Trabajo de observación de bebé PDF

Title Trabajo de observación de bebé
Course Psicobiología
Institution Universidad Nacional de Rosario
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Summary

Se realizó un trabajo de observación `psicomotriz en un bebé de menos de 9 meses como tarea durante el año para la materia...


Description

Protocolo Nombre del niño: Lautaro Fecha de nacimiento: 8 de febrero de 2016 Edad al inicio de la observación: 3 meses y 12 días Edad al finalizarla: 6 meses y 14 días Peso al nacer: 3,200kg Peso al inicio de la observación: 5,800kg

Peso al finalizarla: 7,600kg

Alimentación: pecho materno Grupo familiar: el padre, Fabián; la madre, Laura, y el bebé Grupo de convivencia: padre, madre y bebé Embarazo: complicado. La madre tuvo que hacer reposo. Parto: cesárea de emergencia Curso preparto: no hubo El padre presenció el parto: sí Relación con el partero: excelente Puerperio: experimentó fuertes dolores Horas de permanencia de la madre en el hogar: diecinueve horas aproximadamente Horas de permanencia del padre en el hogar: indefinido Participación del padre en la crianza del niño: activa Participación de la madre en la crianza: activa Ocupación de los padres: Fabián es camionero y Laura es profesora de idiomas Tipo de vivienda: unifamiliar. Cuenta con patio, cocina, comedor, sala de estar, dos baños y dos dormitorios.

Primera observación Fecha: 20/05/2016 Lugar: casa de la familia Edad del bebe al momento de la observación: 3 meses y 12 días

El bebé se llama Lautaro, tenía tres meses y pesaba 5,850 kg al momento de la primera observación. El encuentro, que duró aproximadamente una hora y media, se dio el día 20 de mayo por la tarde, en el living de la casa de la familia. Era un lugar luminoso, amplio; que lucía

pulcro,

ordenado,

y

tenía

la

calefacción

encendida.

Lautaro estaba durmiendo en su cuna cuando llegué. En ese momento atravesaba un resfrío y estaba medicado, lo cual, según me explicó su madre, lo dejaba con cierta somnolencia. En cuanto Laura se puso a dialogar conmigo, él se despertó. En el momento en que se despertó, emitió un par de sonidos y movió sus brazos hacia arriba y hacia abajo; luego comenzó a llorar. Al momento del llanto, la madre lo alzó y le cantó una canción mientras lo mecía. Lautaro se calmó casi de inmediato, aunque se lo notaba irritado, debido al resfrío; según se encargó de aclarar la madre. Observaba su entorno, me observaba a mí, pero sobre todo, se lo veía embelesado con su madre. Al hacerle muecas, él respondía con una sonrisa seguida de un balbuceo. Noté que aún no sostenía la cabeza por sí mismo, sino que necesitaba ayuda. A la hora del juego, demostró especial interés por los juguetes que emitían sonidos. La madre le presentó entonces un sonajero azul en forma de elefante. Este juguete estaba compuesto por un sujetador delgado y un tubo con canicas que producían sonido. Lautaro lo observó un momento, y luego su madre se lo dio. Con sus deditos, intentaba sostenerlo, pero no lo lograba, ya que estos no llegaban a cerrarse para rodear al objeto. Su mano izquierda parecía acompañar todos sus movimientos, sin una mayor participación. Luego la madre lo recostó en su silla de entretenimientos, la cual constaba de cuatro elementos colgantes de colores brillantes. Ella empujó los juguetes, que producían sonidos de tipo monofónico y pendulaban cercanos a su visión, captando toda su

atención, y causando su risa e inquietud. Lautaro de alguna manera festejaba el juego agitando sus manos. Luego con las palmas de sus manos abiertas, golpeó torpemente los elementos, tal vez intentando alcanzarlos, pero sin tener el dominio suficiente de sus movimientos. Mas tarde le pregunté a Laura si podía sostener al bebé, a lo que accedió sin problemas. Lautaro tardó en adecuarse a la situación. Me observó detenidamente y comenzó a llorar. Su madre entonces lo llamó por su nombre, a lo que el atendió, para luego calmarse. Estuvo unos minutos en mis brazos, pero noté en él una creciente inquietud, como si buscase a su madre. Cuando Laura lo alzó nuevamente, el bebé, de forma inmediata buscó con la boca su pecho. Ella se dispuso a alimentarlo, y él comenzó a succionar, mientras la observaba. Su mano derecha estaba apenas flexionada, apoyada sobre

el

cuerpo

de

su

mamá

en

todo

momento.

