Análisis de película 13 días Cultura De Paz PDF

Title Análisis de película 13 días Cultura De Paz
Author Juan Pérez Pérez
Course Cultura De Paz
Institution Universidad Autónoma de Nuevo León
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Summary

Materia: Cultura de Paz
Trabajo: Análisis de película
Película: 13 días...


Description

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FACDYC ___

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN FACULTAD DE DERECHO Y CRIMINOLOGÍA

27/09/2021

En octubre de 1962, aviones espía de los Estados Unidos descubrieron que se estaban instalando en Cuba misiles secretos de la Unión Soviética. A sólo 70 millas de sus costas, los misiles podían tardar sólo cinco minutos en impactar sobre las principales ciudades de los Estados Unidos. Todos los altos mandos del poder político y militar estuvieron en pie de guerra, tratando de manejar una situación que pudo haber llevado a la guerra nuclear. La imagen de apertura es una enorme nave que parte entre fuegos al espacio. Periódicamente durante el film, vemos misiles que surcan el cielo dejado su estela encendida, explosiones nucleares con su luminoso hongo de fuego en la noche del océano. Estas imágenes, que apelan en parte a la fascinación del espectador, nos recuerdan permanentemente el peligro inminente del holocausto nuclear. Quienes tenemos edad suficiente para recordarlo, sabemos que este era el riesgo siempre latente durante la Guerra Fría, entre los años 1950 y 1980. La película trata el tema real como un thriller histórico, metiéndose en el mismo riñón de la Casa Blanca. Gobierna los Estados Unidos John Kennedy, con un equipo de asesores y colaboradores que pasaron a la Historia: su hermano Robert, el ministro de Defensa Robert McNamara, el representante ante las Naciones Unidas Adlai Stevenson (que da batalla diplomática al embajador soviético) y Dean Rusk, el ministro de Relaciones Exteriores. Todos ellos son los personajes de la película, que está contada sin embargo desde el punto de vista de un hombre que actuó entre las sombras: el asesor presidencial Kenneth O’Donnell, interpretado por Kevin Costner, quien una vez más encarna su personaje conocido de héroe ímprobo, en esta ocasión ocupando el segundo plano. De origen irlandés, bostoniano como los Kennedy, compañero de estudios de Bobby, de cuya mano llega a la dirección de la campaña presidencial, héroe de guerra como John, O’Donnell es quien acompaña y aconseja al Presidente y a su hermano, quien, como se sabe, tenía casi tanto poder como aquél. Son momentos de crisis, y no hay tiempo ni espacio para orgías privadas. Los tibios intentos de "mostrar el lado humano" de los protagonistas no disimulan el objetivo central de esta producción: tallar el mármol de los próceres. La narración sigue prolijamente –tal vez demasiado prolijamente – el recorrido cronológico a través de esos trece días. Detalla obsesivamente los hechos históricos, las discusiones en el Gabinete, las decisiones políticas y cómo se llegó a ellas, pero sin reflexionar sobre el por qué ni sobre la génesis de esas posiciones. Los estadistas están presentados como víctimas del sistema político. Kennedy aparece fuertemente presionado por los mandos militares, reaccionarios y antisoviéticos, impacientes por poner en actividad todo su poderoso aparato bélico e invadir la isla. El Presidente había vivido ya el fracaso de Bahía de los

Cochinos, y no quiere repetir errores. Despliega toda su habilidad de estadista y su ejercicio del poder para evitar la guerra, imponer un bloqueo y llegar a una solución no violenta por la vía diplomática. Los militares debieron esperar su muerte, acaecida trece meses después de estos trece días, para finalmente jugar el juego para el que habían sido entrenados, en Vietnam. Aunque nunca vemos a Nikita Kruschev, el primer ministro soviético, adivinamos que él también está viviendo la misma angustia y presión que Kennedy y sus colaboradores. Ambos enfrentan virtuales golpes de estado de sus mandos militares. A diferencia del cine realizado por Hollywood durante esa Guerra Fría, aquí los soviéticos no son los malos de la película. Responden, como los yanquis, a un sistema político que había dividido al mundo en dos, y en el que cada uno defendía y luchaba por su territorio. Pero la película nunca profundiza sobre las razones de cada bando. En estos días de globalización, después de la caída de tantos muros ideológicos, políticos y económicos, los conflictos se han trasladado a otros frentes: los fundamentalismos, la competencia económica y política entre los Estados Unidos y China, los lobbies de las corporaciones sin bandera, el narcotráfico. Afortunadamente, el conflicto nuclear suena muy lejano, pero sigue siendo una amenaza, como lo ha demostrado el reciente episodio entre China y – nuevamente– los Estados Unidos....


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