Frankfort H: Reyes y dioses. Revista de Occidente, Madrid, 1976. Capitulo 3 PDF

Title Frankfort H: Reyes y dioses. Revista de Occidente, Madrid, 1976. Capitulo 3
Author Brian Pellegrino
Course Historia Antigua
Institution Universidad Nacional de Tucumán
Pages 5
File Size 137.9 KB
File Type PDF
Total Downloads 17
Total Views 142

Summary

Capitulo3...


Description

Frankfort H: Reyes y dioses. Revista de Occidente, Madrid, 1976

Capítulo 3: La persona del Rey Horus

a) Horus, el Gran Dios, Señor del Cielo:

Está muy en relación con la teoría de la realeza expuesta en la Teología Menfita, que normalmente se haga referencia al rey como Horus. Sería oportuno que considerásemos la creencia en la divinidad del rey en general, antes de examinar su forma específica. En muchos textos al rey se le llama simplemente ( netjer), o (netjer netjer); luego los egipcios compartirían con muchos pueblos primitivos, la creencia de que su gobernante poseía poderes sobrenaturales. La opinión de que la sangre real se distingue de un modo esencial de la de los hombres comunes es normal y razonable, ya que sin ello no se puede explicar la distinción entre el monarca hereditario y un usurpador o el jefe electo de una república. En nuestro lenguaje, la actitud usual con respecto a la realeza halla expresión en circunlocuciones como . Las monarquías modernas parecen sobrevivir por la sola fuerza de la tradición, y tenemos que recurrir a los primitivos para observar la institución de la realeza como una fuerza viva en la existencia de la comunidad. El tema de los reyes divinos, ha sido investigado a fondo, pero el testimonio de Egipto presenta problemas que le son propios y que hemos de plantearnos ahora. El Faraón es Horus. Su símbolo es el halcón, pero no sabemos si se creía que el ave era simplemente la manifestación del dios, o si el dios estaba encarnado temporal o permanentemente, en un solo pájaro o en la especie como totalidad; o si el halcón se utilizó como símbolo referido a una divinidad mucho más intangible. A Horus se le llama generalmente . El pájaro ha adquirido proporciones gigantescas. Es obvio que esta imagen es muy antigua, pero sigue influyendo en toda la historia egipcia. En tiempos de los Ptolomeos se dirigen todavía al dios como . Esta concepción imaginaria de Horus no se encuentra en el arte pictórico, ya que el arte requiere claridad y no puede representar bien las alusiones y asociaciones del lenguaje, la poesía, y las intuiciones poéticas de la mente popular. Sin embargo, en la

fase formativa de la cultura egipcia, cuando eran frecuentes los experimentos, el cielo se representaba como las alas extendidas del Gran Dios. El dibujo del Reino Antiguo es pertinente para nuestro tema. Proclama que el gobernante actúa dentro de una armonía entre el cielo y la tierra, lo que significa bienestar. El diseño se refiere a la vez a un epíteto del rey muy conocido, . Está escrito con una serpiente y colocado en un panel coronado por el halcón. En el peine, el dios Horus está representado por segunda vez. Primero, como señor del cielo cuyas alas extendidas son el cielo, y segundo, encarnando en el rey mencionado en el panel. En el torpe lenguaje de la ciencia moderna decimos que Horus era tanto un dios-sol como un dios-cielo; y con frecuencia olvidamos que la falsa precisión de tales términos puede imposibilitar la compresión de su verdadero significado. El arte posterior utilizó una fórmula más compacta para expresar la asociación de Horus tanto con el cielo como con el sol. La asociación de Horus con el sol es subsidiaria de la noción del dios-cielo y se deduce de predominio y persistencia de las imágenes que hemos comentado. El rey es una encarnación de este dios. El epíteto de Horus, , también aparece en nombre de reyes de las Quinta y Cuarta Dinastías, Snefru y Jufu y Sahu-Re. Incluso se llama a Pepi I, en su ataúd, , y también . Queda por explicar por qué se pensó que había de ser Horus, el que estaba encarnado en el rey. La mayoría de los autores suponen que la explicación es política, a saber, que la Casa de Menes procedía de una región que adoraba al dios-halcón. También es verdad que en diferentes localidades recibían la mayor parte de la devoción del pueblo manifestaciones diversas del poder divino. Pero los llamados no eran necesariamente desconocidos, ni tampoco eran iguales a juicio de los egipcios. Si Horus, con preferencia a una docena o más dioses del Alto Egipto, llegó a ser considerado como el espíritu vivificador del gobernante de Egipto fue porque generalmente se le reconoció como un dios supremo. Al parecer Horus era el dios por excelencia.

b) Horus, hijo de Osiris: El Faraón, es una encarnación de Horus el Gran Dios, Señor del Cielo. Pero la Teología Menfita describe cómo ascendió al trono Horus, el hijo de Osiris. Se plantea el problema de si los dos dioses con el mismo nombre son, o no son, uno. Parece difícil introducir al esquivo y en cierto modo misterioso dentro del grupo familiar del ciclo de Osiris. Las figuras de Osiris, Isis y Horus y sus aventuras, tal como cuentan en el mito, encajarían en cualquier cuento popular, pero este mismo factor debería hacernos sospechar; dioses tan sorprendentemente humanos no tienen paralelo en Egipto. Horus aparece con la misma regularidad como hombre con cabeza de halcón. Un relieve del templo de Seti I en Abidos, muestra a Isis como un pájaro parecido a un halcón

