3. Valle-Inclán. Del Modernismo a la Vanguardia PDF

Title 3. Valle-Inclán. Del Modernismo a la Vanguardia
Author Libertad Sevilleja
Course Textos Literarios Contemporáneos
Institution UNED
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Resumen del tema 3....


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III VALLE-INCLÁN: DEL MODERNISMO A LA VANGUARDIA 1. RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN EN SU CONTEXTO; DEL MODERNISMO GALAICO A LA VANGUARDIA EUROPEA Escritor Gallego nacido en Vilanova de Arousa en 1866, todavía durante el reinado de Isabel II, a quien tanto fustigaría con su pluma, Valle-Inclán supone una figura y personalidad singularísimas, artificiosamente construidas por él mismo, imbuyéndose de una imagen levemente romántica que subrayó con una fantasiosa autobiografía. La crítica reciente ha ido desbrozando las leyendas construidas por el escritor y en la actualidad podemos reconstruir con seguridad una biografía no por real poco interesante. Como tantos contemporáneos, en su hogar se vivía una contradicción ideológica. La familia paterna era de tradición ilustrada y liberal; la rama materna, por el contrario, estaba arraigada en mayorazgos campesinos gallegos, de abolengo tradicionalista. Vivió sus primeros años en esa sociedad campesina, arcaica y profundamente tradicional, que fue fuente de leyendas, tradiciones y supersticiones, personajes y paisajes de sus obras, aunque las figuras decisivas en su formación intelectual fueron su padre y su hermano mayor, periodista y abogado. Valle-Inclán se matriculó en Derecho en la Universidad de Santiago, abandonando la carrera tras la muerte de su padre y regresando a Pontevedra, aunque viaje con frecuencia a Madrid. En Santiago se vivía un momento de exaltación del regionalismo gallego, tanto en su tendencia progresista como conservadoratradicionalista, y de ambas bebió el joven Valle-Inclán en las tertulias políticas a las que era asiduo. De esos años datan sus primeros escritos: artículos periodísticos y narraciones breves, género que cultivaría toda su vida. En alguno ya se aprecian rasgos recurrentes en su obra posterior, como la ambientación gallega, la atmósfera de misterio, la referencia a partidas carlistas o la figura del emigrado político, lo cual prueba su continuidad, sin rupturas bruscas, cuyos personajes, temas y ambientes reaparecen, se modifican o amplía en un diálogo continuo, vinculando obras muy distantes en el tiempo. En 1892 se traslada a México, donde vivió un año, recorriendo el país en busca de antiguas tradiciones y nuevas experiencias y colaborando con varios periódicos, donde conoció el Modernismo literario. La estancia dejó una profunda huella en su personalidad. A su regreso se instaló en Pontevedra, donde se relacionaría con el erudito Jesús Muruáis, en torno al cual se reunía una tertulia de la que Valle se hizo asiduo, donde conoció las novedades literarias y artísticas europeas, las teorías del arte por el arte y el decadentismo esteticista. El ambiente provinciano resultaba insuficiente para sus aspiraciones intelectuales, trasladándose a Madrid en 1895, donde se instalaría definitivamente, aunque pasaría largas estancias en Galicia entre 1912 y 1925. En Madrid ejerció sobre todo de tertuliano en cafés y redacciones de periódicos, en busca de la consagración literaria. Empezó a cultivar entonces su imagen estrafalaria, acorde con la voluntad iconoclasta de las propuestas literarias de la nueva promoción de autores. En 1903 comenzó liderar su propia tertulia, que duró hasta 1916, a la que asistió la nómina completa de los escritores de aquel tiempo, siendo el tabernáculo preferido por aquellos que buscaban la subversión de los códigos establecidos por el realismo decimonónico y la renovación de los lenguajes artísticos. Son innumerables las anécdotas que se relatan sobre aquel tiempo estéticamente efervescente, las más disparatadas relativas a la amputación de su brazo izquierdo, desgracia que truncó su incipiente carrera como actor teatral. Durante esos años Valle vivió de sus colaboraciones en la prensa. Sus textos periodísticos fueron preferentemente literarios, creación y crítico, sin entrar en el terreno político ideológico, a diferencia de sus coetáneos del 98. En estos y en revistas compartió tribuna e inquietud estética con los demás jóvenes escritores surgidos en el quicio del siglo, abusivamente clasificados en modernistas y noventayochistas. El Modernismo hispánico fue la voluntad de superación del lenguaje artístico del realismo propio de la burguesía decimonónica, correlato estético de la voluntad de superación de los vicios de sistema político que había llevado al Desastre del 98. En nada se oponen 98 y Modernismo. Por el contrario son dos modos complementarios de afrontar la degeneración del sistema: la búsqueda de un lenguaje propio en lo estético y de nuevas fórmulas de regeneración de los vicios nacionales en lo político. Ambos se insertan en un movimiento más amplio de la cultura occidental, conocido como fin de siécle, que eclosionaría en los movimientos vanguardistas ante el colapso del sistema en 1914 con la Primera Guerra Mundial. El inconformismo ante la crisis generalizada de la España de 1898 se tradujo en la iconoclastia formal de la pintoresca indumentaria de Valle tanto como en la disipación de las costumbres de los denominados «bohemios», y en general en el cambio de códigos expresivos que siguió el paradigma del lenguaje «artístico» practicado por Rubén Darío, de quien Valle fue gran amigo hasta su muerte. Hacia 1901 nuestro autor empezó a publicar relatos que reelaboraría en la novela Sonata de Otoño, la primera de la tetralogía Memorias del Marqués de Bradomín. Le siguieron Sonata de Estío, Sonata de Primavera y Sonata de Invierno,

