Discurso DEL Arrepentimiento PDF

Title Discurso DEL Arrepentimiento
Author María Luisa González Ordoñez
Course Lógica Jurídica
Institution Universidad Rural de Guatemala
Pages 3
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Summary

lectura sobre el arrepentimiento, relacionado a la logica juridica...


Description

Como miembros de la iglesia de Jesucristo SUD profesamos y creemos que hay 4 principios y ordenanzas del evangelio Escenciales para volver a la presencia de Nuestro Padre Celestial tal y como se indica en el artículo de fe número 4. En esta oportunidad me enfócare en el arrepentimiento. Una parte FUNDAMENTAL DEL ARREPENTIMIENTO ES LA EXPIACIÓN DE CRISTO, POR MEDIO DE ELLA TODO EL GÉNERO HUMANO PUEDE SALVARSE MEDIANTE A LA OBENDOENCIA A LAS LEYES Y ORDENANZAS DEL EVANGELIO. Todos personalmente tenemos un concepto definido de que significa la palabra ARREPENTIMIENTO, desde pequeños se nos ha enseñado que si hacemos algo que no es correcto debemos enmendar el error. JESUCRISTO ES NUESTRO MÉDICO Y AYUDA A SANAR LAS HERIDAS PROBOCADAS POR EL PECADO. Reivindicar significa restaurar del mal o de una conducta inadecuada o rescatar de un estado no deseado La expiación no solo puede reivindicar sino también puede purificar y santificar El Libro de Mormón contiene el relato de un hombre llamado Nehor. Es fácil entender por qué Mormón, al compendiar mil años de registros nefitas, pensara que era importante incluir algo acerca de este hombre y la influencia perdurable de su doctrina. Mormón estaba tratando de advertirnos, sabiendo que esa filosofía volvería a surgir en nuestros días. Nehor aparece en escena unos noventa años antes del nacimiento de Cristo. Él enseñó “que todo el género humano se salvaría en el postrer día… porque el Señor había creado a todos los hombres, y también los había redimido a todos; y al fin todos los hombres tendrían vida eterna” (Alma 1:4). Unos 15 años después, Korihor vino entre los nefitas predicando y amplió la doctrina de Nehor. El Libro de Mormón registra que “era un anticristo, porque empezó a predicar al pueblo contra las profecías… concernientes a la venida de

Cristo” (Alma 30:6). Korihor predicaba “que no se podía hacer ninguna expiación por los pecados de los hombres, sino que en esta vida a cada uno le tocaba de acuerdo con su habilidad; por tanto, todo hombre prosperaba según su genio, todo hombre conquistaba según su fuerza; y no era ningún crimen el que un hombre hiciese cosa cualquiera” (Alma 30:17). Esos falsos profetas y sus seguidores “no creían en el arrepentimiento de sus pecados” (Alma 15:15). Al igual que en los días de Nehor y Korihor, vivimos en una época no muy lejana al advenimiento de Jesucristo; en nuestro caso, el tiempo de preparación para Su segunda venida. Y de manera similar, el mensaje del arrepentimiento con frecuencia no es bien recibido. Algunos profesan que si hay un Dios, Él no nos impone exigencias reales (véase Alma 18:5). Otros sostienen que un Dios amoroso perdona todo pecado en base a una simple confesión; o que si realmente hay un castigo por pecar, “Dios nos dará algunos azotes, y al fin nos salvaremos en el reino de Dios” (2 Nefi 28:8). Otras personas, al igual que Korihor, niegan la existencia misma de Cristo y del pecado. Su doctrina es que los valores, las normas e incluso la verdad son relativos; por tanto, lo que sea que uno considere correcto para sí mismo, los demás no pueden juzgarlo erróneo ni pecaminoso. gozo. Sin el arrepentimiento no hay verdadero progreso ni mejoramiento en la vida. Pretender que no hay pecado no disminuye la carga y sufrimiento que produce. Únicamente el arrepentimiento conduce a las soleadas elevaciones de una vida mejor; y, por supuesto, sólo mediante el arrepentimiento obtenemos acceso a la gracia expiatoria de Jesucristo y a la salvación. El arrepentimiento existe como una opción únicamente debido a la expiación de Jesucristo. Es Su sacrificio infinito que “[provee] a los hombres la manera de tener fe para arrepentimiento” (Alma 34:15). El arrepentimiento es la condición necesaria, y la gracia de Cristo es el poder por el que “la misericordia satisface las exigencias de la justicia

El arrepentirse significa esforzarse para cambiar. Sería una burla al sufrimiento del Salvador por nosotros en el Jardín de Getsemaní y en la cruz esperar que Él nos transformase en seres angelicales sin ningún esfuerzo de nuestra parte. Más bien, buscamos Su gracia para complementar y premiar nuestro máximo y diligente esfuerzo Mediante el arrepentimiento podemos mejorar de forma constante nuestra habilidad para vivir la ley celestial, pues reconocemos que “el que no es capaz de obedecer la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial” (D. y C. 88:22). El Salvador dijo muy poco acerca de lo que sufrió para satisfacer las demandas de la justicia y expiar nuestros pecados, pero sí hizo esta reveladora declaración: “Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten; “mas si no se arrepienten, tendrán que padecer así como yo; “padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa…” (D. y C. 19:16–18)....


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