EL AntropÓlogo Inocente PDF

Title EL AntropÓlogo Inocente
Author Paco Agüera Sadir
Course Antropología Social
Institution Universidad de Córdoba España
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Resumen por capítulos del libro "El antropólogo inocente" de Nigel Barley ...


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Francisco Badr Agüera Sadir

Grado en Historia

RESEÑA SOBRE EL ANTROPÓLOGO INOCENTE RESUMEN CAPÍTULO 1: LAS RAZONES En este primer capítulo, Nigel Barley comienza hablándonos de su vida actual, de su trabajo como profesor. Nos cuenta como un amigo suyo le sugirió hacer un trabajo de campo y como ese fue el comienzo de su aventura. Explica como él es un antropólogo que nunca había hecho un trabajo de campo y que los otros antropólogos con más experiencia que él (Antropólogos que si habían hecho sus trabajos de campo) les trataban como inferiores a él y a todos los nuevos antropólogos que no se fueron con alguna tribu lejana a investigarla. Para nuestro protagonista el trabajo de campo siempre estuvo sobrevalorado pero llegó a la conclusión de que si hacía su trabajo de campo tendría más recursos como investigador y a la hora de impartir charlas y clases, además de poder aportar algo más al conocimiento humano. Es tras esta reflexión que nuestro protagonista se decide realizar un trabajo de campo y contarnos su experiencia. Lo primero fue buscar un pueblo que poder estudiar. Él no tenía preferencia por ningún continente, pero la complicada coyuntura política hizo que descartara Sudamérica. Oceanía no era atractiva porque todo se resumía en los aborígenes y las etnografías acababan siendo muy similares entre si. Al principio se interesó por el Timor portugués pero se desató un conflicto en la isla. La segunda opción más atractiva fueron los bubi de Fernando Poo pero el dictador de la isla comenzó una persecución y represión contra sus opositores. Al final el destino elegido fue Camerún, en ese país estaba la tribu que iba a investigar, los dowayos. CAPÍTULO 2: PREPARATIVOS El protagonista afronta su primer desafío, conseguir financiación. Tras convencer al comité otorgador de becas, tuvo que esperar a que el Ministerio de Camerún le diese permiso para ir. Tras un año de espera y un par de mensajes, le otorgaron los permisos y nuestro protagonista fue a la embajada de Camerún. Al final logró entrar tras insistir y consiguió que le otorgasen un visado, no sin antes tener problemas con los billetes, las fotografías del carnet y varios “interrogatorios” para saber cuales eran sus planes en Camerún. Tras esto recibió toda una serie de vacunas contra enfermedades y tras despedirse de su familia y recibir consejos de estos marchó hacia Camerún.

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CAPÍTULO 3: RUMBO A LOS MONTES Nada más aterrizar en el aeropuerto de Douala, tuvo que obtener tres papeles, uno sobre el visado, un certificado médico y otro sobre los trámites de inmigración. Pero tras este papeleo no se acabó la espera en la aduana. Barley se vio sometido a numerosas preguntas y consiguió salir de allí cuando un africano que se supone una persona de poder llegó y nuestro antropólogo se encontraba en medio de su camino, así que le dejaron entrar en el país para aligerar el paso del hombre importante. Al llegar a la ciudad lo primero que le ocurrió fue que le robaron la cámara, tras una persecución logró atrapar al ladrón y forcejear con él hasta que soltó el bolso. Tras esto un taxista le ofreció llevarlo al hotel. Al día siguiente se trasladó de Douala a la capital, Yaoundé. Como los trámites burocráticos tomaron tres semanas de duración, el joven antropólogo se vio obligado a hacer de turista por la ciudad. Era una ciudad de pocos encantos y más bien fea, donde al ser turista siempre le inflaban los precios y los europeos vivían al margen de los africanos y viceversa. Tras un tiempo el dinero comenzó a escasear y decidió ir a la Oficina de Inmigración. Allí le dijeron que su visado solo era de nueve meses y no dos años y tras esto, conoció en la oficina a un australiano que tras ayudarle le invitó a unas cervezas. Después de esto cometió el mayor error según él mismo, ingresar su dinero en un banco por miedo a posibles y comunes robos. No pudo sacar más dinero hasta cinco meses después. Al día siguiente abandonó el hotel y se dirigió a coger el tren que le llevaría a N'gaoundéré. Dentro del tren había personas de diversas etnias y oficios pero nuestro protagonista se sentó enfrento de un ingeniero agrónomo alemán con el que comenzó a hablar. El trayecto que a priori debía durar tres horas acabó alargándose hasta las dieciséis que duró realmente. Al fin llegaron a N'gaoundéré. Resultó ser una ciudad más pintoresca que Yaoundé. Frontera entre la zona norte y sur de Camerún estaba repleta de casas con tejados de paja. Como primera anécdota en esa ciudad está el regateo que tuvo que realizar el alemán a un taxista para que les llevasen a un buen precio a la misión católica donde se iban a hospedar. CAPÍTULO 4: HONNl SOIT QUI MALINOWSKl Al llegar a la misión conoció y tuvo contacto con los misioneros que allí vivían. Se los esperaba más arrogantes y agresivos pero fueron todo lo contrario. Le ofrecieron ayuda siempre que pudieron, le dejaban comprar en su economato, dormir en sus alojamientos y le atendían en su

