Apolo, Dionisio y la tragedia en Nietzsche- Jorge Valdés PDF

Title Apolo, Dionisio y la tragedia en Nietzsche- Jorge Valdés
Course Problemas De La Filosofía Contemporánea II
Institution Universidad del Norte Colombia
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Jorge Valdés

Apolo, Dionisio y la tragedia en Nietzsche Mucho es lo que habremos ganado para la ciencia estética cuando hayamos llegado no sólo a la intelección lógica, sino a la seguridad inmediata de la intuición de que el desarrollo del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisíaco: de modo similar a como la generación depende de la dualidad de los sexos, entre los cuales la lucha es constante y la reconciliación se efectúa sólo periódicamente. (Nietzsche,1872)

Nietzsche empieza su libro El nacimiento de la tragedia no sólo declarando la estética como una ciencia, sino distinguiendo las dos fuerzas por las que el arte se desarrolla. Para hablar de estas dos fuerzas, Nietzsche se vale de dos “máscaras”, Apolo y Dionisio. Apolo, hijo de Zeus, dios de las artes, de lo onírico, del arco y la flecha, de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón. Apolo representa la cordura, los sonidos armónicos y estructurados; en la obra de Nietzsche, el autor declara que el tipo de arte apolíneo es la escultura. Las esculturas bellas, simétricas y estáticas son por naturaleza apolíneas. El máximo exponente de la fuerza apolínea es Homero, poeta griego. Es considerado apolíneo por sus obras, la estructura y armonía de estas; su tipo de musicalidad y efectos estéticos. La fuerza apolínea es aquella que representa la individualidad y la separación del conjunto. En contraposición con Apolo, Nietzsche presenta a Dionisio. Dionisio es el dios del vino, de la fertilidad, de la música, de la agricultura y del teatro. Dionisio representa las orgías, los rituales bárbaros, el frenesí, el éxtasis, el desenfreno y la embriaguez. La fuerza dionisiaca es aquella que representa el conjunto, la eliminación del individuo por la colectividad; aquel frenesí colectivo donde no hay identidades sino energías. El arte dionisiaco es la danza y la música ditirámbica, aquella donde no hay armonía ni ritmos fijos. La danza es considerada dionisiaca porque es en su esencia libre, creadora de figuras dinámicas y fluidas. Cabe destacar que ambos dioses son dioses musicales, sin embargo, cada uno tiene un tipo de música diferente al otro, esta diferencia es lo que Nietzsche llama apolíneo y dionisiaco en su obra y lo que declara como fuerzas creadoras del arte.

Jorge Valdés

A pesar de ser fuerzas contrapuestas y distintas, Nietzsche dice que una no puede existir sin la otra. Con sus dos divinidades artísticas, Apolo y Dioniso, se enlaza nuestro conocimiento de que en el mundo griego subsiste una antítesis enorme, en cuanto a origen y metas, entre el arte del escultor, arte apolíneo, y el arte no-escultórico de la música, que es el arte de Dioniso: esos dos instintos tan diferentes marchan uno al lado de otro, casi siempre en abierta discordia entre sí y excitándose mutuamente a dar a luz frutos nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar en ellos la lucha de aquella antítesis, sobre la cual sólo en apariencia tiende un puente la común palabra «arte»: hasta que, finalmente, por un milagroso acto metafísico de la «voluntad» helénica, se muestran apareados entre sí, y en ese apareamiento acaban engendrando la obra de arte a la vez dionisíaca y apolínea de la tragedia ática. (Nietzsche, 1872)

Estas dos fuerzas creadoras del arte, armonizan en la tragedia. La tragedia es a la vez apolínea y dionisiaca. El coro es la parte dionisiaca de la tragedia, mientras que el diálogo de los personajes es la parte apolínea. La crítica que Nietzsche le hace al trágico Eurípides, es que despoja a la tragedia de los elementos dionisiacos y de la música; dejando como resultado una obra dialéctica racional y clara para el espectador. Esto, dice Nietzsche, vino a ser la muerte de la tragedia, e incluso, mucho antes de Nietzsche, el mismo Aristófanes hizo una fuerte crítica a Eurípides en su obra las ranas....


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