Agramatismo y paragramatismo(lectura opcional) PDF

Title Agramatismo y paragramatismo(lectura opcional)
Course Fonètica
Institution Universitat de Barcelona
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agramatismo y paragramatismo...


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Producción oral: Agramatismo y paragramatismo Los cuadros clínicos morfológicos “por excelencia” son los del agramatismo y paragramatismo, aunque también puede verse una afectación en el procesamiento sintáctico, como se analizará más adelante. Como en el resto de cuadros, el agramatismo y el paragramatismo son síntomas que afectan tanto a la producción oral como escrita, de forma que la exposición que se presenta a continuación, salvo en algunos aspectos, es válida para ambas conductas. Las definiciones clásicas de estos dos cuadros son claras: • Agramatismo: omisión de morfemas gramaticales y de palabras gramaticales1. • Paragramatismo: sustitución de morfemas gramaticales y de palabras gramaticales. Además, en ambos casos, se defiende la preservación de palabras de contenido. Como el agramatismo se asocia clínicamente a la afasia de Broca, mientras que el paragramatismo se relaciona con la afasia de Wernicke, se definen como rasgos posibles, aunque no definitorios (Tissot, Mounin y Lhermitte, 1973) los siguientes: • Agramatismo: alteración del orden sintáctico, reducción oracional a una palabra y disfunciones prosódicas • Paragramatismo: abundancia excesiva o logorrea de palabras de contenido No obstante, si se analizan con más detalle estos dos cuadros es fácil ver que la realidad está lejos de estas definiciones. De hecho, la heterogeneridad de estos cuadros –y, en concreto, del agramatismo–, llevó a diversos autores (Badecker y Caramazza, 1985, 1986; Miceli et al., 1989) a plantearse si realmente el agramatismo es un síntoma coherente o debería ser tratado como un síndrome formado, entonces, por una diversidad de síntomas. Dada la extensión de los trabajos realizados, y dado que existen diversas posturas, la descripción realizada aquí se dividirá en varios subapartados. No obstante, debe quedar claro que otros procesos morfológicos (en especial la derivación, pero también la composición) no están afectados de igual forma, de manera que existen claras disociaciones, como se puede observar en los enfermos MG y DR de Luzzatti y Bleser (1996). Algunos datos para explicar la heterogeneidad de los cuadros agramáticos Existirían, al menos, tres fuentes que permiten valorar el porqué de unos datos tan dispares en estos cuadros (Caplan, 1992): 1. Variación interindividual: cada paciente es singular y específico y, por lo tanto, es imposible encontrar dos enfermos exactamente iguales en su actuación. Además, los enfermos afásicos, al menos en fases crónicas, suelen mostrar una actuación inconsistente, lo que provoca que en ocasiones sean capaces de activar palabras en un contexto, cuando previamente en otro no habían podido. 1

Con algo más de precisión, se debería decir que, en realidad, las palabras gramaticales pertenecen también al ámbito sintáctico: son los componentes encargados de unir o vincular las palabras de contenido. Por mor de claridad, y siguiendo la literatura afasiológica, aquí se considerarán dentro de la morfología.

2. Variabilidad intralingüística: no todos los afijos flexivos son iguales y, así, tampoco es igual su actuación: basta con comparar los dos sufijos de plural “-s” y “-es” para notar que el segundo es más resistente a la pérdida en el agramatismo, pues la palabra resultante poseerá una sílaba más: “casa” (2 sílabas) y “casas” (2 sílabas), pero “árbol” (2 sílabas) y “árboles” (¡3 sílabas!). Además, se ha descrito una importante disociación en enfermos agramáticos en relación con su actuación en palabras aisladas respecto a su actuación morfológica en palabras dentro de frases (Nespoulous et al., 1988; Bleser, Bayer y Luzzatti, 1996). 3. Variación interlingüística (se analizará más adelante, cuando se vincule la actuación agramática al proyecto CLAS). La omisión del agramatismo En la definición más clásica del agramatimo se sostiene la existencia en estos enfermos de una omisión de morfemas gramaticales y de palabras gramaticales, entendiendo por morfemas gramaticales los morfemas flexivos. En una lengua como el castellano, son diversos los campos de la morfología flexiva aplicados a los nombres, adjetivos y verbos (y algunas pinceladas en los pronombres), entendiendo que la concordancia favorece la presencia de algunas de estas marcas también a los determinantes. Los morfemas flexivos existentes, entonces, son los siguientes: • • • • •

Número: singular / plural. Género: masculino / femenino. Tiempo: pasado / presente / futuro. Persona: primera / segunda / tercera. Modo: indicativo / subjuntivo.