que supusieron la culminación en prosa del estilo modernista y le consagraron como escritor en los ambientes madrileños. A partir de las Sonatas empieza a desarrollarse su obra literaria en varias direcciones. En 1906 estrenó una obra collage que funde textos anteriores bajo el título El Marqués de Bradomín. Coloquios románticos. Un año después publicó su primer libro de poemas, Aromas de leyendas. Versos en loor de un santo ermitaño, y Águila de blasón, primer volumen de su trilogía Comedias bárbaras, a la que seguirían Romance de lobos y Cara de Plata. Se trata de la saga de los Montenegro, familia terrateniente de la Galicia rural que ve desmoronarse su mundo por el avance de la sociedad burguesa liberal. En 1907 Valle se casó con la actriz Josefina Blanco, cuya relación conyugal fue bastante conflictiva, acabando en divorcio. Durante esos años su dedicación al teatro fue muy intensa. Por estos años, y hasta la IGM, se produjo también la militancia política de Valle en el Partido Carlista, acorde con su visión tradicionalista de la sociedad y con su estética, pero sobre todo suponía una opción radical de rechazo al parlamentarismo burgués y liberal, una manera de manifestarse contra la política de la Restauración borbónica y la caótica situación del país, igual que otros apostaban por el anarquismo. Esa ideología se plasma en las novelas sobre la Guerra Carlista, que recrean temas, ambientes, personajes y situaciones de obras anteriores, entre las que se crea una red de relaciones intertextuales que ilustran el sistema creador de Valle. La reelaboración de materiales en nuevas obras de géneros diferentes se explica también por la necesidad de mantener un elevado ritmo de producción, su único medio de vida. Esta serie reproduce el conflicto entre la sociedad estática, agraria y tradicional con la capitalista, liberal y corrompida, fracasada en el 98; y denuncia la pasividad gallega en la guerra frente a la resistencia bélica del País Vasco y Navarra. Valle contrasta episodios de uno y otro bando, reales y ficticios. El carácter político de sus obras le creaba problemas con las principales compañías, viéndose obligado a abandonar el teatro y retirándose a Galicia en 1912. Exento de la búsqueda de comercialidad, se vería libre para hacer una literatura desprovista de ataduras genéricas, y explorar otras formas literarias subvirtiendo los códigos al uso del teatro burgués, difuminando los límites entre novela-drama y permitiéndose audacias en la forma y el estilo que le consagrarían como uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX. Tras el inicio de la IGM, Valle se proclamó aliadófilo, lo que le apartó del Partido Carlista, en su mayoría germanófilo. Si bien mantiene silencio creador, la vivencia cercana de la guerra le proporcionó una excepcional experiencia personal que transformaría después en literatura. Por invitación del gobierno francés, tuvo ocasión de visitar el frente; de ahí surgieron sus crónicas recogidas en La Media Noche. Visión estelar de un momento de guerra, que le alejan de su producción narrativa anterior: protagonismo múltiple, simultaneidad temporal, multiplicidad de focos espaciales y estructuración fragmentaria, características técnicas propias