Capítulo 3 - ASC - Resumen del capítulo 3 del libro \"De lo lejano a lo próximo\" de Paz Moreno PDF

Title Capítulo 3 - ASC - Resumen del capítulo 3 del libro \"De lo lejano a lo próximo\" de Paz Moreno
Author N Blueyes
Course Antropología Social y Cultural
Institution UNED
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Resumen del capítulo 3 del libro "De lo lejano a lo próximo" de Paz Moreno Feliu....


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Capítulo 3: El modelo clásico: 19201970. LA CIENCIA DE LOS PRIMITIVOS. En la división del trabajo intelectual entre las distintas ciencias sociales que se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX, a la antropología o a la etnología le cupo en suerte el estudio de los “pueblos primitivos” en sus tres versiones principales: 1. Los primitivos abstractos de los estadios por los que transcurrían las vidas de todos los pueblos pasados y presentes, según habían ideado los antropólogos evolucionistas. 2. Los primitivos como los pueblos de los territorios colonizados, según se los encontraban los agentes colonizadores. 3. Los primitivos como “supervivencias” del pasado reciente, que los europeos acababan o estaban dejando atrás debido a los cambios políticos, económicos y sociales, pero con rasgos que los folkloristas encontraban entre las clases subalternas o campesinas que, a pesar de la merma que suponían los flujos migratorios a las Américas o a Australia, todavía se comportaban como las últimas comunidades de las sociedades europeas. Incluso con los cambios introducidos por Boas y Malinowski se mantuvo el acuerdo casi generalizado de que el objetivo de estudio de la antropología eran las llamadas sociedades primitivas, si bien, el interés de los antropólogos del siglo XX por relacionar a los “primitivos” actuales con la evolución de las instituciones humanas, había dejado paso a la utilidad que podía tener para las administradores coloniales saber cómo vivían esos pueblos. Entre los años 20 y 70 del pasado siglo nos preguntásemos cuáles eran los componentes fundamentales de la antropología reconoceríamos cuatro elementos en los que estarían de acuerdo las tradiciones nacionales más productivas durante esos años, es decir, la británica, la francesa y la norteamericana.  

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En primer lugar, la antropología estudiaba comunidades primitivas, homogéneas, relativamente aisladas y a pequeña escala. En segundo lugar, buscaba un enfoque holista, pero reconocía, como en la historia natural, que las comunidades se podían estudiar como si existiesen especializaciones separadas, como si siguiesen el modelo de los organismos cuyos distintos sistemas cumplen distintas funciones: económicas, políticas, mágicas, etc. En tercer lugar, las investigaciones requerían que se hiciesen trabajos de campo intensivos en la pequeña comunidad. Por último, para lograr un mínimo de objetividad en las investigaciones se rechazaba el etnocentrismo y se defendía un cierto relativismo cultural.