Por su parte, como el lector ya sabe, las palabras gramaticales son aquellas palabras que poseen un contenido gramatical, no semántico: determinantes, auxiliares, preposiciones –algunas–, pronombres –algunos–, partículas de relativo y conjunciones. No obstante, debe destacarse que la omisión de determinados elementos verbales es dependiente de la propia lengua. En castellano, es posible omitir sin problema la mayoría de plurales (por ejemplo, “-es” en árboles o “-s” en casas) y algunos femeninos (por ejemplo, la “-esa” de baronesa), tanto de nombres como de adjetivos; sin embargo, la omisión de marcadores verbales es imposible porque sólo nos quedaría un lexema incompleto (un morfema travado): cant- (de “canto, cataba, cantaré, etc.), am(“amo”, “amaba”, “amaré”, etc.), sub- (“subo”, “subía”, “subiré”, etc.). Así, la definición clásica hace referencia a la lengua inglesa donde la omisión de la tercera forma del singular del presente (-s) o la terminación el pasado (-ed) produce siempre la forma de infinitivo: la omisión de la morfología en, por ejemplo, el verbo kissed produce la forma gramaticalmente correcta kiss; en castellano, por el contrario, la omisión de besaba produce *bes-, una forma pronunciable pero gramaticalmente incorrecta. Y esta imposibilidad de omisión es más dramática aún en otras lenguas, como las lenguas semíticas, donde la omisión de los morfemas gramaticales produce como resultado un lexema consonántico imposible de pronunciar: la palabras yeled, yalda, yiladim y yiladot significan, en hebreo y respectivamente, “niño”, “niña”, “niños” y “niñas”; el lexema para el ´termino’ “niño” es y_l_d (un lexema impronunciable), siendo las vocales los morfemas. Esta variabilidad interlingüística se puso de manifiesto en el proyecto CLAS (Cross-Language Agrammatism Study) de Menn y Obler (1990). Con una base de datos

de 14 lenguas observaron que los diferentes patrones de enfermos agramáticos dependían de la lengua del paciente, más que del síntoma, como puede verse en la muestra que se presenta a continuación: • Inglés: omisión de morfemas (Gleason et al,, 1975; Grodzinsky, 1984, 1990). • Islandés: elección de una forma flexionada-∅ del paradigma, o bien sustitución del morfema (Magnúsdóttir y Thráinsson, 1990). • Hebreo, Griego, Finlandés o Italiano: sustituciones (Kehayia, 1990; Kehayia, Jarema y Kadzielawa, 1990; Miceli et al., 1983; Niemi et al., 1990; Grodzinsky, 1990; Baharav, 1990). • Holandés: omisión total de la flexión verbal que destaca en relación con la omisión parcial de la flexión adjetiva y no-omisión de la flexión nominal (Kolk, van Grunsven y Keyser, 1985). El proyecto CLAS, desgraciadamente, no incluyó ninguna muestra en castellano. No obstante, en el año 2001, Paradís editó un conjunto de muestras de habla en lenguas, muchas de ellas no presentes en el proyecto CLAS: entre ellas, existe un análisis de casos afásicos en castellano (Ardila; Centeno y Obler), en catalán (Peña-Casanova, Diéguez-Vide, Lluent y Böhm) y en euskera (Laka y Erriondo Korostola). Este hecho es todavía más “dramático”, pues la propia Menn (1990) demuestra esta misma heterogeneidad ¡en la lengua inglesa!. En la tabla se presenta un resumen de algunos de los datos aportados por la autora para dos enfermos (el tanto por ciento indica producción correcta). %

