Biografia César Vallejo PDF

Title Biografia César Vallejo
Course Taller de Redacción
Institution Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
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César Vallejo Ir a la navegaciónIr a la búsqueda Para otros usos de este término, véase César Vallejo (desambiguación).

César Vallejo

Información personal

Nombre de

César Abraham Vallejo Mendoza

nacimiento

Nacimiento

16 de marzo de 1892 Santiago de Chuco, La Libertad

Fallecimiento

15 de abril de 1938

(46 años)

París

Sepultura

Cementerio de Montparnasse

Nacionalidad

Peruana

Afiliaciones

Partido Socialista Peruano

Familia

Cónyuge

Georgette Philippart de Vallejo

Educación

Educado en

Universidad Nacional de Trujillo Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Información profesional

Ocupación

Poeta, ensayista, narrador, periodista y educador

Movimiento

Vanguardismo

Género

Poesía

Obras notables Los heraldos negros (1918), poemario Trilce (1922), poemario Escalas (1923), narraciones Fabla salvaje (1923), novela corta El Tungsteno (1931), novela Paco Yunque (1931), cuento Rusia en 1931 (1931), ensayos España, aparta de mí este cáliz (1939), poemario Poemas humanos (1939), poemario

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César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, La Libertad ; 16 de marzo de 1892-París, 15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía universal del siglo XX y el máximo exponente de las letras en el Perú.1 Es, en opinión del crítico Thomas Merton, «el más grande poeta católico desde Dante, y por católico entiendo universal»2 y, según Martin Seymour-Smith, «el más grande poeta del siglo XX en todos los idiomas».3 Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), con poesías que, si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación

expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923, dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo4 complementado con trabajos de traducción y docencia. En la última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que aparecerían póstumamente. Sacó, en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces, escribió también su cuento más famoso, Paco Yunque, que saldría a luz años después de su muerte. Sus poemas póstumos, Poemas humanos fueron publicados junto con España, aparta de mí este cáliz, en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos volúmenes es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los Poemas humanos constituyen lo mejor de su producción poética (esto lo ha hecho merecedor del calificativo de «poeta universal»).

Índice  o o o o o o o  o o o o o  o    

1Biografía 1.1Primeros años 1.2La bohemia de Trujillo 1.3El recuerdo de María Rosa 1.4Viaje a Lima. Los heraldos negros 1.5Prisión en Trujillo. Trilce 1.6Viaje a Europa 1.7Muerte en París 2Obras 2.1Poesía 2.2Narrativa 2.3Teatro 2.4Ensayo 2.5Traducciones 3Compilaciones de la obra de Vallejo 3.1Obras completas 4Véase también 5Referencias 6Bibliografía 7Enlaces externos

Biografía[editar] Primeros años[editar] César Abraham Vallejo Mendoza nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, pueblo en una zona alta del departamento de La Libertad, en Perú. Hijo

de Francisco de Paula Vallejo Benites y María de los Santos Mendoza Gurrionero, fue el menor de once hermanos; su apariencia mestiza se debió a que sus abuelas fueron indígenas y sus abuelos gallegos, uno de ellos fue el sacerdote mercedario José Rufo Vallejo, quien yace en las catacumbas de la iglesia del pueblo de Pallasca en Áncash.5 Vallejo era un «hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo», recordaba César González Ruano, en una entrevista publicada en el Heraldo de Madrid, el 27 de enero de 1931.

El joven Vallejo

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros versos. Sus estudios primarios los realizó en el Centro Escolar N.º 271 del mismo Santiago de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudió la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco. En 1910 se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a problemas económicos retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios. Apoyó a su padre en las tareas administrativas de gobernador y toma contacto con la realidad de los mineros de Quiruvilca, cerca de Santiago de Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El tungsteno. Viajó a Lima en 1911 para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero nuevamente abandonó el claustro universitario por razones económicas o tal vez por desilusionarse de dicha carrera. Consiguió un empleo de preceptor de los hijos de Domingo Sotil, un rico minero y hacendado de Acobamba (departamento de Junín), trabajo en el que permaneció durante siete meses.6 Luego regresó a Trujillo, y en 1912 consiguió un modesto empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle Chicama, donde fue testigo de la cruel explotación de los peones indios.

