2.- Antología poética del Siglo de Oro renacimiento Si de mi baja lira PDF

Title 2.- Antología poética del Siglo de Oro renacimiento Si de mi baja lira
Course Literatura
Institution Universitat de Barcelona
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Comentari de text adecuat per a la preparació de selectivitat 2022...


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Antología poética del Siglo de Oro (20 poemas)

2. Garcilaso de la Vega, “Si de mi baja lira” oda a la flor de gnido 1.- intro · · ·

Estancia de Garcilaso en Nápoles (1532 y 1536), petición de Mario Galeota. Continuadores de la lira (Fray Luis, San Juan) La presencia del mundo clásico en la poesía del Renacimiento. Orígenes de la lira (Bernardo Tasso, 1493-1569)

La Canción V pertenece a la producción poética de Garcilaso de la Vega, escrita durante su estancia en Nápoles (1532-36). El poeta la dedica a Violante Sanseverino, hija del duque de Soma, que vivía en un barrio napolitano llamado Nido (juega con Nido y con Gnido, ciudad famosa por su templo dedicado a Venus), para que acepte el favor amoroso de Mario Galeota, amigo suyo que sufre el desdén de la dama.

2.- Asunto y estructura interna del poema Esta canción de influencia horaciana está dividida en tres partes: la primera corresponde a las quintas primeras estrofas; la segunda, a las siete siguientes; y la tercera parte, a las diez últimas estrofas. a) En la primera división hace referencia: Si de mi baja lira Tanto pudiese el son, que en un momento Aplacase la ira Del animoso viento, Y la furia del mar y el movimiento; Y en ásperas montañas Con el süave canto enterneciese Las fieras alimañas, Los árboles moviese, Y al son confusamente los trajese (v1-10) Con su música desea calmar y conmover a la tempestad y a los animales, siguiendo el ritmo amable de su lira (instrumento musical) No pienses que cantado Sería de mí, hermosa flor de Gnido, El fiero Marte airado, A muerte convertido, De polvo y sangre y de sudor teñido;

Ni aquellos capitanes En las sublimes ruedas colocados, Por quien los alemanes El fiero cuello atados, Y los franceses van domesticados. (v11-20) El poeta no cantaría (Orfeo: su mujer muere (Eurídice) y pide que se la devuelvan con su canto, se la devolverán si no la mira hasta llegar, pero no aguanta y la mira y ella se desvanece para siempre) sobre las batallas (Marte= dios de la guerra), ni en detalles de la guerra, ni luchas de españoles contra alemanes y franceses. Mas solamente aquella Fuerza de tu beldad sería cantada, Y alguna vez con ella También sería notada El aspereza de que estás armada; Y cómo por ti sola, Y por tu gran valor y hermosura, Convertida en viola, Llora su desventura El miserable amante en su figura. Hablo de aquel cautivo, De quien tener se debe más cuidado, Que está muriendo vivo, Al remo condenado, En la concha de Venus amarrado (v20-35) Solo cantaría a la belleza de la dama, la flor del barrio de Gnido, pero es áspera pq no le corresponde al caballero. Él anda ‘llorando’, sufre, prisionero del amor (Venus=diosa del amor) Por ti, como solía, Del áspero caballo no corrige La furia y gallardía, Ni con freno le rige, Ni con vivas espuelas ya le aflige. Por ti, con diestra mano No revuelve la espada presurosa, Y en el dudoso llano Huye la polvorosa Palestra como sierpe ponzoñosa. Por ti, su blanda musa, En lugar de la cítara sonante, Tristes querellas usa, Que con llanto abundante Hacen bañar el rostro del amante.

