Ensayo-La obligatoriedad de la vacuna PDF

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚTarea Académica I parte 1Trabajo que como parte del curso de Ciudadanía y Reflexión Ética presentan los alumnosINTEGRANTES:1. ALEMÁN RODRÍGUEZ, Lennys Mercedes Cod. U2020 5430 2. ARTIAGA BONILLA, Anghela Luzmila Cod. U22220 151 3. CASTELLANOS CCALLI, Wilson Cod. U 4. ...

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ

Tarea Académica I parte 1

Trabajo que como parte del curso de Ciudadanía y Reflexión Ética presentan los alumnos

INTEGRANTES:

1.

ALEMÁN RODRÍGUEZ, Lennys Mercedes Cod. U20205430

2.

ARTIAGA BONILLA, Anghela Luzmila

Cod. U22220151

3.

CASTELLANOS CCALLI, Wilson

Cod. U20102971

4.

RIVERA HERRERA, Elvita María

Cod. U17214739

5.

TAIPE CALLA, Karin

Cod. U19222187

Lima, 23 de abril de 2022

Titulo: La obligatoriedad de la vacuna como un hecho solidario

La rápida expansión de la COVID-19 puso en evidencia la vulnerabilidad del sistema de salud en diversos países en el mundo. No obstante, a pesar de esta crisis sanitaria, se ha podido crear una vacuna contra esta enfermedad, lo que ha permitido detener la alta cifra de contagios en el mundo y ha ayudado a prevenir innumerables decesos a nivel global. Actualmente, las autoridades de cada país tienen la gran tarea de inmunizar a toda su población con estas vacunas, con el único objetivo de evitar que una nueva ola de contagios dañe la salud de las mismas. Por otro lado, en el Perú, la inmunización continúa siendo voluntaria, es decir, no existe un decreto que obligue a los ciudadanos a vacunarse, sino que cada uno lo hace para evitar ciertas restricciones que el Estado ha propuesto para quienes no quieran vacunarse. Sin embargo, en países como en Grecia, las autoridades han optado por establecer medidas más drásticas para avanzar con la inmunización contra la COVID-19, como endurecer su legislación para quienes dudan de la vacuna, despedir a trabajadores que no quieran vacunarse y multar por 1500 euros a los empleadores que no acaten la norma (DW Español, 2021). Ante este contexto, surge la siguiente pregunta controversial: ¿Consideran que es ético obligar a las personas a inmunizarse contra la COVID-19? Desde nuestro punto de vista, consideramos que la obligatoriedad de las vacunas sí es un acto ético. A continuación, detallaremos nuestras razones enfocadas en dos temas relacionados con la ética, como: libertad, responsabilidad y la ética de mínimos y máximos; que servirán para respaldar nuestra postura. En primer lugar, consideramos que la obligatoriedad de las vacunas sí es un acto ético, ya que tiene como principal objetivo proteger el bien común de las personas dentro de nuestra sociedad. Por un lado, es importante resaltar que imponer una medida dentro de un contexto de salubridad es válido desde el punto de vista ético, porque en este tipo de circunstancias la vida de muchas personas se encuentra en juego, tal como lo menciona Fernando Savater (1991) “en la realidad existen muchas

