14. El Medico cualidades y perfil PDF

Title 14. El Medico cualidades y perfil
Author Sergio Perez campos
Course Médicina comunitaria, bioética y ecología
Institution Universidad Autónoma de Chiapas
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El Médico: Cualidades y perfil “La salud tiene un precio y un mercado, un sistema que la produce y un público que la demanda, un instrumental que la obtiene y una publicidad que asegura su consumo”. Dr. Pablo Latapí La medicina mágica, se transformó en arte y después en ciencia, sin perder una parte importante de arte y con la tecnología, la medicina logra el balance ideal para ejercer profesionalmente. El cambio de arte a ciencia se da a partir de los principios griegos definidos en el Juramento y Ley de Hipócrates. “La medicina es la más noble de todas las profesiones y sin embargo, por la ignorancia de los que la ejercen y de los que juzgan de ella con ligereza, ha venido a ser colocada en último término. El que se dedica a la medicina necesita reunir las condiciones siguientes: disposición natural, enseñanza, sitio apropiado, instrucción desde la niñez, amor al trabajo y mucha aplicación”. El Médico ideal Las cualidades que debe reunir el médico para lograr óptimo desempeño de su profesión y lograr la imagen que la sociedad espera de él, se acuñan por lo general en el seno familiar, forman parte del bagaje cultural de cada individuo, las vivencias posteriores, pueden relativamente influir en la aplicación individual, personalidad y comportamiento. Es difícil encontrar el nivel de las cualidades que supuestamente debe reunir el médico, en cuanto a su personalidad, capacidad, carácter, relación con pacientes, familiares y compañeros, durante y para el ejercicio de la profesión y fuera de ella, por lo que se expondrán las principales de estas utópicas y románticas características por orden alfabético: Abnegación entregarse incondicionalmente a su profesión sin egoísmo. Adaptabilidad al carácter, personalidad, nivel social, cultural y económico del paciente y sus familiares, a sus expectativas y demandas, a sus compañeros de trabajo y al nivel profesional que desempeña. Altruismo no es regalar los servicios es cobrar lo justo, en caso de considerarlo conveniente puede obsequiar su trabajo, es erróneo pensar que no tenga que ser retribuido económicamente. Amor a la humanidad y a su profesión. Apostolado no implica servicios gratuitos, se debe entender como entrega total e impecable ejercicio de la medicina. No confundirlo con vida de penurias económicas por no cobrar honorarios. Atención esmerada y acuciosa y el interés por conocer y resolver el problema médico o social que afecta la salud de sus pacientes.

Autocrítica para conocer sus propios alcances, valías, aciertos y errores, e incluso increparse a sí mismo. Autoestima es importante para valorarse a sí mismo, sin egoísmo ofuscador. Calma en momentos la falta de ecuanimidad impide actuar con precisión y prontitud para resolver situaciones críticas. Debe demostrar calma para tranquilizar la angustia propia del enfermo y lograr ser paciente y comprensivo con él y sus familiares. Capacidad para laborar intensamente, implica vigor físico e intelectual con objeto de estar siempre disponible, sin horarios ni descanso. Trabajar en equipo, dominando los celos profesionales reconociendo las propias capacidades y las ajenas. Capacitación para practicar la medicina el médico requiere capacitarse día a día, “En la medicina no hay cabida para aficionados”. Carácter optimista, entendido como la convicción de lograr alcanzar el mejor resultado posible en cualquier situación, siempre y cuando esté deseoso y decidido a trabajar intensamente para lograrlo. Debe ser veraz, explícito, realista y tener buen sentido del humor, jovialidad, paciencia, comprensión, ecuanimidad, y que inspire confianza y sapiencia para propiciar empatía con el paciente. Colaboración con todos los miembros del equipo de salud, médicos, enfermeras, paramédicos, personal auxiliar, administrativo y directivo, para lograr armonía, satisfacción y eficiencia en el trabajo. Compañerismo implica apoyo mutuo en labores y conocimientos. Sin servilismo ni adulaciones, sin cohecho ni presiones, sin cariño ni odios, sin solapamientos ni acusaciones infundadas, sino con ayuda multidisciplinaria para óptimos resultados laborales. Comprensión para los que sufren, dedicando el tiempo suficiente para que exista entendimiento al real problema del paciente que recurre al médico no para recibir una receta, sino comprensión para lograr alivio y consuelo a su padecimiento. Conducta ejemplar debe mantener el médico en todas sus actividades, no solamente cuando ejerce la profesión. El médico debe tener siempre una actitud prudente, cauteloso, comedido. Cumplimiento saber aplicar los conocimientos a los pacientes, quienes deben ser el principio y el fin de su motivación como médico y la verdadera razón de su existencia profesional. Decisión debe entenderse la decisión, como la capacidad para tomar una determinación entre varias alternativas y hacerlo en el momento adecuado, sin precipitación no esperar que los problemas se resuelvan por sí solos. La decisión debe ser imparcial, jamás los prejuicios e intereses deben ser factor decisivo en el curso de un acto médico. Decoro es la dignidad social, el respeto, honor y deferencia que debe tener y presentar el médico durante el ejercicio de su profesión. Destreza y habilidad para realizar la exploración clínica necesaria e integrar un diagnóstico. En caso de actos quirúrgicos, su capacidad manual debe rayar en el arte, y mantener sus hábiles es como la actualización y estudio para el internista.