cerniéndose sobre el cuerpo postrado de Osiris, al cual, como hace constar el mito, ella logró revivir para la concepción póstuma de su hijo Horus. Pero las características de pájaro de los personajes del mito de Osiris no son un desarrollo tardío y, en realidad, serían inexplicables como tal. Ya en los textos de las pirámides y también en tumbas posteriores, a Isis y a Nefitis llorando a Osiris se las llama frecuentemente . Ahora veremos que Isis originalmente no tuvo nada que ver con el halcón. Horus aparece como un hombre con cabeza de halcón, incluso cuando adora a Osiris. Parece, pues, que el halcón Horus dios del cielo, es el mismo que Horus, hijo de Osiris y que Isis, y Nefitis en ocasiones, recibieron sus características de pájaro por su relación con Horus. Nuestro idioma dispone de muchos medios de expresión de que, o bien carecía el egipcio antiguo. El egipcio usaba relativamente poco los nombres abstractos, los adverbios y conjugaciones que nos capacitan para modular el significado, su lenguaje dependía de imágenes concretas y por lo tanto expresaba lo irracional. El rey es el Horus; también es el hijo de su predecesor que se ha convertido en Osiris en el momento de su muerte. La segunda identificación (Horus, hijo de Osiris) es adecuada cuando se considera al rey en relación con su padre como heredero en la línea legítima. Pero cuando la vía de acercamiento no es el puesto del rey en la sucesión, o en su relación con los espíritus ancestrales, o en la continuidad de la realeza, cuando por el contrario, se considera al rey en la plenitud de su poder, entonces, es Horus, el Gran Dios. Los dos puntos de vista correspondientes a , hijo de Osiris y a Horus, el Gran Dios, no agotan posibles vías de acercamiento a la realeza. La relación Horus-Osiris se basa en el factor físico de la paternidad examinado en el contexto mitológico que hemos comentado. La condición filial del rey expresa una relación de intimidad, dependencia y devoción, pero no es exclusiva. Textos acentúan la diferencia entre las designaciones e >Hijo de Osiris>. El termino establece una relación con el dios-sol que es equivalente a la designación Horus en cuanto que acentúa la naturaleza divina del rey, aunque no pretende una identidad con el dios; subraya que el faraón, , es un descendiente lejano del Creador y defensor del orden creado. Así como el rey podía ser proclamado hijo de varios dioses para expresar una relación de dependencia e intimidad, asimismo todas las diosas podrían recibir el tratamiento de madres suyas. En el mito, Osiris engendra a Horus en Isis, su hermana y esposa. Puesto que el padre y predecesor del rey se convierte en Osiris a su muerte, habría que suponer que la reina madre fuese Isis. Sin embargo, no es así. En textos posteriores aparece así, una serie de identificaciones de las diosas con la reina o es una simple figura literaria. Si por consiguiente, la reina-madre no equivale a Isis, debemos preguntarnos qué es lo que Isis representa. Isis fue originalmente el trono deificado.

Es muy probable que en Egipto los objetos del ceremonial se conviertan en personificaciones. También tenemos himnos dirigidos a las coronas del rey. En el Egipto de los primeros tiempos hay expresiones establecidas que muestran al trono como objeto de veneración. Es muy probable que los egipcios se refiriesen al trono que había recibido un príncipe que llegaba a ser rey, como la del gobernante. Del mismo modo un texto de las pirámides afirma que el rey que muere va al cielo a sentarse en el . El mito de Osiris y Set, Isis y Horus, que representa conceptos religiosos a guisa de narración, describió a Isis como la personificación de la devoción conyugal y del amor materno, echando así los cimientos para la veneración tan difundida que gozó en todo el Imperio Romano. Pero cuando se la pinta carece de atributos distintivos, posiblemente como resultado de su origen. La madre humana del Faraón no parece haber tenido ninguna parte en la teología de la realeza. No era más que el vehículo de la encarnación. La sucesión de uno de sus hijos demostraba que ese hijo, generalmente el mayor, capacitado para gobernar, porque lo había engendrado un dios. Ya que, en contraste con la maternidad física, la paternidad física era un tema de especulación teológica. Existía una forma de referirse al rey muy corriente que indicaba que un dios se encarnaba en la figura física del Faraón. La palabra es (bm), y se utilizaba con un pronombre exactamente igual que nosotros usamos “su majestad”, con una respetuosa circunlocución. No son meras frases respetuosas sino frases que acentúan que el gobernante terreno se incorpora a un dios inmortal. Los nombres de los reyes individuales sirven sólo para distinguir las encarnaciones sucesivas.

c) Los títulos: Los títulos oficiales del rey de Egipto son una elaborada declaración relativa a su naturaleza divina. Como ejemplo podemos dar los de Sen-Usert III, . Puesto que está escrito colocando el halcón sobre el símbolo de oro y este último es también símbolo de divinidad del rey, al asignarle a Horus la brillantez imperecedera que caracteriza al metal y también

al sol. El oro es . Re dijo al comienzo de sus palabras: Mi piel es oro puro. Podemos seguir la evolución de los títulos durante el Reino Antiguo porque representa una selección final entre varios títulos y denominaciones que habían estado en uso y que fueron regularizados antes de la aparición de la Dinastía XII. Aparta al monarca de todos los demás hombres; los poderes misteriosos de la naturaleza de los que el hombre depende están de algún modo influenciados por las acciones del rey, que participa de su ser y concede se beneficioso apoyo a la comunidad. Algunos, como los Shilluk, acaban con su rey cuando éste amenaza ser un vínculo imperfecto entre el hombre y los dioses, “no se debe permitir que el rey enferme o envejezca. Se ha venido manteniendo repetidamente que también que también los egipcios mataban a su rey y por la misma razón, pero de ello no hay ninguna prueba....


Similar Free PDFs