140998514 Burger Teoria DE LA Vanguardia doc PDF

Title 140998514 Burger Teoria DE LA Vanguardia doc
Course Teoria y critica literaria II
Institution Universidad Nacional de Mar del Plata
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resumen sobre el libro...


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TEORIA DE LA VANGUARDIA Peter Bürger

Peter Burguer en el libro la “Teoría de la vanguardia” afirma que la vanguardia pretende devolver el arte a la praxis vital, porque en la sociedad burguesa el arte se ha desvinculado de la vida práctica. Es autónomo porque se crea individualmente y se recepciona individualmente. Cuando Duchamp firma un urinario y lo manda a una exposición, está atacando la idea de que la creación es individual y de que el artista es un ser único y especial. Los espectáculos son un ejemplo de provocación en el dadaísmo y pretenden romper con la recepción individual buscando una reacción colectiva. La vanguardia, según Burguer, no ataca las tendencias artísticas sino a la institución del arte, o sea, al aparato de producción y distribución de la obra de arte. La vanguardia implica una ruptura en la historia del arte de la sociedad burguesa. El problema de la autonomía del arte en la sociedad burguesa La categoría de autonomía es contradictoria. Cuando se define la autonomía del arte como la independencia del arte respecto a la sociedad, se pueden dar varias interpretaciones. Si se entiende que su esencia consiste en la separación respecto a la sociedad, se acepta el concepto de “el arte por el arte”; y si se acepta que la independencia del arte con la sociedad se da en la imaginación del artista, no se dice nada sobre el status de la obra, queda una mera ilusión. La autonomía: la desaparición del arte como ámbito particular de la actividad humana, vinculada a la praxis vital. La permanencia en el nivel de producción artesanal en el seno de una sociedad dominada cada vez más por la división de trabajo y la consiguiente separación de los trabajadores respecto a sus medios de producción es, por tanto, la condición previa efectiva para que el arte fuera concebido como algo singular. Los autores entienden la pretensión de autonomía del arte como fenómeno que surge en el marco de la corte, como reacción contra el cambio que sufre la sociedad cortesana gracias a la economía capitalista. Lo que aquí refiere el concepto de autonomía es casi exclusivamente el aspecto subjetivo del devenir autónomo del arte. La abstracción de cliente y objeto, facilitada por el mercado, era sin embargo la condición previa para la verdadera abstracción artística, o sea los artistas anónimos que producen para el mercado. En el transito del s. XV al XVI cambia la posición social de los artistas, porque los nuevos señoríos y principados por una parte, y el Estado ya próspero por la otra, tienen siempre una gran demanda de artistas cualificados en llevar a cabo grandes encargos. El artista produciría para el mercado anónimo, en el que los clientes compran las obras y ya no para encargos particulares. El desarrollo de los mercados del arte proporciona un tipo de hechos que por sí solo no facilitan ninguna conclusión sobre la independización de un ámbito de lo estético. Bredekamp sostiene que “el concepto y la función del arte ‘libre’ están ligados desde el principio a determinadas clases, que la corte y la gran burguesía protegen el arte como prueba de su dominio”. Para Bredekamp, la autonomía es una “apariencia de realidad”. Hemos de fijarnos en la aparición por separado de génesis y valor si queremos captar el carácter contradictorio del proceso de automatización del arte. La obra en la que lo estético se ofrece por

primera vez como un particular objeto de placer, podría estar unida en su génesis a un poder aurático. La ciencia crítica no puede negar sencillamente una parte de la realidad social (como la autonomía del arte) y retirarse tras alguna dicotomía (poder aurático vs. recepción masiva; estímulo estético vs. claridad didáctico- político). Trasladándonos al problema de la autonomía, se trataría de preguntar de qué manera se relaciona la separación del arte de la praxis vital con la ocultación de las condiciones históricas de este acontecimiento, por ejemplo mediante el culto al genio. Primera fase en su emancipación es la liberación del arte de su unión inmediata a lo sagrado. Bajo la apariencia de arte sacro avanza la emancipación de lo estético. Así el arte puede desprenderse de la intencionalidad sacra, porque los artistas desarrollan un afilado sentido para el efecto de las formas y los colores.