Una vez finalizado el íntimo ritual madre- hijo, el bebé se quedó calmo en los brazos de su madre, quien lo acomodó de forma vertical sobre su pecho para que pudiera digerir correctamente. Bostezó un par de veces. Ya muy relajado, sus ojos comenzaban a cerrarse durante tiempos cada vez mas prolongados. Laura acostó al bebé en la cuna –que se encontraba en la misma pieza donde dormían los padres-. Cuando ella lo acomodó en su sitio, extendió a cada lado los brazos del bebé y él sujetó los dedos índices de ambas manos de su madre; aún sin lograr rodearlos del todo con sus manos. Di por terminada la entrevista cuando Lautaro se durmió. O eso aparentaba, porque cuando su madre salió de la habitación para despedirme, notó su ausencia y comenzó a llorar intensamente.

Segunda observación Fecha: 16/06/2016 Lugar: Casa de la familia Edad del bebé al momento de la observación: 4 meses y 8 días

El encuentro se concertó para el día jueves, 16 de junio, una fría tarde de otoño, y contó con la presencia de Fabián, el padre de Lautaro. Al llegar a la sala de estar, encontré al bebé sentado en el regazo de su padre, en medio de un juego, donde éste hacia diversas muecas, a lo cual el bebé respondía, primero con una expresión de extrañeza, y luego, con una carcajada. Pude notar que ya era capaz de sostener su cabeza fija. Sus manos se encontraban más relajadas y extendidas que durante el primer encuentro. El padre colocó al bebé boca abajo sobre su alfombra de juegos, y éste levantó su cabeza y se apoyó sobre sus codos, mientras emitía algunos balbuceos, que eran respondidos, transformándose en una especie de diálogo entre el bebé y su progenitor. Para la ocasión, se le presentó al bebé un nuevo juguete: un sonajero que constaba de dos estrellas, de un material blando, que emitían luz y sonido. Al acercárselo, el bebé extendió sus brazos

y manos lentamente, mientras sus dedos se movían como

“quebrándose”, intentando agarrarlo. Cuando lo tuvo en sus manos, pudo sostenerlo sin dificultad, usando ambos dedos pulgares. Sin más, se lo llevó a la boca y lo chupó, hasta dejarlo caer; ya que su atención pasó a estar sobre su madre, que se encontraba en movimiento. Ella se acercó a la alfombra donde se encontraba el bebé, y él con desesperación -estando boca abajo y apoyado sobre ambos codos- intentaba hacer fuerza para adelantarse. Entonces lo cargó y me mostró como el bebé, al tener sus pies contacto con el suelo, empujaba hacia abajo flexionando sus rodillas. Al notar algo inquieto al bebé, la madre dedujo que se debía al hambre, lo cual resultó ser correcto. El bebé, estando en brazos, enganchaba torpemente con sus dedos la remera de su madre, como queriendo acelerar el proceso. Una vez que se prendió al

pecho, se tranquilizó, y después de unos minutos, cayó dormido, dándose fin a la observación.

Tercera observación Fecha: 20/07/2016 Lugar: Casa de la familia Edad del bebé al momento de la observación: 5 meses y 12 días