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hospital. Allí conoció a Ron Nelson, que llevaba un programa de radio y vivía con su mujer. Este Ron fue el que le ayudó a buscar un coche para poder llegar a la zona de los dowayos. Tras ver el número máximo de coches posibles, compró el coche de Ron y lo llenó de provisiones para emprender su camino. De paso consiguió información que los misioneros habían acumulado sobre los dowayanos. Sin embargo antes de poder partir con el coche le pidieron una serie de papeles que primero hubo de conseguir en la préfecture. Tras esto el viaje por carretera podía comenzar. Los primeros kilómetros hasta Gouna fueron bajo lluvia pero en carretera asfaltada. Al llegar a Gouna la gente saludaba y sonreía mientras que la carretera empeoraba. Se cruzó con un grupo de niños que iban al colegio y, tras hablar con ellos los montó en el coche y les preguntó si eran dowayos. Tras esta pregunta los niños se indignaron y se acabó la conversación. Barley siguió en su camino hacia Poli que al llegar resultó ser una pequeña aldea de una calle rodeada por casas de chapa y barro. Tras entrar en el bar del pueblo se dirigió a la misión y allí conoció a Herbert Brown. Este era un personaje peculiar, era un misionero y a la vez el herrero del pueblo. CAPÍTULO 5: LLEVADME ANTE VUESTRO JEFE Tras un día de descanso en la misión protestante, nuestro viajero se decidió de ir al pueblo, concretamente a la comisaría. Allí revisaron sus documentos y tras una serie de preguntas le dejaron marchar no sin antes anotar su nombre. Después fue a la casa del sous-préfet. Allí se entrevisto con él y este no le dio permiso para poder quedarse en Poli así que volvió a la misión. Allí decidió que debía volver a Garoua para verse con el prefecto. Al día siguiente se dispuso a coger el coche y fue cuando una aglomeración de gente se colocó alrededor. Nuestro inocente antropólogo dejó subir a todos los que cupiesen en el coche y se dispusieron a ir a Garoua. En un control los policías los pararon y revisaron los papeles de todos los viajeros, obviamente muchos de ellos no daban el perfil para poder continuar. Llegaron a Garoua y tras ir al hotel nuestro viajero tuvo un encontronazo con una mujer mientras él se bañaba y a la que a partir de ahora la llamarían “señora Cuu-i”. Al día siguiente se entrevistó con el prefecto y éste le consiguió una carta con la que podía volver a Poli. Al volver a Poli se dispuso a buscar un traductor. El traductor lo encontró gracias al predicador que, tras enterarse de la búsqueda de un intérprete le presentó a sus doce hermanos y Barley escogió al que a su parecer mejor francés hablaba.