fuerzas que limitan nuestra libertad, desde terremotos o enfermedades hasta tiranos” (párr.9). De hecho, con esta explicación Savater quiere dar a entender que no siempre tendremos la libertad de hacer siempre lo que queramos, sino que nuestra voluntad se encuentra sujeta a otras voluntades y necesidades del mundo que nos rodea; y no por ese hecho las personas dejaran de ser libres. En tal sentido, la obligatoriedad de la vacuna en algunos países como Grecia no debería considerarse como un atentado contra la libertad y los derechos humanos, como lo afirma Michael Rey, jefe del programa de respuestas de la OMS, sino que debería de significar un acto de empatía y respeto por el bienestar de los demás. Por otro lado, debemos de tener en cuenta que los seres humanos estamos facultados para redirigir nuestros pensamientos y voluntades según nuestra razón; de hecho, “a diferencia de otros seres vivos, los hombres (…) podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo o inconveniente” (Savater, 1991, párr.10). De esta manera, podemos darnos cuenta de que nuestros actos frente a cualquier situación no se encuentran en modo automático, por lo cual podemos afirmar que tenemos la libertad de elegir que camino tomar frente a una situación crítica como en un contexto de pandemia. Por ello, resulta relevante fijarnos bien en lo que hacemos al momento de actuar o decidir qué camino tomar, pues ello puede tener un impacto positivo o negativo en los demás; por ejemplo, los colectivos antivacunas piensan que negarse a inocularse es sinónimo de libertad y autonomía, lo cual es realmente falso por el simple hecho de que su libertad se limita a las voluntades de otros y al propio contexto actual. En segundo lugar, consideramos que la obligatoriedad de las vacunas sí es un acto ético, dado que promueve mayor solidaridad y beneficio a favor de la salud de los demás. Primero, es importante resaltar que en nuestra vida tenemos la opción abierta de vivir de muchos modos, sin embargo, nuestras acciones deben contribuir en favorecer el bien común y no afectar la dignidad de otros, tal como lo manifiesta Adela

Cortina (2013) en la siguiente explicación: “es libre quien toma parte en las decisiones de la vida compartida, quien colabora activamente en ellas, quien aporta su granito de arena al quehacer común para que resulte lo mejor posible” (p.107). De hecho, con esta afirmación Adela nos quiere mostrar que la libertad se basa también en una plena colaboración con los demás y no solamente en enfocarnos en reafirmar nuestro nivel de felicidad como una verdad generalizable. No obstante, si decidimos hacer caso omiso a este hecho nos puede llevar a situaciones de intolerancia e ir en contra de algunos derechos humanos; por ejemplo, esto se ha visto últimamente con las personas que se niegan a vacunarse y con esta acción afectan la vida de sus propias familias y la gente de su alrededor. Segundo, ninguna persona o colectivo puede imponer y generalizar su felicidad sobre la ética de mínimos o de justicia que debe prevalecer en la sociedad. Dicho de otro modo, “la opción de una vida feliz es muy personal, nadie puede exigir a otros que sean felices de una manera determinada, sino que cada persona es la que ha de optar por un camino u otro” (Cortina, 2013, p.163). De esta manera, ninguna persona debe obligar a otro hacer lo que a él le parece correcto, sin antes consultarles cuál es la mejor opción a elegir frente a un caso en específico, ya que esa es la mejor forma de actuar bajo una democracia. Con ello, es importante resaltar el hecho de que ninguna persona puede decir a otra que no se vacune, porque estaría yendo en contra de las reglas mínimas de justicia en donde se debe respetar la vida y dignidad de otros frente a todo lo demás. En conclusión, consideramos que la obligatoriedad de las vacunas sí es un acto ético, porque tiene como principal objetivo proteger el bien común de las personas dentro de nuestra sociedad y promueve mayor solidaridad y beneficio a favor de la salud de los demás. De modo que, se deja entrever que obligar a las personas a vacunarse en un contexto crucial como en una crisis sanitaria es relevante, porque nada nos garantiza mayor seguridad que el ver un mayor número de personas vacunadas. De esta manera, consideramos que también es importante que las autoridades informen

correctamente sobre la eficacia de la vacuna para que más personas puedan tener la confianza de vacunarse sin cuestionamientos. Asimismo, se debe de trabajar en concientizar a los grupos antivacunas que son un riesgo para la población, porque no han entendido que el verdadero significado de la “libertad” es la cooperación y colaboración con los demás y las circunstancias de la misma. Referencias Bibliográficas Cortina, A. (2013). ¿Para qué sirve realmente la Ética?, Paidós. DW Español (01 de octubre de 2021). Vacunación obligatoria, una medida cada vez más extendida [Archivo de video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch? v=5Ho9VUhejjU&t=740s Savater,

F.

(1991).

Ética

para

Amador.

Ariel.

https://www.escatep.ipn.mx/assets/files/escatep/docs/Docencia/Lectura/EticaPara-Amador.pdf...