“Antígona Vélez: Origen de la resistencia femenina en la pampa argentina” PDF

Title “Antígona Vélez: Origen de la resistencia femenina en la pampa argentina”
Author Carlos Cabrera
Course Cultura y Literatura Latinoamericana I
Institution Universidad Nacional de Mar del Plata
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Análisis sobre realidades femeninas en el ámbito de la pampa bonaerense del siglo XIX. Relaciones con la literatura cuyo argumento transcurre durante la segunda mitad del siglo XIX. Período de las Campanas al Desierto. Condición femenina bajo el control patriarcal....


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Antígona Vélez: La construcción femenina en la pampa argentina

Carlos Alberto Cabrera1

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Introducción La versión de la Antígona de Leopoldo Marechal propone la rebeldía femenina contra el poder patriarcal y la ley hecha por los hombres. Las connotaciones universales de la obra de Sófocles han hecho que la versión original se multiplicara con variaciones de tiempo y espacio, inmortalizando así la condición central de la protagonista femenina, tal como lo sugiere Jennifer Duprey (2013) “The myth of Antigone is trans-historical, that is, it travels across history, not outside it”2. Antígona Vélez es un canto a la soledad, a sus valores, a su espíritu de lucha, a la fuerza del destino y al libre albedrío. Puesta en las tierras donde se acaba la civilización frente al territorio bárbaro, otra vez resurge el mundo del mito en un espacio todavía virgen y salvaje proponiendo un doble análisis, el de la ficción y el de las circunstancias políticas. Por un lado, la Antígona trasgresora y libre del diecinueve, cuya dimensión humana abre un vínculo atemporal con el mito, estableciendo sus coordenadas en el límite de lo racional y la sin razón, no sólo por esa sensación de vacío existencial que propone la soledad infinita a sus Doctorando Facultad de Geografía e Historia, Facultad de Filología, Universidad de Valencia, España. [email protected] 2“El mito de Antígona es transhistórico, es decir, viaja a través de la historia, no fuera de ella”.

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personajes, sino porque allí, en un ambiente rústico, violento y masculino, una mujer valiente podía adquirir una fuerza distintiva, diferenciada del modelo y de la época. Por el otro, Marechal supo como adecuarlo a una realidad socio-política contemporánea a su producción literaria. En un ámbito caratulado como populista parecía difícil una opción poética capaz de crear un espíritu inquebrantable y femenino. Eva Perón lo intuyó así y motivó al autor a descifrar una versión argentinizada, en el preciso instante en que la mujer accedía al derecho del voto popular. Por lo tanto, la obra nos propone una doble alternativa de análisis: La condición subordinada de la mujer en el siglo XIX y esta otra, la de su inclusión literaria en época de Perón como ejemplo de lucha, en el preciso instante en que la mujer daba un salto de calidad, siendo Antígona, modelo para ser imitada.

El contexto social, cultural y político en los años 50 El crítico y ensayista Martínez Estrada (1961) decía que “el interior ha mirado siempre a la metrópoli como la Metrópoli; sus planes nacionalistas y los del resto han sido antagónicos y hasta disyuntivos. Es desde entonces, pues, que Buenos Aires ha sido el centro, alrededor de la cual ha girado la vida argentina, la organización nacional, la cultura y su riqueza”3. La nueva Nación imperante sólo reconocía el modelo portuario; el interior sólo producía “cabecitas negras”4, los famosos “descamisados”5 que descenderán hacia los años 40 hasta la azorada y tumultuosa Reina del Plata. Lenta, pero gradualmente, fue apareciendo un nuevo eslabón en la cadena social, silencioso y oculto, que también era la Argentina: La masa semianalfabeta fue ganando espacio al ritmo de un nuevo modelo político que se impuso en las elecciones del 46. Hasta aquí la cultura sólo había sido para la elite. ¿Cuál era, entonces, el marco cultural en la época en que se creó la primera versión de la Antígona nacional? Una lucha de ideas sustentada por una premisa cierta, pero insuficiente para explicar el fondo del problema: Imperialismo o Independencia (más tarde sería Liberación o Dependencia). Se aplicaba en la cultura el mismo resorte antagónico aplicado en la política. El marxista Jorge Abelardo Ramos lo había dejado bien claro en su obra “Crisis y Resurrección de la Literatura argentina”, al expresar que perduraba, todavía, 3 Martínez Estrada, Ezequiel: “Radiografía de la Pampa”, Editorial Losada, 5ª edición, pág. 195; Buenos Aires 1961. 4 “Cabecitas negras” era la forma despectiva con la que se llamaba a la gente pobre del interior que llegaba a la metrópolis europeizada. 5 “Mis Queridos Descamisados” fue la forma más frecuente en como Eva Perón se dirigía, en sus discursos, a la plebe que se aglomeraba en la Plaza de Mayo para escucharla.