La autonomía del arte en la estética de Kant y de Schiller Se originará una estética sistemática como disciplina filosófica, que va a producir un nuevo concepto de arte autónomo. El concepto moderno de arte permite una comprensión de la actividad artística como distinta de cualquier otra actividad. “Las diversas artes fueron liberadas de sus conexiones con la vida; quedó enfrentado a la vida social”. Kant había puesto de relieve el desinterés del juicio estético, lo cual implica también la carencia de función del arte. Lo que Schiller intentará ahora probar es que el arte, en base precisamente a su autonomía, a su desvinculación de fines inmediatos, es capaz de cumplir una misión que no podría cumplirse por ningún otro medio: la elevación de la humanidad. En nuestro contexto, hemos de insistir en la decisiva función social que Schiller atribuye al arte, precisamente por estar éste desvinculado de la vida práctica. La autonomía del arte es una categoría de la sociedad burguesa. La separación del arte de sus conexiones con la vida práctica es un proceso histórico, que esta por tanto socialmente condicionado. Esta separación de la obra de arte respecto a la praxis vital, relacionada con la sociedad burguesa, se transforma así en la (falsa) idea de la total independencia de la obra de arte respecto a la sociedad.

La negación de la autonomía del arte en la vanguardia Trazaremos una tipología histórica. Hemos reducido a este a tres elementos (finalidad, producción, recepción). 1.

El arte sacro (Alta Edad Media s. XI): sirve como objeto de culto. Está incorporado a la institución social de la religión. Es producido de forma artesano-colectiva. El modo de recepción también está institucionalizado colectivamente.

2.

El arte cortesano (de la corte s. XVII): es objeto de representación, sirve a la gloria del príncipe y como autorretrato de la sociedad cortesana. Es parte de la praxis vital de la sociedad cortesana, como el arte sacro lo es de la praxis vital de los creyentes. El artista produce como individuo y la recepción sigue siendo colectiva.

3.

El arte burgués: tiene la función de la representación. La producción y la recepción ya no están vinculadas a la praxis vital y se realizan de modo individual. La separación de la

praxis vital, que ha sido siempre el modo de función de la sociedad burguesa, se transforma ahora en su contenido. La separación del arte respecto de la praxis vital es el síntoma decisivo de la autonomía del arte burgués. Los movimientos europeos de vanguardia se pueden definir como un ataque al status del arte en la sociedad burguesa. No impugnan una expresión artística precedente (un estilo), sino la institución arte en su separación de la praxis vital de los hombres. Cuando los vanguardistas plantean la exigencia de que el arte vuelva a ser práctico, no quieren decir que el contenido de las obras sea socialmente significativo. La exigencia no se refiere al contenido de las obras; va dirigida contra el funcionamiento del arte en la sociedad, que decide tanto sobre el efecto de la obra como sobre su particular contenido. Los vanguardistas intentaron una superación del arte porque el arte no había de ser destruido sin más, sino reconducido a la praxis vital. No intentan en absoluto integrar el arte a esa praxis vital, sino que intentan organizar, a partir del arte, una nueva praxis vital. Solo un arte que se aparta completamente de la praxis vital, incluso por el contenido de sus obras, puede ser el eje sobre el que se pueda organizar una nueva praxis vital. El doble carácter del arte en la sociedad burguesa consiste en que su distancia relativa a los procesos sociales de producción y reproducción contiene tanto un momento de libertad como un momento de falta de compromiso, de falta de consecuencias. Por eso se entiende que el intento de los vanguardistas por reintegrar el arte a los procesos de la vida sea en sí mismo una empresa en gran medida contradictoria. Hemos conocido la falsa anulación de la distancia entre el arte y la vida producida por la industria de la cultura, lo que ha hecho evidente el carácter contradictorio de las iniciativas vanguardistas. En el esteticismo se hace manifiesta la falta de función social del arte. Los vanguardistas no se oponen a este creando obras de gran relevancia social, sino mediante el principio de la superación del arte en la praxis vital. Antes de la vanguardia la producción se da individualmente; el concepto de genio da fe de ello. La vanguardia no propone una creación colectiva, sino que incluso niega radicalmente la categoría de la producción individual. Cuando Duchamp firma productos en serie (inodoros) y los envía a las exposiciones, está negando la categoría de la producción individual. La provocación de él descubre que el mercado del arte es una institución cuestionable y que hace vacilar el mismo principio del arte en la sociedad burguesa. Pero, una vez que el inodoro firmado se acepta en los museos, la provocación no tiene sentido, se convierte en lo contrario. Ya no está denunciando el mercado del arte, sino sometiéndose a él; no destruye el concepto de la creación individual, sino que lo confirma. La razón de esto hay que buscarla en el fracaso de la intención vanguardista de superar el arte. Cuando la protesta de la vanguardia histórica contra la institución arte ha llegado a considerarse como arte, la actitud de protesta de la neovanguardia ha de ser inauténtica. Los movimientos históricos de vanguardia niegan las características esenciales del arte autónomo: la separación del arte respecto a la praxis vital, la producción individual y la consiguiente

recepción individual. La vanguardia intenta la superación del arte hacia la praxis vital. Esto no ha sucedido y acaso no pueda suceder en la sociedad burguesa, a no ser en la forma de la falsa superación del arte autónomo....


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