El escenario social urbano y las relaciones de convivencia PDF

Title El escenario social urbano y las relaciones de convivencia
Author Alfredo Destefano
Course mediación comunitaria y cultura de paz
Institution Universidad Siglo 21
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El escenario social urbano y las relaciones de convivencia

En su libro Mediación comunitaria. Conflictos en el escenario social urbano, Nató, Rodríguez Querejazu y Carbajal (2006) hacen un análisis profundo de cuáles son los escenarios actuales y cómo se han modificado las reglas de la convivencia Esto es muy importante, porque es en dichos contextos donde se desarrolla la mediación. Para comprender mejor los procesos y las estrategias de abordaje, debemos reflexionar acerca de qué sociedad y de qué ciudad estamos hablando.

El escenario social urbano

Conclusión

Referencias

LECCIÓN 1 de 3

El escenario social urbano

Con respecto a la sociedad actual, un fenómeno importante para tener en cuenta es que el trabajo ya no es el eje de la vida comunitaria. Es a partir de esto que muchos sectores de la población han quedado marginados y en estado de alta vulnerabilidad; ello lleva a la disgregación del tejido social y a una mayor marginación de ciertos sectores. Por otro lado, el fenómeno de la globalización en lugar de anular las diferencias entre poblaciones de las ciudades centrales y las periféricas, las ha aumentado aún más. Este escenario que hemos descripto, potencia el surgimiento de múltiples conflictos sociales y comunitarios en los que la mediación puede ayudar a su tramitación.

La ciudad en los ochenta, por su parte, incorporó temas novedosos, como el espacio público, la gestión local, el rol de los medios de comunicación, etcétera, pero no pudo dejar de reproducir el escenario urbano de fragmentación y disgregación social.

Los procesos modernizadores de los noventa, por otro lado, terminaron configurando un espacio con extendidos bolsones de riqueza y de pobreza y el desarrollo con base en las leyes del mercado determinó una gran concentración de la riqueza.

Estos cambios, a su vez, producen sus efectos, condicionan y atraviesan las relaciones de convivencia.

Vemos por ejemplo, que los parques o las plazas han dejado de ser un lugar de encuentro para convertirse en lugares de peligro, que además han sido cercados para evitar que las personas que no tienen dónde dormir lo hagan allí. Así es como un espacio que fue para compartir entre todos termina siendo un muro que pone distancia entre los de adentro y los de afuera.

Las políticas económicas y sociales implementadas en los últimos años han determinado cambios en las relaciones y hoy nos encontramos con nuevos escenarios donde prima:

La individuación creciente;

La desconfianza;

La inseguridad;

Las bajas condiciones de ciudadanía;

La pérdida de roles sociales;

La fragilidad en los vínculos;

Las nuevas configuraciones familiares;

El debilitamiento de los imaginarios colectivos;

La falta de accesibilidad;

La exclusión social.

Recordemos aquel cuento trabajado sobre la ciudad Omelas, donde podemos observar que, si bien se plantea como un lugar utópico en el que no existen algunos de los escenarios actuales, como la inseguridad, la desconfianza, etcétera, sí podemos encontrar, por ejemplo, la exclusión social.

Frente a esta nueva configuración de los escenarios sociales urbanos, las preguntas que se hace Lechner son: ¿Cómo es posible la convivencia humana? ¿Y cómo podemos seguir viviendo juntos? La buena noticia es que podemos transformar esa realidad, porque podemos imaginar nuevos escenarios posibles.

El campo de la gestión pacífica de conflictos propone trabajar desde el paradigma de la colaboración. Hoy pudimos comprobar que los procesos colaborativos contribuyen a la construcción de una democracia más completa en el marco del pluralismo y promueven una transformación en las relaciones sociales. La mediación puede ser un instrumento para tratar de pasar de una cultura de la confrontación a una más colaborativa que promueva la transformación de las relaciones sociales.

Para ello, necesitamos alfabetizarnos en este nuevo paradigma. Hemos creado un mundo para pocos desde la confrontación, la competencia, la imposición y el control sobre la base del miedo y la ignorancia. Necesitamos desarrollar competencias para vivir juntos desde el encuentro, la colaboración, el respeto, el diálogo y el consenso sobre la base de la confianza y el conocimiento (Nató et al., 2006).

Figura 1: De la confrontación a la colaboración

Fuente: Elaboración propia.

El desafío que planteamos en esta figura, consiste en pasar de la confrontación, la competencia, imposición y control; a la idea de encuentro, colaboración, respeto y diálogo. Las primeras involucran el miedo y la ignorancia, que se convierten en un mundo para pocos, mientras que las segundas, invitan a la confianza y el conocimiento, mostrando un mundo posible para todos.