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Con un intérprete era la hora de adentrarse en una tribu. Dentro de los dowayos existían dos tipos, los de montaña y los del llano. Los de montaña eran más agresivos y cerrados y nadie le recomendaba instalarse con ellos así que, obviamente fue el antropólogo fue con ellos. Se decidió ir a la aldea de Kongle. En la aldeas de los dowayos había un lider que era el más rico de la tribu. Solían renegar de los dowayos y su lengua pero el de Kongle era distinto. Hablaba en dowayo y despreciaba a los que no respetaban sus tradiciones. Cuando Barley y Matthieu (el intérprete) llegaron a Kongle, una mujer les saludó y la gente salió a recibirles. Allí Barley les pidió ver a su jefe y cuando llegó quedaron en que volvería a la semana siguiente. Tras esta breve charla Barley les dio unas cerveza y tabaco y se marcharon. Durante la semana Barley realizó viajes a Garoua para comprar provisiones y tabaco nigeriano para los dowayos. En uno de esos viajes, al volver a Poli, se dio cuenta de que había contraído la malaria por primera vez. El pastor Brown le dio unas pastillas que le curaron y pudo trasladarse a la aldea a tiempo. CAPÍTULO 6: ¿ESTÁ EL CIELO DESPEJADO PARA TI? Tras tanto esfuerzo y papeleo Barley ya estaba preparado para empezar a investigar como un antropólogo de verdad. El problema era que no sabía como hacerlo. Se dedicó a acomodar su choza y durante las tres primeras semanas no pudo salir mucho ya que no cesaba de llover. Durante este tiempo analizó el idioma dowayo que, como muchos idiomas africanos es tonal y muy complejo. En una ocasión Barley fue a una aldea de la montaña y tras charlar con los dowayos de allí entendió como una niña decía por que no se quitaba la piel. Se enteró que los dowayos creen que los blancos (y por tanto él también) son espíritus de herreros negros reencarnados (Para esta tribu los herreros son el escalafón más bajo de su jerarquía). En el poblado había poco que hacer, los dowayos se quedaban en el campo durante varias semanas vigilando sus terrenos de cultivo y solo se podía hablar con ellos por las mañanas temprano para saludarlos, tras esto llegaba la hora de la comida que para los dowayos se resume en mijo. Es el único alimento que cultivan y consumen. A los tres meses de estar en la aldea el jefe incitó a Barley a que se construyese su propia choza, cosa que este hizo, y trajo a un brujo para que nuestro antropólogo hablara con él y sacase más información. Para el desayuno Barley intentó criar algunas gallinas para poder comer huevos, ya que los dowayos solo usaban los huevos para criar más gallinas y no para comer. El intento fracasó después

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de que Matthieu matase a las gallinas. Después de desayunar Barley comenzaba a practicar y mejorar su dowayo. Tras esto venía el almuerzo que consistía en unas galletas acompañadas de manteca de cacahuete o chocolate. Después se retiraba a escribir durante las horas más calurosas de la tarde. Durante los siguientes días el calor fue en aumento y aunque miedoso por las enfermedades que se podían transmitir por el agua de los arroyos de la zona, Barley se decidió a ir a bañarse. Se bañaba en una zona cercana a una cascada donde solo iban los hombres. Al principio creó bastante expectación entre los hombres pero al cabo de unos días los visitantes cesaron de hostigarle con miradas. Una tarde, tras caminar por los campos donde trabajaban los dowayos, quedaron para ir a una fiesta dowaya, había cerveza autoctona de mijo y Barley se decidió a probarla. Los dowayos se asombraron al ver a un blanco probar su cerveza. Con lo que respecta a la lengua, habían pasado meses y nuestro antropólogo veía como no avanzaba. Esto le causaba gran frustración al no poder comprender todo lo que se decía a su alrededor. Esto hizo que la culpa recayese en Matthieu que parecía estar compinchado con los aldeanos para no hablar más de la cuenta ya que las conversaciones no duraban más de diez palabras. Todo esto se fue solucionando al descubrir que en el idioma dowayo se habla todo el rato como si se estuviese hablando por teléfono. Mientras una persona habla con otra, el locutor tiene que estar murmurando todo el rato expresiones que denoten que está escuchando. Tras saber esto y comprender que con el joven Matthieu al lado los ancianos no iban a hablar de temas importantes, las conversaciones empezaron a mejorar y a ser más interesantes. CAPÍTULO 7: OH, CAMERÚN, CUNA DE NUESTROS PADRES. La única distracción y salida de rutina era los viernes por la tarde cuando Barley iba a Poli a recoger el correo, que no siempre iba a llegar. Era un camino de nueve kilometros que hacía andando debido a la escasez de gasolina y por no tener que llevar a media aldea en el coche. Al llegar a Poli la única distracción era el bar o hacer una visita al carnicero. En uno de esos viernes Barley conoció a Alphonse, un maestro. A este hombre le encantaba la cerveza y, tras varias de estas, comenzaba a bailar con todo el mundo del bar. Su compañero de juergas era Augustin, famoso por sus pugnas con el sous-préfet para ver quien era más mujeriego. En una ocasión entró