El tercer encuentro se dio un día miércoles por la tarde, en el hogar familiar, y se decidió que se iba a observar la hora del baño del bebé, por lo que fue algo breve. Al llegar, el escenario ya estaba preparado. La madre, hablándole de forma dulce y tranquila, lo introdujo en su pequeña bañera plástica, y el bebé comenzó a patalear, salpicándonos, mientras se reía intensamente. Se lo notaba a gusto con la situación. Su madre le acercó tres juguetes diferentes: un patito de hule, un sonajero simple con cuentas de plástico y una pelota de goma en color rojo que flotaba. Él extendía sus manos queriendo agarrar todos los juguetes al mismo tiempo, quedándose finalmente con el sonajero, cuyo sonido había llamado poderosamente su atención. Tomó el sonajero con su mano derecha, demostrando como sus movimientos habían ganado fluidez durante este corto lapso. Lo observó unos segundos, lo sacudió en un movimiento de lado a lado, se lo introdujo en la boca y más que un intento por explorar el objeto, parecía querer morderlo, a pesar de carecer aún de dentadura. Luego dejó caer el sonajero al agua, para intentar tomar con su mano derecha la pelota que estaba flotando a su lado, y que se movía escurridizamente a cada intento, por lo que se vio obligado a usar ambas manos. Cuando pudo sostenerla y pudo comprobar que era posible tal hazaña, la dejó caer al suelo. Mientras aquello sucedía, el baño transcurría de forma normal y Lautaro, que estaba concentrado con sus juguetes, no se daba cuenta; para él todo era un juego. Una vez finalizado el baño, la madre procedió a secarlo y lo sentó frente a un espejo. El bebé con sus dedos tocaba el reflejo y observaba con atención sus serias expresiones, sin lograr reconocerse todavía.

Cuarta observación Fecha: 22/08/2016 Lugar: casa de la familia Edad del bebé al momento de la observación: 6 meses y 14 días Esta última observación tuvo lugar en el comedor de la casa familiar, pude presenciar la hora de la merienda de Lautaro: su madre incorporó los primeros alimentos semisólidos a su dieta, y su favorito entre estos, es la banana. Toda una experiencia didáctica para el bebé, que, estando sentado en su sillita, observó primero la fruta, acercó sus dos manos y aunque se le resbalaba por la consistencia de ésta, con la ayuda de su madre, pudo sostenerla de forma horizontal con ambas manos y la llevó a su boca, acercando hacia adelante su cabeza, que tenía una estabilidad que me resultó cuanto menos llamativa respecto de los meses anteriores. La banana seguía resbalándose, y Lautaro estuvo al menos veinte minutos manipulándola, pasándola de una mano hacia la otra y esparciéndola por toda la superficie de apoyo de la silla mientras seguía con su mirada cada movimiento que sus manos hacían y se las llevaba a la boca. A veces la sujetaba con sus manitos y la saboreaba, pero parecía frustrarse cuando se le caía, entonces la dejaba sobre la mesa y acercaba directamente su boca hacia allí. Sus movimientos se veían mucho mas armoniosos y el creciente dominio sobre sus movimientos corporales era evidente. Una vez que se sintió satisfecho y su mamá limpió con un trapo su rostro y manos llenos de banana, Lautaro alzó ambos brazos pidiendo a su madre que lo sostuviera, mientras emitía unos balbuceos que resultaban más elaborados que los que pude escuchar durante las primeras observaciones y que su madre comprendía perfectamente. Cuando le hablé al bebé, giró su cabeza hacia donde yo estaba y sonrió. Proseguí a hablarle falseteando mi voz, y este respondió con carcajadas y un grito extremadamente agudo, encantado con el acto y festejando juntando sus manos y agitándolas.

ESQUEMA GENERAL DE LAS OBSERVACIONES CONDUCTA MOTRIZ INICIO: 3 meses y 12 dias

FINAL: 6 meses y 14 días

Control de la cabeza: No es capaz de





mientras se encuentra sentado con

observación)

ayuda de su madre en la bañera (3ra

Su cabeza no se sostiene pero puede

observación) Sostiene la cabeza sin dificultad (4ta



Con sus manos abiertas intenta



agarrar los objetos, sin conseguirlo

observación) Es capaz de agarrar con una sola mano el sonajero (3ra observación)

(1ra observación) 

Sostiene la cabeza con dificultad

sostener la cabeza aún (1ra

mantenerla fija (2da observación) 





Golpea con sus manos el agua (3ra

Puede sostener los objetos y cierra sus dedos en torno a estos (2da

observación) Pasa el alimento de una mano a la



observación) 

Se lleva a la boca los objetos que se le



presentan (2da observación) Estando boca abajo, apoya el peso de

otra (4ta observación)  

Se lleva las manos a la boca (4ta observación) Sigue con la mirada el movimiento de

su cuerpo sobre los codos (2da observación)

CONDUCTA DEL LENGUAJE

sus manos.