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una conciencia antinacional de carácter literario y cultural.6 No hubo extinción cultural, sino un cambio de orientación que, si bien excluyó a algunos, conformaba un momento de ruptura. Fue un tiempo en que el teatro independiente comenzó a perfilarse como una expresión popular por los pueblos del territorio argentino. Un año antes de Antígona Vélez, en un previo acercamiento a la tragedia griega, Marechal estrenaba, en la Facultad de Derecho, una adaptación de “Electra”.7 Del mismo modo poco tiempo después aparecía la versión de “Medea” a través de “La Frontera” de Cureses8. No son fortuitas ni ocasionales las representaciones argentinizadas de las obras clásicas de origen griego. El texto original de Antígona había sido extraviado por la primera actriz Fanny Navarro, razón por la cual Eva Perón pidió expresamente a Marechal a que reescribiera la obra para ser representada9. “Algo se transformó en el camino cuando apareció la figura de Eva, la amada de los pobres, la Diosa Atenea reencarnada en la pampa argentina, una Antígona viviente y liberada de todo prejuicio”10 (Cabrera, 2017); así, a pedido del oficialismo, se presentó la adaptación de la obra de Sófocles, adjudicándose el Premio Nacional de Drama. El Teatro Nacional Cervantes albergaría, de este modo, el significativo valor de haber representado por vez primera la versión nacional del original griego, la mujer decimonónica, trasgresora y libre, cuya dimensión humana abría un vínculo atemporal con el mito y con la expresión universal de la literatura. Antígona Vélez se estrenará el 25 de mayo de 1951 en Buenos Aires11; una fecha apropiada para rubricar la defensa del carácter nacional de la cultura en contacto con el mundo clásico. Aquí se abre nuevamente el matiz propio de una lucha de conciencias, el valor nacional, lo auténticamente criollo, la no dependencia de valores ajenos en miniatura y el contacto telúrico y cosmológico con aquello que proclama un orden universal. La Antígona de Marechal es más que una reivindicación de la obra de Sófocles, es ubicar a la protagonista mujer en un territorio aún indefinido entre la civilización y la barbarie. Un ámbito en que todo estaba por hacerse y en el cual la acción de su 6 7 8 9

Ramos, Jorge Abelardo; “Crisis y resurrección de la literatura argentina”, Editorial Indoamérica, Buenos Aires 1954. Electra de Eurípides, la más acabada de las tres versiones griegas (además de Esquilo y Sófocles) por acción y construcción psicológica. La Frontera de David Cureses, galardonada con el Premio Argentores 1960 al mejor drama, fue estrenada en el Teatro El Gorro Escarlata el 2 de diciembre del mismo año. Martínez Gramuglia, Pablo; “Mito, política y usos políticos del mito: Antígona Vélez”; Cuadernos del CILHA a. 8 n. 9 - 2007 (41-50).

10 Cabrera, Carlos: “La noche de los cuadernos rotos”, Ediciones Felicitas, Buenos Aires, oct. 2017, pág. 110. 11 Antígona Vélez guarda una anécdota curiosa: Marechal había entregado los originales de su obra al secretario de informaciones del peronismo Raúl Alejandro Apolo. Extraviada y sin duplicado estaba destinada a fenecer. El funcionario reclamó varias veces a Marechal que reconstruyera el texto. No hizo caso, hasta que intervino Evita expresándole su deseo de ver la obra representada. Se estrenó con apenas diez días de ensayo bajo la dirección de Enrique Santos Discépolo. Había orden de estrenarla en fecha patria. Según la crítica la presentación fue un desastre pero el libreto salió indemne.