%

Artículos definidos Artículos indefinidos Adjetivos posesivos Pronombres personales Pronombres no personales Cópulas Preposiciones

94 86 100 100 100 94 91

47 44 8 33 40 13 19

Palabras de contenido Nombres Verbos Adjetivos Adverbios Morfemas

98 96 100 100

96 76 93 83

Marca de plural Marca verbal de pasado (-ed) Marca verbal de tercera persona (-s) Marca de la forma progresiva -ing

78 58 92

87 56 92 -

97 92 76

91 36 78

Palabras gramaticales

Porcentaje total Palabras de contenido Palabras gramaticales Morfemas

A partir de todos estos datos se pueden extraer tres conclusiones:

1. En algunos enfermos existe preservación de palabras gramaticales y de morfemas. Así, el primero de los enfermos estudiados (primera columna de resultados) parece tener preservadas las habilidades morfológicas, tanto en el ámbito de los morfemas como en el de las palabras gramaticales. ¿Es posible aún hablar de agramatismo? La respuesta depende, una vez más, de otros factores. Saffran, Schwartz y Marin (1980) han descrito una paciente que tenía preservada la capacidad de procesamiento en palabras gramaticales y morfemas pero que no podía ordenar las palabras en frases gramaticalmente correctas. Por su parte, Miceli et al. (1983) describieron un enfermo con el patrón contrario: agramatismo severo con palabras gramaticales y morfemas, pero sólo una ligera dificultad en la construcción de frases. Por lo tanto, la primera respuesta que se podría ofrecer es que existen otras tres clases de patrones: • Enfermos con agramatismo morfológico y sintáctico • Pacientes con sólo agramatismo morfológico • Enfermos con sólo agramatismo sintáctico. 2. En otros pacientes es posible observar una disociación entre palabras gramaticales y morfemas. Esta disociación es apreciable en el segundo paciente descrito por Menn (segunda columna de resultados de la tabla). El grado de omisión depende de cada paciente y, como se ha visto, de cada lengua, al menos si se echa una ojeada a algunas investigaciones y, en consecuencia, a algunos pacientes. En italiano (Miceli et al., 1983), por ejemplo, los artículos determinados –y la forma contráctil “del” en italiano– son los elementos más omitidos, seguido de auxiliares, preposiciones, pronombres y conjunciones; los enfermos de habla holandesa (Kolk, van Grunsver y Keyser, 1982) manifiestan una omisión significativa de la flexión verbal, una omisión menos frecuente de la flexión adjetival y una preservación de la flexión nominal; en francés (Nespoulous et al., 1988) los problemas son casi exclusivos con la producción de auxiliares y de pronombres “débiles”; en alemán (Friederici, 1982) se observa una omisión de preposiciones con contenido gramatical, pero nunca cuando poseen un contenido semántico o forman parte del contenido semántico del verbo (frasal verbs). De hecho, en ocasiones la omisión/preservación depende también de otros factores sintácticos: suele admitirse que existe mayor omisión al inicio de las frases y/o cuando no existe un acento prosódico. No obstante, estos datos también están sujetos a variabilidad. 3. Todos los enfermos presentan una preservación (o relativa preservación) de las palabras de contenido. En el apartado que se inicia a continuación se debatirá sobre esta tercera conclusión. La preservación de palabras de contenido en el agramatismo Como se acaba de comentar una de las características presentes en los enfermos agramáticos es la preservación de las palabras de contenido, es decir, de aquellas que poseen un contenido semántico (nombres, verbos, adjetivos, adverbios, algunas preposiciones y algunos pronombres). Esta preservación, junto a la omisión de palabras gramaticales, llevó a la formulación del término habla telegráfica para referirse al habla de estos enfermos y se estima, a partir de los datos de Parisi (1987), que la relación entre palabras de contenido y gramaticales en estos enfermos es de 9,49 (nueve palabras de contenido y media por cada palabra gramatical) cuando en sujetos control es de 2,01.