La bohemia de Trujillo[editar] Artículo principal:

Grupo Norte

La “bohemia trujillana” o Grupo Norte, 1916. Vallejo es el cuarto de los sentados, de izquierda a derecha. Atrás de él, Antenor Orrego.

En 1913 regresó a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras. A fin de costearse sus estudios, trabaja como maestro en el Centro Escolar de Varones N.º 241, y luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan, donde tuvo como alumno pequeño a Ciro Alegría, que más tarde se convertiría en un gran novelista.7 El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de bachiller en Letras con su tesis El romanticismo en la poesía castellana. En 1916 frecuenta con la juventud intelectual de la época agrupada en la bohemia trujillana, conocida luego como Grupo Norte, donde figuran Antenor Orrego, Alcides Spelucín, José Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre y Víctor Raúl Haya de la Torre . Publicó sus primeros poemas en los diarios y revistas locales (algunas de las cuales son recogidas por publicaciones de Lima) y se enamora de María Rosa Sandoval, joven atractiva e inteligente, que fue la musa inspiradora de algunos de sus poemas de Los heraldos negros. En 1917 conoce a Mirtho (Zoila Rosa Cuadra), una muchacha de quince años con quien sostiene un apasionado y corto romance. Al parecer, Vallejo intenta suicidarse a causa del desengaño pero es convencido por sus amigos para viajar a Lima con el fin de retomar sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y conseguir su doctorado en Letras y Derecho.

El recuerdo de María Rosa[editar] El recuerdo de María Rosa Sandoval es la inspiración de su primer libro, “Los heraldos negros”, y se junta al de la madre del poeta también llamada María en la imprecación a Dios de su poema “Los dados eternos”: “Tú no tienes Marías que se van…” Después de más de un año de romance, ella desaparece sin dejar huella. Se sabrá después que María Rosa viajó a las serranías de Otuzco para alejarse del poeta a quien no quería entristecer con su enfermedad mortal: una tuberculosis que terminó con su vida en 1918. La misteriosa amada que tanta importancia tiene en la poesía de Vallejo dejó un inédito diario de vida revelado en la novela biográfica Vallejo en los infiernos de Eduardo González Viaña.

Viaje a Lima. Los heraldos negros[editar]

Monumento a César Vallejo en el exterior de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Se embarca en el vapor Ucayali, y llega a Lima el 30 de diciembre de 1917. Conoce a lo más selecto de la intelectualidad limeña. Se encuentra con Clemente Palma, que había sido un furibundo detractor de su obra poética (había calificado de mamarracho el poema «El poeta a su amada»), pero quien esta vez le da muestras de respeto. Llega a entrevistarse con José María Eguren y con Manuel González Prada8, a quien los más jóvenes consideraban entonces un maestro y guía. En la capital, Vallejo se vinculó con escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar9 y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui; con ambos hace profunda amistad. También conoce a Luis Alberto Sánchez y Juan Parra del Riego. Asimismo, publicó algunos de sus poemas en la revista Suramérica del periodista Carlos Pérez Cánepa. En 1918 entra a trabajar al colegio Barrós de Lima. Cuando en septiembre de ese año muere el director y fundador de dicho colegio, Vallejo ocupa el cargo. Se enreda en otra tormentosa relación amorosa, esta vez con Otilia Villanueva, una muchacha de 15 años, cuñada de uno de sus colegas. Debido a ello pierde su puesto de docente. Otilia será la inspiradora de varios de los poemas de Trilce. Al año siguiente consigue empleo como inspector disciplinario y profesor de Gramática Castellana en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe. Ese mismo año ve la luz su primer poemario Los heraldos negros, que muestran aún las huellas del modernismo en su estructura, aunque ya se vislumbran algunas características muy peculiares en el lenguaje poético. El poeta toca la angustia existencial, la culpa personal y el dolor, como, por ejemplo, en los conocidos versos «Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!» o «Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo». Circularon relativamente pocos ejemplares, pero el libro fue en general bien recibido por la crítica.