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protagonista debía replantear otros valores en juego. No es fortuito que se representara por vez primera el mismo año en que la mujer accede al derecho del voto femenino, cumpliendo así con el viejo sueño de otras tantas luchadoras feministas (Alicia Moreau de Justo, Elvira Rawson, Julieta Lanteri, Carolina Muzzilli, Alfonsina Storni, entre otras). Antígona representa, no solo oposición a la injusticia, sino sobre todo, la búsqueda de la libertad. Fue censurada y no volvió a reaparecer en los escenarios porteños hasta 1973 (Teatro San Martín con el rol protagónico de Susana Rinaldi). Críticas periodísticas más recientes afirmaban que “los silencios y condenas que debió soportar el autor por sus ideas políticas se hicieron sentir también sobre su producción específicamente teatral. Durante años Antígona Vélez fue ignorada y solo de vez en cuando relumbró en las temporadas porteñas”.12El autor de la versión nacional del mito sofocleo supo adecuarse a las circunstancias sin perder la imaginación. En su conjunto su obra “representa un acercamiento a los problemas contemporáneos planteados por la sociedad de consumo y la proscripción del peronismo en la Argentina”13, y Eva Perón había encontrado en él la pieza necesaria para revivir y resignificar una Antígona argentina, extrema y fatal.

Antígona o el poder patriarcal Antígona Vélez es un canto a la soledad del hombre y el de la mujer, a sus valores, al espíritu de lucha frente a la adversidad, a la fuerza del destino y al libre albedrío. Puesta en las tierras donde aparecerá el alambrado como un modo de fijar la frontera y lo privado, allí donde la pampa es inmensa y el desierto del sur infinito, otra vez resurge el mundo del mito, esta vez, hecho por hombres y mujeres del siglo XIX, en un espacio todavía virgen y salvaje. La obra se convierte, por lo tanto, en el ojo escrutador que, desde un presente, construye su tesis para un análisis interpretativo, refutada por algunos y compartida por otros. Las coordenadas en las que el autor encuentra el hábitat y el tiempo ideal para su obra coincide con el de un tiempo de extrema dureza en la que el hombre también sucumbe. La Postrera es el ámbito privado de los Vélez y se levanta en las proximidades del Río Salado, en la Provincia de Buenos Aires. Su curso fue límite natural entre la civilización y el territorio bárbaro. Era necesario un carácter del tipo Don Facundo, hecho de hiel y de acero, un temple poderoso, práctico, insensible en la praxis. Con afán de poder, sí, pero también con afán de vencer la adversidad, el medio y sus circunstancias. El determinismo geográfico en cuestión trasciende mucho más por la coordenada temporal que lo cruza. Un territorio salvaje, perdido 12 Diario Clarín, Luis Mazas 18/05/1991. 13 Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina, 1995: pág. 2894.