Esta preservación, no obstante, no está exenta de algunos matices. En diversas investigaciones se ha apuntado el hecho de que muchos enfermos agramáticos presentan problemas con el verbo (Myerson y Goodglass, 1972; Marin, Saffran y Schwartz, 1976); Ardila y Rosselli (1994) denominan con el término averbia este déficit. En el año 1984, Miceli y colaboradores compararon la actuación de diez sujetos control, cinco enfermos anómicos y cinco pacientes agramáticos en una tarea de denominación de objetos (nombres) y acciones (verbos), observando que, si bien los sujetos anómicos presentan problemas con los nombres –y los sujetos controles necesitan más tiempo para denominar un nombre–, los pacientes agramáticos muestran más dificultad en el procesamiento de los verbos. Más adelante se volverá sobre este tema. En general, se han descrito tres tendencias en la producción de verbos (cfr. Badecker y Caramazza, 1985): 1. Omisión del verbo principal, con una tasa de, aproximadamente, el 20%: - Quin és el seu idioma matern? [¿Cuál es su lengua materna?]

- Mare també en català i fills català a tots. [Madre también en catalán e hijos catalán a todos.] - Si a castellà, jo castellà. Si català, jo català [Si en castellano, yo castellano. Si catalán, yo catalán]. - Jo dia i nit tinc que... jo... a lavabo a rentar-la [Yo día y noche he de... yo... a lavabo a limpiarla].

[Un paciente intenta describir el dibujo de una niña dando flores a una profesora] - The young … the girl … the little girl is … the flower [La joven … la niña … la pequeña niña es … las flores] - The girl is … going to flowers [La niña es ... llevando flores]

2. Nominalización del verbo: [Un paciente intenta describir el dibujo de una niña dando flores a una profesora] - The girl is flower the woman [La niña es flor a la mujer] - The girl is … is roses. The girl is rosin [La niña es … es rosas. La niña es rosando] [Dibujo de un hombre haciendo una fotografía a una niña] - The man kodaks … and the girl … kodaks the girl [El hombre kodak2 … y la niña … kodaks a la niña]

3. Tendencia de los enfermos a parafrasear la acción. Estos problemas con la producción de los verbos puede resultar contraproducente para el resto de elementos de la frase, como se verá en el apartado de sintaxis. La sustitución, ¿agramatismo o paragramatismo? Hasta el momento, existirían las siguientes tendencias (y debe subrallarse “tendencias”) en el agramatismo: • Omisión de palabras gramaticales. • Omisión de morfemas flexivos, aunque es dependiente de la lengua.

2

Hace referencia a la marca de la máquina de fotografiar. Aparece en singular porque la “s” del término inglés podría hacer referencia al morfema verbal de 3ª persona del singular.