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en conflicto con un dowayo de la aldea donde estaba Barley, pero el tema se solucionó sin incidentes y el tal Augustin terminó siendo un buen amigo de Zuuldibo (Jefe de la aldea). Tras la espera del camión de correos, la gente recogía su correspondencia y normalmente regresaban al bar a lamentarse o a celebrar la llegada de las mismas. Nuestro antropólogo debía de hacer la vuelta desde el pueblo a la aldea de noche y a pie, cosa que asombraba a los dowayos ya que ellos tenían miedo de la oscuridad. Resultó que Augustin era una rica fuente de información sobre las costumbres sexuales de los dowayos. Los dowayos no desaconsejaban la actividad sexual y comenzaban a introducirse en ese mundo a temprana edad. Eso sí, la promiscuidad no está bien vista. El embarazo fuera del matrimonio no está mal visto y los hombres son circuncidados de forma muy severa. Las mujeres no están al tanto de los rituales masculinos y parecían ser una pobre fuente de información pero, tras hablar con una anciana Barley vio que estaba equivocado. En los matrimonios dowayos el hombre tiene varias esposas y tanto el marido como las mujeres hacen su vida casi por separado. Se encuentran con propósitos sexuales en la choza del marido en función de una rotación acordada. Allí se completa el acto sexual sumidos en una total oscuridad y estando la mujer vestida completamente ya que el hombre tiene prohibido ver una vagina. Si un marido discute con su mujer y esta se marcha a la aldea de sus padres será muy complicado que el marido la consiga recuperar y además habrá perdido las cabezas de ganado que pagó a la familia de ella por la boda. Para recuperar esas cabezas de res cobran una cifra de cabezas de ganado al nuevo marido que se busque la esposa perdida. Debido a este complejo sistema de querellas es muy difícil saber quien está casado con quien. Al morir los dowayos son envueltos y enterrados agazapados. Dos semanas después se extrae la cabeza, se examina en busca de señales de brujería y se mete en una olla. Más tarde el cráneo de los hombres se sitúa en la choza donde las calaveras encuentran el descanso final. Las cabezas de mujer se colocan detrás de la choza de su aldea natal. Para evitar la aparición de espíritus que puedan crear problemas se celebran los festivales de las calaveras. Zuuldibo comentó a Barley que se iba a realizar uno de estos en una aldea cercana y decidieron ir a la aldea para saber cuando y pedir permiso para asistir. Al llegar fueron a saludar al líder de esa aldea y le preguntaron que cuando se iba a hacer el festival. Tras conocer la fecha (más o menos ya que los dowayos no dejan clara ninguna fecha) marcharon de vuelta a la aldea. El festival se dividía en dos días. Al llegar el primer día Barley fue preparado con la