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en su propia etapa magdaleniense14, una mezcla de sangre foránea y algún que otro gen indígena producto del mestizaje. En la Obra “La Frontera” de David Cureses, los hechos transcurren en la misma época que el de Antígona Vélez y en un espacio físico similar. Una india de nombre Bárbara representa a la Medea griega.15 Esta particular visión de Medea (escasamente considerada en las versiones latinoamericanas) nos permite observar otra condición de la mujer en la pampa, no necesariamente blanca, a veces india, a veces mestiza. La Medea pampeana está hecha de fuego, de tierra, de odio y muerte, de una ira sólo comparable con su dolor: “Soy hembra que tiene fuego en la sangre… Estoy hecha e tierra”.16 Desconocemos el auténtico origen de la rebelde Antígona; es hija de Don Luis Vélez, el que “murió sableando a los infieles en la costa del Salado” 17, pero nada se dice sobre su madre, a diferencia del hipotexto donde bien se conoce la genealogía dinástica. No sería ilógico pensarla como mestiza. No se puede crear una referencia concreta de la mujer de finales del XIX, basada exclusivamente en un único origen, por lo que debemos considerar todas las variantes posibles, sea extranjera, criolla, mestiza, india o mulata. En un relato Jorge Luis Borges describe a una blanca aindiada, que ha adoptado costumbres bárbaras desde que los padres fueran muertos en un malón y ella llevada a las tolderías para convertirse en mujer de un cacique y madre de mestizos. 18 Civilización y Barbarie estaban emparentadas en un horizonte incierto no siempre señalizado claramente por la costa del Salado.19 Resultaba menester definir los límites entre la ley y el libre albedrío. 14 El magdaleniense es la última etapa del paleolítico superior en la Europa Occidental; la arqueología permite apuntar las variaciones en tiempo y espacio, siendo excesivamente tardía en nuestro territorio en cuanto a la forma de vida y recursos explotados. 15 La acción se sitúa a finales del siglo xix, en la época de la conquista del desierto al sur de la Argentina. La india Bárbara, transposición de Medea, mató a su padre, el cacique Coliqueo, y a su hermano, y se levantó contra su pueblo para proteger a su amante el capitán Jasón Ahumada, que quedó abandonado por su tropa, herido y solo en el desierto. Bárbara es, a su vez, la madre adoptiva de dos huérfanos, Huinca y Botijo, a los que, siendo niños, los salvó de la muerte y los crió. “En un rancho de adobe cerca del fortín” vive Bárbara con estos dos huérfanos, ya crecidos, con una vieja india, y con sus dos hijos naturales concebidos del capitán Jasón Ahumada. La acción se desencadena cuando aparece el coronel Ordóñez, transposición del Creonte mítico. 16 Bravo de Laguna Romero, Francisco, “De la Cólquide a la Pampa: una Medea en La frontera de David Cureses”, Revistes Catalanes amb Accés Obert (RACO) Arrabal, 2010: Núm.: 7-8 Teatro Hispanoamericano. 17 Cuadro primero, donde hombres, mujeres y el viejo, comentan sobre las circunstancias que vive la estancia “La Postrera”, razón de la disputa entre hermanos. En el plano fáctico, efectivamente, eran frecuentes las escaramuzas contra los ranqueles, tal como lo narra el Comandante Prado en “La Guerra al Malón”. 18 “Historia del Guerrero y la Cautiva”, en El Aleph, Obras Completas, Buenos Aires, Emecé 1996, v. 1.

19 El Río Salado nace en la Provincia de Santa fe, sin embargo, el 90 % de su curso discurre de oeste a este, desde el norte hacia el centro sur de la Provincia de Buenos Aires. Nace en la laguna El Chañar (sudoeste de Santa Fe, coordenadas 34º07´S, 61º36´O), a 40 m. snm., con típico fluir de río de llanura para desembocar después de un recorrido de 640 km. en el Río de la Plata, hacia las coordenadas 35º59´S, 57º23´O, casi en el centro costero de la Bahía Samborombón, unos 170 km. al sudeste de Buenos Aires. El río pasa por las ciudades de Junín, Roque Pérez, Alberdi, General Belgrano y por un gran número de pantanos y lagunas conocido como depresión del Salado. Según el mapa virreinal de Buenos Aires en 1780 una línea de fortines se levantaron 5

Pero cualquiera fuese la resolución del conflicto original de la tragedia, la mujer deberá ser subyugada por el varón, la estructura jerárquica donde reina el orden y donde se va construyendo la idea de autoridad. Aristóteles cuando habla de la conformación de un Estado y la Ley siempre deja bien en claro el lugar que ocupa la mujer. Cita a Homero cuando expresa «cada uno por separado gobierna como señor a sus mujeres y a sus hijos.»20 Ahora es el turno de Don Facundo, pudo haber sido el de Martín o Ignacio (Eteócles o Polinices) si no hubieran muerto; otras fueron las circunstancias, empero idénticas hubieran sido las resoluciones. Antígona estaba llamada a rebelarse en todas sus formas posibles porque era menester la voz de una mujer libre. Esa búsqueda la inmortalizó. La ley aparece como la expresión racional de un orden necesario, sin embargo, la acción de las dos Antígonas no contradice la letra escrita, sino el método impetuoso y tiránico con que se las quiere someter; la oposición no es contra lo necesario, la ley, desde donde tendrá el derecho a intervenir,