Por ti, el mayor amigo Le es importuno, grave y enojoso; Yo puedo ser testigo Que ya del peligroso Naufragio fui su puerto y su reposo. Y ahora en tal manera Vence el dolor a la razón perdida, Que ponzoñosa fiera Nunca fue aborrecida Tanto como yo dél, ni tan temida. (v36-60) él sufre y no atiende a sus obligaciones como cortesano, no gobierna a los caballos, no lucha, huye de luchas, solo hace música para cantar su pena. El poeta es testigo de ese dolor y de como no les hace ni caso a ellos, sus amigos. No fuiste tú engendrada Ni producida de la dura tierra; No debe ser notada Que ingratamente yerra Quien todo el otro de sí destierra. Hágate temerosa El caso de Anaxárate, y cobarde, Que de ser desdeñosa Se arrepintió muy tarde; Y así, su alma con su mármol arde. Estábase alegrando Del mal ajeno el pecho empedernido, Cuando abajo mirando El cuerpo muerto vide Del miserable amante, allí tendido. Y al cuello el lazo atado, Con que desenlazó de la cadena El corazón cuitado, Que con su breve pena Compró la eterna punición ajena. Sintió allí convertirse En piedad amorosa el aspereza. ¡Oh tarde arrepentirse! ¡Oh última terneza! ¿Cómo te sucedió mayor dureza? Los ojos se enclavaron En el tendido cuerpo que allí vieron, Los huesos se tornaron Más duros y crecieron, Y en sí toda la carne convirtieron;

Las entrañas heladas Tornaron poco a poco en piedra dura; Por las venas cuitadas La sangre su figura Iba desconociendo y su natura; Hasta que finalmente En duro mármol vuelta y trasformada, Hizo de sí la gente No tan maravillada Cuanto de aquella ingratitud vengada. (v61-100) La dama no es insensible, tiene mucha virtudes y le pide que no desprecie a su amigo. Cuenta el mito de Anajárate: los dioses la convierten en mármol pq desprecio a su amado Ifis que se suicido ahorcándose. Esto sorprendió a la gente, la ingratitud de ella. No quieras tú, señora, De Némesis airada las saetas Probar, por Dios, ahora; Baste que tus perfectas Obras y hermosura a los poetas Den inmortal materia, Sin que también en verso lamentable Celebren la miseria De algún caso notable Que por ti pase triste y miserable. (v101-110) el poeta aconseja a la dama que no irrite a los dioses, que solo dé motivos para cantar sus virtudes y belleza. Que no provoque casos tristes por no corresponder a su enamorado.

Temas Si de mi baja lira de Garcilaso Un amigo de Garcilaso le pidió que le escribiera un poema para ligarse a una chica. Él fue generoso y aceptó, pero ahora tenía que buscar una estrofa para su poema. Entonces, muy moderno él, decidió copiar la nueva moda italiana y usarla. Pero ahora había que buscarle un nombre a esa innovación. Alguien -haciendo gala de una gran originalidad- le echó un vistazo al principio del poema, y vio la palabra 'lira'. Y 'lira' se le quedó.

Estructura externa de la Oda a la flor de Gnido

La métrica que presenta la Oda a la flor de Gnido es variada, al igual que la rima, puesto que hay una alteración de versos heptasílabos con endecasílabos en el segundo y último verso de cada estrofa. Por tanto, se combinan versos de arte menor y de arte mayor. La rima consonante que presenta es independiente entre las estrofas: «aBabB cDcdD» y así sucesivamente. Se trata de 22 liras, la única composición en liras que se le conoce al poeta. La lira procede, como es habitual en la poesía renacentista española, de Italia. Garcilaso fue el primero en escribirla en español, posiblemente, inspirado por la composición de Bernardo Tasso, O pastori felici, donde ya se constata la combinación 7a, 11B, 7a, 7b, 11B, con rima consonante. Destaca la diéresis de la segunda estrofa, en la palabra «süave», para que el verso en el que se incluye alcance las once sílabas; lo mismo que en la sexta lira con la palabra «vïola», en este caso, para llegar a las siete. Como es habitual en la poesía de Garcilaso, en este poema también destaca el encabalgamiento y las construcciones sintácticas prolongadas; valga como ejemplo el que se configura en las seis estrofas primeras. RECURSOS 1.- Toda la primera estrofa está desordena sintácticamente. El uso del hipérbaton ha modificado el orden lógico, que hubiera sido: «Si el son de mi baja lira pudiese tanto que en un momento aplacase la ira del viento animoso y la furia y el movimiento del mar». La intención del autor es destacar la posibilidad que se introduce con la conjunción «Si», frente a otras opciones posibles en la oración.