Dignidad profesional, personal, un respeto a sí mismo, alejando cualquier sospecha de vida escandalosa. La vida intachable ayudará a cimentar fama profesional. Ser digno es predicar con el ejemplo. Jamás defraudar a los pacientes, no prestarse a situaciones comprometedoras que pongan en entredicho su integridad y buena imagen. Implica la aplicación de los principios éticos hasta sus últimas consecuencias. El prestigio es el resultado de la suma y resta de los actos individuales. Ecuanimidad para no involucrarse psicológica y sentimentalmente con sus pacientes, se necesita mucha fuerza de voluntad y mesura para eludir estas acciones. Educación se adquiere durante la crianza, es el proceso de socialización en el hogar, posteriormente en las escuelas y facultades se enseñan técnicas, artes, oficios, ciencias y letras, pero jamás educación. El médico debe ser amable, cortés, prudente, condescendiente, respetuoso, en una palabra, debe ser bien educado. ¡Esto hace la diferencia entre un patán de la medicina y un verdadero médico! Habilidad para aplicar los principios conocidos a los casos particulares que se presenten, para conjuntar un diagnóstico, para seleccionar el tratamiento adecuado y convencer al paciente de seguir las indicaciones terapéuticas, higiénicas y dietéticas, formular un pronóstico y tener la habilidad para confortar al paciente y a sus familiares. Honestidad para autoanalizarse y lograr mejor conocimiento de sí mismo, reconocer fallas, nada se puede hacer si se esconden o ignoran. Humanitarismo en todas las acciones médicas al tratar personas con sufrimiento, que necesitan atención, comprensión, amabilidad, cariño, consuelo, esto es, trato adecuado a su calidad de humanos. ¡El no actuar así colocaría al médico a la altura y categoría de cualquier burócrata! Humildad sin sumisión, pero sin altanería, debe ser el trato del médico hacia sus pacientes, la medicina moderna, integral, socializada o no, requiere de trabajo en equipo multidisciplinario, y el médico debe tener la humildad de reconocer sus limitaciones, estar consciente de que en infinidad de ocasiones el individuo aislado poco o nada puede hacer. Integridad en todos los actos y especialmente durante el ejercicio de la medicina la “Integridad es la honestidad vuelta hacia dentro”. El médico a su vez, debe respetar la integridad de su paciente, salvaguardarla, plantear los hechos clínicos y terapéuticos, ponderar los riesgos y beneficios, sin explotar los temores o ansiedades del enfermo, sin usar su poder de convicción para forzarlo a conductas que él desea. Lealtad es una de las cualidades más estimables en el hombre y debe reflejarse en el propio individuo, en este caso del médico hacia el paciente, sus familiares, la profesión médica y la humanidad. La lealtad es similar a la integridad, esto es, “actuar conforme a convicciones y no de acuerdo a convencionalismos”. Madurez el carácter para toma de decisiones adecuadas, realizando evaluaciones objetivas perfectamente sensatas, no dejándose llevar por impulsos correspondientes a personalidad inmadura, lograrán que se alcance la confianza y respeto de pacientes, colegas y sociedad.

