EL Patriciado Urbano EN LA EDAD Media Orígenes, Papel Político, Conflictividad Y Relación CON LA Monarquía PDF

Title EL Patriciado Urbano EN LA EDAD Media Orígenes, Papel Político, Conflictividad Y Relación CON LA Monarquía
Course Primeros Agricultores y Metalúrgicos
Institution Universidad de Alcalá
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Trabajo Orígenes de Europa en la Edad Media....


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EL PATRICIADO URBANO EN LA EDAD MEDIA: ORÍGENES, PAPEL POLÍTICO, CONFLICTIVIDAD Y RELACIÓN CON LA MONARQUÍA. Juan José Cámara Gallego. Orígenes de Europa en la Edad Media. Seminario 1. 1º Historia. El surgimiento del patriciado urbano está vinculado al desarrollo de las ciudades durante la Plena Edad Media, en las que se produce el crecimiento de las ciudades ya existentes (las antiguas ciudades romanas), además de la aparición de nuevas ciudades dentro de distintos núcleos cada una. Este crecimiento no fue uniforme en toda Europa, comenzando en el siglo X únicamente en la zona de Lombardía, en la Península Italiana, Flandes y la zona de Renania, la parte del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico bañada por el río Rin. Mientras, en el siglo XI, este progreso se extendió a Francia, Inglaterra, Dinamarca y los núcleos cristianos de la Península Ibérica (en la zona controlada por los musulmanes, Al-Ándalus, ya se había producido el desarrollo urbano en el siglo VIII-IX). Por último, ya en el siglo XII el incremento urbano alcanza la Península Escandinava, y en el siglo XIII en las zonas al este del río Elba. Asimismo, hubo regiones en Europa que estuvieron más urbanizadas que otras. Las áreas con más ciudades fueron las primeras en las que estas crecieron, las cuales fueron Lombardía y Flandes, llegando a un 35% de población urbana. Les siguen otros territorios como Francia, Alemania o la Península Ibérica en las que la población que vive en núcleos urbanos alcanzó el 15%. Por último, y ya alejándose bastante de las anteriores zonas, se encuentran Inglaterra y la Península Escandinava con solo un 5% de población urbana. Las causas por las que aquellas ciudades crecieron no son uniformes, habiendo varias teorías sobre su crecimiento, como la que defiende el aumento de la actividad comercial en el siglo X, con la consecuencia de que los comerciantes se instalaran en ciudades ubicadas estratégicamente dentro de las rutas comerciales, como en los puertos del mar Báltico. Otra tesis bien fundamentada es la que liga el crecimiento de las ciudades con el crecimiento demográfico. Esta hipótesis defiende que la población rural comenzó a emigrar a las ciudades fundamentalmente por el crecimiento demográfico en las zonas rurales, dejando casi sin recursos a aquellas poblaciones debido al aumento de la demanda habiendo la misma oferta que en la Alta Edad Media. También destacó el huir a las ciudades para escapar de la situación de servidumbre en los señoríos feudales (para considerarse ciudadano de una ciudad se debía vivir ininterrumpidamente en el núcleo urbano 1 año y 1 día). Los habitantes de aquellas urbes eran denominados en la época como burguensis o burgueses, debido a que las ciudades, desde la Plena Edad Media, eran conocidas generalmente como burgos. Estos habitantes, aparte de dedicarse a la actividad agrícola, se ocupaban también de las actividades artesanales y comerciales, a veces incluso ambas. El porcentaje de personas las cuales se dedicaban a este tipo de actividades variaban enormemente dependiendo de la ciudad, aunque siempre era significativo en todas. Respecto al gobierno de estas ciudades, eran las comunas o ciudades con el privilegio (concedido por los reyes o emperadores con la finalidad de desarrollar los núcleos urbanos, mediante pagos o usando la fuerza con rebeliones) de poder gobernarse a sí mismas y tener un gobierno autónomo. Este gobierno tenía varias funciones, como la administración de la justicia, la recaudación de impuestos, la organización de las finanzas o la defensa de la ciudad. Todo ello estaba dirigido por unos “oficiales” del ayuntamiento, al principio elegidos anualmente por todos los ciudadanos, los cuales votaban en las parroquias. Sin embargo, este sistema “democrático” se perdió a medida que las ciudades evolucionaban, haciéndose con el control el patriciado urbano. Este grupo social estaba compuesto por las familias más poderosas, ricas e influyentes de la ciudad, con un origen muy variado y heterogéneo. Los principales representantes de este estrato de la sociedad fueron los grandes comerciantes y mercaderes, los cuales se enriquecieron con el comercio