• Preservación de palabras de contenido, con algunos problemas en las formas verbales. Ahora bien, qué sucede cuando no se mantiene esta tendencia. Cuando un enfermo agramático no omite o mantiene estas formas verbales, pero presenta problemas en las mismas, lo que se observa es, o bien una preservación (más evidente en palabras gramaticales), o bien una sustitución (más evidente en los morfemas gramaticales). Se pueden observar, entonces, enfermos agramáticos que sustituyen palabras gramaticales y, sobre todo, morfemas gramaticales, de manera que debe quedar claro que el patrón de sustitución morfológico no es exclusivo de los enfermos paragramáticos (Wernicke), pues también aparecen en pacientes agramáticos (Broca). Manteniendo esta idea de la sustitución, el interrogante que se plantea es el siguiente: ¿las sustituciones siguen un patrón concreto o son aleatorias? A partir de diversos estudios, y en particular desde el enfermo FS de Miceli y Caramazza (1988), es un hecho conocido que las susituciones no son aleatorias. En un test de repetición de 1832 palabras, FS no fue capaz de repetir 919; de éstas, el 71% de los errores fueron parafasias morfológicas, de las cuales, el 97% consistieron en la repetición correcta del lexema y la sustitución del afijo. En el estudio, realizado en italiano, destacan los afijos de ciertos adjetivos, pues adoptan las siguientes formas: /o/ para el masculino singular; /a/ para el femenino singular, /i/ para el masculino plural y /e/ para el femenino plural. Todas las sustituciones de FS eran hacia la forma masculina y hacia el singular. ¿Por qué? La respuesta es sencilla, si recuerda el lector la noción de canonicidad o formas nomarcadas. El masculino (en género) y el singular (en número) son las formas nomarcadas, es decir, las formas a partir de las cuales se generan el resto de formas de un paradigma morfológico. Esta canonicidad es la que “obliga” a que las sustituciones sean unas y no otras cualesquiera. De hecho, en el tiempo –que también se marca morfológicamente en castellano– la forma no-marcada es el presente, y en DiéguezVide (1993) se observó esta preferencia en los verbos en detrimento del pasado y, sobre todo, del futuro. Grodzinsky (1984) ha propuesto una teoría “elegante”, aunque no ha tenido continuidad. Consiste en defender que la actuación morfológica (al menos, en el ámbito de los afijos) de todos los enfermos agramáticos sería siempre la sustitución. Cuando la lengua lo exige, se produciría una sustitución; pero también en lenguas como el inglés, pues el enfermo que produce kiss por kissed está sustituyendo el afijo “-ed” por el morfo-Ø. Así, agramatismo y paragramatismo (morfológicamente hablando) serían exactamente lo mismo, con la salvedad que en el segundo no existirían sustituciones por un morfo-Ø. Palabras gramaticales aisladas versus palabras gramaticales en contexto Se acaban de definir enfermos con un agramatismo de predominio morfológico, pacientes con predominio sintáctico e, incluso, otros enfermos con ambos síntomas. No obstante, incluso en el caso de que se trate de pacientes con alteraciones morfológicas – y preservación, por lo tanto, del orden de las palabras dentro de una frase–, se pueden observar algunas actuaciones que son diferentes según si se trata de trabajar con palabras aisladas o con palabras en el contexto de oraciones. En un trabajo ejemplar en al ámbito de las palabras gramaticales, Nespoulous et al. (1988) describieron un enfermo, Mr. Clermont, quien presentaba problemas con auxiliares y con pronombres

“débiles” (le, la, lui) en francés. Para favorecer la lectura, se le administró la siguiente prueba con los siguientes resultados (adaptándolo al castellano): 1. Se le administra en una hoja la palabra un de forma aislada y la lee correctamente, a pesar de ser una palabra gramatical. 2. Se le administra de igual forma la palabra niño y la lee sin problemas (es un nombre). 3. A continuación, se le administra de igual forma la palabra come y la lee (se trata de un verbo). 4. Acto seguido, se le vuelve a administrar de igual forma la palabra un... y no la lee. ¿Cuál es la causa? La razón de que lea el primer un y no el segundo es la siguiente: el primer un es una palabra gramatical, pero se presenta de forma aislada y no requiere ningún esfuerzo "mnésico" adicional para leerla; en cambio, el segundo un forma parte del contexto un niño come un, es decir, se encuentra inmersa dentro de un contexto oracional y, cuando el enfermo debe computar la información sintáctica, ésta bloquea la producción de palabras gramaticales. También Caramazza y Hillis (1989) describen un paciente que presenta una actuación diferencial ante palabras aisladas o palabras dentro de un contexto. En concreto, cuando se le requería que trabajara un conjunto de estímulos en tareas de escritura al dictado, lectura y repetición, lo realizaba de forma correcta cuando los estímulos se presentaban de forma aislada (palabras), mientras que mostraba múltiples alteraciones morfológicas flexivas cuando la demanda era de estímulos dentro de un contexto (palabras en un entorno oracional). De hecho, los mismos autores apuntan que, en ocasiones, podría existir un problema de atención y de control, más que propiamente una alteración verbal. Al mismo enfermo anterior, Mr. Clermont, Nespoulous y colaboradores (1988) le administraron una oración en la que marcaron con un rotulador fluorescente rosa las primeras palabras gramaticales de un texto. El enfermo leyó correctamente las palabras de contenido y las gramaticales qu...


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