se lanzó al ataque contra el ejército persa, destrozaron su flanco izquierdo y finalmente, tras una dura batalla en la que terminaron con la vida de tres líderes persas, consiguieron la victoria. Pero, de nuevo, resulta muy difícil conseguir registros materiales de batallas ocurridas hace tanto tiempo por lo que para este trabajo me centraré en otras fuentes arqueológicas. La primera de las fuentes arqueológicas que utilizaré es la numismática. Me he centrado en las monedas macedonias con alguna representación de armamento, principalmente en el reverso, y he encontrado varios modelos de una misma moneda en cuyo anverso se encuentra un retrato del monarca con la piel del león en la cabeza simulando a Heracles y en cuyo reverso aparecen la maza de Heracles, un carcaj y un arco (fig. 2). De estas monedas podemos deducir que el arco era un arma común entre los macedonios porque si no, no aparecería en una moneda y en su lugar lo haría algo con lo que el pueblo se sintiera más identificado. Por otro lado he encontrado dos monedas cuyo anverso representa la decoración de los escudos macedonios, uno con la cara de una gorgona, el emblema de Macedonia(fig. 4), y el otro con una decoración a base de medias lunas y estrellas (fig. 3), en el reverso de ambas monedas, sin embargo, aparece el mismo tipo de casco con penacho, lo que indica que, mientras el tipo de decoración de los escudos puede variar, la forma de los cascos suele ser la misma y solo cambia que estos puedan tener algún tipo de decoración o no. Por último, también cabe destacar la aparición de jinetes en las monedas macedonias (fig. 5) desde la época de Filipo II, quien creó la organización del ejército que Alejandro heredó así como a los Compañeros y fue el primero que le dio tanta importancia a la caballería que más tarde tantas victorias le daría a su hijo Alejandro. En lo que se refiere a monedas persas tan solo he encontrado una de la época de Darío III que representa al soberano mismo, con una rodilla en el suelo, un arco en una mano y una flecha en la otra a punto de disparar (fig. 6), de aquí se deduce lo anteriormente citado en la parte del armamento persa sobre la suprema...


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