internacional. También sobresalieron las familias de maestros de los gremios más importantes, como los de la seda, los peleteros (los especialistas en manejar pieles lujosas) y los maestros armeros. Del mismo modo, miembros de la baja nobleza instalados en las ciudades también formaban parte del tan variado grupo y, por último, las familias de los caballeros nobles (aunque en la Península Ibérica hubo también caballeros que no formaban parte de la nobleza, pero sí del gobierno de la ciudad). La composición variaba dependiendo de la ciudad, con un mayor número de mercaderes o de nobles y caballeros, según la villa. Todos estos individuos, los cuales componían el gobierno, tenían unas características y objetivos comunes. Tenían los mismos intereses económicos, además, se casaban unos con otros y tenían un comportamiento mucho más similar al de la alta nobleza frente a las clases populares, intentando imitar a la primera gastando mucho dinero en, por ejemplo, capillas privadas, una vida social muy activa e intentar habitar en las viviendas más lujosas que se podían permitir. De la misma forma, a partir del siglo XII son estos hombres los que empiezan a elegir a los oficiales de la ciudad, siendo normalmente miembros que formaban parte del patriciado urbano, y más adelante, incluso, crean un sistema hereditario de familias gobernando una ciudad. De esta manera, el gobierno de las ciudades empieza a transformarse en un sistema oligárquico, donde gobiernan unos pocos, es decir, el patriciado urbano. Estas acciones tienen dos finalidades fundamentales, como el convertirse en un poder alternativo al de la nobleza y hacerse con el control del gobierno de las ciudades para defender sus propios intereses, como el imponer un impuestos o tributos a la población, la cual estaba obligada a pagarlos, pero ellos mismos se eximían de pagar aquellas tasas. Todo eso provocó que las clases populares reaccionaran a partir del siglo XIII, puesto que empiezan a tomar conciencia de que son tratados como objetos y de que están al margen del gobierno. Debido a esto, comienzan las rebeliones conocidas como “movimientos comunales”, luchas de las capas más bajas, unidas en común para echar al patriciado urbano, a veces desviándose incluso a luchas para echar a los señores feudales. Estos enfrentamientos surgen en la actual Italia a mediados del siglo XIII, extendiéndose de ahí a toda Europa; el detonante principal solía ser la aprobación del pago de algún tributo o impuesto, cuya mecha se prendía al eximirse del pago de este por parte del patriciado urbano. Cómo saqueaban y destrozaban todo a su paso debido a los disturbios, la respuesta de la oligarquía urbana era una represión, la cual tenía mucha dureza, con multas sobre todo, pero llegando a los destierros de la ciudad e, incluso, la pena de muerte. No obstante, a pesar de todas las acciones del gobierno urbano, los problemas no se terminan de solucionar nunca, llegando a ser constantes a mediados del XIV. Respecto a la relación del patriciado urbano con la monarquía, estos se incorporaron a las asambleas parlamentarias del rey debido a su mayor importancia económica y judicial, siendo estos representantes del realengo (ciudades en las que el rey ejercía como señor). Daban consejo al rey como el resto de sus vasallos dentro de su corte. Con la entrada de la oligarquía urbana, el nombre de la curia regia cambia de denominación, dependiendo de la zona (Parlamento en Inglaterra, Dieta en el SIRG, Estados Generales en Francia o Cortes en la Península Ibérica). En igual forma, la incorporación de las ciudades no será coincidente en toda Europa, comenzando primero en el Reino de León, ubicado en la Península Ibérica, por Alfonso IX de León en el año 1188. Posteriormente, en el Reino de Castilla las ciudades se incorporarán en el siglo XII, Inglaterra y Portugal harán lo mismo en el siglo XIII, y hasta el siglo XIV los representantes de los núcleos urbanos de Francia y el SIRG no formarán parte del consejo del rey. Estos individuos defienden sus intereses como grupo privilegiado, para reivindicar sus propios privilegios, negociando con el rey nuevos impuestos, los cuales solo pagaban las clases populares, no las oligarquías urbanas. Esto dará lugar a conflictos y problemas. En la Península Italiana, por ejemplo, las principales poblaciones eran ciudades-estado con

una gran autonomía. Eran auténticas repúblicas independientes, con un gran poder económico, político y social, como Venecia, controlada por los grandes comerciantes. También sobresalieron los gobiernos personales de las familias Visconti y Sforza en Milán o, sobre todo, el gobierno mixto (de apariencia republicana con una realidad conviviente de gobierno personal) en la ciudad de Florencia, fundamentalmente con la familia Médici, la cual gobernó durante gran parte del tiempo esta ciudad. Bibliografía: MITRE, Emilio (1995). Historia de la Edad Media en Occidente. Madrid: Cátedra...


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