Enclica Laudato Si PDF

Title Enclica Laudato Si
Course Doctrina Social de la Iglesia
Institution Universidad Católica Boliviana San Pablo
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Enciclica escrita por el Papa Francisco ...


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LAUDATO SI

Bibliografía Laudato si' es el título de la segunda encíclica del papa Francisco, firmada el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del año 2015; y que fue presentada el 18 de junio de 2015. La Encíclica toma su nombre de la invocación de san Francisco, «Laudato si’, mi’ Signore», que en el Cántico de las criaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos». Nosotros mismos «somos tierra (cfr Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura». Es la segunda encíclica publicada por Francisco, después de Lumen fidei, de 2013, sin embargo, esta fue escrita en gran parte por Benedicto XVI, por lo que Laudato si' es la primera encíclica escrita completamente por Francisco. El papa Francisco no busca tener un solo interlocutor, sino que busca llegar a todos, no simplemente a todos los católicos sino a todas las personas que quieran oírlo, a todas las de buena voluntad, creyentes o no, instituciones políticas internacionales, entes locales, universitarios, todos.

Biografía Jorge Mario Beroglio nació en Buenos Aires, Argentina el 17 de diciembre de 1936, hijo de inmigrantes italianos piamonteses: su padre, Mario Bergoglio, era contador, empleado en ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba de la casa y de la educación de los cinco hijos. Fue bautizado durante la noche de Navidad de 1936, en la pila bautismal de la Basílica María Auxiliadora y San Carlos de Buenos Aires, por el sacerdote salesiano Enrique Pozzoli. El 8 de octubre de 1944 hizo su Primera Comunión. En más de una ocasión ha hablado de la importancia de su abuela paterna, Rosa Marguerita Vasallo en su formación en la fe. Jorge Bergoglio siempre fue un hombre sencillo, austero, de perfil bajo pero enérgica prédica, valiente defensor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, amante de la música, la literatura y como buen argentino, del fútbol. El Papa Francisco es el primer Papa de América, el primer hispanohablante, el primer jesuita en ser Pontífice y el primero en elegir el nombre del santo de Asís y del gran evangelizador de la Compañía de Jesús, San Francisco Javier. Se graduó como técnico en ingeniería química cuando descubrió el llamado a la vida religiosa y a los 20 años de edad ingresó a la Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada

de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura. En su juventud perdió buena parte de un pulmón debido a una enfermedad respiratoria. El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Tenía 33 años. Prosiguió la preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua. De nuevo en Argentina, fue maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector del Colegio. El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 es de nuevo rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En 1980 enfermó gravemente. Presentó una gangrena de vesícula y fue operado con éxito. En marzo de 1986 se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral; posteriormente los superiores le envían al colegio del Salvador en Buenos Aires y después a la iglesia de la Compañía de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor. En 1992, el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo Auxiliar de Buenos Aires. Como lema episcopal eligió Miserando atque eligendo y en el escudo incluye el cristograma ihs, símbolo de la Compañía de Jesús. En 1997 lo nombró Arzobispo Coadjutor y el 28 de febrero de 1998 asumió el cargo de Arzobispo de Buenos Aires, sucediendo al Cardenal Antonio Quarracino. En el Consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo II lo creó cardenal, asignándole el título de San Roberto Bellarmino. En esa ocasión, invita a los fieles a no acudir a Roma para celebrar la púrpura y a destinar a los pobres el importe del viaje. Repitió este gesto al ser elegido Pontífice. Fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos y en diciembre de 2011, al cumplir 75 años de edad, presentó su renuncia al cargo de Arzobispo, pero el Papa Benedicto XVI no la aceptó. Como cardenal, Jorge Bergoglio fue conocido en su país por llevar una vida muy austera. Vivía solo en un departamento sencillo, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral, y fue un enérgico defensor de los argentinos durante la crisis económica y social que en el año 2001 derivó en la renuncia de Fernando de la Rúa. Se sabe que suele cuidar personalmente a sacerdotes ancianos y enfermos de la diócesis de Buenos Aires e incluso ha pasado noches enteras ofreciendo asistencia en los hospitales de su ciudad. Siempre trató de mantenerse alejado de las cámaras y conservar un perfil bajo, en Buenos Aires viajaba en transporte público -metro (tren subterráneo) y autobuses- como cualquier sacerdote, siempre vistiendo sotana. Con frecuencia confesaba en la Catedral de Buenos Aires como un presbítero más, y no tuvo una gran exposición en los medios de comunicación. En octubre de 2001 es nombrado relator general adjunto para la décima asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, dedicada al ministerio episcopal, encargo recibido en el

