EL Campo DE LA Antropologia Laboral PDF

Title EL Campo DE LA Antropologia Laboral
Author Carlos de Jesús Rodríguez Castillo
Course Legislacion Laboral
Institution Instituto Tecnológico de Ciudad Madero
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Revista Colombiana de Antropología ISSN: 0486-6525 [email protected] Instituto Colombiano de Antropología e Historia Colombia

ESCAMILLA, GUADALUPE; SALMERÓN, FERNANDO I.; VALLADARES, LAURA R. EL CAMPO LABORAL DE LA ANTROPOLOGÍA en México Revista Colombiana de Antropología, vol. 43, enero-diciembre, 2007, pp. 387-418 Instituto Colombiano de Antropología e Historia Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015277013

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EL

CAMPO LABORAL DE LA ANTROPOLOGÍA

en México GUADALUPE ESCAMILLA / FERNANDO I. SALMERÓN CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL (CIESAS)

LAURA R. VALLADARES DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA-IZTAPALAPA [email protected]

Resumen

E

N

MÉXICO, LA ANTROPOLOGÍA TIENE UNA LARGA TRAYECTORIA DE DESEMPEÑO PROFESIONAL TANTO EN E STE ARTÍCU LO P ON E M OS E L ACE N TO EN

E N E L ÁM B I TO ACADÉ M I CO COM O FUE RA DE É L.

E L TRAB AJO D E AQU E LLOS P ROFE SION ALE S D E LA D ISCIP LIN A QU E SE D E D ICAN A ACTI VID ADE S D IFE RE N TES A LA IN VE STIGACIÓN ACAD É M ICA.

AB ORD AM OS E L TE M A A P ARTIR D E

ASEV E RACIO -

NE S D E AN TROP ÓLOGOS M E XICANOS QU E H AN DE FIN ID O LA ACTIVID AD P ROFE SION AL D E DI VE RSA M ANE RA, TANTO D E SD E EL ÁM B ITO ACAD É M ICO COM O DE L AP LICAD O.

PRE SE N TAM OS IN FORM A-

CIÓN SOB RE LA D I STRIB U CI ÓN D E LOS AN TROP ÓLOGOS E N TRE LOS D OS ÁM B I TOS Y M EN CI ON AM OS D IV E RSOS TE RRE N OS D E L TRAB AJO AN TROP OLÓGICO E N

MÉXI CO E N

LA ACTU ALID AD , SU B RAYAND O

LA CRE CIE N TE D IVE RSID AD D E N U E VOS N ICH OS Y LOS RE TOS QU E E STO RE P RE SE N TA P ARA LOS JÓVE N E S AN TROP ÓLOGOS.

PALABRAS CLAVE: antropología aplicada, empleo de antropólogos, profesionalización, México.

PROFESSIONAL

ANTHROPOLOGICAL WORK IN

MEXICO

Abstract

A

NTHROPOLOGY IN MEXICO HAS A LONGSTANDING TRAJECTORY OF PROFESSIONAL INVOLVEMENT, BOTH IN academia and public settings. In this essay we stress the work of those professionals of the discipline who work outside academic settings. We undertake the discussion starting from different perspectives expressed by Mexican anthropologists who have advanced contrasting views of anthropological work. We present information about current professional settings where anthropologists are employed in Mexico, stressing the growing diversity of these niches and the challenges that young anthropologists face. KEY WORDS: Applied anthropology, employment for anthropologists, professionalization, Mexico.