INICIO: 3 meses y 12 dias Responde con una sonrisa a las



FINAL: 6 meses y 14 días Se ríe (3ra observación)



muecas (1ra observación) Breves balbuceos (1ra observación)



Grita, intenta llamar la atención todo



Responde con balbuceos a lo que su padre le dice (2da observación)

el tiempo (4ta observación) 

Balbucea sonidos cortos pero mas articulados (“ba-ba-ba”, etc) (4ta observación)

CONDUCTA PERSONAL SOCIAL



INICIO: 3 meses y 12 dias Observa el entorno (1ra observación)



Presta atención a los movimientos de la madre (2da observación)

FINAL: 6 meses y 14 días Durante el baño, disfruta de salpicar a



su madre y se rie (3ra observación) 

Pide con los brazos que lo alcen (4ta observación)

 

Responde con una sonrisa a las muecas (1ra observación) Llora cuando se le caen los objetos



Se concentra en agarrar la comida y

mostrando su disconformidad (2da

cuando no puede, busca otra manera

observación)

de acceder a ella. (4ta observación) 



Capacidad para alimentarse: busca



Deja caer los objetos (3ra observación) Incorporación de alimentos

el pecho de su madre. Reflejo de

semisólidos. Se lleva el alimento a la

succión. (1ra observación)

boca y lo saborea. (4ta observación)

CONDUCTA ADAPTATIVA

INICIO: 3 meses y 12 dias Observa a su madre (1ra observación)





FINAL: 6 meses y 14 días Sigue con la vista a su madre y el trayecto de los objetos que se le presentan, rota su cuello hacia donde proviene el sonido (4ta observación) Explora los objetos con su boca (3ra y



4ta observación)  

Observa su reflejo en el espejo, aún



Sostiene los objetos con una sola mano (4ta observación) Observa el movimiento de sus manos

sin reconocerse (1ra observación)

Conclusión A lo largo de estos meses en los que transcurrió el trabajo, acompañando siempre las observaciones con el material teórico que se nos proporcionó, pude ser espectadora de un hecho tan ordinario como sorprendente: el acelerado proceso de desarrollo que

atraviesa un ser humano en sus primeros meses de vida, que resultan además, los mas importantes para la constitución del ser, tanto física como psíquicamente. El tratamiento y la atención que reciba el niño durante este momento, resultan determinantes, y el hecho de que el psicólogo, durante su formación, tenga conocimiento sobre el tópico en cuestión, es imprescindible para conocer aspectos de la personalidad de sus pacientes adultos, no solo en el campo de la teoría. Las observaciones me permitieron notar aspectos a los que tal vez antes no prestaba atención; y que en cada encuentro, se hacían más evidentes, como –por ejemplo- cómo el bebé abandonaba los movimientos reflejos para dar lugar a movimientos articulados y coordinados, algo muy notorio en su tren superior: el dominio de su cabeza ocurrió de forma paulatina pero dentro de un corto tiempo. Con el correr de las observaciones, sus manos ya no se movían torpemente sin control, sino que comenzaban a ser movimientos dirigidos, con un propósito. Y la forma de relacionarse con su entorno también sufrió una metamorfosis: ya en la cuarta observación, el bebé sabía cómo comunicar a su madre que era lo que quería. Esto dio cuenta también del estrecho vínculo que el niño tiene con su madre, y de su devolución. El desarrollo psicomotriz del bebé se iba dando de acuerdo a lo esperable en la guía, Lautaro es un niño sociable, curioso, evidenciando la cantidad de estímulos positivos a los que ha sido expuesto, el ambiente lleno de amor en el que se cría, y una excelente nutrición. Pude comprender la importancia que tiene para un bebé el hecho de experimentar con todos los sentidos a través del juego y de su relación con los progenitores, y cómo esto será más adelante lo que organice su auto percepción y su percepción del mundo. Este tipo de experiencias son los que verdaderamente prueban al alumno y hacen que se involucre de otra manera, ya que el conocimiento empírico es lo que realmente nos proporcionará la forma hacer una conjunción entre las lecturas y su aplicación. El hecho de tener los talleres supervisados, ayudó a que las observaciones no se desviaran y a que podamos enfocarnos en lo importante respecto al desarrollo psicomotriz del bebé....


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