último momento en sustitución del Cardenal Edward Michael Egan, Arzobispo de Nueva York, de presencia necesaria en su país a causa de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Fue gran canciller de la Universidad Católica Argentina, es autor de los libros Meditaciones para religiosos (1982), Reflexiones sobre la vida apostólica (1986) y Reflexiones de esperanza (1992). En 2002 declina el nombramiento como presidente de la Conferencia episcopal argentina, pero tres años después es elegido y más tarde reconfirmado por otro trienio en 2008. Entre tanto, en abril de 2005, participa en el cónclave en el que es elegido Benedicto XVI. Como Arzobispo de Buenos Aires —diócesis de más de tres millones de habitantes— piensa en un proyecto misionero centrado en la comunión y en la evangelización. Cuatro los objetivos principales: comunidades abiertas y fraternas; protagonismo de un laicado consciente; evangelización dirigida a cada habitante de la ciudad; asistencia a los pobres y a los enfermos. Apunta a reevangelizar Buenos Aires «teniendo en cuenta a quien allí vive, cómo está hecha, su historia». Invita a sacerdotes y laicos a trabajar juntos. En septiembre de 2009 lanza a nivel nacional la campaña de solidaridad por el bicentenario de la independencia del país: doscientas obras de caridad para llevar a cabo hasta 2016. Y, en clave continental, alimenta fuertes esperanzas en la estela del mensaje de la Conferencia de Aparecida de 2007, que define «la Evangelii nuntiandi de América Latina». En el Vaticano fue miembro de las Congregaciones para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, para el clero, para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica; del Consejo pontificio para la familia y de la Comisión pontificia para América Latina. En sus viajes a Roma mantuvo este mismo perfil y era frecuente verlo con un sobretodo negro sin lucir la llamativa vestimenta de los purpurados. Cuando fue creado Cardenal, no se compró una vestimenta nueva, sino que ordenó arreglar la que usaba su antecesor el Arzobispo Quarracino. A las 19:06 del 13 de marzo de 2013, en la quinta ronda de votaciones del segundo día del cónclave, el cardenal Bergoglio fue elegido sucesor de Benedicto XVI. ,primer papa perteneciente a la Compañía de Jesús, tomando el nombre de Francisco en honor a san Francisco de Asís que se caracterizó por su entrega a los pobres y su humildad extrema

Contexto en general “Histórico y social” La publicación de “Laudato Si” es un acontecimiento histórico, en el que el Papa Francisco manda un fuerte mensaje sobre nuestra responsabilidad moral de cuidar la creación. En la encíclica, el Santo Padre escribe que los cristianos deben “darse cuenta de que su responsabilidad dentro de la creación, y su deber hacia la naturaleza y el Creador, son una parte esencial de su fe” El calentamiento global es real En ese sentido el papa escribe que “hay un consenso científico sólido” que se trata de un, fenómeno innegable. Si no se toman medidas para enfrentarlo se reducirá el agua potable, dañar a la agricultura, conducirá a la extinción de algunas plantas y animales. También advirtió sobre el peligro del aumento en los niveles de los mares que podrían terminar inundando algunas de las ciudades más populosas del mundo. Es principalmente el resultado de la actividad humana Francisco reconoció que el cambio climático se da en partes de manera natural pero los estudios científicos indican que su “principal” causa somos los humanos. Sostuvo que el “consumismo inmoral” ha llevado a la sociedad a un comportamiento que permite la degradación continua del medio ambiente “La tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes sobre todo el carbón, pero aún más el petróleo y, en menor medida, el gas necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora” Los países ricos tienen una “deuda ecológica” con los países pobres Rechazo el argumento que solo a través del crecimiento económico se puede resolver el hambre, la pobreza y se puede recuperar el medio ambiente. Llamo esa filosofía de “un concepto mágico del mercado” Creación de instituciones internacionales fuertes “Es esencial lograr un consenso global para enfrentar problemas más profundos que no pueden ser resueltos por las medidas unilaterales de países individuales” Presión a los líderes políticos y sacrificio individual Hizo un llamado para que individuos forman redes sociales para presionar a los líderes políticos y para ayudar a los que han quedado desamparados y desempleados debido al cambio climático. También insto a todos a hacer pequeños cambios en sus hábitos diarios, incluyendo el “uso de transporte público, compartir viajes en auto, plantar árboles y apagar luces innecesarias” La fecha de publicación de la encíclica está relacionada con el hecho que En París el 30 de noviembre al 11 de diciembre se celebró la Cumbre de Cooperación de Naciones Unidas sobre el

Cambio Climático. Cumbre en la que representantes de todos los países, ONGs, representantes de la sociedad civil y observadores internacionales intentarán llegar a un acuerdo en relación con los compromisos de los países con el Medio Ambiente. La cumbre quiere suponer un paso histórico en la lucha contra el Cambio Climático: se trata de lograr un acuerdo universal y vinculante también para China y EE.UU, que son las naciones que no firmaron el protocolo de Kioto e impulsen la creación de sociedades menos contaminantes. La ministra española de medio ambiente, Isabel García Tijerina ha afirmado.” Nunca la Humanidad se había enfrentado a un problema tan grave como el Cambio Climático. Capítulo 1 – «Lo que le está pasando a nuestra casa» El capítulo asume los descubrimientos científicos más recientes en materia ambiental como manera de escuchar el clamor de la creación, para «convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar». Se acometen así «varios aspectos de la actual crisis ecológica» . EI cambio climático: «El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad». Si «el clima es un bien común, de todos y para todos», el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres, pero muchos de los que «tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas»: «La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil». La cuestión del agua: El Papa afirma sin ambages que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos». Privar a los pobres del acceso al agua significa «negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable». La pérdida de la biodiversidad: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre». No son sólo eventuales “recursos” explotables, sino que tienen un valor en sí mismos. En esta perspectiva «son loables y a veces admirables los esfuerzos de científicos y técnicos que tratan de aportar soluciones a los problemas creados por el ser humano», pero esa intervención humana, cuando se pone al servicio de las finanzas y el consumismo, «hace que la tierra en que vivimos se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris ». La deuda ecológica: en el marco de una ética de las relaciones internacionales, la Encíclica indica que existe «una auténtica deuda ecológica», sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay «responsabilidades diversificadas», y son mayores las de los países desarrollados. Conociendo las profundas divergencias que existen respecto a estas problemáticas, el Papa Francisco se muestra profundamente impresionado por la «debilidad de las reacciones» frente a

