Apuntes, El Dinástico Arcaico PDF

Title Apuntes, El Dinástico Arcaico
Course Historia Antigua I
Institution Universidad Complutense de Madrid
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III-El dinástico arcaico El paisaje propio de la ciudad sumeria durante el Dinástico Arcaico (2900-2335 a.C.) supuso un esquema casi fijo. La ciudad era el centro político del territorio, sede de las funciones y actividades especializadas. Alrededor de la misma se hallaba un cinturón de huertas, jardines regados por canales y aldeas. Más allá se encontraba la estepa semiárida para el pastoreo, pantanos y el desierto. Dentro de la ciudad, el panorama quedaba claramente marcado primero por las murallas y en segundo lugar por la arquitectura monumental del templo y palacio. No podemos olvidarnos de la aparición de tells por el levantamiento de edificios sobre los restos de otro, posible semilla de la idea de zigurat. Era el templo un claro deudor de la tradición arquitectónica anterior de los pequeños santuarios de Eridu. Estos se levantaron sobre plataformas y poseían un refuerzo por contrafuertes de caña heredados de los haces de cañas verticales de los edificios primitivos. Aunque también existieron los llamados templos bajos, con plantas y soluciones arquitectónicas y decorativas similares a los anteriores pero que no descansaban sobre una plataforma. Estaban inmersos dentro de un área sagrada rodeada por muralla que determinaba su individualidad. En cuanto al paisaje agrícola de la ciudad, las propiedades del templo y palacio serían de forma alargada para facilitar la roturación y el riego. En las comunidades rurales, con aldeas de modestas dimensiones y pobre construcción, la tierra se repartía en lotes familiares. Consideraban los sumerios que en un origen la realeza habría descendido de los cielos en Eridu, aunque la sede de la realeza se habría alternado posteriormente. Este periodo es de marcado carácter mítico, correspondiente al de la gestación del Estado. Tras el Diluvio, la realeza volvió a descender del Cielo en la ciudad de Kish, trasladándose posteriormente a Uruk, ya en un periodo considerado como histórico a pesar de las fabulosas cifras de reinados. Se considera que en las dinastías antes del 2700 a.C. se situarían los semidioses y héroes de la épica sumeria tales como Etana, Emmerkar, Lugalbanda o Gilgamesh, ancestros de reyes históricos. Además, todas estas leyendas nos mostrarían el ambiente propio detales momentos: el contraste entre sedentarios y nómadas, la rivalidad entre ciudades o la importación de materias desde la periferia. Aunque la Lista Real sumeria (s. XXI a.C.) nos hable de reyes sucesivos de diversas ciudades, que en realidad fueron contemporáneos y omite a otros. Por entonces, las diversas ciudades sumerias se enzarzaron en numerosos conflictos que provocaron la aparición de un acentuado policentrismo, convirtiéndose en capitales de pequeños reinos de escaso tamaño. En este contexto de equilibrio político, económico y militar una de ellas se impone al resto, sin implicar esto modificaciones de importancia en los reconocedores del poder hegemónico y sin hablar de una verdadera conquista. Estos conflictos fueron justificados como disputas entre los dioses tutelares de las ciudades, mientras el verdadero motivo era de índole socioeconómica, como método para paliar el aumento demográfico y la inmovilización de riquezas por la élite. Junto a todo ello las incursiones hacia Elam no fueron extrañas, siempre al amparo de la legitimación religiosa del santuario a Enlil en Nippur. El primer testimonio histórico de estas rivalidades sería el que enfrentó a Agga, rey de Kish, y Gilgamesh, rey de Uruk y vencedor de la contienda. Entre los continuos enfrentamientos entre estas ciudades nos encontramos el de Umma y Lagash (2550 a.C.), arbitrado por Mesalim de