El ámbito comunitario Los cambios antes mencionados han producido rupturas en el tejido social. La ciudad como ámbito privilegiado del espacio público ya no es un espacio seguro y las comunidades tienden a convertirse en guetos a la hora de bregar por un ideal de seguridad que va en detrimento de su libertad. Es en este espacio de lo público, lo comunitario y lo social donde la mediación comunitaria tiene la oportunidad de reconstruir nexos, propiciar un diálogo y aportar a la integración cultural para tratar de reconstruir una sociedad más integrada, donde las personas puedan tener niveles de

bienestar socioeconómico y social mínimos y un espacio donde esa articulación y recomposición sea posible (Nató et al., 2006).

Figura 2: División entre comunidades y desigualdad social. Fotografía aérea de la zona de Paradise City de San Paulo, Brasil

Fuente: Aranda, 2012, https://bit.ly/32olAmT

Tal como se puede observar en la fotografía, existe un muro entre la zona residencial y las favelas. Estos escenarios son los que dificultan las acciones que se pueden llevar a cabo para crear comunidad.

“La mediación nos propone transitar un espacio donde la sociedad y sus integrantes puedan pensarse a sí mismos desde una concepción que promueva la dignidad de todo ser humano en su vida cotidiana” (Nató et al., 2006, p. 21).

Necesitamos definir el ámbito donde desarrollaremos nuestra profesión como mediadores comunitarios para comprender los implicaciones que allí existen. Es ese escenario que determina los temas que en toda su complejidad debemos abordar.

Concepto de comunidad. Hacer comunidad Es imprescindible revalorizar el espacio público como el lugar de encuentro con el otro.

En Argentina, somos testigos de la creciente preocupación por la seguridad y la construcción de espacios o barrios cerrados, donde a partir de la creación de muros, alambres electrificados, alarmas, restricción del ingreso, entre otros; imposibilitan compartir en espacios abiertos con el resto de la comunidad. Un espacio donde la comunidad se vea como un todo, parece cada vez más lejano. Lo más idóneo sería que, para sentirnos más seguros se fomentara la construcción de puentes de acercamiento, en vez de construir límites físicos que nos dividen.

Vemos entonces que factores, como la desigualdad social y la anomia, son verdaderos productores de violencia que se manifiestan en el espacio urbano. Para comprenderlos, tenemos que preguntarnos por los escenarios donde se gestan, quiénes son los protagonistas y cuáles son sus orígenes y sus causas.

En palabras de Zygmunt Bauman:

Todo lo que nos separe y nos impulse a mantener una distancia mutua, a trazar esas fronteras y a construir barricadas, hace el desempeño de esos cometidos aún más difícil… Si ha de existir una comunidad en un mundo de individuos, solo puede ser (y tiene que ser) una comunidad entretejida a partir del compartir y del cuidado mutuo; una comunidad que atienda a y se responsabilice de la igualdad del derecho a ser humanos y de la igualdad de posibilidades para ejercer ese derecho. (Como se cita en Nató et al., 2006, p. 46).

Debemos entonces reconstruir nuestro sistema de convivencia, privilegiando espacios de encuentro y de reconocimiento entre las personas y los grupos, para que entre todos ayudemos a generar lugares de encuentro con mejor calidad de comunicación y con la posibilidad de hacer verdaderas contribuciones. Es decir, debemos fomentar oportunidades de participación y diálogo entre los diferentes colectivos sociales, realizar actividades de prevención de la violencia y generar espacios inclusivos que tengan en cuenta todas las perspectivas (niñez, género, discapacidad, adultos mayores, etcétera).

“Ámbitos como el espacio urbano, la escuela pública, los espectáculos públicos o los centros de acción comunitaria son inestimables en este sentido” (Nató et al., 2006, p. 49).

Siguiendo la situación práctica planteada al inicio de la unidad, podemos observar que no se está motivando a la inclusión de todos, ni se están propiciando espacios de convivencia, por el contrario, se tomó la decisión de aislar a un individuo perteneciente a esa sociedad.

Los diferentes autores coinciden que para reconstruir la convivencia es necesario:

Generar espacios de diálogo y colaboración.

Legislar políticas que obliguen a las personas a relacionarse.

Dejar que la dinámica social se encargue de las relaciones

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Las relaciones de convivencia Recordemos un extracto de nuestro cuento relatado en la Lectura 1:

¿Cómo describir a los habitantes de Omelas? No eran personas simples, aunque si felices. Pero no pronunciaremos más palabras de alabanza. Todas las sonrisas se han vuelto arcaicas. Al proceder a una descripción como ésta, uno tiende a hacer ciertas suposiciones, a dar la impresión de que busca un rey montado en un espléndido corcel y rodeado de nobles caballeros, o quizás en una litera dorada conducida por altos y musculosos esclavos. Pero no había rey. No usaban espadas ni

poseían esclavos. No eran bárbaros. Desconozco las reglas y leyes de su sociedad, pero sospecho que eran singularmente escasas. Al igual que se regían sin monarquía ni esclavitud, tampoco necesitaban la bolsa de valores, la publicidad, la policía secreta y la bomba. (Le Guin, 2013, https://bit.ly/2B3ZGcz).