COMUNIDAD Y SOCIEDAD. Hasta ahora hemos vinculado la búsqueda del saber antropológico al encuentro con el “otro” y sus consecuencias: guerras, dominio, explotación económica, etnocentrismo, pero también curiosidad y búsqueda de conocimiento sobre las distintas facetas de la humanidad. Sin embargo, las preguntas que impulsan los estudios sociales también surgen en sociedades que están sufriendo cambios bruscos y radicales. En la Europa del XIX muchas personas se pusiesen a estudiar qué estaba ocurriendo en sus propias sociedades que, en pocos años, ante el avance arrollador del capitalismo, habían dejado atrás una forma de vida rural, el trabajo de los artesanos o un modo de intercambio que no contemplaba que el trabajo, la tierra o el dinero fuesen mercancías. En poco tiempo gran parte de la población se había ido a vivir a ciudades, trabajaba en fábricas y en el servicio doméstico; mientras los observadores veían cómo aumentaban las desigualdades entre clases y se producía una expansión sin límites de un sistema económico que parecía poder comprar y vender todo. Esos cambios tan tremendos en el modo de vida favorecieron la aparición de nuevas ciencias sociales –como la economía o la sociología- que buscan entender y explicar lo que estaba sucediendo. Para lograrlo, la mayoría de los nuevos científicos sociales desarrollaron una comparación implícita entre las sociedades capitalistas en que vivían y las “otras”, incluyendo en las otras no tanto las “primitivas”, como lo que sus propias sociedades estaban dejando atrás, ante los cambios que la industrialización y el capitalismo estaban llevando a la vida de las personas. Los términos en que se establecía esta comparación eran paradójicos, desde el punto de vista ideológico: por una parte, existía un cierto optimismo positivista, según el cual se interpretaban las nuevas formas sociales como la cumbre del progreso conquistado hasta entonces por el género humano; por otra, existía un rechazo que a veces, se mostraba como la nostalgia por un pasado tradicional, dotado de valores “auténticos” y “humanos”, que idealizaban los autores más conservadores. Muchos otros pensadores ligaron su rechazo a la búsqueda de una sociedad futura con un rostro más justo y equitativo que el que mostraba a las clases desposeídas. Al especificar en qué consistían las diferencias entre uno y otro modelo de sociedad – la que habían vivido y la que se estaba creando-, los distintos investigadores formularon – de forma coincidente, aunque cada uno hiciese hincapié en los aspectos que considerase más relevantes- un modelo en el que oponían dos tipos de sociedades: Gemeinschaft y Gessesellschaft, Comunidad y Sociedad. El sociólogo alemán Ferdinand Tönnies, estableció en 1887 una distinción entre:  

Gemeinschaft (comunidad): los hombres viven en asentamientos a pequeña escala, y tienen relaciones directas, cara a cara, basadas en el estatus. Gesellschaft (sociedad): los grupos son tan extensos que las personas no se conocen y mantienen relaciones impersonales e indirectas, basadas en la firma de contratos.

E. Durkheim introdujo varios matices al diferenciar los vínculos sociales existentes: así en 1893, distinguió las sociedades caracterizadas por la solidaridad mecánica (“primitivas y arcaicas”) de las que lo eran por la solidaridad orgánica (“modernas”).

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En las primeras había pocas diferencias en el acceso a los recursos o al poder entre sus miembros, que vivían sujetos, uniformemente, a las reglas del grupo social. Por el contrario, en las sociedades que se relacionaban mediante la solidaridad orgánica existían grandes diferencias internas en el reparto de riqueza y poder. Las relaciones de dependencia mutua entre las personas en este tipo de sociedades se articulan mediante la división del trabajo.

Es importante recalcar que la complejidad de la moderna división del trabajo ocuparía el interés de casi todos los primeros sociólogos. Así, G. Simmel, analizaría la gran variedad de estilos de vida modernos en función del crecimiento de la economía del dinero, del desarrollo de ciudades, de la movilidad de los individuos y del interés por nuevas formas sociales y culturales. En las épocas anteriores, según Simmel, el individuo se movía en los conocido y cerrados círculos familiares, mientras que en las sociedades urbanas la base de los círculos sociales era la existencia de nuevas actividades y trabajos que repercutían en la aparición de nuevas tendencias sociales. Otros autores, como Marx, tomaron de Maine la distinción entre estatus (domiante, como en Tönnes, en las relaciones de las pequeñas sociedades primitivas) y contrato (relaciones fundamentales en las modernas) y de Morgan la paralela entre Societas (característica de las sociedad primitiva) y la Civitas (sociedad civilizada), distinción basada en gran parte en las relaciones de propiedad de los medios de producción, que se daba en cada una de ellas. Así, a diferencia de las Civitas, caracterizada por un acceso desigual a los recursos, la Societas explotaba los recursos como propiedad común, lo que le permitiría al Marx interesado en la etnología clasificar las sociedades de acuerdo con el modo y las relaciones de producción dominantes en: comunismo primitivo; sociedad arcaica esclavista; sociedad asiática; feudal y capitalista. No es difícil rastrear en estas distinciones decimonónicas el modelo a pequeña escala que, durante los años del modelo clásico, formaría la unidad de análisis ideal de los antropólogos, en cuyas monografías los sujetos que estudiaban aparecerían viviendo en pequeñas comunidades aisladas, independientes de lo que ocurriría en el exterior, internamente homogéneas, con solidaridad mecánica, sin grandes diferencias en el reparto de cargos y riquezas, y donde las relaciones entre la gente eran cara a cara. La mayoría de los antropólogos clásico estarían de acuerdo en que la antropología estudiaba a los pueblos primitivos, en la pequeña escala de los atributos otorgados a sus “comunidades”. La distinción entre Comunidad y Sociedad persistiría en la inmensa mayoría de los antropólogos que se encuadran en las escuelas funcionalistas británicas, en la baosiana y en las investigaciones francesas desarrolladas por los discípulos de Durkheim.