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N MÉXICO, LA ANTROPOLOGÍA TIENE UNA LARGA TRAYECTORIA DE DESEMPEÑO

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profesional tanto en el ámbito académico como fuera de él. Sus antecedentes se remontan a la conquista, cuando la relación entre escribientes mesoamericanos y misioneros produjo una serie de relatos etnográficos de gran magnitud. Sin embargo, como disciplina, la antropología se consolidó a principios del siglo veinte, en relación con la formación del estado, la actividad intelectual y el diálogo con las corrientes intelectuales de Europa y Estados Unidos (véase Lameiras, 1979; Arizpe, 1993). A cien años de que se dictara la primera cátedra de antropología en México, la disciplina ha transitado por diversos caminos; se han ampliado sus campos y sujetos de investigación, tanto por la complejización de las relaciones socioeconómicas, culturales y políticas, como por los ritmos y efectos producidos por la acelerada mundialización en las tres últimas décadas. Las aproximaciones teóricas han tenido cambios significativos también y, por supuesto, algunas continuidades. Hasta la década de 1970, la antropología mexicana estuvo muy influenciada por las metropolitanas anglosajonas. A partir de entonces se inició una amplia discusión sobre la necesidad de descentrar los modelos teóricos y construir interpretaciones más acordes con nuestras realidades latinoamericanas y más cercanas a las necesidades y prioridades de los sujetos-actores de nuestras investigaciones. En este contexto se ha emprendido un diálogo todavía incipiente entre antropologías sur-sur y sur-norte desde nuevas visiones plurales1. En este siglo de existencia, la praxis antropológica se ha modificado notablemente, pues los dos campos profesionales que se configuraron nítidamente a lo largo de esta centuria –uno dedicado a la formación e investigación en universidades y centros de investigación especializados 1. Sobre las iniciativas de comunicación entre las en antropología, y otro vinculado antropologías mundiales se destaca la reciente al trabajo en instituciones públicreación del Consejo Mundial de Asociaciones de Antropología (WCAA), en el que han tenido un cas dedicadas a la política indipapel destacado antropólogos del sur como el genista, cultural y patrimonial brasilero Gustavo Lins Ribeiro. Sobre los miembros y actividades de la red se puede consultar del país– se han diversificado, su sitio web http://www.wcaanet.org/ especialmente durante las dos últimas décadas. Esto se debe, en primer lugar, a que los espacios institucionales para la investigación y la docencia no han crecido al ritmo que los nuevos profesionales demandan. Por otra parte, de forma paralela se han abierto nuevos nichos laborales en otras instituciones públicas,

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organismos paraestatales y no gubernamentales. Así mismo, la apertura teórico-práctica en aspectos importantes y novedosos como la promoción y la difusión de los derechos humanos o la procura de justicia, entre otros, han configurado la posibilidad de incidir en el mercado laboral con miradas novedosas desde la antropología social contemporánea. Estos cambios, por su parte, suponen también diferentes retos a los que haremos alusión en este ensayo. En este texto2 nos proponemos presentar una reflexión sobre el desarrollo reciente del campo laboral de la antropología mexicana. Nos situamos en un momento histórico en el que la práctica de la antropología ha salido de los que 2. Este artículo fue preparado originalmente para eran sus espacios “naturales” en ser presentado en el panel de colegios profesioMéxico: la política indigenista del nales titulado “Prácticas profesionales, desarrollos laborales”, en el marco del XI Congreso nacional estado y los centros de investiga- de antropología de Colombia, celebrado en Sanción académica. Para entender es- ta Fe de Antioquia, entre el 23 y el 25 de agosto tos cambios presentamos un breve de 2005. Posteriormente fue revisado para su publicación. Agradecemos los comentarios de panorama sobre los inicios de la dos dictaminadores anónimos que permitieron enseñanza de la antropología en mejorar el texto. México y su relación con el estado, Los autores encabezan la mesa directiva del de Etnólogos y Antropólogos Sociales, resumimos dos de los plantea- Colegio A. C. (Ceas). mientos centrales que dieron lugar a esta diversificación y presentamos las características generales de los lugares donde hoy se forman los antropólogos. Con estos antecedentes, exponemos cómo se han conformado los principales espacios de desarrollo profesional durante las últimas décadas y hacemos una breve reflexión desde la perspectiva del colegio profesional que tenemos la responsabilidad de impulsar, el Ceas. Las conclusiones recuperan de forma analítica cuáles han sido los principales cambios reseñados, cómo vemos el futuro laboral de la antropología profesional en México y de qué manera un colegio profesional como el Ceas puede incidir en esta problemática.

LA

INSTITUCIONALIZACIÓN

DE LA ANTROPOLOGÍA EN

E

MÉXICO

MÉXICO, LA IMPARTICIÓN DE CLASES ESPECIALES DE HISTORIA, ARQUEOlogía y etnología tuvo inicio en 1906 en el Museo Nacional, gracias a la iniciativa de Nicolás León. Posteriormente, con la N