de la novela europea contemporánea, fraguarán en sus obras mayores posteriores, situándole entre los innovadores de la novela contemporánea. La IGM supuso el fin de una época. Con la caída de los imperios Austrohúngaro y Otomano y el triunfo de la Revolución Bolchevique dio comienzo un nuevo orden internacional y se consolidó la idea del fracaso de la sociedad burguesa basada en el dominio de la razón. En el campo de las artes proliferaron los movimientos de vanguardia o ismos, que consolidaron la ruptura con la representación de la realidad tangible y la lógica tradicional. La libertad y la fusión de lenguajes artísticos serán características generales de la literatura occidental. En el caso de Valle, en los años 1919 y 1920 sufre una profunda crisis personal e ideológica que eclosiona en una nueva época de su literatura, conduciéndole al esperpento. Son años muy fructíferos, en los que se impone una visión muy crítica de la realidad nacional con una clara toma de postura cívica. Se produjo entonces un viraje ideológico y estético total, que opondría a un anterior Valle modernista, desligado de la realidad, y otro posterior a 1920, esperpéntico, comprometido con ella, del Valle carlista estético al Valle integrado en el anarquismo y el bolchevismo tras un radical giro a la izquierda. El resultado literario de ese proceso sería el esperpento, fórmula sustentada en la estética de lo grotesco, anunciada ya en sus farsas. El sustrato popular del lenguaje desgarrado y la óptica deformadora de la realidad que se aplica al reinado isabelino configuran una visión de la historia reciente dominada por la sátira política de raigambre barroca y extraordinaria eficacia comunicativa, una visión burlesca y despiadada de la realidad. Valle-Inclán denominó expresamente esperpentos solo cuatro de sus obras: Luces de Bohemia, Los Cuernos de don Friolera , Las Galas del Difunto y La Hija del Capitán. Las tres últimas se incluyeron en el volumen Martes de Carnaval, y en ellas recorre la historia reciente de España desde las guerras coloniales en Cuba y Marruecos y, en general, el militarismo dominante en la política española en plena dictadura de Primo de Rivera, con una fuerte carga crítica en clave de farsa tragicómica. El término esperpento adquiere a partir de entonces significación literaria. Durante los años veinte Valle escribiría también obras de esperpento en una dimensión estética y no genérica, en las que utiliza la convulsa historia española como fuente de su narrativa. Se trata de aplicar la ficción a la materia histórica para poner al descubierto la podredumbre de que estuvo compuesta. Resulta interesante comprobar que la materia histórica novelada por Valle es la que el mismo vivió. Su oposición a la Dictadura de Primo de Rivera se tradujo en una nueva actividad política. Convencido del agotamiento de la Monarquía, en 1927 se incorpora a la Alianza Republicana. Tras la caída Primo de Rivera y del general Berenguer, la República lo nombra en 1932 conservador del Patrimonio Artístico Nacional, del que dimitió ante el estado de abandono de palacios y museos de los Reales Sitios y la falta de eco ante sus propuestas y proyectos. Ese mismo año fue nombrado presidente del Ateneo de Madrid.