Kish debido a la hegemonía de dicho reino. Entre 2450 y 2400 a.C. Eannatum de Lagash obtuvo una serie de victorias sobre el rival que le dotó de cierta posición hegemónica, aunque el hermano del último, Enannatum, caería ante un nuevo conflicto con Umma. Será su hijo Enmetena quien consiguió la recuperación de Lagash venciendo a Urlumma de Umma. No obstante, nuevamente la ciudad se alzaría liderada por el sacerdote de Girsu instalado en el trono por Enmetena. Por otro lado es destacable el conflicto entre Uruk y Ur. Esta última gozaba de gran prosperidad, debido al importante comercio marítimo. Varios monarcas de Uruk se denominaron en efecto reyes de Ur y de Kish, como Mesannepadda, ciudad de gran prestigio político por su posición estratégica en el comercio. A continuación Enshakushanna de Ur se apoderó de Uruk y tomó el título de rey de Summer, tal como hizo a posteriori el rey de Adab Lugalanemundu al tomar Kish y Nippur. Queda constancia pues del ambiente belicoso de Sumer durante el Dinástico Arcaico en las murallas defensivas, en los documentos históricos o en lay leyendas y poemas épicos. Sobre el reclutamiento, cabe destacar la realización de levas para formar una milicia campesina que reforzaba a las tropas de palacio. Combatían en formación cerrada, en falanges de infantería pesada armados con altos escudos rectangulares, largas picas, hachas y cascos de cobre revestidos de cuero. La guerra se había convertido en un asunto más de Estado entrelazado con la diplomacia, pero cuando esta se dirigía hacia las poblaciones lejanas el significado bélico cambiaba, ahora surgía de la exigencia de reconocimiento de su soberanía sobre las poblaciones bárbaras que debían ser sometidas al menos simbólicamente. Esta concepción del mundo sumerio civilizado como centro del mundo y dominio del exterior será el origen de la ideología del “dominio universal”. La economía sumeria queda marcada por el clima de escasas e irregulares lluvias del sur de Mesopotamia, y que dependía por ello de los dos grandes ríos para la irrigación. La infraestructura del sistema de agricultura de irrigación permitía el máximo aprovechamiento del agua y el control de avenidas y riadas. Sabemos por el “Almanaque del agricultor” que la tierra debía ser roturada, luego rastreada y trillada y se regaba, dejándose reposar hasta otoño. La siembra se realizaba con ayuda del arado con una sementera, si bien los más pobres la realizaban con una azada. La cosecha se recogía en primavera con ayuda de hoces. La alternancia de cultivos y el barbecho permitían mantener los suelos fértiles. Aunque existían propiedades tanto del templo y palacio como de tipo familiar, esta últimas fueron perdiendo importancia por la colonización del templo y la inseguridad de las guerras; factor importante para la creación de la propiedad privada. Por lo tanto, a pesar de la existencia de campesinos libres e comunidades rurales, el templo y palacio jugaban un notable papel económico. Nuevamente, existían artesanos independientes, a pesar de que la organización redistributiva de templos y palacios permitía mantener un numeroso personal especializado. Estos organismos reclutaban además la fuerza militar y laboral de campesinos, poseían el monopolio del comercio a larga distancia, mantenían los almacenes y contaban con trabajadores agrícolas, pastores, pescadores y personal administrativo, retribuidos con un sistema de raciones o con pagos de tierra entregada en usufructo. Dentro de la organización del templo, a la cabeza estaba el sacerdote o sanga, del que dependen el jefe del catastro o sadus y el contable, shaduba, junto a inspectores para quienes trabajaban los escribas. El comercio se vio impulsado por la carencia de materias primas y metales, siempre controlado por el templo y sus mercaderes profesionales o damgar. Cobra gran importancia el puerto, pues el comercio