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fundación de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas (1911)3 se trasladaron algunas de las cátedras del Museo Nacional a la Escuela de Altos Estudios en 1915. Estos esfuerzos pueden situarse como los antecedentes de la formación de antropólogos en el país4. Sin embargo, no fue sino en 1938, al crearse el Departamento de antropología dentro de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacio3. La Escuela Internacional fue impulsada por nal (IPN), cuando se formalizó un Franz Boas. programa específico para formar 4. Véase Mayer Guala, Claudio. “La Escuela Internacional de Arqueología y Etnología profesionales en esta disciplina Americanas y los orígenes de la antropología con una meta y unos perfiles mexicana a principios del siglo XX”. Enah, tesis definidos socialmente. En 1942, profesional, 1976. la tarea de formar antropólogos se trasladó al recién creado Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah), y fue en este marco que se fundó la Escuela Nacional de Antropología e Historia (Enah), que ha sido, sin duda, la institución que más importancia e impacto ha tenido en la formación de antropólogos en México. La Escuela adquirió de parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) su carácter nacional y el monopolio de la formación de antropólogos en el país, que perdió en 1957 cuando se creó la carrera en la Universidad Veracruzana. Posteriormente se han creado muchos otros programas en las universidades autónomas de Yucatán, estado de México, Morelos y Metropolitana en el Distrito Federal (DF), por citar algunos, particularmente a partir de las décadas de 1970-1980, pero el diseño de los planes de estudio estuvo muy influenciado por lo que acontecía en la Enah.

LA EN

FORMACIÓN DE ANTROPÓLOGOS

MÉXICO

CONTEMPORÁNEO

Y EL MERCADO DE TRABAJO L INICIO DEL SIGLO VEINTIUNO EXISTEN EN MÉXICO VEINTICUATRO ESCUELAS o facultades en las que se forman antropólogos, veintiuna de origen público y tres privadas. Prácticamente en todo el territorio nacional es posible estudiar alguna de las especialidades de la antropología: en la zona centro-norte del país están la EnahChihuahua; la Universidad Autónoma de Zacatecas (Unidad de

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antropología); la Universidad de Colima (solamente licenciatura en lingüística); la Universidad Autónoma de Sonora (solamente licenciatura en lingüística); el Centro Educativo Universitario Panamericano en Monterrey, Nuevo León (solamente licenciatura en antropología); Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; Programa de Estudios Antropológicos del Colegio de San Luis Potosí (Colsan); Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad de Guanajuato y Centro de Estudios Antropológicos del Colegio de Michoacán (Colmich). En la región central existen nueve instituciones, de las cuales cinco tienen su sede en el DF: la Escuela Nacional de Antropología e Historia (Enah); el Departamento de antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I); el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas); el posgrado en antropología de la Facultad de filosofía y letras, en el que está inscrito el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Unam (IIA-Unam); y la Universidad Iberoamericana. Cuatro más se ubican en los estados de México (Facultad de antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México); en Querétaro (Facultad de filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro); en Puebla (Colegio de antropología social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla); y en Morelos (Departamento de antropología de la Facultad de humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos). En los estados sureños existen posibilidades de estudiar antropología en Guerrero (Programa de estudios antropológicos de la Universidad Autónoma de Guerrero); en Veracruz (Facultad de antropología de la Universidad Veracruzana); en Chiapas (Área de antropología de la Facultad de ciencias sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas) y (División de procesos sociales de la Universidad Intercultural de Chiapas); en Yucatán (Facultad de ciencias antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán); y en Quintana Roo (Departamento de ciencias sociales de la Universidad de Quintana Roo). En el conjunto, la oferta abarca desde el nivel de licenciatura hasta el de doctorado, y comprende alguna de las siete especialidades reconocidas: antropología social, etnología, etnohistoria, antropología física, arqueología, lingüística e historia. También han empezado a surgir especialidades como comunicación intercultural, promoción cultural, lengua y cultura o lingüística