A partir de 1930 Valle reedita sus textos, ampliándolos y corrigiéndolos con una evidente voluntad de estilo. Por los manuscritos que quedaron inéditos sabemos que continuó el ciclo novelesco sobre el reinado de Isabel II, aunque no llegaría a darle forma definitiva. En 1933 fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes de Roma, puesto que conservó hasta su muerte, aunque volviera definitivamente a Madrid en 1934, cuando ya contaba con sesenta y ocho años. Retirado en Santiago desde 1935, muere en enero de 1936.

2. LAS SONATAS En las cuatro Sonatas es el personaje protagonista, el Marqués de Bradomún, imaginario alter ego del autor, quien relata en primera persona una serie de episodios de carácter amoroso que, independientes entre sí, representan a su protagonista en sucesivas etapas vitales correspondientes con las estaciones —juventudPrimavera, primera madurez-Estío, madurez plena-Otoño y vejez-Invierno—, si bien no fuera éste el orden de publicación. El personaje, que se define como «feo, católico y sentimental», viene a ser una suerte de donjuán galaico y anticuado que rememora pasados amores desde la perspectiva de la vejez y el exilio, pues habría sido partidario de Don Carlos de Borbón y hubo de alejarse del país tras la derrota bélica. Un doble alejamiento, temporal y espacial, de la realidad del presente de la narración. Valle establece entre las cuatro Sonatas un juego de correspondencias: la edad del protagonista, las estaciones del año y las cuatro historias de amor con otras tantas mujeres en cuatro ambientes, escenarios y paisajes diferentes: Italia, México, Galicia y Navarra. La personalidad del protagonista es ofrecida en cuatro tiempos y cuatro aventuras galantes, que siguen hilos novelescos autónomos; sin embargo es perceptible una notable unidad gracias a la presencia de un mismo protagonista con una similar actitud ante la vida y, sobre todo, gracias a una inequívoca voluntad de estilo, manifiesta en el uso de un mismo lenguaje. Bradomín representa el ideal de un mundo fascinante para el autor por su irremisible pérdida, mundo simbólico de virtudes e ideales inencontrables en la prosaica realidad del presente. Todo en las Sonatas responde a una estética anti-realista. Es esa la opción del rechazo de Valle a la realidad político-social del país, la evasión de una realidad claramente empobrecida que responde a un proceso de idealización premeditado: un culturalismo que lo domina todo, en línea con el Modernismo rubeniano. De hecho, las Sonatas son fruto de un largo proceso de escritura, orientado a conseguir esa prosa rítmica que juega con recursos propios de la retórica poética, musical y cromática; las palabras se eligen en función de su carga intelectual y afectiva, pero también por su valor evocativo. Una labor de orfebrería que hace que las Sonatas sean consideradas unánimemente como la culminación de la prosa modernista del escritor y su inigualable modelo.

3. LA SUPERACIÓN DEL ESTETICISMO 3.1 TIRANO BANDERAS En el origen de Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente está su viaje a México en 1912 con motivo del Centenario de su Independencia. Durante su estancia y viaje a lo largo del país Valle participó en diversos actos culturales, conociendo los efectos de la Revolución, que le impresionaron vivamente. Publicada en 1923, coincidiendo de forma decisiva con la proclamación de la dictadura de Primo de Rivera, la obra narra el derrocamiento y muerte del dictador de un país hispanoamericano ficticio en el lapso de tres días, convirtiéndose en paradigma de un género específico, las novelas de dictador, que han proliferado desde entonces. En la novela no falta su extraordinaria capacidad lingüística, y Valle inventa prácticamente todo: el país, su lengua, la ambientación siniestra del terror, etc., pero la intención ahora no es la evasión esteticista de la realidad, sino la sátira crítica a un régimen totalitario. Tanto el dictador como el conjunto de la sociedad están retratados con una mezcla de farsa y tragedia, esperpentizados con burla despiadada que más que hacia el humor se dirige a la denuncia social y la sátira política.