discurría mayormente por rutas marítimas y fluviales. Además, los sumerios fundan varios puestos avanzados o pequeñas colonias comerciales. La sociedad sumeria se constituía de tres grupos, el personal del templo, el del palacio y los particulares organizados en comunidades rurales o urbanas. En general, las funciones relacionadas con el culto, la administración y las manufacturas estaban entre las mejor consideradas. Mientras templo y palacio poseían abundantes tierras y recursos y trabajadores más o menos libres o esclavos, las personas libres que no se incluían en las anteriores formaban parte de comunidades integradas por familias y clanes. En este caso la propiedad pertenecía a la familia o comunidad, aunque existen casos de propiedad privada por dueños particulares. Este sector libre lo componía medianos y pequeños agricultores, granjeros y artesanos ayudados en el trabajo por la familia, jornaleros e incluso un par de esclavos. El empobrecimiento de gran parte de la sociedad provocó en esta época un deterioro social, que obligó a varios reyes a actuar como protectores de la gente común, entre ellos Enmetena de Lagash, quien promulgó una remisión de deudas. También las leyes de Uruinimgina evidencian este nuevo carácter de rey reformador. En estas se pretende eliminar los abusos por parte de ensis y del templo (ocupación de tierras, excesivos impuestos) restituyendo la libertad conculcada y restableciendo la concordia. En esta sociedad el endeudamiento no sería por tanto algo ajeno, obligando a la venta de tierras familiares y a la servidumbre. En la otra cara, administradores concedían préstamos y compraban tierras de familias formándose así un grupo de grandes propietarios al margen de la propiedad y del controlde las instituciones públicas y de las comunidades suprafamiliares de hombres libres. Del gobierno y la administración cabe destacar su simpleza y la dualidad administrativa entre templo y palacio, aunque de sistema muy similar. La burocracia no pretendía sino asegurar la entrega por las comunidades del excedente y su concentración entorno al templo o palacio. La razón de su escasa especialización, con una ausencia de competencias definidas sería la concentración de la autoridad en la persona del rey. La realeza sumeria se otorgaron tres títulos principalmente, “en, ensi y lugal”, sin olvidarnos del ostentado título de rey de Kish. En, “señor”, se vinculaba con el templo como institución de poder. Lugal significaría “gran hombre” mientras el significado de ensi no queda claro. De todos modos, los últimos títulos se asociarían al palacio. Por otro lado, la reina se títulaba como nin, “señora”, con connotaciones religiosas. Los reyes sumerios se mostraban como administradores, constructores, sacerdotes y legisladores. Eran administradores, pues su función era restablecer la justica conculcada, y lo eran por voluntad de la divinidad tutelar realizando construcciones como propaganda para legitimar la realeza, y proporcionar bienestar y mostrar la prosperidad estatal. La vinculación entre realeza y dioses obligó a los monarcas a la construcción y embellecimiento de las moradas divinas, así como de canales, acequias, almacenes… para el bienestar del pueblo. Se mostraba a su vez como un sacerdote, pues podía interpretar la voluntad divina y representaba a su pueblo ante los dioses. Por ello, organizaba las grandes fiestas como la de Año Nuevo o aquellas para asegurar la próxima cosecha. Por último, esta interpretación de la voluntad divina le legitima para tomar decisiones indiscutibles. Es decir, él no crea normas, sino que las acomoda a la situación existente. El rey es pues valedor de la ley, promulgando edictos y códigos y supervisando la vida judicial o recibiendo apelaciones.

