Yo Confieso - análisis jurídico PDF

Title Yo Confieso - análisis jurídico
Course Sociología Jurídica
Institution Universidad de Málaga
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Análisis de la película "yo confieso" desde un punto de vista jurídico ...


Description

YO CONFIESO

Alfred Hitchcock lleva a la pantalla una obra de compleja índole moral en la que, además de abarcar temas religiosos de carácter confesional, como el sacramento de la penitencia, el celibato, el adulterio, plantea con dramática intensidad el sentimiento de culpa, el perdón, entre otros. El director británico desarrolla en esta película uno de los dilemas más controversiales de la historia del cine cuando un hombre (Otto Keller), en secreto de confesión, le revela a un sacerdote (Padre Logan) que acaba de cometer un asesinato durante un intento de robo. La tensión en el film es máxima por cuanto y según el Derecho Canónico 1, el sigilo del confesor es inviolable y “el sacerdote que viole el secreto de confesión incurre excomunión automática”; por ello, el Padre Logan deberá en todo momento guardar silencio sobre lo que le ha sido confesado, incluso cuando todas las pistas conducen a él como el presunto autor del crimen.

Ahora bien, para evitar el conflicto planteado, en muchas legislaciones, y entre ellas la española2, se prevé una dispensa mediante la cual no podrán ser obligados a declarar los eclesiásticos sobre aquellos hechos revelados en confesión; incluso, frente al deber general de decir la verdad que es exigido a todo testigo. A partir de ahí, podemos añadir que el derecho al secreto es más un privilegio del pecador y no tanto del sacerdote; es decir, el sacerdote únicamente podrá asistir al penitente en cuanto este desee y deba enfrentar su pecado, mediante su consejo y la acción que este le indique.

Finalmente, cabe añadir que no se puede forzar a un cura católico, en este caso el Padre Logan, a elegir entre el perjurio o la expulsión de la Iglesia. Partiendo de ahí, como bien plantea el filme, dicho dilema moral suscita a su vez una cuestión indispensable en cuanto entra en conflicto el encauzamiento y la regulación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Surgiendo así la siguiente cuestión, ¿qué debe prevalecer: las leyes civiles o el derecho canónico? Dado que este

1 El canon 983,1 del código de Derecho Canónico decreta que el sigilo sacramental es inviolable, sin excepciones a esta norma, incluso sin la obtención de la absolución de los pecados o aún si la confesión resulta inválida. 2 Según el artículo 199 del Código Penal, "1. El que revelare secretos ajenos, de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o de sus relaciones laborales, será castigado con la pena de prisión […] 2. El profesional que, con incumplimiento de su obligación de sigilo o reserva, divulgue los secretos de otra persona, será castigado con la pena de prisión […]”.

dilema no se da tanto en sociedades protestantes o agnósticas, y con el fin de enfatizar el tema que nos quiere plantear Hitchcock, este traslada los hechos narrados a la católica Canadá. Atendiendo al caso de España, muy similar a Canadá, la Justicia, como bien se mencionó anteriormente, no obliga a los sacerdotes a declarar aquello conocido en secreto de confesión; por cuanto la negativa a testificar en juicio se encuentra regulado por la Ley de Enjuiciamiento Criminal3. Lo estipulado en dicha ley se recoge también en el Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede de 28 de julio de 19764.

No obstante, frente a este derecho de los sacerdotes, que goza de un alto nivel de protección, surge un estrecho canal a través del cual un sacerdote podría, eventualmente, revelar un crimen. En este caso, el delito tendría que contarse al margen de lo que la Iglesia Católica reconoce “técnicamente” como sacramento de la confesión, liberando así al religioso a poder denunciar cualquier hecho delictivo. Sería el caso en el que, durante una confesión, el feligrés relatase otros hechos circunstanciales, concomitantes o contextualizadores del hecho confesado; estos “otros” hechos no serían el objeto mismo de la confesión y, por tanto, no se acogen a tal privilegio. Por

tanto,

y

aún

lejos

del

caso

concreto

abordado

en

el

filme,

resulta

especialmente paradójico que al amparo del ejercicio de un derecho fundamental como es el de la libertad religiosa, el cual encuentra su último fundamento en el secreto confesional, pueda quedar encubierta la comisión de delitos graves o, incluso muy graves, como la violación o los abusos sexuales de menores5. Si bien es verdad que la película no llega a abordar estas circunstancias extremas como medio para plantear la crudeza del dilema entre el derecho de confesión y el deber cívico como ciudadano que debe profesar todo clérigo o, dicho de otro modo, entre el secreto de confesión y el deber de testificar, sumado al hecho de que el nudo argumental se resuelva al margen del dilema central (pues no olvidemos que el filme se resuelve cuando a la esposa del asesino le remuerde la conciencia y el propio asesino se delata al matarla) cabe destacarse a esta película como un brillante planteamiento para ilustrar los fundamentos sobre los cuales se asienta la base para cuestionar los límites del sigilo sacramental, así como la prevalencia de las leyes civiles frente al derecho canónico. 3 Ejemplo, una sentencia del Tribunal Supremo (octubre de 1990) protegió al sacerdote a quien le fueron entregadas, bajo secreto de confesión, unas joyas sustraídas en un robo. Según el Tribunal Supremo, la negación del sacerdote a testificar en el juicio viene prevista y establecida en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. 4 Dispone que «en ningún caso los clérigos y los religiosos podrán ser requeridos por los jueces u otras autoridades para dar información sobre personas o materias de que hayan tenido conocimiento por razón de su ministerio». 5 “El 7 de junio de 2018 la Asamblea Legislativa del Territorio de Canberra, aprueba una ley que obliga a los sacerdotes a romper el secreto de confesión si conocen de algún caso de abuso sexual de menores [Australia]”....


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