3.2 VISIÓN DEGRADADA DEL REINADO ISABELINO. EL RUEDO IBÉRICO Por las mismas fechas la escritura de Tirano Banderas (1923-1925) inicia Valle-Inclán el proyecto El Ruedo Ibérico, y como hizo en su novela mexicana tras sus personajes y episodios se descubre la realidad transformada literariamente mediante técnicas literarias «cubistas». La yuxtaposición de episodios permite abordar la realidad desde perspectivas muy diferentes, enriqueciendo el periodo histórico analizado. El proyecto era muy ambicioso. Se trataba de novelar la historia contemporánea de España desde la caída de Isabel II en 1868 hasta el reinado de su nieto Alfonso XIII, que también acabaría cayendo en 1931, símbolo del fracaso de la Restauración borbónica. Valle-Inclán concibió tres series de tres novelas cada una, si bien sólo llegaron a publicarse las de la primera serie: La Corte de los Milagros, Viva mi Dueño y Baza de Espadas, esta última inacabada. Novelas políticas, en ellas destaca la denuncia de la clase dirigente española del siglo XIX, cuyo comportamiento grotesco —no tan distinto de la de su tiempo— resalta con acertada intención, revelando con burla inmisericorde los entresijos de la vida palaciega, tan caricaturizada en la prensa de la época. El desfile de personajes es enorme y todos, anónimos o no, son tratados como figuras de guiñol, reducidos a

gesto y mueca en una expresión que resulta definitoria de su carácter y su papel en ese «ruedo ibérico» de pandereta y castañuela que Valle fustiga con las mejores armas del esperpento, capaz de retratarlos física y moralmente con una lengua propia y viva, llena de giros populares procedentes de diversas regiones españolas.

3.3 LUCES DE BOHEMIA Y LOS ESPERPENTOS El grupo de los esperpentos es la más interesante muestra del genio dramático de Valle y donde mejor se manifiesta la originalidad de su personalidad creadora, suponiendo la culminación del proceso de degradación grotesca. Lo componen Luces de Bohemia y Martes de Carnaval, este último integrado por Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán. El propio Valle explicó su teoría del esperpento en una entrevista en el diario ABC en 1928: —«Comenzaré por decirle a usted que creo que hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire. Cuando se mira de rodillas —y esta es la posición más antigua en literatura—, se da a los personajes, a los héroes, una condición superior a la condición humana […]. Hay una segunda manera, que es mirar a los protagonistas novelescos como de nuestra propia naturaleza […]. Esta es, indudablemente, la manera más próspera. Esto es Shakespeare, todo Shakespeare… Y hay otra tercera manera, que es mirar el mundo desde un plano superior y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un punto de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Esta es una manera muy española […]. Quevedo tiene esa manera. Cervantes, también. […] (También es la manera de Goya). Y esta consideración es la que me movió a dar un cambio en mi literatura y a escribir los esperpentos, el género literario que yo bautizo con el nombre de esperpentos.»

La deformación burlesca, conversión del personaje-héroe en personaje-fantoche, afecta tanto a sus obras teatrales como a sus novelas, por lo que más que un género literario debemos considerar el esperpento como una estética que afecta a la etapa final de toda su creación, que hace que lo cómico se convierta en trágico y en lo trágico se vislumbre una vertiente cómica. Sólo con la burla y la sátira inmisericorde le sería posible presentar la degradada historia de España del último medio siglo. Para Valle la historia de España es una versión bufonesca de la historia europea, y la esperpentización de personajes y episodios se convierte en el mejor espejo en que hacerla mirarse. Los espejos cóncavos son capaces de transformar en absurdas las imágenes más bellas, y Valle invita a pasearse ante ellos a los héroes clásicos, que instantáneamente se convierten en figuras risibles, caricaturas de sí mismos, que han perdido su original grandeza. Similar procedimiento de subversión de los principios clásicos se aplica al lenguaje, compuesto por todos los registros del habla popular, vulgar y desgarrada, donde se in...


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