La jerarquía administrativa tras el rey estaba encabezada por el nu banda o mandatario, también tesorero y notario del reino. Había a su vez administradores generales o sanga, jefes del catastro o sa-du, contables o sha du ba, correos o sukkal y coperos o sagi. El gal uku sería el dirigente de las tropas mientras los ka guru y ka shagan serían los jefes de los almacenes de grano y de aceite respectivamente. Las mayores necesidades administrativas del momento condicionaron el desarrollo de la escritura, con el paso del pictograma al ideograma y del trazo curvo al recto. Empieza así la escritura cuneiforme, un sistema de varios centenares de signos a los que se asigna un valor fonético de una determinada sílaba que se añadía a su significación ideográfica originaria. Con el tiempo el valor silábico acabó por imponerse sobre el ideográfico y se pasó a escribir en líneas horizontales. Los escribas constituían un grupo social de gran prestigio por poder leer y escribir, que era un privilegio. Estos provenían de familias acomodadas debido a la larga instrucción en las escuelas. Estos centros estaban dirigidos por el ummia, maestro o padre de la escuela ayudado por el profesor auxiliar o gran hermano, habiendo también maestros de dibujo y lengua y de disciplina. En el aprendizaje se aprendían extensas listas de signos, se realizaban tablillas matemáticas y problemas y por último, existía un nivel opcional de creación literaria y artística. Fuera de Sumer nos encontramos varios asentamientos comerciales usados por los sumerios como Assur, centro urbano aislado cuya importancia radicaba de su posición fluvial, alcanzando por el Tigris la Anatolia oriental (estaño), por el Zab el altiplano iranio y al oeste la Mesopotamia septentrional de los hurritas. También encontramos Mari, paso obligado entre Mesopotamia y el norte de Siria. La creación de dicha ciudad en medio del desierto vino determinada por la construcción de canales que traían agua potable, agua de riego, para el transporte y un último para recoger las aguas sobrantes. En el norte de Siria, Ebla presenta notables diferencias respecto de las formas de organización sumerias. Tenía bajo su control rutas que discurrían hacia el norte de Mesopotamia, así como hacia Anatolia y la costa Siria y Palestina, desde donde el comercio marítimo conectaba con Creta y Egipto, aunque su acceso a la baja Mesopotamia estaba controlado por Mari. De igual manera Mari dependía de Ebla para acceder a Sirira, y compartían un interés obre Kish, de tal modo que sus relaciones oscilaron entre la diplomacia y la guerra. Iblul-il, rey de Mari, convirtió a Ebla en tributaria, aunque esta se recuperó pronto imponiendo un bloqueo a Assur y Mari. La agricultura irrigada a pequeña escala y de secano fue el sustento de la población escasa en comparación a Sumer, con una organización y gestión más descentralizada. Siendo la agricultura de menor importancia, también lo sería el papel económico del templo, casi inexistente. Es pues el palacio la principal empresa económica, siendo gestor del aparato redistributivo y protector del comercio. El palacio organizaba las rutas comerciales que poseía delegaciones permanentes, karu, en las diversas ciudades por las que discurrían. La diplomacia y la actividad militar se utilizaron para proteger el tráfico de mercancías. Aunque el Estado eblaita era el de mayor extensión, era el menos urbanizado, de escasa densidad de población y con una sociedad conservadora de una fuerte estructura familiar como gran condicionante. El rey, tal vez de origen electivo, hallaba contrapeso en el consejo de ancianos de las principales familias, que acaparaban importantes prerrogativas administrativas. Tras la figura del malikun rey o señor, en, se encontraban los tesoreros, lugal-sa-za, y el importante papel de los

ancianos o abba, administradores de los distintos distritos administrativos. También destacan dos dayyanum o jueces. En resumen, una estructura muy descentralizada pues el poder del rey presenta un contrapeso en el mismo palacio por las familias más influyentes, cuyos jefes ejercían cargos en la administración central y periférica. Elam se convirtió en el Dinástico Arcaico en una sociedad urbana regida por un sistema monárquico de estructura confederal. La influencia sumeria era grande, sobre todo en Susa, centro comercial de primera magnitud. No obstante los conflictos entre ambas facciones fueron corrientes, pues la guerra y las expediciones suponían otro modo de conseguir riquezas para Sumer, si bien Elam también realizó varias incursiones sobre el territorio sumerio sobre todo bajo la nueva dinastía procedente de Awan. La unificación política de Sumer tendrá lugar cuando el reinado de Uruinimgina de Lagash se vea interrumpido por Lugalzagesi, rey de Umma, quien se proclamó “rey del País de Sumer”, tras anexionar Ur y Uruk. De hecho, controlaría casi toda la Mesopotamia meridional y estableció alianzas con los reinos de Mari, Ebla y Elam. Con todo ello nos encotramos con la primera unificación política de Sumer, cuando la ideología del dominio universal había quedado ya fijada....


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