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aplicada. De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), en 2003 había 5.027 estudiantes inscritos en las diferentes especialidades en el país: 38,3 % hombres y 61,7 mujeres. En ese mismo año egresaron 456 nuevos profesionales, de los cuales un poco más de 45% eran antropólogos sociales. La mayor parte de estas escuelas se encuentran agrupadas en la Red Mexicana de Instituciones de Formación de Antropólogos (Red MIFA), creada en 2000 con el objeto de generar la cooperación interinstitucional, fortalecer, profundizar y agilizar el intercambio académico entre las instituciones. Los propósitos específicos incluyen favorecer la realización y el desarrollo de investigación científica en el campo antropológico; impulsar procedimientos de movilidad docente y estudiantil; establecer y gestionar mecanismos de colaboración que permitan coadyuvar a la preparación de estudiantes y la convalidación de carácter regional, nacional e internacional de sus estudios. Se pretende con ello lograr el establecimiento de un sistema de reconocimiento de créditos y líneas curriculares entre las instituciones participantes. Los integrantes de la red se comprometen así a brindar la ayuda necesaria por medio de asesorías, apoyos técnicos e intercambio de servicios en las diversas áreas con las que cuentan las instituciones. Por último, asumen la tarea de desarrollar actividades conjuntas entre las escuelas, las facultades, los institutos, los departamentos y los programas que imparten antropología en materia de docencia, investigación y difusión en las áreas de su competencia y programas específicos de su interés. Se trata, en síntesis, de una red importante que permite estrechar lazos entre antropologías regionales y discutir y proponer soluciones para problemas compartidos5. A pesar de estos esfuerzos encomiables, el número exacto de profesionales de la antropología existentes en México no puede determinarse con exactitud, lo que constituye un reto pendiente para los colegios y asociaciones 5. Para mayor información sobre esta red pueden profesionales. Por ejemplo, al consultarse las direcciones de internet: http:// cumplirse el 60 aniversario de www.uaemex.mx/pwww/ant/ y http://uam-antropologia.info/web la Enah, en 1998, se estimaba que había graduado alrededor de mil doscientos antropólogos en las siete especialidades de nivel licenciatura y en los cuatro posgrados que entonces existían, pero no se conocía el número total de alumnos que se habían inscrito

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en sus aulas ni los que habían egresado en todo el periodo. Más difícil, y no por ello menos urgente, es conocer el número exacto de los profesionales de estas disciplinas que se han insertado en el mundo laboral y sus condiciones de trabajo. Las estadísticas compiladas por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y el Observatorio Laboral6, que toman como referencia la Encuesta nacional de ocupación y empleo Véase http://www.observatoriolaboral.gob. trimestral, STPS-Inegi, agrupan al 6. mx/p PanoramaCar.asp?clave=253 conjunto de disciplinas antropológicas bajo el rubro: “Antropología y arqueología y etnología”, e indican que entre 1997 y 2006 egresaron de las instituciones superiores un promedio de quinientas personas por ciclo lectivo, en su mayoría mujeres, lo que da un total de cuatro mil quinientas en nueve años, aproximadamente. Sin embargo, la cifra de alumnos inscritos en esos mismos años en el conjunto de instituciones y para el mismo bloque de carreras va de cuatro mil a cuatro mil cuatrocientas por año escolar. Estas mismas fuentes indican que los que estaban ocupados en áreas afines a los estudios que realizaron –clasificados bajo antropología, arqueología y etnología– iban de seis mil ochocientos en 1999 a cinco mil quinientos al primer trimestre de 2007, con máximos de once mil cuatrocientos y trece mil trescientos en 2001 y 2002, respectivamente. La ocupación fundamental al primer trimestre de 2007 de este sector de población fue clasificada como: profesionales en ciencias sociales (21,1%); profesores universitarios y de otros establecimientos de enseñanza superior (16,6%); profesores de preparatorias y escuelas de nivel medio superior (16,4%); y jefes de departamento, coordinadores y supervisores (4,6%), para un subtotal de 60,7%. El restante 39,3% declaró que estaba empleado en actividades no relacionadas con los estudios que realizó. En lo que se refiere a su distribución regional en el país, 48,7% se ubicaba en los estados del centro de la República: Distrito Federal, Hidalgo, México, Morelos, Puebla y Tlaxcala; 38,6% en los del sur-sureste: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán; 12,3% en los del centro-occidente: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas; mientras que el 0,4% restante trabajaba en los estados de noreste y del noroeste de México. Con base en estos datos, podemos afirmar que la oferta de trabajo para los egresados de las disciplinas antropológicas se ha

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modificado sustancialmente en las últimas décadas respecto a lo que se esperaba cuando se instituyó la carrera. Desde su establecimiento como una disciplina institucionalizada, la antropología en México se consideró una profesión destinada a la orientación y ejecución de la acción pública y del cuidado y resguardo del patrimonio cultural y arqueológico. Como afirma Virginia Molina (s. f.), la antropología social era una ciencia que proporcionaba a sus practicantes herramientas analíticas para desempeñarse como agentes o consultores de las agencias gubernamentales encargadas del cambio social planificado. De hecho, no se hacía distinción en el currículo ni en la orientación entre antropología social y antropología aplicada. Cuando en 1951, en coordinación con el Instituto Naci...


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