El universo de los conflictos en la comunidad es, sin duda, infinitamente amplio y deriva de relaciones complejas. De este modo, la alternativa de intervenir en un contexto determinado, constituido espontánea o voluntariamente, exige indagar acerca de cuestiones diversas y, fundamentalmente, de sus particularidades específicas. Con este fin, hemos observado y analizado diversos espacios comunitarios en sus distintos aspectos, lo que nos ha aportado una visión de las conflictividades que en ellos se presentan, así como también de las tipologías de conflictos, que estos contextos favorecen. Luego, la comprensión y el conocimiento de realidades concretas abren la posibilidad de pensar y de llevar adelante procesos de intervención más efectivos a fin de hacer un aporte positivo a la construcción de una buena convivencia.

Con el criterio general que ya hemos señalado, ubicamos en este grupo los conflictos que se suscitan en las relaciones interpersonales en cuanto a las distintas formas de asociarse, de cohabitar y de participar del espacio urbano, en las que la permanencia del vínculo entre las partes es un factor preponderante…

Cuando hablemos de comunidad o de ámbito comunitario nos estaremos refiriendo a un tipo de asociación entre los individuos, sea espontánea o voluntaria, en la que diversas razones (territoriales, culturales, sociales, temporalidad de la relación, objetivos comunes u otros) establecen una relación de dependencia recíproca entre sus miembros.

Dichas relaciones pueden ser encuadradas en algunos de estos registros:

Relaciones de vecindad.

Relaciones en ámbitos institucionales.

Relaciones en el interior de las organizaciones civiles.

Relaciones familiares.

Relaciones urbanas. Nató, et. Al (2006).

El análisis de estos contextos y nuestra experiencia en ellos nos han revelado que la cantidad o la intensidad de los conflictos en el marco de estas relaciones no guardan una estricta correspondencia con las particularidades de los escenarios en los que se producen. En este sentido, hemos podido observar que la conflictividad está igualmente presente en espacios socio-urbanos de baja, media y alta densidad de población, en los que los integrantes cuentan con bajos, medios o altos recursos del tipo que estos sean (económicos, sociales o culturales) y en los que su configuración es homogénea o heterogénea en cuanto a los mismos registros.

En el siguiente video se puede observar claramente la diferencia entre coexistir y convivir, para lo cual se requieren acciones positivas para generar lazos de convivencia.

Video 1: President´s Choice

#EatTogether 2017

Fuente: President´s Choice. (31 de diciembre de 2016). Eat Together. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch? v=vDuA9OPyp6I

LECCIÓN 2 de 3

Conclusión

Como mediadores, sabemos que la mediación no puede revertir el escenario descrito, pero puede hacer aportes modestos, aunque significativos en la línea que hemos expresado y que desarrollaremos a lo largo de la materia.

Puede ser un instrumento que facilite el diálogo social allí donde emerjan indefectiblemente el conflicto y la confrontación. Puede conducir a superar la disputa por los intereses particulares y hacer visibles los intereses colectivos. Puede también contribuir, ofreciendo puentes, a articular los fragmentos, lo desagregado del paisaje social urbano.

En una versión más optimista, puede crear u organizar verdaderos espacios de transición, como indica Borja (en términos de urbanismo), o espacios intermediarios, como propone Six (en términos de mediación), donde actores socioculturales de diversidad significativa puedan intentar construir un espacio común. Puede establecer canales que desarrollen un verdadero entramado político-institucional y social (Nató et al., 2006).

Puede contribuir a generar nexos en el tejido social o a restablecerlos donde haya conflicto o ruptura. Puede ser un puente que fortalezca o restituya la relación entre los individuos o grupos de individuos y las instituciones. Puede facilitar que las personas encuentren por sí mismas y en libertad soluciones a sus problemas.

La mediación en el ámbito social podría quedar definida de la siguiente manera:

Un recurso humano y un instrumento cívico mediante el cual los integrantes de una sociedad pueden tramitar sus diferencias y/o gestionar los conflictos que se les presentan en el ámbito privado y/o público, así como también participar en la construcción de la sociedad que integran (Nató et al., 2006, p. 27).

LECCIÓN 3 de 3

Referencias

Aranda, G. (20 de enero de 2012). Brasil, segundo país más desigual del G-20 [Imagen]. El Mundo [Versión digital]. Recuperado de https://www.elmundo.es/america/2012/01/19/brasil/1326987526.html

Le

Guin,

Ú.

(2013).

Los

que

abandonan

Omelas.

Recuperado

de

https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/04/22/ursula-k-le-guin-los-que-abandonan-omelas-cuento/

Nató, A., Rodríguez Querejazu, M. G. y Carbajal, L. (2006). Mediación comunitaria. Conflictos en el escenario social urbano. Buenos Aires, AR: Universidad....


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