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grabadora y la cámara de fotos para obtener toda la información posible. El primer día se basaba en que los payasos salían a la “escena” y comenzaban a gritar obscenidades mientras que las calaveras seguían fuera de la aldea. Tras un rato realizando sacrificios animales los payasos comenzaron a lanzar sangre y fluidos a los espectadores que, debido al olor, comenzaron a vomitar. Todo el mundo salió corriendo y comenzó a llover. Así terminó el primer día. El segundo día comenzó con la limpieza de la calaveras. Al cabo del rato apareció a lo lejos un grupo de hombres con un arco que parecía que se iban a enfrentar con otro grupo que había en la aldea (Por un momento parecía algo ajeno al festival pero los aldeanos le explicaron a Bertley que no). El día finalizó tras concretar una charla con el Viejo de Kpan unas semanas más tarde, tras esto y tener unos problemas con el coche marcharon rumbo a Kongle. Barley se encontró reflexionando y analizando todos los datos que había obtenido de la visita al festival. Encontró un término que no era capaz de descifrar. Esta palabra era “duuse”. Para encontrar su significado decidió coger unas cervezas y pedir prestada la pizarra de la escuela. Tras convencer con la ayuda de las cervezas a un par de dowayos comenzó a hablar con ellos y realizar preguntas hasta descubrir el significado de la palabra que denotaba el complejísimo sistema de relación interpersonal de los dowayos. Días más tarde, un viernes yendo hacia Poli a por el correo, se encontró con un joven y entabló conversación con él. El chico le habló de los leopardos y la importancia de la lluvia (cosa que no había hecho ningún otro dowayo) y Barley decidió que esa iba a ser su sigiente investigación. Tras hablar con varios dowayos sobre animales y plantas llegó a la conclusión de que no son tan entendidos como el hombre occidental podría hablando del ámbito de la naturaleza llegar a pensar y que no respetan el medio ambienten como siempre se ha creído. CAPÍTULO 8: TOCANDO FONDO Según el propio Barley relata a continuación va a contarnos su peor periodo en toda su estancia con los dowayos. Todo comenzó un día que, por motivos de escasez de suministros, debía de ir a Garoua para reabastecerse. Él y Augustin fueron en el coche hasta que tuvieron un accidente en una curva no asfaltada. El coche parecía tener la dirección rota, pero como el único que sabia arreglarlas era Brown y este se encontraba fuera, decidieron coger un taxi. Llegaron a Garoua sin más problemas y allí, después de comer en un restaurante, quedaron en hacer el viaje de vuelta a Poli con el mecánico del sous-préfet. Tras varias horas de viaje con el

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mecánico llegaron a donde estaba el coche de Barley roto. Allí el mecánico lo dejó aparentemente arreglado y nuestro antropólogo y Matthieu lo arrancaron y emprendieron su camino a Poli. En una curva el camino la dirección volvió a fallar y se despeñaron por un barranco. Por suerte ambos salieron ilesos, solo con algunas contusiones, y tras volver caminado hasta Poli, fueron a una revisión con el médico y Barley volvió a Kongle para seguir su investigación. Barley se centró ahora en investigar acerca de las enfermedades y las curas que tenían los dowayos. Descubrió que los dowayos dividen las enfermedades en dolencias infecciosas, brujería de la cabeza, interferencias de los antepasados y contaminaciones. Los dowayos relacionan el nombre de una enfermedad tanto a los síntomas o a un agente casual. La forma más común de detectar cual es la enfermedad es frotar la planta llamada zepto entre los dedos mientras se dice los nombres de las diversas enfermedades que podrían ser la causa del mal. Cuando la planta se rompe es que se ha dado con el nombre correcto. Tras estos toca recetar un remedio. Por norma general basta con tres adivinaciones. Las enfermedades por contaminación deben de ser atendidas por expertos (Brujos de la lluvia, circuncisor o hechicero) y las causas y el efecto se suelen relacionar de forma muy indirecta. Otra caracteristica de las enfermedades por contaminación es que a menudo son realizadas por hombres a través de hechizos para así proteger sus casas y pertenencias. Otra enfermedad en la brujería de la cabeza, y es transmitida por parientes próximos a través de los cacahuetes o la carne. Al morir alguien se coge su cráneo y se comprueba si han padecido de la brujería de la cabeza. Esta brujería no era propagada por los brujos, sino por l...


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