ESPECIALIDADES Y HOLISMO. Una de las cosas buenas del modelo de investigación dominante fue, que al realizar los estudios a pequeña escala, como si los pueblos viviesen en una sociedad en miniatura, los antropólogos descubrieron las ventajas de mantener una postura holista. Pero simultáneamente, se utilizaba otro modelo de estudio que trataba a las sociedades al modo de las ciencias naturales, como si fuesen un organismo, susceptible de dividirse en partes interrelacionadas. La noción de función se basa en la versión de la vieja analogía orgánica que habían introducido los durkheimnianos. Como consecuencia de este enfoque antropológico bifronte (holista/especializado en funciones), los primitivos, en la vertiente holista de pueblos “sin” (sin historia, sin escritura, sin gobierno, sin estado, sin economía), aparecían como pueblos carentes de las instituciones específicas que occidente había desarrollado en cada uno de esos campos: lo que nosotros llamamos economía, por ejemplo, entre ellos, no se diferenciaba de las instituciones de parentesco, de las políticas o de las mágico-religiosas, como mostraría K. Polanyi cuando acuño la noción de que la economía estaba incrustada o imbricada en el conjunto de instituciones sociales. En su vertiente especializada, las descripciones etnográficas sobre los sujetos antropológicos seguían un modelo diseccionado o compartiendo, semejante a los de las ciencias naturales, de modo que sus “usos y costumbre” eran descritos separadamente en partes. En cierto modo, el origen de estas especialidades y estaba presente en las viejas investigaciones de los evolucionistas y difusionistas. Por ejemplo: 



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Como muchos de ellos tenían formación legal y ejercían la abogacía, cuando sistematizaron el estudio de las formas de matrimonio, la filiación y descendencia, los términos para definir a los parientes o de los derechos jurales, acabarían por convertir el parentesco en una especialidad. A partir de antropólogos interesados en los intercambios y en los estudios sobre los dones, la reciprocidad, la distribución, las formas rituales de consumo comunal o de redistribución de la riqueza se configuraría una antropología económica. Los preocupados por la desigualdad, por la existencia de rangos, por los conflictos o la formación y organización de los gobiernos, una antropología política. Ya hemos visto el hincapié de los boasianos en la lingüística y su deriva hacia una antropología sicología. Según recalca el historiador de la antropología G. Stocking (1987) en su libro Victorian Anthropology, pese a que bastante de los primeros antropólogos al ser disidentes eran hostiles a las religiones oficiales y muchos otros se consideraban agnósticos o, como se decía en la época, librepensadores, gran parte de sus obras tratan sobre las bases de las creencias religiosas y su simbolismo o las distinciones entre magia y ciencia como formas de explicación: la popularidad de esta especialidad temprana debe mucho a J. Frazer, cuyo libro, La Rama Dorada, posee una rara belleza literaria. También Malinowski es autor de un pequeño libro sobre las funciones de la magia. Este campo de estudio daría un importante giro a raíz de que Evans-Pritchard defendiese que la brujería puede ser una explicación del mal socialmente relevante.