Prisión en Trujillo. Trilce[editar]

Su madre había fallecido en 1918. La nostalgia familiar lo empuja, en mayo de 1920, a retornar a Santiago de Chuco. El 1.º de agosto ocurre un incendio y saqueo de una casa del pueblo, perteneciente a la familia Santa María Calderón, arrieros negociantes de mercaderías y alcohol desde la costa, suceso del que se acusa injustamente a Vallejo como participante y azuzador. Se esconde pero es descubierto, apresado y arrojado a un calabozo de Trujillo donde permanecerá durante 112 días (del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921). El 24 de diciembre de 1920 gana el segundo premio (el primero fue declarado desierto) de la Municipalidad de Trujillo con el poema «Fabla de gesta (Elogio al Marqués de Torre Tagle)»; lo curioso de este suceso es que Vallejo compitió escondiendo su identidad bajo un seudónimo, a fin de dar imparcialidad al concurso. En la obra ya citada, Vallejo en los infiernos, Eduardo González Viaña, el autor, que también es abogado, revela piezas claves del expediente judicial seguido contra el poeta y muestra que todo aquel fue una construcción deliberada por el juez y sus enemigos para hundirlo en una prisión infame. Se procesó a las víctimas y se excluyó de la acción penal a los implicados. Se inventó testimonios y se les adjudicó a personas que después declararon que ni siquiera conocían Santiago de Chuco,el lugar de los hechos. Por fin, el hombre sindicado como autor material fue conducido a Trujillo para que declarara ante la corte superior. Sin embargo, en el largo camino, los gendarmes que lo custodiaban lo mataron a balazos pretextando que había querido fugar. Más todavía, el autor ha indagado las otras ocupaciones del juez ad hoc. En verdad, aquel era abogado de la gran empresa cañavelera Casagrande y de la minera Quiruvilca en las cuales los trabajadores operaban sin horario y eran víctimas de horrorosas condiciones laborales. Todo ello evidencia el carácter político del juicio penal. En Vallejo se trataba de escarnecer a su generación, jóvenes universitarios que intentaban alzarse contra la injusticia y abrazaban el anarquismo y el socialismo, las utopías del siglo. El proceso judicial nunca se cerró. El poeta salió de la cárcel en virtud de una liberación provisional. Años después en Europa sabía que no podría volver jamás a la patria. La cárcel y los “infiernos” denunciados en esa novela tenían la puerta abierta para él. Tras salir en libertad condicional, se dirige nuevamente a Lima, donde su cuento de corte fantástico Más allá de la vida y de la muerte fue premiado en un concurso literario. El monto del premio lo destina a financiar otras publicaciones literarias. En octubre de 1922 ve la luz su segundo poemario: Trilce, prologado por su amigo Antenor Orrego. Es recibido tibiamente por la crítica, que no alcanzaba aún a comprender la literatura de vanguardia, salvo por el propio Orrego, quien dijo de Vallejo: «A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal». Trilce anticipó gran parte del vanguardismo que se desarrollaría en los años 1920 y años 1930. En este libro, Vallejo lleva la lengua española hasta límites insospechados: inventa palabras, fuerza la sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos dadá y suprarrealista. Se adelantó a la renovación del lenguaje literario que después ensayaría Vicente Huidobro en su

poemario Altazor (1931) y James Joyce en su relato onírico Finnegans Wake (1939). En marzo de 1923, Vallejo publicó una corta edición de Escalas o Escalas melografiadas, colección de relatos y cuentos, algunos ya vanguardistas. Otra narración suya, titulada Fabla salvaje, fue publicada el 16 de mayo en la serie La novela peruana dirigida por Pedro Barrantes Castro. Es admitido nuevamente como profesor en el Colegio Guadalupe, puesto en el cual no durará mucho, tras ser declarado cesante.

Viaje a Europa[editar]

Vallejo frente a la Puerta de Brandenburgo en Berlín.

