ACTO DE ContriciÓn - Grade: A PDF

Title ACTO DE ContriciÓn - Grade: A
Author Milton Yefri Exebio Niño
Course Makroekonomija
Institution Univerzitet u Beogradu
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Summary

MUY BUENO...


Description

Facultad de Derecho Escuela de Derecho

ACTO DE CONTRICIÓN

Alumno: Milton Yefri Exebio Niño

Nombre de la asignatura: Teología Sacramentaria

Profesor: Felix Fiestas Martinez

Ciclo académico: 2018 – II

ACTO DE CONTRICION Un acto de contrición es una acción de origen religioso, específicamente de la religión católica. Se da cuando una persona comete un pecado y se encuentra arrepentido. Es una acción voluntaria ante el arrepentimiento que puede sentir un ser humano por haber cometido una falta en sus acciones, la cual considera contraria a los principios y causa ofensa a Dios. Esta falta causa dolor o pesar en la persona. El acto de contrición es considerado un sacramento: el sacramento de la penitencia. El querer realizar este acto no debe obedecer a sentimientos de angustia, pena o vergüenza. La motivación de este acto debe cumplir con sentimientos sinceros de arrepentimiento y no solo para enmendar haber perdido algo o haber sufrido un castigo. Cuando se realiza el acto de contrición, la persona renuncia a cometer actos similares que ofendan a Dios. Esta persona debe estar consciente del grave error cometido con sus acciones y promete firmemente no volver a pecar. Quien realiza un acto de contrición de ninguna manera debe ser coaccionado para ello. La doctrina reza que si el arrepentimiento no viene como iniciativa propia, realmente no tendrá ningún valor o significado ante los ojos de Dios.

Los tipos principales de actos de contrición En la misa Durante la celebración de la eucaristía existen tres oportunidades para que los fieles que asisten expresen el arrepentimiento por sus pecados a través de la reflexión ante la palabra de Dios. Estas son las siguientes: 1- Al inicio de la celebración el sacerdote que oficia el servicio realiza la invitación para hacer el acto de contrición. Los asistentes realizan un breve examen de conciencia y luego rezan todos juntos la siguiente oración: Acto de Contrición “Jesús, mi señor y redentor me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy y me pesa de todo corazón porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén”

2- Posteriormente se da un dialogo durante el que se dice que Dios redime los pecados y concede el perdón. 3- Cuando se realizan las peticiones a Dios, respondiendo a cada una de estas con la frase “Señor, ten piedad”. Confesión y extrema unción Este acto se realiza cuando se considera que alguien se encuentra en peligro de muerte o si se realiza el sacramento de la penitencia a través de la

confesión. En ambos casos el acto es de suma importancia y requiere que se diga: “Dios mío, perdóname”. Se dice que cuando una persona está al borde de la muerte la audición es el último sentido que se pierde. Por ello, es importante que alguno de los presentes repita esas tres palabras a fin de que sean escuchadas y sentidas por esta persona, haciendo suya la petición. Acto de contrición en la misa En la misa, el sacerdote invita a los feligreses a realizar una introspección y reconocer los pecados cometidos. A continuación, se reza una oración para demostrar el arrepentimiento. Este acto se realiza mediante tres formas que detalla el misal romano. La primera es una oración especial llamada “Yo confieso”. La segunda forma es un diálogo con Dios, en el que El muestra su perdón. En tercer y último lugar, se utilizan letanías que se alternan con cantos de “Señor, ten piedad”, o similar. Contrición imperfecta o atrición La atrición no es un arrepentimiento perfecto. Se logra mediante el miedo a ser castigado por los pecados. Es lo más aproximado al acto de contrición que pueden lograr algunos feligreses no formados espiritualmente, pero que desean ser perdonados y creen en la doctrina de la Iglesia Católica.

Es temor al castigo divino por sus pecados, pero en muchas ocasiones, no tienen el propósito firme de no volver a pecar. Tienen miedo de ir al infierno y se confiesan y realizan el acto de contrición pero realmente no tienen el sentimiento de arrepentimiento. Elementos del arrepentimiento El arrepentimiento es lo más importante en el acto de contrición. Se rechaza al pecado y se vuelve a dirigir la vida a Dios. La persona debe estar arrepentida realmente para rezar el acto de contrición. El arrepentimiento consta de tres elementos. El primero es el dolor que causa el hecho de saberse pecador, de haber ofendido a Dios. En segundo lugar, está la renuncia al pecado, el sincero sentimiento de no dejar atrás el pecado. El tercer elemento es el propósito de cambio, la firme determinación no volver a pecar. De no estar arrepentido con sinceridad, debe pedir al Espíritu Santo el don del arrepentimiento. Esto se realiza mediante la oración de la Coronilla de la Divina Misericordia. El Acto de Contrición es en sí una oración de arrepentimiento por las faltas y pecados realizados, donde se pide perdón y se promete que no se volverán a cometer los pecados. Hay muchas oraciones distintas, con el mismo significado, lo que importa es que sientas la oración y se la ofrezcas a Dios con honestidad, más que la combinación de palabras sea la "correcta".

