El oratorio de al-Hakam II en la Mezquita de Córdoba PDF

Title El oratorio de al-Hakam II en la Mezquita de Córdoba
Course El Legado Artístico de Al-Ándalus
Institution Universidad de Córdoba España
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Nombre: Marina Flores Cañero

DNI: 45157208-C

El oratorio de al-Hakam II en la Mezquita de Córdoba Concepción Abad Castro es profesora titular de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Madrid, que imparte las asignaturas de Arte Antiguo y Medieval, y cuyas líneas de investigación abarcan el arte y arquitectura medieval hispana, capillas funerarias de época medieval y arquitectura hispano-musulmana, siendo además autora de libros y artículos. El califa al-Hakam II fue designado por su padre, Abd al-Rahman III desde edad temprana, y en las fuentes escritas se afirma que se trataba de un califa pacífico, culto, amante del arte, además de un excelente constructor, que seguiría impulsando la política interior y exterior de su padre1. El 17 o 18 de octubre, en el mes de ramadán del año 961, ante la insuficiencia espacial del palacio de Córdoba y la aljama a causa del aumento demográfico, al-Hakam II dio la orden para comenzar la ampliación, un día después de su proclamación como califa, y se trasladó al lugar para realizar el diseño y autorización de su realización, y cuando se proporcionó el material necesario comenzó la gran empresa. De esta forma, amplió la mezquita 11 intercolumnios de norte a sur y dejando un tramo para el sabat. El califa había trazado el plano con ayuda de los cheykhs, sabios maestros, y, aconsejado por los sabios cortesanos, y según las fuentes, de su chambelán y principal oficial, Ya’far ibn ‘Abd al-Rahman al Siglabi, y el cadí Ibn Sa’id, no rectificó la orientación hacia el sur de la qibla, erróneamente dirigida2. A pesar de la inmediatez de las obras, que debió planear con anterioridad, según las fuentes, éstas no continúan hasta cuatro años después en el año 966 por lo que en el 965 ya suponemos que se había proyectado el perímetro completo de la ampliación, donde las columnas extraídas de cantera alternaban una policromía a base de mármol azul de Córdoba con mármol rosado de Cabra, aunque se ven del mismo color en una vista en diagonal3. Según comentan las fuentes escritas, el mihrab de Abd al-Rahman II permanecía en su sitio hasta octubre del 965, por lo que los creyentes continuaban dirigiendo la oración hacia la qibla y mihrab antiguos. Además, según Ibn Idari, entre el 28 de diciembre y el 26 de enero de ese año, el califa reutilizó el mimbar y la maqsura cuando ordenó colocar el antiguo mimbar al lado del mihrab, y la antigua maqsura en su lugar anterior, la cual abarcaba las tres naves centrales adaptándose así al nuevo proyecto. Las medidas totales de la ampliación serían de 95 codos, de los cuales 75 serían de la maqsura y los otros 20 del sabat. Según Ibn Idari, la nueva maqsura, la parte del oratorio reservada para el califa 1 2 3

BARRUCAND,M. Arquitectura islámica en Andalucía, Taschen, Colonia, 1992, p.55. Íbid.p.75. CASTEJÓN Y MARTÍNEZ DE ARIZALA, R. La Mezquita de Córdoba, Everest, Madrid, 1979, p.26.

en esas tres naves centrales tenía unas medidas de 36’67 m de largo, 20’53 m de ancho, y 3’91 m de alto, si tenemos en cuenta que Féliz Hernández estableció la equivalencia de un codo con 48’9 cm. Como acceso a la maqsura, además del sabat, sabemos por la referencia a ella en las fuentes escritas de Ibn Idari y de Ibn Galib que habría otra puerta a la entrada de la nave central. Se sabe que recibió a personajes relevantes ante esa puerta del sabat, y seguramente también por la puerta de la maqsura, recorriendo la nave central hasta el cerramiento de madera, como un camino protocolario. En cuanto al planeamiento de la maqsura, el califa se basó en las tres naves del salón de recepción de Madinat al-Zahra, además de las maqsuras de la Mezquita de la ciudad palatina, donde debía representar su papel como Príncipe de los Creyentes. Tanto al-Idrisi como al-Himyari afirman de la existencia de un cerramiento de madera ornamentado y tallado alrededor del mihrab. En altura, llegaría hasta los cimacios de las columnas, y según las fuentes escritas, se veía su remate. Por la importancia del lugar, se trazaron los 3 arcos de acceso a las 3 naves de forma más monumental que el resto formando una especie de pórtico independiente de las naves mediante otros arcos más complejos. La iluminación natural en la Mezquita se veía garantizada mediante las grandes arcadas de ingreso desde el patio, pero también por los grandes ventanales con celosías al fondo de las naves 4, sin embargo, era una luz rasante y escasa en comparación con la luminosidad que producía la construcción del lucernario. Según la autora a mediados del año 966, se levantarían los espacios cupulados como el lucernario, que proporcionaba luminosidad a través de sus dieciséis ventanas. Era el lugar más decorado por ser el principal acceso a la maqsura, por ello, su programa iconográfico debía ir acorde a su función, con gran monumentalidad. La planta es rectangular al interior y al exterior, y acogería una cúpula gallonada, según P.Marfil anterior a la de la maqsura. Se ha planteado la posibilidad de la existencia de tres cúpulas en este espacio, y de que al oeste de la maqsura hubiese un espacio cupulado que no se conserva actualmente, destruido en época cristiana, pero hay gran debate en las interpretaciones, como es el caso ,por ejemplo, de J.C. Souza, quien propone que existía una fachada luminosa rodeada por cúpulas a partir de la consideración de que la Capilla Real es de época califal, mientras que A. Carrillo Calderero afirma el origen cristiano de la misma, pero M. Nieto Cumplido asegura que sólo existió una cúpula. Según una inscripción en la capilla de Villaviciosa, se realizó con supervisores diferentes a los citados en otros textos del edificio, planteando la autora que, continuando el ritmo de los trabajos, esta obra habría concluido en el 968 /969, señalando la rareza de que transcurriesen seis años desde la conclusión del mihrab hasta la de los mosaicos (971/973), y mientras, debió llevarse a cabo la maqsura longitudinal, el lucernario y la maqsura definitiva. 4

Íbid.,p.31.