Hastiado de la mediocridad local, tenía ya sus miras puestas en el Viejo Mundo. Con el dinero que le adeudaba el Ministerio de Educación, se embarca rumbo a Europa, de donde no regresará más. Viaja en el vapor Oroya el 17 de junio de 1923, con una moneda de quinientos soles. Arriba a París el 13 de julio. Sus ingresos —siempre insuficientes— provenían del periodismo, si bien fungió también de traductor. Escribía para el diario El Norte de Trujillo, y las revistas L'Amérique Latine de París, España de Madrid y Alfar de La Coruña. Sus dos primeros años en París fueron de mucha estrechez económica, al punto que muchas veces tuvo que dormir a la intemperie. Inicia su amistad con el escritor español Juan Larrea y con Vicente Huidobro; traba contacto con importantes intelectuales como Pablo Neruda y Tristan Tzara. A principios de 1924 recibe la noticia de la muerte de su padre. En octubre es hospitalizado en un hospital de caridad pública, a consecuencia de una hemorragia intestinal. Fue operado y pudo restablecerse. En 1925 empieza a trabajar como secretario de la recién fundada Les Grands Journaux IberoAméricains o Los Grandes Periódicos Iberoamericanos, una vasta organización publicitaria. También empezó a colaborar para la revista limeña Mundial. Ese año el gobierno español le concedió una modesta beca para que pudiera continuar sus estudios universitarios de Derecho en España. En los dos años siguientes visitó periódica y brevemente Madrid a fin de cobrar a plazo fijo el monto de la beca, aunque sin estudiar; en octubre de 1927 renunció a dicha beca. Nunca se doctoró en Letras ni en Derecho.

Renunció a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos en 1926 y conoció a su primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivió hasta octubre de 1928. Con Larrea fundó la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de Vivero el semanario La Semana Parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera. Empezó a enviar colaboraciones para la revista limeña Variedades.

Vallejo y Georgette en París

En 1927 conoció en París a Georgette Marie Philippart Travers, una joven de 18 años que vivía con su madre en un apartamento situado enfrente del hotel donde se hospedaba. Profundizó en sus estudios sobre el marxismo. Apareció una narración suya en Amauta, la revista que fundó en Lima su amigo José Carlos Mariátegui y en la que también se reprodujeron varias de sus crónicas periodísticas. En abril del año siguiente enfermó nuevamente de gravedad, pero se recuperó a los pocos meses. Todavía le acompañaba Henriette. Empezó a interesarse con más ahínco por las cuestiones político-sociales. Ese mismo año realizó su primer viaje a Rusia. Retornó a París y fundó la célula parisina del Partido Socialista que había fundado Mariátegui en su patria (después denominado Partido Comunista Peruano). En 1929 empezó a convivir con Georgette (quien acababa de heredar el apartamento y bienes de su fallecida madre) y junto con ella realizó un segundo viaje a Rusia. Se detiene en Colonia, Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado y varias ciudades italianas, antes de retornar a París. Inició su colaboración para el diario El Comercio, como corresponsal oficial, y continuó haciéndolo con las revistas Variedades y Mundial. Esta labor periodística fue forzosamente suspendida en 1930 a raíz de la crisis mundial, cuando dichas revistas desaparecieron, al igual que el suplemento dominical de El Comercio, donde se publicaban sus artículos.

César Vallejo en Niza, 1929

En esta primera parte de su estancia parisina, que va de 1923 a 1929, se sitúa la composición de algunos cuantos poemas (después llamados Poemas en prosa), un libro o recopilación de ensayos: Contra el secreto profesional y un proyecto de novela incaica: Hacia el reino de los Sciris, todos los cuales fueron publicados póstumamente, a excepción de algunos ensayos y relatos sueltos. La razón de esta parquedad de creaciones literarias se debió a que se hallaba más absorbido en producir artículos y crónicas para diarios y revistas pane lucrando. En 1930 viajó a Madrid a raíz de la publicación de su poemario Trilce, que señaló el descubrimiento de su poesía en España, donde fue sometida a la crítica. Retorna a París pero al poco tiempo es expulsado, acusado de hacer propaganda comunista. Junto con Georgette vuelve a Madrid donde pasa dificultades económicas. Allí es testigo de la caída de la monarquía borbónica y la proclamación de la Segunda República Española (1931); se relaciona también con grandes literatos españoles como Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego y José Bergamín. Publicó también su novela proletaria El tungsteno, y su libro de crónicas y ensayos Rusia en 1931, que se convirtió en un superventas: tres ediciones en solo cuatro meses. Le niegan, en cambio, la publicación de su cuento Paco Yunque, por ser «muy triste». En octubre de 1931 realizó un tercer y último viaje a Rusia para participar en el Congreso Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen soviético. Retorna a Madrid y continúa con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus obras de teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos orillas corre el río), así como su libro de crónicas Rusia ante el segundo plan quinquenal (continuación de Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos El arte y la revolución. La razón principal: por ser obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta época empieza también a escribir (hasta 1937) una serie de poemas que póstumamen...


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