sino contra el exceso del hombre como acto de poder

masculino. Lo mismo se percibe en otras Antígonas con las que proponemos un intercambio de valor respecto de la lucha femenina en el tiempo, la obra de Anouilh (versión francesa) y la propia de Griselda Gambaro, una propuesta más reciente de la versión original a través de su “Antígona Furiosa”21. Por aquella época fue necesario multiplicar el modelo Facundo Galván (el símil de Creonte en la versión de Marechal), el que en vez de preguntarse si su decisión era justa o no, debía imponer su autoridad allí donde no existía, para que la conocieran y se sometieran a ella; una ley humana, única e irrefutable, muchas veces carente de razón, pero a la que no se podía cuestionar sin riesgo de transformarse en un perseguido de la justicia. No hay drama sin contenido social. Antígona regresa para agitar y penetrar en nuestro presente histórico como una forma de resistencia no solo popular, sino también femenina, así como lo fue la Antígona de Brecht en relación al contexto del régimen nazi, aludiendo a las formas de violencia

siguiendo la ruta del cauce del río. Durante casi un siglo no varió el límite entre la civilización y el territorio bárbaro: Antes de la Conquista del Desierto, el río era límite natural entre las tierras de la Colonia española y las tierras de los aborígenes. Ni Rosas ni Alsina habían hecho avances significativos. Hubo que esperar al General Roca y su conquista genocida. Para llevar a cabo su plan, el 4 de octubre de 1878 fue sancionada la ley Nº 947 para destinar fondos para el cumplimiento de una ley de 1867 que ordenaba llevar la frontera hasta los Ríos Negro y Neuquén. A finales de 1878 comenzó la primera ola para “limpiar” la zona entre la zanja hecha como límite por Alsina y el Río Negro. 20 Aristóteles, “Política”, Libro Primero, Capítulo I, Origen del Estado y de la Sociedad. 21 “También Griselda Gambaro actualiza una Antígona enmarcada en un fondo histórico y social al que no alude directamente, sin embargo, provoca en el espectador el sentimiento de algo vivido”, Mabel Parra de Ruiz de los Llanos: De Sofocles a Gambaro: Historia de Poder; Cuadernos Número 16, Universidad de Jujuy, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales 2001, pág. 126.

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ejercidas por el Estado y como todas las Antígonas que fueron representadas universalmente. “En Antígona Furiosa de Gambaro ella vuelve para interpelarnos a través del anacronismo que irrumpe y desincroniza el tiempo, tomando la forma de un espectro que nos asedia, recordándonos que el poder articula la violencia a través de modos que se reiteran sistemáticamente” (Sapkus, 2015).22 De hecho, el ámbito terrenal de Antígona Vélez y su tiempo se plasman por una lucha a muerte entre civilización y barbarie. ¿Es Don Facundo lo suficientemente racional y Antígona el ser subjetivo? ¿Es la “ley” no escrita la fuerza de los hombres? ¿Antígona defiende solo un derecho natural o cuestiona algo más profundo? ¿Por qué la Antígona sofocleana produjo su inmortalidad a través de tantas versiones recreadas con matices propios en otras culturas? A todos estos interrogantes hay un intento por comprenderla, hay algo en ella que es superior y permite consagrarla, también, como una representación feminista en busca de igualdad, a través de la ley y de los hechos consumados. “¿Es Antígona actual? Lo es, porque el tipo de confrontación que plantea no se detiene en el campo de la vida política, ya que con reveladora eficacia desnuda y escenifica otras antinomias esenciales de permanente vigencia. Ahí está el eterno conflicto entre la mujer y el hombre... su discusión advierte al Poder sobre los límites vulnerables de su naturaleza y exhorta al cumplimiento de mandatos indiscutibles: respetar a los muertos, considerar la esencia del amor…no es casual que Antígona sea mujer, del mismo modo que no fue casual que fueran las Madres y no los padres quienes desafiaran al régimen de la última dictadura…Sófocles lo sabía”.23 Efectivamente, sabía que la mujer estaba dotada de otra naturaleza diferente y, de manera más intensa, lo podemos advertir en Eurípides con un desarrollo mucho más enriquecido en la psicología de sus personajes femeninos. Para la época de Antígona Vélez, la mujer sigue siendo una menor de edad, subordinada a la autoridad del marido ...


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