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HACIA UNA PSICOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

Ignacio Martín-Baró S.J. nació en Valladolid el 7 de noviembre de 1942 y murió en San Salvador el 16 de noviembre de 1989.Ffue un psicólogo, filósofo y sacerdote jesuita español que dedicó la mayor parte de su vida a la investigación de la complicada realidad social y política de El Salvador, el sitio donde impartió clases en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA). En ella, dirigió el departamento de Psicología y Educación y fue el vicerrector. También, fundó un prestigioso Instituto de Opinión Pública, el IUDOP. Al mismo tiempo luchó por los Derechos Humanos, la justicia social y la igualdad en El Salvador.

A través del texto, Baró nos muestra como la aportación de la psicología, como ciencia tanto como en su práctica, a la historia de los pueblos latinoamericanos es bastante escasa. Es cierto que no han faltado psicólogos que hablaran sobre los problemas de subdesarrollo y sobre la opresión ejercida a dichos pueblos; sin embargo, a la hora de realmente plantearse y estudiar dichos problemas, materializar todas sus concepciones, y poder realmente buscar una solución al problema, todos tenían una dependencia servil, es decir, un compromiso político personal que les impedía ejercer bien su trabajo, y poder dar una aportación a esta valida e integra. Además, la psicología latinoamericana se tacha como una psicología infravalorada, y no apta debido a sus argumentos insuficientes y su inoperancia social, lo que el autor justifica diciendo que puede deberse a su relativa juventud; al fin y al cabo, cuando algo es nuevo, tiene mas probabilidades de cometer errores. “En mi opinión, la miseria de la Psicología latinoamericana hunde sus raíces en una historia de dependencia colonial que no coincide con la historia de la colonia iberoamericana, sino con el neocolonialismo del «garrote y la zanahoria» que se nos ha impuesto desde hace un siglo. El «garrotazo cultural» que diariamente reciben nuestros pueblos con frecuencia encuentra en la Psicología un instrumento más entre otros para moldear las mentes y un valioso aliado para tranquilizar conciencias al explicar las indudables ventajas de la zanahoria modernista y tecnológica.”.

El autor resume las principales causas de dicha escasa aportación histórica de la Psicología latinoamericana en su mimetismo centista, es decir, que casi todos los esquemas teóricos y prácticos han sido importados de Estados Unidos, sin una revisión crítica a la hora de integrarlos en su propio contexto latinoamericano, lo que puede conllevas una distorsión en nuestra percepción de la realidad; su carencia de una epistemología adecuada, esto es, no analizan ni se hacen cuestiones apropiadas sobre la existencia, se centran en lo superficial, en lo existente y verificado empíricamente, rechazan cambios y se centran en el individuo olvidándose de las estructuras sociales; y su dogmatismo provinciano, ya que adquiere dilemas que no representan la realidad.

Baró quiere hacer una psicología que abarque todos los conflictos significativos reales y se adentre en los problemas existenciales de la sociedad Latinoamericana, y sobre todo de los pueblos, para así poder dar respuestas a dichos conflictos sociales y liberar a los pueblos, creando así una “psicología de liberación”. Para ello, considera lo más conveniente hacer un replanteamiento de la base tanto teórica como practica de esta, y observar desde la perspectiva de una persona del pueblo, al contrario de como se había hecho hasta el momento. Centra así esta nueva teología en la fe cristiana, la cual liberará a los pueblos de esas estructuras sociales opresoras que impiden la vida y el desarrollo humano de las personas. Asimismo, desde dicha perspectiva, propone tres elementos principales para la creación de esta psicología.

El primero es crear un nuevo horizonte, en el que los problemas reales de los pueblos latinoamericanos sean el objeto de estudio principal de esta psicología, como por ejemplo, la miseria opresiva. “La psicología latinoamericana debe descentrar su atención de sí misma, despreocuparse de su status científico y social y proponerse un servicio eficaz alas necesidades de las mayorías populares. Son los problemas reales de los propios pueblos, no los problemas que preocupan otras latitudes, los que deben constituir el objeto primordial de su trabajo.”.

En segundo lugar, esta nueva psicología exige a su vez una nueva forma de reflexionar sobre la realidad o la existencia, una nueva forma de buscar conocimiento. Para ello, son primordiales una nueva praxis y una nueva perspectiva. Anteriormente, los problemas eran abordados desde la perspectiva del dominador, sin embargo, en la psicología de la liberación, esto debe ser al revés, para llegar a conocer verdaderamente la situación, los problemas y la visión del pueblo.

Por último, la utilización de una nueva praxis. Nuestro conocimiento esta basado en nuestra propia perspectiva de la realidad, pero también tenemos que tener en cuenta cómo es la propia realidad. Por lo tanto, para adquirir un conocimiento además de ponerlos en la perspectiva del pueblo, tenemos que analizar la realidad no sólo como lo que es, sino como lo que no es y podría llegar a ser. En conclusión, esta psicología de liberación debe recuperar la memoria histórica de las clases explotadas y olvidarnos de los discursos llenos de mentiras a los que esta sometida la realidad de esos pueblos, y centrarse en intentar conocer la realidad de una manera realista, profundizando en los conflictos individuales estudiando al propio individuo y a la colectividad. Así, podremos saber también como influye esa colectividad en el individuo, para, una vez más, conocer la realidad completa, con un completo conocimiento y una perspectiva verdadera.

Referencias:

https://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Mart%C3%ADn-Bar%C3%B3...