Toda la primera parte del poema gira en torno a una probabilidad fundamentada en el uso del pretérito imperfecto de subjuntivo «pudiese», sumado a la presencia de la conjunción condicional, «Si». En esta primera estrofa el autor se mueve en las lindes de la falsa modestia (humilitas), para cuestionar su capacidad creativa. Obviamente, ningún mortal está capacitado para provocar cambios en la naturaleza mediante la expresión lírica, pero sí de poetizar en el caso de G. de la Vega. Esta idea se refuerza en el sintagma «baja lira», donde el adjetivo pretende disminuir sus altas capacidades poéticas. Además, en el uso de la palabra lira reconocemos el valor metonímico, pues asociamos a la lira a una parte de la exhibición propia del rapsoda; es decir, el instrumento por un todo. 2.- Estrofa 2 destaca el uso del epíteto[14] en el grupo sintagmático, «fieras alimañas», que junto con «montañas» y «árboles» completan el campo semántico de la naturaleza, al tiempo que alude al prodigio de Orfeo, músico por excelencia en la tradición clásica. 3.- Estrofa 3 alusiones mitológicas propias del Renacimiento, nos encontramos de nuevo con otro epíteto, «fiero», acompañando a «Marte», a través del cual se completa el dibujo del dios airado, y quedan así implícitas en el adjetivo suficientes connotaciones. En la misma estrofa, es necesario destacar la alusión a la dama mediante la metáfora «flor del Gnido», lo cual la identifica con belleza y se refuerza con un nuevo epíteto, «hermosa». 4.- Estrofa 4 alude al mundo clásico, el de los romanos y sus gestas; ese afán continuador de lo clásico. «ni aquellos capitanes en las sublimes ruedas colocados, por quien los alemanes,