los dramas de tantas personas y poblaciones. Aunque no faltan ejemplos positivos, señala «un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad». Faltan una cultura adecuada y la disposición a cambiar de estilo de vida, producción y consumo, a la vez que urge «crear un sistema normativo que asegure la protección de los ecosistemas». Capítulo segundo – El Evangelio de la creación Para afrontar la problemática ilustrada en el capítulo anterior, el Papa Francisco relee los relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-cristiana y articula la «tremenda responsabilidad» (90) del ser humano respecto a la creación, el lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos» (95).

1. La luz que ofrece la fe 2. La sabiduría de los relatos bíblicos. 3. El misterio del universo 4. El mensaje de cada criatura en la armonía de todo lo creado 5. Una comunión universal 6. Destino común de los bienes 7. La mirada de Jesús

1. La luz que ofrece la fe: la complejidad de la crisis ecológica implica un diálogo multicultural y multidisciplinar que incluya la espiritualidad y la religión. La fe ofrece «grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos más frágiles»; los deberes hacia la creación forman parte de la fe cristiana. 2. La sabiduría de los relatos bíblicos: en la Biblia, «el Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo » y «en Él se conjugan amor y poder». El relato de la creación es central para reflexionar sobre la relación entre el ser humano y las demás creaturas, y sobre cómo el pecado rompe el equilibrio de toda la creación en su conjunto. «Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado». La tierra es un don, no una propiedad; nos fue entregada para administrarla, no para destruirla. Por ello debemos respetar las leyes de la naturaleza, ya que toda la creación posee su bondad. Hay que recordar también los Salmos con su invitación a alabar al Creador.

3. El misterio del universo: «La creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos». «De las obras creadas se asciende “hasta su misericordia amorosa”» y la creación camina en Cristo hacia la plenitud de Dios. En esta comunión universal el ser humano, dotado de inteligencia e identidad personal, representa «una novedad cualitativa». Es responsable de la creación confiada a su cuidado, y su libertad es un misterio que puede promover su desarrollo o causar su deterioro. 4. El mensaje de cada creatura en la armonía de todo lo creado: «cada criatura tiene una función y ninguna es superflua. Todo es ternura de Dios» (84). Con San Juan Pablo II «Podemos decir que “junto a la Revelación propiamente dicha, contenida en la sagrada Escritura, se da una manifestación divina cuando brilla el sol y cuando cae la noche”»: en el conjunto del universo y en su complementariedad se expresa la inagotable riqueza de Dios: él es lugar de su presencia y nos invita a la adoración. 5. Una comunión universal: «creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde». Esto no significa ni divinizar la tierra, ni negar la preeminencia del ser humano en la creación. Por ello mismo «no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos». 6. El destino común de los bienes: «la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos» y quien posee una parte, está llamado a administrarla respetando la «hipoteca social» que pesa sobre cualquier forma de propiedad. 7. La mirada de Jesús: Jesús invitaba «a reconocer la relación paterna que Dios tiene con todas las criaturas» y «vivía en armonía plena con la creación», sin despreciar el cuerpo, la materia o las cosas agradables de la tierra. «El destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas» y que, al final de los tiempos, entregará al Padre de todas las cosas. «De ese modo, las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud». Capítulo tercero – La raíz humana de la crisis ecológica Este capítulo presenta un análisis de la situación actual «de manera que no miremos sólo los síntomas sino también las causas más profundas» (15), en un diálogo con la filosofía y las ciencias humanas. Un primer fundamento del capítulo son las reflexiones sobre la tecnología: se le reconoce con gratitud su contribución al mejoramiento de las condiciones de vida (102-103), aunque también da «a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero» (104). Son justamente las lógicas de dominio tecnocrático las que llevan a destruir la naturaleza y a explotar a las personas y las poblaciones más débiles. «El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política» (109), impidiendo reconocer que «el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social» (109).

En la raíz de todo ello puede diagnosticarse en la época moderna un exceso de antropocentrismo (116): el ser humano ya no reconoce su posición justa respecto al mundo, y asume una postura autorreferencial, centrada exclusivamente en sí mismo y su poder. De ello deriva una lógica “usa y tira” que justifica todo tipo de descarte, sea éste humano o ambiental, que trata al otro y a la naturaleza como un simple ...


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