Con el cambio en la forma de realizar los trabajos de campo, se reforzarían otras basadas en áreas lingüísticp-geográfico-culturales, dada la importancia que tanto Boas como Malinowski le daban a aprender la lengua nativa: así surgirían melanesistas, africanistas, americanistas, etc. Con el tiempo se irían añadiendo muchas otras especialidades, como los estudios de género, la ecología cultural, la antropología jurídica, la antropología del desarrollo, la del colonialismo y postcolonialismo, etc. La consolidación de las especialidades como una serie de comportamientos temáticos se reforzó con el asentamiento académico en los distintos países, que convertiría estas pequeñas especialidades, basadas en el agrupamiento de problemas, en asignaturas. El resultado final de las especialidades antropológicas es que los compartimentos ideados para el estudio de las comunidades recuerdan mas que a las clasificaciones de las ciencias naturales, a la organización ministerial de un gobierno occidental, es decir, a sociedades. Esta oscilación entre comunidad-sociedad fue señala por el antropólogo David Graber como una paradoja: En el relato etnográfico de la pequeña “comunidad” parece colarse el deseo de encontrar “sociedades”. “Un pueblo, que habla una lengua común, que vive en un territorio delimitado, que reconoce una serie de principios legales… pero que carece de aparato de Estado (…), de tal forma, que volvemos al problema inicial, el de la ruptura entre el mundo que vivimos y el habitado por quienes pudieran caracterizarse como “primitivos”, “tribales” o incluso “campesinos”. Existe una tensión entre la especialización temática y académica –que de manera casi etnocéntrica reproduce, como hemos dicho anteriormente, las divisiones de nuestra sociedad- y las experiencias y resultados etnográficos del trabajo de campo donde aparecía una y otra vez el holismo, el carácter de hecho social total –en la denominación de Mauss- o de incrustadas-embedded, en la de Polanyi de las instituciones más importantes de esas sociedades. Los mismos antropólogos que estudian fenómenos tales como la adaptación al medio ambiente, la organización de la subsistencia, el sistema del parentesco, el ejercicio del poder o la configuración ideológica de una sociedad dada, consideran que la tarea de la antropología es reunir, no separar esos fenómenos:   

La organización del sistema de parentesco de parentesco es pertinente para estudiar la esfera política. La organización económica, la religión o la estructura de clases. Las llamadas relaciones de reciprocidad se sitúan tanto en la órbita del parentesco como en la de un tipo específico de intercambio o en el análisis y justificación –a partir de su moralidad- de la desigualdad: quien recibe un regalo queda obligado con quien se lo dio, es decir, estará en en deuda –una posición inferior- hasta que lo devuelva.

La mayoría de los antropólogos siguen viendo muchas ventajas en mantener un perspectiva holista. El problema que se plantea en la actualidad radica, en los retos teóricos y metodológicos con que la multiplicidad de escalas – locales y globales; actuales e históricas- desafían a la perspectiva holista.

EL EQUILIBRIO ENTRE ESPECIALIDADES Y HOLISMO: LA BRUJERÍA AZANDE. Las publicaciones clásicas no parecen reflejar ni la tensión ni las contradicciones entre especialidades y holismo que estamos señalando. Esto se debe en parte a que algunos antropólogos trataban fenómenos aparentemente específicos, por ejemplo, los intercambios, como hechos sociales totales que afectaban a todas las instituciones de comunidad. También a que la idea de un todo se representaba con mayor facilidad si lo que se había estudiado era una pequeña isla o archipiélago, como era el caso de Malinowski, Radcliffe-Brown o Firth. ¿Cómo se divulga el conocimiento antropológico? Una vez realizado el trabajo de campo, donde se había considerado a la comunidad como un todo, el antropólogo iba publicando monografías sobre instituciones específicas. Malinowski publicaría Los Argonautas del Pacífico (1922), donde analiza el circuito del Kula, el largo viaje en canoa que emprendían los Trobriandeses por las distintas islas del archipiélago Massin para cumplir sus obligaciones en el intercambio de brazaletes y collares siguiendo la moral de la reciprocidad. En 1929, publicaba La Vida Sexual de los Salvajes de la Melanesia Noroccidental, donde trata las ideas Trobriand sobre la procreación y las relaciones de familia; mientras que dedica su gran libro Los jardines de coral y su magia a las prácticas agrícolas y sus rituales mágicos. A lo largo del tiempo, las publicaciones abordaban las distintas funciones –económicas, de parentesco, rituales, agrícolas- que cumplían las partes especialidades de ese todo. R. Firth, después de su trabajo en una de las islas Salomón, publicaría su investigación sobre Tikopia en monografías específicas:

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We the Tikopian (1936): centrado en la sociología del parentesco. Primitive Polinesian Economy (1939): sobre las relaciones económicas. The Work of Gods in Tikopia (1940): sobre la religión.

Aunque la referencia era siempre la isla, se guardaba un equilibrio entre las interrelaciones del todo social con los apartados específicos que se publicaban como monografías. Naturalmente, no todos los antropólogos hacían el trabajo de campo en islas, pero el modelo de la comunidad llevaba a tratar cualquier lugar como si realmente estuviese aislado y el modelo etnográfico buscaba que las distintas partes se integrasen armónicamente en el todo. La siguiente viñeta etnográfica sobre una de las grandes monografías clásicas, dedicaba al estudio de la brujería entre un pueblo africano, los Azande, nos servirá para comprender cómo el equilibrio entre holismo y especialidades, se puede mantener sin seguir como modelo el funcionalismo orgánico, que muestra sus carencias en el momento en que se deja de considerar que la sociedad es como un organismo. ¿Cómo soluciona su autor lo específico que parecería la brujería con una idea holista de la sociedad? Evans-Prtichard recurre a la idea de sistema. Su monografía convierte la brujería en el sistema que articula toda la vida social Zande: “Mi objetivo, no es describir en que están presentes la magia, los oráculos y la brujería, sino estudiar las

relaciones de esas prácticas y creencias entre sí, mostrar cómo forman un sistema racional e investigar cómo ese sistema racional se manifiesta en el comportamiento social”. Los Azande viven actualmente entre la República Democrática del Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana. Para este pueblo agrícola la brujería consistía en un poder místico de causar daño, sin recurrir a hechizos o al uso de medios materiales: según su clasificación, eso sería magia. En cierta forma, el modelo de Evans-Prtichard sobre la brujería Zande se parece a la definición de “hecho social” de Mauss, porque está presente en toda la vida social: en el subsistencia en la vida doméstica de las casas y en la de las aldeas o en la corte; en la ley, en las costumbres, en las reglas de etiqueta, en la tecnología y en la religión. No hay nicho ni rincón de la cultura Zande en que no penetre. En efecto, cualquier fracaso o infortunio que cae sobre alguien en cualquier tiempo y en la relación con cualquiera de las múltiples actividades de la vida puede ser debido a brujería. Sin embargo, los Azande no expulsan de las aldeas a los brujos porque, aunque sean malignos, no pueden asegurar de ninguna persona viva que lo sea. Para ellosla brujería es involuntaria: un brujo o una bruja pueden causar daño sin saberlo. Es decir, frente a la concepción de la brujería de otras culturas, los brujos son gente corriente que ignoran su poder, se le hace una autopsia y aparece la substancia. ¿Cómo se puede saber si alguien está padeciendo males causados por un brujo o por una bruja? Formulándole preguntas a los oráculos, que además les indicarían que conducta tomar. Cualquier personas podía consultar a una por su cuenta, siempre que sus preguntas se respondieran de forma binaria, es decir, con un sí o con un no. El oráculo más simple radicaba en colocar ...


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