La nave central, como eje, contaba con soportes decorativos diferenciados del resto como pilastras ornamentadas y capiteles corintios y compuestos (aparecidos por primera vez en la obra de alHakam II) por su importancia, en lugar de columnas adosadas con arcos de medio punto; y en cuanto a su simbolismo, existen textos ideados para interpretar la función del lugar con el mismo determinismo divino y el paraíso anteriormente comentados. La nueva maqsura estaba formada por tres tramos con arquerías, cubiertos por otros tres, donde el más relevante es el del vestíbulo del mihrab. La arquería que comunica el vestíbulo con la nave central no logra el efecto de luminosidad por emplear un incorrecto encaje de los cruces. En los tramos laterales se utilizó una solución distinta más sencilla, con escasa ornamentación, al igual que el tramo precedente a la cámara del tesoro. Sim ebargo, el tramo que precede al mihrab se encuentra decorado en su totalidad, destacando fundamentalmente los motivos vegetales, geométricos y caligráficos (de tipo ataurique). Así, a excepción de la arquería de acceso, toda la decoración se dirigió hacia el interior y se encuentra cubierto por una cúpula octogonal, la más compleja y ricamente decorada de todas, por su localización, produciéndose en cuanto a las formas una transición del cuadrado al octógono y de éste al círculo, y destacando la decoración musivaria procedente de Bizancio, gracias a la importación tanto del material como de artistas cualificados a petición del califa, que proporcionan gran luminosidad y policromía. Así, pretendía emular las obras obras del califa al-Walid en la Mezquita de Damasco, la principal obra de la dinastía Omeya. En cuanto al revestimiento de mosaicos, la autora propone la datación del 971/072 para su conclusión, basándose en que es en el 970 cuando fallece Ya’far, quien aparece citado en una inscripción conmemorativa de esta construcción, por lo que el revestimiento debió ser posterior, El vestíbulo del mihrab, se puede denominar como una qubba, por servir de centro a otros lugares y ejerciendo una supremacía, perfecta para su función, ser el foco central de la parte del oratorio reservada al califa, convirtiéndose en un espacio simbólico. Esta estructura de planta cuadrada cuenta con una ornamentación muy rica a base de motivos vegetales tallados y el mosaico de la cúpula, intentando asemejar el espacio a un jardín suntuoso a través de la luz, la policromía el brillo, etc. Según S.Calvo, la cúpula representa el trono de Dios, del califa, con una simbología basada en el poder del califa como divinidad enteronizada, y su ornamentación a base de estrellas, rayos, según Ewert, se correspondería con la bóveda celeste, donde el brillo del califa se asemejaría al del mismo sol. Además de estos motivos también encontramos imitaciones de joyas y piedras preciosas e inscripciones sobre el paraíso al que aspiran los creyentes bienaventurados que hayan seguido el camino correcto en vida. Como afirma la autora, su estructura recuerda a edificios de época preislámica como los descritos en como el “trono de Cosroes II” o el Templo de Salomón, creados para acoger un objeto preciado, o como podemos ver en la Mezquita, la figura del monarca como si fuese un objeto sagrado. Así, H.Stern ha asociado la tanto la estructura como la decoración con

piezas de artes suntuarias como el relicario de plata de Aix la Chapelle , o la bandeja de bronce conservada en el Staatliche Museen de Berlín, e incluso los kioscos imperiales con una cúpula de oro y revestimiento de mosaicos. Así pues, podemos ver posibles modelos en los que pudo basarse el califa para llevar a cabo su proyecto.

A modo de conclusión, en el texto analizado la autora propone hipótesis novedosas sobre los trabajos llevados a cabo, el procedimiento seguido en la construcción y la significación de los espacios arquitectónicos en la Mezquita de Córdoba, durante el reinado del califa al-Hakam II(961976), con exhaustiva recogida de datos de las diversas fuentes escritas, así como las propuestas de otros autores al respecto. Todas las obras llevadas a cabo por el califa, así como la forma, colocación y decoración de los elementos arquitectónicos y artísticos, conducen a la idea de realzar la figura y poder del mismo designado por Dios como Príncipe de los Creyentes basado en la doctrina malikí, como el encargado de guiar a la comunidad hacia el camino adecuado en cuanto al comportamiento y forma de vida -que harán del creyente un bienaventurado al que le espera el Paraíso- y mantener su unidad. Es por eso, que, en la decoración de algunos elementos, se concibe al califa como un objeto preciado que debe ir en un lugar específico para su persona, el eje de todo el edificio. Finalmente, tanto los datos conocidos como las diversas propuestas, nunca serán del todo suficientes para comprender exactamente los hechos, ya que no todo lo que está escrito es verídico, y son muchos los puntos de vista que pueden confundir la dimensión de los acontecimientos. Es así, pues, necesario continuar contrastando la información que proporcionan las fuentes escritas, y realizando los estudios, análisis, y excavaciones para poder lograr un conocimiento que resulte lo más cercano posible a la realidad.

BIBLIOGRAFÍA BARRUCAND, M. Arquitectura islámica en Andalucía, Taschen, Colonia, 1992. CASTEJÓN Y MARTÍNEZ DE ARIZALA, R. La Mezquita de Córdoba, Everest, Madrid, 1979....


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