Memoria para recordar los conocimientos adquiridos y capacidad para ejercitarla. A pesar de considerar a la memoria como la inteligencia de los tontos, es menester cultivarla, no se concibe un buen médico sin una buena memoria. Observación El médico debe tener espíritu de observación para percibir las cosas tal y como se presentan y distinguir los elementos principales de los datos a observar, clasificándolos de acuerdo a su importancia y valor, compararlos y relacionarlos entre sí para llegar a una conclusión diagnóstica real y objetiva, debe por percibir los fenómenos que presenta el individuo enfermo y formular un diagnóstico correcto. Personalidad propia, sin estereotipos ni pretensiones, adecuada siempre a las circunstancias y sobre todo al paciente en su situación social, económica y cultural. De eso dependerá la cualidad y calidad de la relación con su paciente. El médico siempre debe ¡Ser y vivir como médico! Prestigio en algunos pequeños pueblos de provincia existen todavía tres personalidades de prestigio: médico, cura y el maestro, la medicina tiene situación privilegiada, no alcanzada jamás por ninguna otra y para sostener este prestigio, el médico debe actuar como tal, en el más amplio sentido de la palabra, dispuesto a servir con todos los atributos listados y especialmente cuidar del prestigio de la profesión, evitando intrigas entre médicos, no revelando errores de otros compañeros o imputándoles faltas que quizá nunca cometieron o intenciones que jamás tuvieron. Respeto especial que el médico debe a la dignidad humana y secundariamente a la protección del bienestar ajeno y derechos que tengan como hombres y como enfermos. El concepto de respeto a esta dignidad de hombre, va más allá de lo que se pueda adquirir con la preparación académica del médico. Responsabilidad es aceptar y responder por sus propios actos y se define como la obligación de rendir cuenta ante la propia conciencia (responsabilidad moral o ética) o ante la sociedad (responsabilidad civil o penal). La responsabilidad profesional siempre será patrimonio de la ética o moral, ciertos actos pueden caer bajo el dominio legal. La responsabilidad profesional está determinada por: la acuciosidad en el trabajo; la lucha sin descanso; mantener un sitio como servidor incansable de la salud, sin claudicaciones, ¡con entrega total! Remuneración el médico debe justamente percibir, para satisfacer necesidades y alcanzar metas. Los emolumentos que recibe por sus servicios, se llaman honorarios porque honra a quien los proporciona y demuestra el honor que el médico merece. No hay equivalencia entre el bien producido por el médico al enfermo y el valor del dinero. ¡La vida y la salud no tienen precio!, por tanto no cuesta. Como todo profesionista, el médico beneficia a los que requieren sus servicios y tiene derecho a recibir lo necesario para su subsistencia, progreso, desarrollo científico, económico y social, en aras de un bien propio y de su familia. Seguridad en sí mismo y en sus conocimientos, le permiten desenvolverse sin temor ni dudas ante los retos planteados por enfermedades y muerte. El médico transmite esta seguridad durante su proceder y diálogo con enfermos y familiares, influyendo confianza.

La falta de seguridad en el médico puede crearle una personalidad estereotipada que pone de manifiesto con palabras rebuscadas, diagnósticos ininteligibles, actitud distante y evasiva. Dice un dicho popular: ¡“Un médico inseguro es un apuro”! Servicial, más no servil con los pacientes ni con ninguna persona, conjuntando todos los esfuerzos para óptima atención, pasando por alto cualquier interés o formulismo, logrando atención oportuna, de alta calidad y con sentido humano. Vocación para la profesión elegida. Es difícil, casi imposible ser médico cuando se carece de la mística necesaria para servir al prójimo, procurar hacer el bien y amar a la humanidad. Vivir entre enfermedad y muerte no es grato, solamente con verdadera vocación se logra superar la tragedia del dolor humano. La vocación es un llamado interior, y aquel que no sienta este deseo nunca llegará a ejercer cabalmente ninguna profesión; mucho menos entregarse a la medicina, que representa sacrificios, privaciones y dolor....


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