el fiero cuello atados, y los franceses van domesticados;». 5.- En la quinta estrofa presenciamos la doble característica de la dama, que es a la vez el motivo del poema. Si por un lado ella ha sido destacada por su «beldad», también lo será por «el aspereza de que estás armada». He aquí uno de los contrastes esenciales del Renacimiento: la angelical belleza de la dama no es garantía de una actitud afable en cuanto a su relación con quien le profesa amor. Ahí nos encontramos con la antítesis fundamental de la composición, que a la vez define a la dama del poema y, en general, del Renacimiento. De cualquier modo, en esta quinta estrofa se indica el objetivo del poeta: conmover a la dama y, para ello, utilizará todos los recursos que aparecen en los versos siguientes. 6.- A partir de este momento, en sucesivas estrofas, asistiremos a las consecuencias en el aludido enamorado, provocadas por la no correspondencia amorosa. Destaca el uso metafórico que el poeta emplea para denominar al hombre enamorado, pero venido a menos por los golpes del frustrado amor. El poeta lo llama «vïola» y con ello indica fragilidad, entre otras connotaciones que podríamos entender, pero también juega con el nombre de la amada, Violante, para indicar que el amigo se desvive por ella. Con el verso «Hablo d’aquel cativo» entramos en la séptima lira. El nombre utilizado es herencia de la poesía trovadoresca. El mundo de la guerra, los prisioneros, etc, son metáforas que desde la poesía provenzal entran en el mundo petrarquista y de este al Renacimiento español. En estos versos: «que’stá muriendo vivo, al remo condenado, en la concha de Venus amarrado». encontramos una serie de ideas comprimidas que intentaremos desmenuzar. En el primer verso: «que’stá muriendo vivo» tiene su principal recurso en el pleonasmo, pues solo se puede morir si se está vivo. Con ello el poeta pretende acrecentar el sufrimiento del enamorado y por eso se apoya en el aspecto durativo del gerundio. En cuanto al segundo verso de la estrofa, no es descabellado el juego conceptista entre el apellido del enamorado, Galeota, y la alusión a los galeotes, de la misma manera que en el título se alude a la ciudad turca Gnido y al barrio del Nido, en Nápoles, donde vive la pétrea Violante. Para el quinto verso de la estrofa diremos que la mención a Venus, diosa del amor, refuerza la idea del enamorado. 7.- Ya en las cuatro estrofas siguientes (8, 9, 10 y 11), estrofas introducidas por la anáfora, con su valor rítmico e insistente, asistimos a cuatro momentos en los que se presentan las consecuencias que padece el amante, ocasionadas por la no correspondencia de la dama. Todas las escenas que se recogen en las citadas estrofas pretenden mostrar a un hombre debilitado y desorientado por el efecto de la desatención amorosa. Entre los recursos más destacados tenemos la comparación: «huye la polvorosa/ palestra como sierpe ponzoñosa». También está presente la hipérbole, con la finalidad de mostrar, una vez más, al amante desmejorado y sufriente, por ver si se conmueve el corazón de la dama: «que con llanto abundante/ hacen bañar el rostro del amante» v49 Es la metáfora un recurso socorrido en la obra de Garcilaso de la Vega; en este poema aparece de distintos modos, aquí, como muestra que refuerza la imagen del

amigo del poeta convertido en un ser casi desahuciado. No olvidemos que Garcilaso recurre a ciertos tópicos obligados en el Renacimiento[15]. Veamos: «que ya del peligroso naufragio/ fui su puerto y su reposo» v54 Nos referimos a metáforas marinas: «naufragio»v55, para representar el mal que ella le ha causado al enamorado, y «puerto» para referirse a la asistencia que ofrece el amigo a quien ha naufragado. De cualquier modo, en ese «por ti» anafórico se apunta hacia la amada para señalarla como la culpable de las desgracias que padece el amigo del poeta. Al llegar a la lira 12, introducida por la conjunción copulativa, observamos el carácter final de la enumeración, como si todo lo apuntado desembocase en dicha estrofa, especialmente en la palabra «dolor», para el presente, oponiéndose a «razón perdida». Lo que ha sucedido es que Mario Galeota, llevado por el inmenso amor hacia esa dama y no siendo correspondido, pierde el juicio, lo cual, no está lejos del carácter hiperbólico que mantiene el objetivo de conmover a la mujer. Entrados en la tercera parte del poema, se pretende ilustrar la actitud de ella aportando el ejemplo de Anajárete, para conmover a la mujer; una forma que nos traslada a la commiseratio de los clásicos. El poeta se dirige a la dama en un prolongado apóstrofe, así leemos: «No fuiste tú», «Hágate temerosa» v61. Ya, desde la lira 15 hasta la 20, el poeta pasa a la tercera persona para ilustrar el caso de Anajárete. A lo largo de la historia de este personaje, destacan los recursos como el hipérbaton «Estábase alegrando/ del mal ajeno el pecho empedernido[1]/ cuando, abajo mirando». En las dos últimas liras retoma el autor la segunda persona que señala a la dama como la culpable, no solo de la desgracia actual, también de las futuras que pudieran suceder, obviamente, sin perder nunca el carácter admonitivo con el que se cierra el poema. Sin embargo, el poeta, al tiempo que recrimina, ensalza la belleza de la dama. Como queda apuntado, en todo el poema asistimos tanto a esa combinación entre la advertencia que busca despertar la compasión en ella, como el enaltecer la belleza y la hermosura de la dama....


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