Acto de contrición corto Dios mío me pesa haberte ofendido porque eres tan Bueno, perdóname, no quiero ofenderte más.

Acto de contrición 1 Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser tú quien eres, bondad infinita y por que te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido, también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amen.

Acto de contrición 2 Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de lo bueno que he dejado de hacer; porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar las ocasiones futuras de pecado. Perdóname, Señor, por los méritos de la Pasión de nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Acto de contrición Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí Y por el cielo que perdí; Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; Antes querría haber muerto que haberle ofendido, Y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, No pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amen

El acto de contrición comprende: Sentir lástima por nuestros pecados La palabra “contrición” proviene del latín contristare, que quiere decir algo así como “estar con tristeza“. Entonces en la oración se dice: “Me pesa Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido”. Aquí expresamos a Dios nuestro sentimiento de tristeza, que fluye desde nuestro reconocimiento honesto de haber pecado. Este dolor, que es una emoción arraigada en el corazón, es el primer paso hacia el perdón. Sentir dolor no sólo por nuestros pecados sino por haber ofendido a Dios, es un paso fundamental en la confesión de nuestros pecados. La oración menciona dos tipos de dolor. Así tenemos aquel ocasionado por el miedo a no ser contados entre los elegidos. Decimos “Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí ” o “también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno”. El otro tipo de dolor surge del amor genuino que tenemos al Señor. Decimos: “me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos“. La teología católica clásica llama al primer tipo “contrición imperfecta” y al segundo tipo “contrición perfecta“. Aunque siempre debemos intentar suscitar el dolor genuino motivado únicamente por nuestro amor a Dios, el dolor que proviene del temor al castigo y el reconocimiento de la insensatez del pecado es suficiente para volvernos al Señor, que anhela perdonarnos. Renunciar al pecado Después de expresar nuestro pesar, nos volvemos contra el pecado diciendo: “antes querría haber muerto que haberte ofendido,”. Este odio hacia pecado es

absolutamente necesario porque el amor de Dios no puede coexistir con ningún “amor” persistente por el pecado, ni siquiera el más leve. Es decir, es necesaria tener la firme resolución de no volver a cometer el mismo pecado por el que nos estamos doliendo frente al Señor. Nadie puede lograr un compromiso firme con Dios si no tiene el firme propósito de no volver a pecar. Esto, por supuesto, no significa que no flaquearemos y que toda intención de volver a pecar desaparecerá instantáneamente. Probablemente no lo hará. Más bien, aunque el pecado pueda persistir, siempre debemos desdeñarlo y resistirlo. Tener la resolución de enmendar tu vida Cada Acto de Contrición auténtico debe incluir una promesa solemne de abandonar el pecado. La forma tradicional tiene estas palabras: “y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén“. Esta promesa establece firmemente la voluntad de uno contra el pecado. Como tal, representa un alejamiento libre y consciente del pecado y un acercamiento hacia Dios. Esta re-afirmación del compromiso básico de uno con Dios es esencial. Sin ella, una persona siempre se quedará a ambos lados de la cerca entre Dios y el pecado. Peor aún, confesar un pecado mientras en el fondo de tu corazón planeas cometerlo, “bloquea”, por así decirlo, el perdón de Dios, haciendo tu confesión inválida. Esto reduce el sacramento de la Penitencia a algo que es para muchos una “licencia para pecar”. Algunas personas, desafortunadamente, se enredan en un patrón de pecado grave seguido de Confesión, luego repiten el pecado, vuelven a la Confesión, y así sucesivamente. Esto generalmente significa que falta el firme propósito de

enmienda y que el pecador ha malentendido cómo funciona el sacramento de la Penitencia. Ahora, tenga en cuenta la frase “para evitar las ocasiones futuras de pecado“. Esto es crucial para cualquier estrategia que busca conservar viva la promesa de dejar de pecar. El término “ocasiones futuras de pecado” se refiere más exactamente a personas, lugares y cosas que sabemos podrían resultan en pecado. Como puede ver ahora, el Acto de Contrición es mucho más que una oración repetitiva. En un sentido verdadero, se encuentra en el centro mismo de la vida cristiana. Cada vez que decimos el Acto de Contrición, reafirmamos esa verdad esencial, expresamos nuestro dolor por los pecados del pasado y declaramos nuestra esperanza de que la gracia de Dios ciertamente triunfe dentro de nosotros y nuestros corazones.

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